La turba decide

No tiene nada de democrático que Twitter haya devuelto su cuenta a Donald Trump después de que el propietario de la red, Elon Musk, publicara una encuesta preguntando por ello a las y los usuarios. Porque en esta red social nada es neutral y la turba en la que se apoyó Trump y a la que recurre Musk para no perder usuarias ni usuarios, está bien organizada. A Musk se le llena la boca con la libertad de expresión pero da altavoz y poder a extremistas con sospechosamente demasiado tiempo libre para pasarlo en Twitter y que actúan como un ejército, y pone alfombra roja a quién, por medio de mentiras, promovió el asalto al Capitolio.

Y Trump pasa… De momento

Pese a que Musk se lo ha puesto en bandeja, Trump ha decidido no volver a usar su cuenta en Twitter y seguir informando a sus seguidoras y seguidores por medio de sus propias herramientas on-line. No me lo creo, estoy seguro de que Trump recogerá el guante lanzado y aprovechará la oportunidad más adelante, cuando a Musk también le venga bien, proyectando sobre Twitter una imagen de futuro que conviene a los dos magnates. Este es el juego: los dos pijos del colegio han cogido la máquina de moda en la sala y no la sueltan, cinco duros a cinco duros, y el resto solo podemos lanzar una miradita desde atrás a la pantalla.

Qué asco

La FIFA ha sido desde su creación una organización de vendidos, de usureros, de egoístas ambicioso, de tramposos y de derechas (incluso cuando Havelange abrió los brazos a China o la RDA lo hizo por su propio interés), y lo sigue siendo: “La FIFA veta el brazalete LGTBI en el Mundial: tarjeta amarilla para quien lo lleve” (EPE). Es el titular de la vergüenza, es la imagen de la felación sin disimulo a los emires, jeques y quien tenga el fajo de billetes. Es, en definitiva, lo que más nos desagrada del fútbol: ver a quienes lo poseen manosearlo para su propio beneficio sin respetar a nada ni a nadie. Qué asco. Qué puto asco.

Ya lo sabíamos

Que Gianni Infantino es tan listo como parece ya lo sabíamos. Lo que no sabemos aún es quién mueve los hilos de la marioneta, porque está claro que no le da para más que para mover las piernas y la boca cuando tiran de él. Su discurso, previo al arranque del Mundial, previo a la indecencia de sacar una tarjeta amarilla a quien porte un arcoíris en el brazalete, como bien tuiteó Álvaro Palazón, “te lo firma Michael Scott”. El jefe en la versión gringa de “The Office”, sin embargo, era un tipo que intentaba hacer bien las cosas, egoísta y mezquino, pero no malvado. Infantino, solo viendo con quién anda podemos saber cómo es.

Por lo menos, no hicimos la ola

Nada que objetar al Club: el Athletic hizo lo que debía en el partido de las leonas contra la Real Sociedad el pasado sábado. Una vez más, fuimos las y los aficionados quienes no estuvimos a la altura. Por lo menos, no hicimos la ola mientras el equipo local se afanaba en remontar el 1-3. Pero sí volvimos a cometer el error de tomar San Mamés por una guardería: el partido pasó de familiar (como debería de ser el fútbol) a convertirse en una excursión de media gela con un par de amas o aitas mientras los demás esperan fuera. Así no así no se anima, así no se avanza, así el fútbol sigue siendo “fútbol femenino”, y no solo “fútbol”.

¿Qué es lo importante?

Mikel Otero ha retitulado la foto de las instituciones en la presentación del paso del Tour de Francia por Euskadi de la siguiente manera: “Presentación de las jornadas: ‘La igualdad de género en el deporte’”. Él sabe que no es verdad y dirá que solo era una tuit irónico pero, ¿qué es lo importante? Por supuesto, a estas alturas a todo el mundo incomoda ver una foto de representantes públicos sin mujeres, pero la ciudadanía ha elegido a esos hombres. Todos del mismo partido, por cierto, y no es el de Otero. ¿Qué es lo importante, el chiste o la denuncia? ¿El retuit o el rigor? ¿Qué es lo importante, lo logrado o desbaratarlo?

“Patriotas europeos”

Tener que mostrar otro tuit de fascistas, ese es el más grave mal de nuestros tiempos: “Santiago Abascal lidera la cumbre internacional de los patriotas europeos que comenzará este viernes en Madrid. Contará con la presencia del primer ministro húngaro, Viktor Orbán, y del primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki”, anunciaban en la cuenta de Vox y aplaudían, en este caso también, sus seguidores. Lo puto peor de cada casa, no se me ocurre otra apostilla. Y en plena escalada de tensión de Europa con Rusia, por cierto, lo que puede convertir el encuentro en un caos que tienen que gestionar Abascal y Buxadé.

Un país fallido

El paso del tiempo ha demostrado que EE.UU. es un estado fallido: hay demasiadas diferencias entre unos grupos de población y otros, entre ricos y pobres, entre blancos y negros, entre anglos e hispanos, entre demócratas y republicanos, entre trumpistas y personas que no son tontas de remate… Y esos escalones insalvables los tiene que barrer ahora Joe Biden: “Estados Unidos es un país ingobernable”, titula Argemino Barro en El Confidencial sobre el difícil día a día de cualquier presidente… Y la especialmente dura tarea del primero tras la legislatura de Trump: “La misión esencial de Biden era sanar la mala imagen de las instituciones”.

Pero, ¿qué debate?

Bien por Neil Young, que ha decidido sacar de Spotify sus canciones porque en la aplicación han dado cabida a un podcast antivacunas. Así de fácil. Lo que no entiendo es que se utilice su decisión para abrir un debate. ¿Qué debate? Los negacionistas no tienen que tener cabida en el debate público porque, simplemente, no tienen razón. Ser un desinformado y una persona fácilmente influenciable no tiene ningún mérito. Ninguno. Y no importa que las afirmaciones taxativas las haga un punky, un abogado o un médico: hemos soportado suficientes chorradas ya. Lo que necesitamos es a más personas comprometidas con Neil Young.

¿En serio?

Y lo que no necesitamos es a más personas como Gianni Infantino, Luis Rubiales o Javier Tebas. Los meto en el mismo saco porque su modelo de negocio es exactamente el mismo: mover constantemente cantidades de dinero obscenas para que no se note que incluso ellos pueden vivir mucho mejor que el común de los mortales gracias al fútbol. El de la FIFA “acaba de decir en el Consejo Europeo que un Mundial cada dos años ‘le daría oportunidades a los africanos para que no tengan que cruzar el mediterráneo para encontrar una vida mejor o morir en el mar intentándolo’ y se ha quedado tan tranquilo”, tuiteaba Ignacio Marcano.