Ansiedad

Tengo ansiedad. No es un recurso ni una suposición: la tengo diagnosticada. Y es una mierda porque te limita y te puede bloquear, y aumenta mi riesgo cardiovascular. Así que sé perfectamente de lo que habla Yolanda Díaz cuando “lamenta la ‘ansiedad’ en el trabajo” al que califica para mucha gente como un “lugar de sufrimiento” (El Independiente). Que una ministra de Trabajo muestre un conocimiento de la realidad tan crudo solo habla bien de ella. Y me da igual, sinceramente, si el acto en el que dijo esto junto a Íñigo Errejón fue un acto de su particular precampaña: estamos nadando en mierda y cualquier salvavidas se agradece.

Perversión

Lo que hicimos durante el confinamiento no fue teletrabajar sino sobrevivir. Y lo que estamos haciendo ahora, en la inmensa mayoría de los casos que conozco, tampoco lo es: es un infierno. Y a los hechos me remito. ¿Cuántas y cuántos nos reconocemos en este titular de Xataka? “Tener un pico de trabajo a las 10 de la noche es cada vez más común: flexibilidad o perversión del teletrabajo”. Es Microsoft el que ha detectado un incremento en las conexiones a las redes laborales en este horario. Las herramientas para flexibilizar y conciliar se han convertido, y no por arte de magia, en cepos y ataduras.

El fin de una era

La política es un oficio muy duro. Tanto que de “la foto fundacional de Podemos” (La Voz de Asturias) de 2014 ya no queda nadie en activo en el partido morado: con la salida de Tania González se cierra el capítulo. Carolina Bescansa, Luis Alegre, Juan Carlos Monedero y Pablo Iglesias han ido abandonando las primeras líneas del partido, algunos más obligados que otros, y solo Íñigo Errejón sigue en el frente político, pero con su propio partido. Al parecer, “la casta” no vive tan bien, ni se gana tanto dinero, ni se trabaja tan cómodamente gracias a los “pesebreros” (como Iglesias llamó a quienes trabajaban en partidos políticos).

En contra

Es lunes, hay periódico en papel para leerlo con un café en el bar, pero no podemos empezar la semana ni con energía ni con buenas noticias, y menos cuando aún colean noticias de la semana pasada como esta: “Izquierda Unida vota en contra de recrudecer las sanciones contra Putin en Europa. La Eurocámara reclamó este jueves la imposición de más castigos contra Rusia y el partido coordinado por el ministro de Consumo, Alberto Garzón, ha sido el único español que ha rechazado la resolución” (Vozpópuli). Siempre he sido partidario de apoyar a quienes se empeñan en dejar claro lo que son, como en IU.

Ni un día en paz

No, no pienso dejar pasar ninguna oportunidad para denunciar la miseria moral. Ya me considero un viejo y, como tal, me da igual todo. Así que, después de exponer lo de IU, vamos con quienes se compraban yates y coches de lujo mientras los demás íbamos a trabajar atemorizados durante lo peor de la pandemia: “Y por eso es de risa lo de que las dos Españas es algo obsoleto. Claro que no, hubo una España, trabajadora en precario que apretó los dientes y salió a currar en el acojono general de la primera ola y otra España, con título nobiliario, que se compró un yate robando”.

Otro mundo que está ahí mismo

El fenómeno actual de los videojuegos me parece fascinante, sobre todo, porque está ahí mismo y no somos capaces de verlo. Desde que los de mi generación los vieran nacer, los videojuegos están en constante avance técnico y social: de jugar solo en casa con consolas y PC de chiste, pasamos a hacerlo en las lonjas y en las casas de amigos con las primeras máquinas que ya ofrecían algo distinto, después, a hacerlo en red y, ahora, a vivirlo como un fenómeno global y social: el “gamer” (aunque ya no solo eso) PewDiePie es la primera persona en alcanzar los 100 millones de seguidores en YouTube, no sin polémicas (o también por ellas).

Y muchas y muchos quieren sumarse

Este mundo de la notoriedad virtual mueve mucho dinero pero la realidad es que la mayor parte de las ganancias se quedan en unos pocos prescriptores y muchos se quedan con las migajas después de pelearlas, incluso, hasta haciendo el ridículo. Porque los casos que recogen con sorna en Photolari no son de éxito, precisamente: “Influencers” que en vez de viajar se pegan con Photoshop cutremente en los destinos vacacionales o que reutilizan los fotomontajes para escarnio y diversión de los críticos. Con todo, insisto: el negocio de Internet no es menor ni para aficionados ni de chiste. Al contrario.

No solo juegan los más jóvenes

Los superordenadores son para los más aficionados, las consolas las usan, sobre todo, los más jóvenes, pero los juegos en el móvil son transversales, es decir, hay para todos los gustos y todas las edades, y generarán 68,5 billones de dólares en 2019, según adelanta Techcrunh y recoge Urtzi Jauregibeitia (que algo sabe del sector) en Twitter. Estas cifras, junto a las que empezamos a conocer de exclusivas que han cobrado algunos jugadores (10 millones al año ha pagado Microsfot a Ninja para que muestre en su plataforma sus partidas) tienen que servirnos para que prestemos más atención a esta sencilla “afición”.

Adidas ya les patrocina

Precisamente Ninja (Tyler Blevins) ha protagonizado otra de las noticias económicas sobre los videojuegos: después de su millonario fichaje por Microsoft ha formalizado otro de patrocinio con Adidas. Son muchos los que se han reído del mismo, ya que un jugador de eSports parece que no necesitará unas zapatillas específicas o unas camisetas especialmente transpirables. Pero esto, en esencia, da igual: lo único importante es el número de seguidores de la estrella (15 millones solo en Instagram) y posicionarse primero en un mercado que no deja de crecer, mover dinero y sorprendernos.

Una historia antigua

Después de todo lo que les he contado voy a acabar la columna con una de esos hilos en Twitter que merece la pena: el de la primera marca que se atrevió a hacer negocio con las equipaciones deportivas. Se trata de Admiral (que hoy día no dice nada a casi nadie), donde el visionario Bert Patrick ofreció a la federación inglesa de fútbol pagar un canon por vestir y vender las camisetas, pantalones y medias como las que llevaban los jugadores en 1966. Después, se introdujeron en los clubes y lanzaron líneas de ropa deportiva (chándales y polos) y en 1974 hasta se atrevió a poner su logo en las equipaciones.

Lo de la extrema derecha va en serio

Hace años que lo tengo claro: si mi hija o mi hijo deciden dedicarse a la política tendrán enfrente a la extrema derecha europea. Y desde que empecé a vislumbrarlo no he encontrado ningún indicio que me lleve a pensar lo contrario. En España, Vox ya es una realidad y los discursos de sus socios cada vez se parecen más a los de Abascal, y no al revés. En Euskadi, los fascistas de siempre no van a menos. Y en Europa la amenaza es muy seria en Hungría, Polonia… O Alemania, donde ya han dejado de hablar de casos aislados para referirse a la violencia directa de los neonazis, según El Confidencial.

Una reina de su tiempo

Ya no vemos a Ana Obregón metiendo tripa en la orilla de alguna playa delante de los fotógrafos, ni a Marc Ostarcevic de blanco para resaltar su moreno, ni programan en Telecinco alguna gala desde Murcia, pero lo que no falla cada agosto es la foto de la familia real española, que se vestirán con la modernidad que quiera, pero se lleva toda la caspa que tenían los Obregón, Ostarcevic o Vasile. Mandanga veraniega de la buena es la que nos quieren colar los medios cortesanos, incluso cuando describen como si estuviera bien del look de 3.500 € que lucía Letizia Ortiz (Vozpópuli).

Harto de “lo colaborativo”

Desde el principio me pareció una milonga lo de “lo colaborativo” y, al final, ni AirBnb, ni Uber, ni ninguna plataforma que nacía con la excusa de usar la tecnología entre todos ha generado ningún beneficio a nadie salvo (1) a los empresarios y sus grandes accionistas, o (2) a quienes se han ahorrado alguna migaja mirando por otro lado ante el fraude fiscal o laboral. Glovo, que nacía para que pequeños emprendedores pudieran enriquecerse haciendo de “riders” (más bonito así que hablar de esclavismo en el siglo XXI) ya va recibiendo lo suyo: un juzgado de Asturias reconoce la existencia de una relación laboral.

Sí, estas son las cifras

Esta temporada empezaré a hablarles de algo que viene: los eSports o los videojuegos emitidos en directo y narrados, donde hay auténticas estrellas. Estrellas que ganan más de 3 millones de dólares por un campeonato de Fortnite con 16 años, como Kyle Giesdorf, alias “Bugha”, o como Tyler “Ninja” Blevins, que habría fichado por la plataforma de Microsoft, Mixer, por 80 millones de dólares. No son cifras de juguete, los “streamers” no son simples “matamarcianos” ni tampoco cualquier jugador es de esta élite igual que no todos los chavales que pegan patadas a un balón son futbolistas.

Y China, al acecho

La dictadura China ha sido muy hábil: ha sabido blanquear su imagen en el mundo cuando era proveedor de tecnología a grandes empresas del planeta, y ahora se aprovecha de ese lavado de cara para vendernos su tecnología. Tecnología que es más de lo que aparenta: Huawei o Xiaomi no son solo alternativas a Apple o Samsung, como sugieren en Xataka, son terminales que permiten a una potencia ubicarse para desarrollar preferentemente el 4G y a una dictadura controlarlo todo en un mundo en el que, convénzanse, todo lo que imaginemos es ya posible por medio de satélites, cables y smartphones.

Los juegos de tronos en la vida real

Mirar tanto tiempo Twitter tiene consecuencias negativas: al final, como leyendo constantemente prensa española, acabo hablando demasiado de Madrid. Y sinceramente, los problemas de gobernabilidad de la ciudad me deberían de ocupar tanto como los de París. No es menos cierto que Podemos ha tenido la mala habilidad de poner el foco sobre los líos que los suyos generan. Hasta Cayo Lara se ha rendido a la evidencia y ha dado en Twitter su opinión: “Los juegos de tronos, en la vida real, tienen consecuencias”, concluye después de mostrar su asombro porque el PP vaya a gobernar con Vox y Ciudadanos.

No, no hay pucherazos

Las noticias que se han acumulado sobre fallos en el sistema de recuento el día de las elecciones son eso: noticias sobre fallos. Desarrollar una teoría sobre la conspiración o los pucherazos indica, sobre todo, desconocimiento del sistema electoral. Mencionar el “blockchain” o el sistema de voto electrónico como alternativas más fiables, ya, es de un atrevimiento inaudito. Al final, como bien explican en El Confidencial, es el recuento de actas y votos de la Junta Electoral el que fija los resultados y hace que se detecten estos errores. El proceso es garantista, y quienes hemos chupado mesa lo sabemos.

Quien invierte y quien gasta

El modelo de negocio de Glovo, que no gusta a muchos, se acabaría si quienes usan la aplicación dejasen de hacerlo y quienes invierten en su desarrollo comercial dejaran de hacerlo igualmente. En resumen: el problema de Glovo es su sostenibilidad económica basada en arrancar 115 millones en una ronda de financiación, pagar 3 € por trayecto y 23.000 de indemnización a la familia del mensajero que ha fallecido, que no estaba ni siquiera como autónomo (y aun así tenía acceso al sistema, a ver cómo lo justifica Glovo). Pedimos responsabilidad social a las instituciones que no tenemos como consumidores.

China se la devuelve a EE.UU.

Tiene su lógica: si EE.UU. ha argumentado para justificar su bloqueo a Huawei que con esos dispositivos el gobierno chino les está espiando… El gobierno chino bloquea ahora el uso de Microfost porque con ese software EE.UU. puede estar espiándoles. ¿Pueden hacerlo? Sí, no veo ningún impedimento técnico para realizar un espionaje incluso pasmosamente sencillo. Pero la jugada comercial tiene su miga: a Trump le asusta que la empresa de telefonía esté desarrollando el 5G con los beneficios que obtiene (también de EE.UU.), y China tapona ahora la renovación de millones de licencias. Que espíen es lo de menos.

La televisión española se inmola

El programador al que sorprenda el dato… Mal programador es: el retraso del prime-time coincide con un descenso del número de espectadores en la televisión generalista, un aumento en el consumo de contenidos de las plataformas y el traslado del minuto de oro publicitario (el spot más caro del día) a los access al prime-time en vez de a la producción más cara de la cadena. Insisto en que muchos lo veíamos venir, no ya como periodistas, sino como consumidores de televisión generalista: esperar a las 23:00 para ver una película, serie o programa es una tortura innecesaria con la oferta alternativa que existe.

Lo que ha dicho Bolsonaro

Cuando decimos que ha ganado la extrema derecha en Brasil, evidentemente, lo hacemos porque leemos las crónicas y, gracias a Internet, porque podemos acceder a vídeos y, lo que es más importante, a personas que están informadas y nos informan: McShine ha elaborado un hilo estupendo con vídeos de declaraciones de Bolsonaro a favor de la tortura, en contra de las minorías culturales o políticas, en contra también de los derechos indígenas, declaraciones homófobas, racistas, sexistas o defendiendo a dictadores como Pinochet. A eso tenemos que enfrentarnos.

Europa también es esto

Hace solo un par de días les mostraba mi estupefacción por la desvergüenza de la Fundación Francisco Franco, que ha vuelto a sacar participaciones de lotería de Navidad (con donativo, claro) finalizadas en 36 y 39. No solo por eso, evidentemente (aunque ya es suficientemente escandaloso), el Parlamento Europeo ha pedido al gobierno español que ilegalice a la citada fundación, pero también a Falange y otras asociaciones o agrupaciones fascistas. Porque el auge del fascismo hoy, lo acabamos de ver en Brasil, tiene mucho que ver con todo lo que se ha permitido.

Lo que más se parece a uno de derechas…

Hace solo unos días de la coincidencia de dos tuits muy parecidos: Pablo Iglesias y Donald Trump tuiteaban con apenas unas horas de diferencia sobre su preocupación ante las fake news que afectan negativamente a su ideología (cada uno a la suya, claro) y a la calidad de la democracia. Y yo coincido con ellos, claro. Pero tiene tanta gracia que Trump se queje de la proliferación de noticias falsas como que lo haga Pablo Iglesias de mensajes que afectan negativamente a una opción política. Ambos han crecido beneficiándose precisamente de lo que ahora critican.

Microsoft regala Windows y gana

Hace ya tiempo que aviso de que una de las más firmes señales de la verdadera revolución digital es que Microsoft ya no cobra por el uso de su sistema operativo, Windows. Desde que no lo hace, además, no ha parado de crecer (también su reputación) y hoy es una de las tecnológicas más importantes y que más dinero gana. ¿Cómo? Gracias a su Office y, sobre todo, gracias a sus hábiles inversiones: ha acabado participando en muchos desarrollos y cuando ha tocado repartir dividendos ahí estaban los de Microsoft, con las dos manos haciendo la forma del cuenquito.

El gol de Cristiano Ronaldo

Después de un comienzo difícil, Cristiano Ronaldo ya empieza a ser el mismo de siempre ahora en la liga italiana: marca goles a pares, bate registros (es el debutante más goleador de la historia de la Juve) y su popularidad se dispara. Una muestra de ello es que es el más seguido en Instagram. Igual que conquistó la Premier, la Liga y ahora el Calcio, ha ido conquistando las redes sociales y ahora barre en la que más crece (y posiblemente la que más dinero mueve para sus estrellas). Solo falta que se aclare el caso de violencia sexual que tiene pendiente para que sea alguien admirable.