¿Qué es lo que queremos?

El hilo en Twitter de Nyscalo (desconozco su identidad), un usuario que vive en Shanghái y que ha relatado el estricto protocolo que ha tenido que cumplir para regresar a su ciudad desde España, ha tenido miles de reacciones en Twitter. La mayoría, de alabanza a las autoridades chinas que manejan con una disciplina férrea el control del virus. Me parece bien, pero, ¿esto es lo que queremos: un control dictatorial durante la pandemia? Porque su metodología choca de frente contra el “a mí que no me confinen”, el “a mí que no me cierren el bar” y hasta con el “a mí que no me metan en un ERTE”.

Pero, ¿cuánto dinero tiene? ¿Y por qué?

Los 100 millones que un jeque le regaló a cambio de nada, según quieren hacernos creer, los casi 10 que tiene en el paraíso fiscal de Jersey y, ahora, los 8 que tenía en Suiza. Hablamos de millones, no de miles ni de centenas de miles de euros. Millones. ¿Cómo los ha ganado Juan Carlos I? ¿Por qué no los ha declarado? ¿Quién lo sabía y lo permitió? ¿Por qué demonios las autoridades españolas no lo trincan y lo investigan hasta que aflore cada euro con su correspondiente origen? Hasta que esto no suceda España no será mayor de edad política y democráticamente. Lo pongo en castizo: al toro, por los cuernos.

El expolio que nunca cesó

Incluso aunque Juan Carlos I sea investigado con rigurosidad, cueste lo que le cueste a Felipe VI, España seguirá sin hacerse mayor de edad en lo democrático hasta que no paralice, de una vez, el expolio que siguen cometiendo los del antiguo régimen: la familia Franco pretende vaciar el Pazo de Meirás después de que la justicia obligue a entregarlo a la ciudadanía. Quieren que nos quedemos con el continente pero ellos retendrán el contenido a menos que las autoridades se lo impidan. Una vez hecho esto, volvemos al principio: investigar el origen de las piezas y el dinero, y retirarlo si es necesario. No cabe ya otra cosa.

Así se corta un tema

Hasta que España no se tome en serio a sí misma, y eso pasa por revertir lo que se ha permitido a los monárquicos y a los franquistas, porque solo lo son si chupan del respetivo bote, nadie más podrá tomarla en serio. Es así de sencillo. En EE.UU. también lo han aprendido: la Fox ha cortado el discurso de la portavoz del todavía presidente cuando Neil Cavuto empezaba a hablar de fraude electoral. Es decir: la principal cadena trumpista no va a permitir que nadie ponga en duda el sistema de democracia estadounidense. Ni siquiera Trump. Así, la Fox se suma los medios que quieren un papel relevante.

Y así se desenfoca otro

Estoy bastante seguro también de que los medios tienen que empezar a tomarse en serio a sí mismos y reclamar un papel más relevante, dar un paso al frente, coger el balón para lanzar el penalti jodido. Lo pueden llamar como sea pero, sí, quiero ese rol. Y personalmente no me importa mojarme: me parece bien que el gobierno español intervenga para frenar contenidos falsos que se difunden, sobre todo, en Internet. Según La Vanguardia, ya cuenta con el plácet europeo. Pero me sigue preocupando que ese control quede, según la ley, definido con vaguedades como si los de ahora fueran a gobernar siempre.

La fantasía. Primera parte

Juan Carlos I es un hombre ejemplar: con una asignación justita (según se empeñaban en recordarnos, una de las más bajas de las casas reales contemporáneas) ha logrado ahorrar 10 millones de euros que guarda en una cuenta en la isla de Jersey. Entretenerse en que se trata de un paraíso fiscal es de pobres. Lo que es de buenos españoles es aplaudir la capacidad de guardar para el futuro sin dejar de disfrutar la vida que ha tenido el rey emérito. Un modelo a seguir para cualquier pensionista, autónomo o asalariado, esté o no en ERTE por la pandemia. Campechano y buen gestor, Juan Carlos I nos da sopas con onda a todos.

La fantasía. Segunda parte

Albert Rivera es un buen abogado. Lo ha demostrado todos estos años que ha sido líder de Ciudadanos, primero en Catalunya y, después, en España. Lo ha demostrado cediendo su partido a plataformas antieuropeístas en unas elecciones europeas a cambio de dinero. Y lo ha demostrado con su olfato político, cuando no evitó una repetición electoral que destrozó a su partido. Sí, en todos esos momentos demostraba que era un buen abogado. Por eso le contrataron rápidamente en un bufete cuando dejó la política activa, y por eso ahora Pablo Casado recurre a él, para hacer frente a leyes catalanas.

La fantasía. Tercera parte

Lo que España necesita es más policías negacionistas, agentes con autoridad que puedan defender una forma de pensar diferente. No hagan caso a quienes creen que si alguien dice “plandemia” es gilipollas. Puede que no sea cierto. Puede que ese grupo de policías que montaron una manifestación en Madrid en pleno repunte para protestar contra la mascarilla y dejaron que se juntaran negacionistas del covid y hasta de las vacunas, tengan razón en algo. Del mismo modo, puede que no sea justo, o sí, que en El Plural se hayan fijado en la agente que se grababa conduciendo y mirando a cámara de camino a su manifa.

La fantasía. Cuarta parte

En esta recopilación voy a dejar estas líneas a Juan C. Sosa Azpúrua porque su tuit, incluidas las menciones al final del mismo, sí que es pura fantasía: “Luce plausible que el ‘Virus Chino’ fue una estrategia para promover el ‘voto por correo’ y hacer fraude más grande de la historia de la humanidad. A los ‘Progre’ les creo capaces de todo. Fraguaron el golpe de Estado al mejor presidente de USA desde Lincoln. @POTUS @trish_regan”. Igual el propio Trump o la periodista Regan contestan a este tuitero que, con estas ideas, tiene 343.000 seguidores. Lo que es seguro es que muchos viven en esta fantasía.

La fantasía. Quinta parte

Este titular del Abc que ha llegado a la portada de Menéame me ha parecido la fantasía más onírica de todas las que hemos visto en los últimos días: “Fiesta ilegal de intercambio de parejas en la estación del AVE de Zaragoza”. En plena pandemia, hay quien decide acudir a un local en la estación del AVE de Zaragoza a acostarse con la pareja de otra persona. La verdad es que me sobran un par de líneas, porque no sé ya ni qué poner. Solo sé que para enfrentarte a algunas noticias es mejor tirar de ironía o sarcasmo que plantarte ante ellas solo ante el peligro de una lectura y una escritura sin retranca.

La letra pequeña

Creo que es necesario un control sobre Internet porque está claro que no podemos dejar en los contenidos en manos de las plataformas o redes sociales que andan rápidas para bloquear cuentas en las que aparece un pezón en una foto y lentas cuando se trata de frenar el fascismo. Pero lo que cuenta Miquel Roig es todavía más preocupante: la ley del gobierno para el control de los mensajes, también en digitales, otorga casi plenos poderes y, sobre todo, muy discrecionales a entes inconcretos o excesivamente politizados. Una vez más, asistimos al error de ver que legislan como si siempre fueran a estar en el gobierno.

Podemos es un portero con los ojos vendados

El interminable recuento en EE.UU. nos ha impedido traer a esta columna noticias como la del gol que ha metido Ciudadanos, sobre todo, a Podemos: “El Gobierno ha vetado hoy la tramitación de una enmienda de Cs que buscaba bajar el IVA de las mascarillas a solo 4%. Argumentan que costará mucho al Estado basándose en un cálculo de 50 millones de mascarillas por día. Del bolsillo de la clase media y trabajadora no dicen nada”. El tuit de Edmundo Bal hace un roto a Podemos que, en el gobierno, se muestra como un portero que se ha vendado los ojos: mucho aspaviento pero poca efectividad.

Hablemos de EE.UU.

Seguimos hablando del proceso electoral en EE.UU., un tema artificialmente agigantado: si el recuento hubiera sido en 24 horas, la distancia entre Biden y Trump era suficiente para detener las pretensiones y los exabruptos del segundo. También se hubieran ahorrado la peor imagen de todas, la de la violencia, la de las personas armadas que dicen defender su sistema pero no se dan cuenta de quién está erosionándolo realmente. Las que vemos son las consecuencias de ese populismo que más cerca aplica Vox y, mucho más cerca, el partido que justificó a los fascistas vascos con pistolas.

Y también del coronavirus

Hago un esfuerzo diario por limitar a un párrafo la presencia de las elecciones en EE.UU. o la pandemia, y siempre buscando una derivada porque para informar ya están mis compañeros. Lo mío es la espuma de la cerveza. Así que, si tengo que hablar de las consecuencias del coronavirus, lo haré sobre los influencers que ahora se suman a dar recomendaciones para evitar el contagio… Y se pasaron el verano pegados a otros infuencers y amigos como si fuesen jugadores del Athletic. En Magnet hablan de que les ha salido el tiro por la culata. Yo lo que creo a estas alturas es que nos ha faltado contundencia.

Seguimos haciendo cosas grandes

Durante la pandemia, especialmente lo ha hecho mal quien se comió la sopa de murciélago, quien se empeña en lanzar teorías conspirativas y quien se piensa que las normas solo son para los demás, pero todos hemos fallado, está claro. Pese a todo, los seres humanos seguimos haciendo cosas extraordinarias: esta semana que hoy termina se han cumplido “veinte años de ocupación permanente de la Estación Espacial Internacional”, como recordaban en Microsiervos. Dos décadas de colaboración para mantener vida humana fuera del planeta. Un hito que debe reconciliarnos en parte con nosotros mismos.

El trumpismo vasco

Retorcer la política y las afirmaciones fue la llave del éxito del populista Trump pero, también es la llave con la que cerrará su paso por la política con un apoyo popular radicalizado y el desprecio de cualquiera que sienta el mínimo respeto por la democracia. Lo mismo ocurre en Euskadi: se ha empeñado Bildu en vendernos unas cifras y unos gráficos como si nadie fuese capaz de ver que su lectura está manipulada hasta el punto de que el consejero de Economía las ha explicado en cuatro tuits. Esa manipulación es una muestra de populismo, pero también de falta de respeto a las personas y el sistema. Como la de Trump.

Esto está siendo carísimo

Osakidetza ha realizado un millón de PCR. Un millón. Hoy, todo el mundo sabe el esfuerzo económico, vía impuestos, que está suponiendo frenar esta pandemia. Así que, salvo los ya abducidos, cualquiera con los ojos abiertos es consciente de que el gasto se ha disparado y por eso las gráficas firmadas por partidos políticos con las que nos toman por tontos no funcionan. No solo en Sanidad: en ayudas estamos dejándonos lo que no tenemos, literalmente, y la deuda pública en España se ha disparado, entre otras cosas necesarias, con los 7.000 millones para autónomos. Lo que no necesitamos con pescadores de ríos revueltos.

La cifra para los “negacionistas”

No existen los negacionistas, lo que sucede es que hay un montón de gilipollas que ahora tienen Twitter para hacerse notar. Y gracias a Internet y las horas de tele que hay que llenar con los especiales sobre el coronavirus, quien no pasaba del tonto de su portal, se convertía en “negacionista” y le ponían un micro delante. Por otro lado, los negacionistas que aparecen después del toque de queda son el mejor ejemplo de que el gilipollismo también es una pandemia cuya vacuna es una cifra clara: “Desde marzo, en España han muerto 65.800 personas más que en un año normal” (Alberto Sicilia).

Trump lo pierde todo

Otro buen ejemplo de que el negacionista, en realidad, solo es un gilipollas, es el equipo que forman Donald Trump y cualquiera que le hiciera caso en sus recomendaciones sobre la pandemia. Hoy, el presidente estadounidense tiene el apoyo de la muchísima gente a la que ha logrado radicalizar, e irá a menos en cuanto su figura se desvanezca. Pero su partido y los medios le han dado la espalda, incluso Fox, principal señal de que el tiempo de este republicano se ha agotado. Su lucha legal solo servirá para dilapidar dinero (veremos quién paga): el populismo ha sufrido esta semana una magnífica derrota.

Los Borbones son superhéroes

Llevan tanto tiempo siendo intocables que quienes portan el apellido Borbón se creen inmunes. Sabemos que, en esta segunda ola, la nieta mayor de Juan Carlos I ha estado en fiestas con su novio DJ. Y en la primera supimos que pasó el confinamiento en una finca, entre amigos, y que volvió a Madrid cuando le salió de su real chichi. Y ahora vemos a Froilán paseando sin mascarilla, fumando por la calle y con una botella de Coca-Cola de dos litros en su regazo: “De camino al botellón. El Rey que España merece”, tuiteaba con tino Niporwifi (10.000 seguidores). Solo espero que los elenistas le reivindiquen.

Día de crónicas

Hoy, por fin, empezará a merecer la pena leer las crónicas sobre los resultados electorales en EE.UU. porque, hasta ahora, lo que publicaban, sobre todo en Twitter, eran refritos, titulares estirados y, con suerte, elucubraciones. “Y de repente el mundo entero es experto en Wisconsin”, tuiteaba Dori Toribio, una verdadera corresponsal sobre el terreno. Porque llevamos desde el martes viendo, oyendo y leyendo auténticas chorradas sobre las elecciones estadounidenses. Empezando por las que publica Trump, lo sé. Pero también sé que el tiempo de cronistas y analistas empieza ahora. Lo anterior solo era ruido.

El show forzado

César Calderón tuiteaba sobre “la sociología como espectáculo”. Y yo me atrevo a apostillarle que sería “como mal espectáculo”. En Euskadi y en España ya hace años que las tertulias electorales empiezan con los colegios electorales abiertos y los contertulios intentando explicar el avance de los datos de participación. El CIS también es hoy un show y las encuestas que van sacando los periódicos, pequeños hitos noticiosos, pero sin que nadie entre a explicar las muestras y la cocina de los datos que, pese a lo que se cree (porque también lo hemos explicado mal), siempre es necesaria y solo a veces, excesiva.

Vete a casa, Donald

Entiendo que Donald Trump no solo es un presidente de EE.UU., es el símbolo de una nueva extrema derecha populista que todos debemos combatir. Vale. Pero regalarle tanta atención es gasolina para quienes le defienden, que también montan sus shows, claro. Apuntarle con tantas cámaras y micrófonos solo ayuda a difundir sus mensajes, por aberrantes que parezcan, como que las elecciones solo son limpias si las gana él. Por las reacciones que hemos visto de sus seguidores españoles, sobre todo en Twitter, podemos adelantar los argumentos de Vox en las próximas elecciones generales: tongo y dudas.

¡Hasta Twitter el corta las alas!

Hasta Twitter, que es un colector, ha intentado parar los pies a Trump, que intenta llenar de mierda aquello que no puede controlar, avisado de que el contenido de algunos tuits puede ser falso, como en los que acusa de manipulación de voto. Ni quiso ni supo ganar y, ahora, ni quiere ni sabe perder. Y todos estamos pendientes de que se vaya de una vez haciendo el mínimo daño posible. En sus manos está generar más aversión o conformarse con la que yo nos ha provocado. Solo espero que todas las predicciones apocalípticas sobre lo mal que irá todo durante la transición se equivoquen otra vez.

Faceboook gana… Y así tiene que ser

Facebook es una agencia publicitaria. Siempre lo fue: desde el inicio intentó usar los muros que creábamos como soportes publicitarios. Su gran revolución es que el contenido lo generan otros, a diferencia de los medios de comunicación. Y su evolución es la de una empresa que ha sabido crear y pulir un modelo de negocio exitoso. Tanto que solo durante la campaña estadounidense habría ingresado 29 millones de dólares únicamente en los estados clave. Y eso, ¿qué quieren que les diga?, eso está bien: la inversión publicitaria en campaña está bien, pero diversificar con acierto es lo que puede hacerte ganar.