Del 9 al 20 de febrero realizamos la primera escapada del año a una zona que nos resulta bastante habitual, las Islas Canarias, pasando las cuatro primeras noches en La Gomera y las siete restantes en el sur de Tenerife, a cuyo aeropuerto volamos utilizando por primera vez la compañía aérea Volotea, aprovechando la oferta de Megavolotea Plus, que nos permitió viajar a dos personas con bolsas y equipajes de mano, asientos en la fila 3 y embarque prioritario al sorprendente precio total de 94,53 €. Todavía no había amanecido cuando subimos al Airbus 320, en el que pasamos 3 horas hasta el aeropuerto de Tenerife Sur, donde recogimos el Opel Corsa que habíamos reservado a través de CICAR, con el que nos desplazamos al puerto de Los Cristianos, para embarcar en el ferry de Fred Olsen, que nos situó en 50 minutos en la isla de La Gomera. De esta forma, a primeras horas de la tarde estábamos en el alojamiento escogido, el Hotel Jardín Tecina ****, situado sobre Playa Santiago, un hotel lleno de encanto que parece un pequeño pueblo, aunque la comida desmerece un poco. Fue el capricho del viaje, pues conservábamos un magnífico recuerdo de una estancia anterior.

Antes de iniciar el relato de los días pasados en la isla de La Gomera quiero advertiros que las distancia son cortas, pero las carreteras, aunque se encuentran muy bien asfaltadas, son un continuo sube y baja con curvas y más curvas, además de muchos miradores en los que hacer un alto en el camino para disfrutar de espectaculares vistas, siempre que la niebla no se haya adueñado el paisaje. El primer día nos detuvimos en dos de los más interesantes, el de la ermita de las Nieves, importante centro de peregrinación con una gran zona de pic nic y el de los Roques, desde el que se contempla el emblemático Roque Agando. Otros buenos miradores son los de Vallehermoso y el de la Degollada de Peraza. El de Abrante está cerrado.

Dicho esto y que hay que estar pendiente de la previsión meteorológica, pues es habitual que en estas islas las montañas atrapen a las nubes, el día 10 de febrero, como lo anunciaban despejado, aprovechamos para recorrer el Parque Nacional de Garajomnay, que desde 1986 forma parte de la selecta lista del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. Tras detenernos en la ermita de las Nieves y en el mirador de los Roques, dejamos el coche en la zona llamada Pajarito, punto de partida para subir a la cumbre más alta de la isla, el Garajonay, de 1487 metros de altitud. Empleamos como una hora para llegar a la cumbre por un sendero muy bien acondicionado en el que tomamos el primer contacto con la laurislva.

Toda la isla de La Gomera está declarada Reserva de la Biosfera desde el año 2012 así que, para disfrutar de ella, tras regresar al coche volvimos a estacionarlo 2 km más tarde en el lugar llamado Contadero, donde hace unos años iniciamos un recorrido en fuerte descenso hasta la localidad costera de Hermigua. Queríamos volver a recorrer un pequeño tramo de este camino para gozar caminando de un bosque de lurisilva, emblemático de esta isla. Otro día fuimos a la aldea de El Cedro también rodeada de este tipo de vegetación.

Nuestro recorrido por el Parque Nacional de Garajonay continuó en coche hasta la gran Área recreativa Laguna Grande, que cuenta con el único bar y restaurante de la zona, por lo que es frecuentado para comer por los grupos que se desplazan en autobús. Nosotros optamos por un bocadillo de tortilla, mientras disfrutamos con la presencia de varios pinzones canarios. Existe también un pequeño centro de visitantes en el que a modo de recibimiento aparece “Egun on!”. Concluimos la jornada en el magnífico Centro de Visitantes del Parque Nacional de Garajonay, situado fuera del parque en un lugar bastante alejado, conocido como Juego de Bolas, perteneciente al municipio de Agulo, que cierra a las 16:30 h.

Como las previsiones meteorológicas no eran buenas para las zonas de montaña, el 11 de febrero decidimos recorrer la costa, comenzando en la capital de la isla, San Sebastián de la Gomera, que cuenta con un edificio de obligada visita, la iglesia de Ntra Sra de la Ascensión, de estilo gótico. También merece la pena acercarse al amplio parque en el que se levanta la Torre del Conde, una fortaleza del siglo XV. En la calle Real, encontramos varios edificios históricos, como la ermita de San Sebastián, la Casa de Colón y la Oficina de Turismo. En la plaza de la Constitución tenemos la estatua dedicada a Cristóbal Colón y el Ayuntamiento y, más alejado, el faro.

La siguiente cita la tuvimos en la localidad de Hermigua, aprovechando para comer, muy bien por cierto, en el restaurante Los Telares, para luego acercarnos a un mirador para contemplar la costa y las terrazas, ahora bastante infrautilizadas, que se construyeron para cultivar la tierra. Nuestro destino final se encontró en el coqueto pueblo de Agulo, que cuenta con una arquitectura muy bien cuidada y unos coquetos y floridos bancos en sus calles. Su principal monumento es la curiosa iglesia de San Marcos.

El 12 de febrero, como no amenazaba lluvia, volvimos a subir al Parque Nacional de Garajonay para recorrer otro sendero que nos recomendaron en el Centro de Visitantes, la Ruta 12, un itinerario de ida y vuelta entre el Raso de la Bruma y Risquillos de Corgo con la laurisilva nuevamente como protagonista. Pronto descubrimos por qué recibe ese nombre el punto de partida. Como nos resultó corto, menos de una hora entre ida y vuelta, realizamos otro, en este caso circular que parte del otro lado de la carretera. Se trata de la Ruta 10 que se dirige a Cañada de Jorge, de poco más de una hora duración en la que se alterna la laurisilva y el fayal-brezal.

Concluidas las marchas nos dirigimos a comer a la localidad costera de Valle Gran Rey, ubicada en un hermoso emplazamiento con una pequeña playa y un puerto situados bajo el acantilado. También nos detuvimos en el Mirador de la Curva del Queso, que ofrece una buena panorámica de la zona y luego junto a la ermita de San Antonio. Antes de regresar al hotel nos acercamos a la localidad de Igualero, en cuyas proximidades se encuentra el monumento en homenaje al silbo gomero, declarado patrimonio inmaterial de la humanidad por la UNESCO, situado junto a un buen aparcamiento y la ermita de San Francisco.

El 13 de febrero concluyó nuestra estancia en La Gomera pero, como nuestro barco no salía hasta las 14 h, pedimos retrasar una hora nuestra salida del hotel, para realizar un pequeño recorrido costero que parte del exterior del Hotel Jardín Tecina y se dirige a la playa de Tapachuga. Luego caminamos por las instalaciones del hotel y bajamos en ascensor a la zona que se encuentra junto a Playa Santiago, donde se encuentra otra piscina y el restaurante Club Laurel. Desde allí contemplamos un delfín o, es un calderón?

29 km nos separaban del puerto de San Sebastián de La Gomera donde embarcamos en el ferry Fred Olsen Express con rumbo a Los Cristianos. El viaje continúa, pero de ello espero hablar dentro de dos semanas.