Canarias (2). Del Teide a Candelaria (Tenerife)

Continúo el relato del primer viaje de este año, realizado del 9 al 20 de febrero con destino a Canarias, que dejaba hace dos semanas tras concluir nuestra estancia en la isla de La Gomera. El 13 de febrero a las 14 h, en el puerto de San Sebastián de la Gomera tomamos el ferry de Fred.Olsen Express con destino al tinerfeño puerto de Los Cristianos, de donde nos trasladamos a nuestro alojamiento en Tenerife durante las siguientes siete noches, el Gara Suites Golf & Spa ****, situado en pleno campo de golf junto al autovía TF-1, en Playa de la Américas. Como no frecuentamos la playa, fue una excelente elección, pues estaba en un lugar tranquilo, la comida era buena y contaba con un magnífico aparcamiento. Tras instalarnos, nos dirigimos a un centro comercial cercano, el Siam Mall, decorado con motivos tailandeses, para comprar agua, vino y algo para picar en la terraza de la habitación. Estaba a tan solo 1,5 km, pero tardamos en regresar al hotel 22 minutos, pues hay un continuo atasco, con la autopista y las rotondas colapsadas. El recepcionista del restaurante nos dijo que tarda una hora en cubrir los 4 km que le separan de su casa. Vaya cambio con La Gomera!

El 14 de febrero, como las previsiones meteorológicas eran excelentes, optamos por desplazarnos al Parque Nacional del Teide. Vaya locura! Nos dijeron que recibe cada año 4,5 millones de visitantes y aparcar es misión imposible, ni en la zona de los Roques, ni en el entorno del Parador de las Cañadas del Teide. ni del Centro de Visitantes de Cañada Blanca, ni de la ermita de las Nieves. Tras dar tres vueltas, con la carretera colapsada y coches aparcados sen su orilla, lo dejé como puede en un lugar en el que no estorbaba. También tuvimos que hacer cola para tomar un café y luego comer un bocadillo en el bar anexo del Parador. Por la tarde optamos por tomar el café en la zona de Portillo y allí no tuvimos problemas para aparcar, animando nuestra estancia unos canarios silvestres. Tampoco tuvimos problemas en los miradores del Tabonal Negro y del Valle de Ucanca.

En un anterior viaje a Tenerife, a donde van ya unos cuantos, nos alojamos en el Parador, a unos 2150 metros de altitud, para así poder realizar el sendero de las Siete Cañadas. En esta ocasión optamos por el sendero nº 3 “Roques de García”, circular, de 3,6 km de longitud y hora y media de duración, que parte del Mirador de La Ruleta, junto al emblemático Roque Cinchado. Es más que recomendable realizarlo en sentido inverso a las agujas del reloj. La primera parte está muy bien acondicionada y vas caminando en leve subida con vistas al Teide. Luego hay que descender al Llano de Ucanca, para concluir con una empinada subida, que supera el 60 % según indican los paneles, para llegar al punto de partida. Todos los días hemos visto con nubes el Teide, pero nos ha salido un día espectacular. Incluso hemos pasado calor.

Cambiamos la ruta de regreso al hotel para detenernos en Vilaflor de Chasna, uno de los pueblos más altos de España, pues se encuentra a 1501 metros de altitud. Como el sol se estaba ocultando, hacía un frío que pelaba por lo que tuvimos que ponernos toda la ropa que no habíamos utilizado en las Cañadas del Teide. Es la cuna del primer santo canario, el Santo Hermano Pedro, cuyo santuario es lo primero que visitamos. Casi al lado se encuentra la coqueta iglesia parroquial de San Pedro Apóstol. Aquí dimos por concluida la jornada, regresando al hotel.

Las previsiones para el 15 de febrero hablaban de posibilidad de lluvia en buena parte de Tenerife, con la excepción del sudeste de la isla, así que decidimos desplazarnos 56 km hasta un lugar que no conocíamos, las Pirámides de Güímar. Menos mal que el tiempo nos acompañó pues casi todo se encuentra al aire libre. Abre todos los días de 10 a 18 h y la entrada a todos los lugares, llamada Experiencia Premium, cuesta 18 €. La primera parte empieza en un museo que recoge el descubrimiento de América y objetos de varios países americanos y pirámides de todo el mundo.

Continúa la visita al aire libre, con plantas de espacios volcánicos y el llamado Jardín Venenoso. Junto al auditorio en el que asistimos a una interesante película sobre la coincidencia de las culturas de ambos lados del Atlántico, se encuentra una réplica a gran escala de la embarcación Ra II utilizada en la expedición Kon-Tiki. Visitamos a continuación el espacio dedicado a Polinesia y Rapa Nui, concluyendo la visita a uno de los complejos arqueológicos más importantes de la isla, un conjunto de seis estructuras piramidales alineadas con el solsticio de invierno y verano. Nos ha gustado este lugar que cuenta con una cafetería, pero que tiene un pequeño aparcamiento.

Como el tiempo seguía soleado, continuamos otros 10 km para llegar a la localidad pesquera de Candelaria, que alberga la basílica de la patrona de Canarias. Aquí aprovechamos para comer, tras un complicadísimo aparcamiento en el que, tras dar dos vueltas por el recinto haciendo cola, tuvimos la suerte de que saliera un coche al que estábamos bloqueando. Al final marchamos con la lluvia a punto de llegar. Previamente nos acercamos a las gigantescas estatuas de los nueve menceyes, los reyes guanches que mandaban en las otras tantas demarcaciones de la isla.

Las figuras de los menceyes, elaboradas en bronce en 1993 por el escultor lagunero José Abad, se encuentran en la plaza de la Patrona de Canarias, presidida por la Basílica de la Virgen de la Candelaria, edificada en 1959 por el arquitecto Enrique Marrero Regalado en estilo regionalista con techumbre que imita el estilo mudéjar y una cúpula de 25 metros de altura. Se levantó en el lugar donde los aborígenes de las islas veneraron a la Virgen tras la conquista de Canarias.

Como a partir de Candelaria ya estaba lloviendo y todavía era pronto, decidimos regresar al sur y, más en concreto al Paseo las Vistas de Playa de Las Américas. Como no somos de playa fue el único día que nos acercamos a la zona costera de donde estamos alojados. Aquí hay buenas playas  y un buen paseo marítimo rodeado de hoteles, bares y restaurantes, aprovechando para tomar café y efectuar un agradable recorrido por él contemplando las olas y la formación geológica conocida como el Dedo. Aunque buena parte de las calles estaban cerradas por una carrera por la vida, tuvimos la suerte de tener al lado el aparcamiento subterráneo de una zona comercial. Para regresar al hotel sufrimos el habitual atasco.

Nos empieza a agobiar Tenerife pues, aunque sea febrero, estamos en temporada alta. Hemos subsistido a los tres primeros días. Todavía nos quedaban cuatro por delante, pero de ello espero hablar la próxima semana. El viaje continúa.

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