Te lo dice Felipe

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Rubalcaba, que te lo dice Felipe en ‘El Confidencial Digital’, la leche: ante el nacionalismo vasco y el catalán solo cabe una respuesta, y ésta es el pacto con el PP. Es más, ¡ni que Rubalcaba no lo supiera! Él, que era el ministro de Interior cuando se fraguó aquel pacto que acabó con dos partidos abertzales ilegalizados para que a PSE y PP les diera la suma y pudieran desplazar a Ibarretxe de Ajuria Enea. Pero González parece que lo tiene más claro que nadie: aunque el PP perdiera las elecciones generales, el PSOE tendría que pactar con ellos para no ceder a negociación alguna con PNV y CiU.

¿Y en Bilbao?

Pocas dudas me caben de que, si en Bilbao da la suma, PSOE y PP se unirán para lograr otra alcaldía, como llevan varias legislaturas haciendo en otros ayuntamientos de Bizkaia. Pero lo tienen difícil, porque los socialistas están en pleno proceso de disolución (con su consiguiente lucha interna, que eso no lo evitan ni queriendo), y en el PP no dan con la tecla, según ‘El Confidencial Autonómico’. Parece claro que Cristina Ruiz no repetirá como candidata, y estarían buscando “un perfil distinto: un economista, o un catedrático de peso”.

La culpa, siempre de otros

Pero si Felipe apuesta por extender a España el pacto PP-PSOE, que quede claro, la culpa la tenemos los nacionalistas, que no hay quien pueda con nosotros. Y si tenemos un Estado propio, o algo parecido, ya, nos ponemos de un insoportable… La última víctima de nacionalismos tan peligrosos como el Gibraltareño es Cake Minuesa, ese que va de “follonero de la derecha” y trabaja para ‘Telemadrid’. A Minuesa no se le ocurrió otra cosa que ir al peñón y desplegar una bandera española. Él asegura que le agredieron (‘Libertad Digital’), pero lo único constatable es que ha sido denunciado por “escándalo y alteración del orden público” por las autoridades legítimas, legales y autónomas de Gibraltar.

Más tele, más España

La televisión pública española y las privadas andan enfrentadas, últimamente, a cada paso. Se acabó aquel maravilloso idilio que empezó con Zapatero como celestino, anulando la publicidad de TVE y haciendo que la tarta publicitaria se la comieran entre menos, y regalando canales de TDT. Ahora, el asunto se ha puesto feo: tanto que la tele pública ha comprado los derechos de retransmisión de los partidos de la selección española de fútbol por encima del precio que querían pagar Telecinco y Antena3 (‘Vozpópuli’). Y se ha armado el Belén porque, según las privadas, La1 no hace una competencia leal… cuando somos los contribuyentes los que pagaremos la emisión de todos esos partidos.

Carteles electorales horribles

Estoy bastante de acuerdo con la selección que ha hecho Antonio Maestre en ‘La Marea’ de los carteles electorales más horribles de la política española. Para empezar, el del PP de estas elecciones. Feísimo. Con un Cañete azulado que no conecta con el votante ni con pegamento. Para seguir, un Aznar de melena y gomina, un PSOE pastelazo (en repetidas ocasiones), Stalin y Sabino Arana unidos por el PP, Carlos Carnicero haciendo campaña por el derecho de Euskal Herria, y un Ruiz Mateos al que a obrero no le ganaba nadie.