Realmente, nunca se fue. Los inversores han seguido comprando ladrillo, pero en las subastas, de un modo más discreto. Y las transacciones sin hipoteca, billete sobre billete, han sido demasiado habituales durante un tiempo que se consideraba de crisis. Como anteúltimo indicio, resulta significativo que responsables del “banco malo” lo hayan abandonado para montar un negocio inmobiliario. Pero la última muestra de que el ladrillo vuelve a estar al alza la ha dado el gobierno español, que piensa colocar un “impuestazo”, según ‘Vozpópuli’ a la compra-venta, cuyo crecimiento esperan.
Las frases de Rosell
El presidente de la CEOE se ha cubierto de gloria con eso de que las amas de casa engordan las listas del paro artificialmente y para cobrar el subsidio (como si fuera automático), pero Juan Rosell ya había mostrado su altura moral con otras declaraciones, como recuerdan en ‘Publico’: “Quien se apunte al paro porque sí, habrá que decirle que no”, “la gente encuentra trabajo milagrosamente cuando falta un mes o dos para agotar el subsidio”, “a los funcionarios sería mejor darles un subsidio a tenerlos en la Administración consumiendo papel” o “hay una inflación de noticias negativas que debería moderarse” son solo algunas de sus “perlas”.
¿Es correcto?
No lo creo. Sinceramente, no me parece bien que un banco que ha sido rescatado con 25.000 millones de euros que vamos a tener que pagar entre todos empiece a repartir bonus a la cúpula directiva, como informan en ‘El Confidencial’. Ni que vaya a recuperar el plan de pensiones a sus trabajadores cuando estos tienen la jubilación que corresponde. Si las cuentas de Goirigolzarri salen bien, me alegro: que empiece a aligerar la deuda que vamos a sufragar entre todos. Porque si el modelo español de privatizar beneficios y socializar pérdidas ha hecho “crack” no pueden volver a él con tanta ligereza.
¿Por qué vuelve a Sortu a reclamar la amnistía?
Sinceramente, espero que no sea por el motivo que mencionan en ‘El Confidencial Autonómico’, donde vinculan la recuperación de la “amnistía” como reivindicación a la existencia de un grupo disidente dentro de la izquierda abertzale, Ibil. Pero sí me parece significativo. La izquierda abertzale había hecho un gran trabajo de realismo trasladando a sus bases que la exigencia de imposibles no formaba parte del nuevo tiempo, pero su vuelta a estos objetivos de máximos inalcanzables, como recogen en su boletín, no puede ser casual. ¿Marcan distancia con otras izquierdas? ¿Quieren tensionar la cuerda de Bildu? ¿Hay péndulo?
Poca vergüenza
Es una cuestión de sensibilidad que, se tiene, o no se tiene. Y si Rita Barberá quiere hacer pagar a una familia 45.000 € por la exhumación de un antepasado muerto durante la Guerra Civil española, porque lo considera “arqueología”, está mostrando que sensibilidad no le sobra, precisamente. En ‘El Plural’ recogen la noticia y la contextualizan adecuadamente: esta locura es solo el último episodio, porque antes la alcaldesa de Valencia, directamente, se había negado a recuperar la memoria de su ciudad y su ciudadanía. ¿O de qué cree que va esto?