Viven de la venganza ajena

Uno de los tuits que más me ha impactado en este cambio de año es el de Maria Jauregi, hija de Juan Mari Jauregi, asesinado por ETA en Tolosa en el año 2000. Maria escribía: “Os agradecería que no utilizarais el nombre de mi aita. Está claro que no tenéis ni idea de cómo era. Mila esker”, en respuesta al tuit que Vox Guipúzcoa (así, con “u” y tilde) había lanzado asegurando que Pedro Sánchez e Idoia Mendia traicionaban la memoria de los socialistas vascos asesinados por ETA. Por desgracia para Jauregi, a los de Vox no les importa no saber cómo era su padre.

Y viven de los bulos

Son varios los periodistas y expertos en comunicación política y/o on-line que coinciden: Vox ha crecido como opción de voto gracias a los bulos en Internet. Bulos que cuesta desactivar y que se generan mucho más rápidamente que lo que se neutralizan, bulos que necesitan de perfiles que los muevan, y por eso aparecen constantemente usuarios en Twitter incluso sin nombre que, simplemente, meten cizaña y dinamizan el bulo, bulos que tocan lo que a la ciudadanía le mueve porque políticos, medios y agentes sociales poco responsables lo han colocado en las agendas.

Un ejemplo

No hay policía, juez, animalista ni periodista que haya dado con el perro que, según uno de los últimos bulos que mueve la extrema derecha, va a ser sacrificado por orden judicial después de haber mordido a un ladrón de origen rumano que había sido detenido más de 20 veces y ha perdido varios dedos por ese ataque del animal. La policía de Huelva, donde sitúan el hecho webs de origen sospechoso y dinamizadores de bulos de extrema derecha, ni siquiera tiene constancia de la existencia de ese delincuente habitual. Pero mientras los medios hacen pesquisas, el bulo crece imparable.

Cuestión de coherencia

Llevo meses repitiéndolo en esta columna: se es antifascista o no se es. Y no hay nada mejor para el fascismo (y peor para el antifascismo) que el postureo. Porque quien finge que se opone al fascismo y, al mismo tiempo, le ha dado aire, le alimenta dos veces. Miquel Roig, que acaba de abandonar la corresponsalía en Bruselas y nos deja a muchos huérfanos, pide coherencia a esos partidos que, como Podemos, sostienen un discurso contrario pero luego votan con las formaciones de extrema derecha o buscan fotos con Tsipras, que desde el primer momento gobierna con el Salvini griego.

Sí, es esta gente

También llevo semanas recordándoles que los votantes de Vox en Andalucía no son todos de extrema derecha. Muchos indignados que siguen sin respuesta le han dado una oportunidad a quien promete ahora ira y fuego. Pero entre los votantes de Vox, por supuesto, es probable que estén quienes han arrancado por cuarta vez la placa que en Aluche, Madrid, colocaron en recuerdo de Yolanda González, bilbaína asesinada por la extrema derecha en 1980. Iñaki García Arrizabalaga tuitea con bastante acierto: “Hay que tener la sangre muy envenenada” para atacar repetidamente la memoria de una víctima.

¿Feminismo?

Cada año Cristina Pedroche enseña más su cuerpo y cada año yo lo entiendo menos. Para empezar, no veo las campanadas en la cadena en la que se exhibe. Para seguir, me sorprende que ella y algunos más sigan vendiendo su carnaza como una muestra de feminismo, pero estupefacto me deja que haya quien compre semejante argumento. Todos y cada uno de los presentadores y presentadoras que trabajan en Nochevieja, en todas las cadenas, lo hacen por la tradición o por ser destacados en sus canales durante al año, salvo Cristina Pedroche, que lo hace por el destape.

Algunos ya lo habíamos descubierto

No soy ningún descerebrado: me he leído el artículo de público titulado “2018, el año que abrimos los ojos al feminismo”, y entiendo a lo que se refiere. Es innegable que el feminismo ha entrado en la agenda mediática, política, social y hasta familiar con fuerza durante el pasado año. Pero no creo que el feminismo pueda considerarse un “descubrimiento” a menos que alguien quiera imponer su modelo feminista aunque algunos llevemos librando nuestras pequeñas batallas desde mucho antes que las manifestaciones de marzo pasado, o a menos que alguien haya descubierto en 2018 un modo de atraer la atención.

¿Quién busca la violencia?

El grupo que ha eliminado varias banderas independentistas catalanas y ha acabado por serrar una metálica de cien kilos, está provocando una reacción entre quienes, cansados de ver eliminadas sus telas, optaron por el metal. Exactamente igual que si fuera al revés. Y no hay excusas, justificaciones ni explicaciones lógicas a un atentado que busca enfrentamiento y crispación. El que pone una bandera solo la impone si usa una fuerza directa o estructural (una ocupación, consideración absolutamente legítima). Quien arranca una bandera se impone siempre y lo sabe.

La madre del atrevimiento

Pablo Casado es un atrevido: lo sabíamos desde que era uno de los portavoces del PP, pero ahora, como secretario general, se ha empeñado en confirmarlo con aseveraciones que, si tuviese un poco de sentido común o conocimiento, le sonrojarían. Pero para lograr mantener su tono de convencimiento Casado sabe que necesita no saber: así que, por un lado, lamento que el esfuerzo de Aitor Esteban, que intenta darle una lección de historia sobre la bandera navarra, sea baldío, y por otro celebro que, por lo menos, unos cuantos en Twitter (empezando por mí) se hayan enterado de su origen.

El tipo más buscado es un guionista

He empezado contándoles que no vi a “la Pedroche” durante las campanadas, pero sí acabé cayendo, como tantos otros (tercera opción después de las 0:00 del nuevo año), en “Cachitos”, el programa de La2 que ya está empezando a convertirse en un clásico contemporáneo de la Nochevieja. El de este año, como siempre, ha sido el mejor, y el responsable es el autor de los rótulos o “chyrons”, Antonio Vicente, “sociólogo, periodista y escritor de cuentos infantiles” que “trabaja actualmente en Hoy empieza todo de Radio3”, según la web Eslang, que ha acertado dando con él.

Feliz 2019. O no

Si usted también es autónomo celebrará 2019 con un aumento de otros 5 euros en la cuota mensual a la Seguridad Social. Que sí, que a cambio tenemos más prestaciones, pero mejorar es lo normal cuando se trata de asalariados y noticia cuando hablamos de los autónomos. Y que sí, que pagar impuestos no es perjudicial, al contrario: redunda en un beneficio colectivo, pero como bien apunta Javier Lacort, de 2013 a 2019 hemos sufrido un aumento del 11% en las cuotas, que no es equiparable ni a la inflación (3,5) ni al IPC (4,9) ni a ninguna otra variable económica.

Por un 2019 coherente

Ya sé que pedir cosas a los años es una de las cosas más inútiles que una persona puede hacer, pero por si acaso esta vez surte efecto, a 2019 le pido un poco más de coherencia. Concreto: me sorprende que los críticos con Catalunya sean capaces de defender que la República no existe (y no, no lo hace) y, al mismo tiempo, que el golpe de Estado sí se dio (no, no se dio) y por eso algunos políticos catalanes merecen prisión preventiva (no, no la merecen en ningún caso). Pero si en vez de a 2019 pido esta coherencia a los voceros de Tabarnia y Ciudadanos, pido demasiado.

Y libre de fascismo

Me temo que este deseo no se cumple ni aunque se lo pida a Olentzero o los Reyes Magos. 2019 no va a ser un año libre de fascismo, sino lleno de él: vamos a ver a Santiago Abascal y sus colaboradores en la televisión y en los parlamentos hasta hartarnos. Pero sigo pensando que las personas que los aúpen de los medios a los escaños no son todas fascistas, como viene a insinuar Antonio Maestre en La Marea, sugiriendo cierto colaboracionismo a quienes votaron a Hitler. Ni aquellos eran todos nazis (muchos, sí) ni estos son todos franquistas. Simplemente, la ola de los indignados arriba a la derecha.

También libre de bulos

Otro deseo que no pasará de brindis al sol será el de que en 2019 veamos menos bulos que en años anteriores. Igual que en el párrafo precedente, seguramente suceda al contrario, y también con total seguridad tendrá que ver con el fascismo que les acabo de mencionar, porque la extrema derecha necesita los bulos y las medias verdades para engordar. Bulos, como denuncia Mariluz Congosto entre otros, cada vez más sofisticados, no tanto en el relato como en las plataformas on-line desde las que se lanzan y en los mecanismos para viralizar estas mentiras que convienen a unos pocos.

No emprendas en 2019

Como buen personaje controvertido, Martín Varsavsky a veces me horripila y otras me gusta mucho. En la entrevista que concedió a finales de 2018 a la revista Emprendedores suelta unas cuantas verdades necesarias: no todo el mundo puede emprender, para hacerlo es necesario saber reconocer las oportunidades y estar preparado para el fracaso, y contar con buenos consejeros. También habla de la oportunidad que se pierde Barcelona por la inestabilidad y mantiene su tradicional mensaje liberal. Por último, salpimenta su discurso con buenas anécdotas para empezar el año.

Una lección inesperada

Me gustaría terminar 2018 con optimismo, pero no sé si me va a salir. Y eso que pongo de mi parte y hasta elijo este tuit de Dabiz Muñoz (si él quiere escribirlo así, adelante): “He aprendido hoy que no todo el mundo entiende el mensaje verdadero. Comer como un cerdo en este contexto significa disfrutar de la vida en el amplio sentido de la palabra. Por supuesto, hablo de todo ámbito fuera de lo profesional, que parecéis tontos joder”. Me subo (aunque sé que me bajaré cuando hoy le vea con el vestido de Cristina Pedroche): querer entender el mensaje ayuda a disfrutar de la vida.

Un empeño que aburre

Algo parecido sugiere Ángel Sanchidrián también en Twitter: “Cada vez veo a más lectores y espectadores incapaces de asumir actitudes moralmente reprobables en obras de ficción. Que acusan al autor de los vicios de sus personajes. Que quieren vivir en burbujas de algodón, como si cerrar los ojos matara a los monstruos. Una actitud infantil”. A 2019 le pediría básicamente eso: que se generalice una capacidad de comprensión mayor, como también reclamaba Dabiz Muñoz, y que podamos disfrutar de obras y creaciones sin remordimientos de los demás.

El año del populismo

No es nuevo el populismo en Euskadi ni en España, pero este año el volumen ha sido mayor porque ha irrumpido una nueva fuerza con mucho impulso: Vox. Una fuerza populista como lo son siempre los extremos. Pero su presencia no ha hecho que otros se centren, fíjense: Adelante Andalucía (Podemos) rechazó el puesto en la mesa del Parlamento andaluz que le ofreció Ciudadanos. Los de Rivera se lo ofrecieron después a Vox que, por supuesto, aceptó. Y ahora Teresa Rodríguez se queja de la entrada de la extrema derecha en este órgano. A ver si en 2019 nos toman menos por tontos.

La España eterna

Solo tiene 400 seguidores y ni siquiera utiliza su nombre, pero ha provocado una pequeña tormenta en Twitter por decir lo evidente: “La idea de España que tienen todos los agita banderas en la cabeza es un fanfic de Franco. Mucho quejarse del lavado de cabeza del independentismo pero todo dios se cree a pies juntillas que España existe desde el día después de que se fueran los romanos”. La discusión la abría él mismo intentando desmentir un titular que obviaba que España es un constructo muy reciente: “Los musulmanes estuvieron en la península más tiempo que lo que ha existido España”.

Por un 2019 lleno de fotos

Creo que Flickr sobre todo e Instagram por su popularidad son las dos mejores redes sociales actualmente. En ellas un montón de fotógrafos exhiben su trabajo para que todos lo disfrutemos y, en el mejor de los casos, aprendamos. Sí, también en YouTube (o mejor, en Vimeo), pero ese inmenso mar guarda demasiado plástico en descomposición. Solo les mencionaré un fotógrafo: Alex Vasyliev, que es un estupendo cronista en su Siberia Oriental natal. Pero hay muchos que, como él, están capturando lo que somos y hacemos. Ojalá 2019 nos traiga muchas fotos felices.

Confesiones pagadas

No resto valor a lo que denuncia María Victoria Álvarez ni gravedad al desvío de capitales que los Pujol hayan podido cometer, pero la ex novia de Jordi Pujol Ferrusola declaró motivada por las cantidades de dinero que recibió de los fondos reservados del Estado en la época en la que Jorge Fernández Díaz fue ministro de Interior. “El concepto de los pagos fue ‘gastos de investigación’. Los mismos se produjeron durante el mandato de éste (2011-2016) cuando se impulsaron las investigaciones policiales para tratar de destapar la corrupción vinculada a la antigua Convergència” (El Independiente).

Y otras cosas, también, pagadas

Arturo Puente lanzaba un buen dardo en Twitter sobre los cobros de Juan Carlos I: “Que el ex rey no pueda ser investigado por supuesto cobro de comisiones del AVE de Arabia deja cualquier escándalo pasado de la monarquía en una broma. Si la institución quiere seguir sobreviviendo gracias al consenso social, a ella misma le conviene acabar con su inviolabilidad”. Lo que es evidente es que la Casa Real española quiere mantenerse porque es un buen negocio: carta blanca para cobrar comisiones millonarias sin que nadie mire porque unos no quieren y otros no pueden.

El problema que le puede venir a Rivera

Permítanme que sea escéptico: no creo que Guy Verhofstadt se plantee siquiera la expulsión de Ciudadanos de ALDE. ¿Debería hacerlo por su pacto con la extrema derecha? Sin duda. Pero el número de eurodiputados que puede sumar en mayo también cuentan, y más que el necesario cordón que aparte a la extrema derecha de las fuerzas democráticas. Espero equivocarme y que el líder belga sea fiel a sí mismo, a los principios de ALDE y a los de la Unión Europea contra los que luchan Le Pen, Salvini y Abascal, con quien Rivera ha negociado sin tapujos… ¿Ni consecuencias?

La “x” para la Iglesia

Trece TV, además de ser una cadena rancia, acumula 84 millones de euros en deudas. ¿Cómo se sostiene? Gracias a un milagro: “El colchón financiero de la Conferencia Episcopal”, para ser más concretos, como explican en El Plural. Y ahora les cuento lo peor: “Gran parte de esos 84 millones han salido de la asignación tributaria vía IRPF que recibe la Iglesia Católica”. Es decir, cuando la Iglesia pide que se marque la famosa “x” lo que le pide es que financie, a fondo perdido, un medio de comunicación ultraconservador que, a su rentabilidad me remito, casi nadie ve.

El año que vivieron peligrosamente

Simón Pérez y Silvia Charro forman una pareja muy conocida en Internet: hace solo un año les descubrimos (aunque él llevaba tiempo apareciendo en tertulias económicas de Trece TV, precisamente) haciendo comentarios sobre hipotecas a tipo fijo con evidentes signos de haber consumido, por lo menos, un poco de alcohol. A partir de ahí y con ambos despedidos, el descenso: abrieron un canal de YouTube donde por dinero hacían casi cualquier cosa (raparse, tatuarse una bandera de Tabarnia), intentaron ir a concursos de televisión y, sobre todo, se dejaban invitar a fiestas y discotecas.