¿En serio?

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Me cuesta creer que tantos como se muestran sorprendidos en Twitter hayan descubierto esta semana que en las cocinas de los grandes chefs hay “stagiers” o, lo que es lo mismo: buenos cocineros que trabajan únicamente a cambio de comida y alojamiento para aprender y ascender. El desencadenante fue Jordi Cruz que, por otro lado, ejemplifica cómo hemos convertido a cocineros en estrellas de televisión y, en ocasiones, les hemos confundido hasta con filósofos.

Lo que dice un cocinero

Julen Bergantiños es un cocinero de la Mina, en Bilbao, que quiso explicar en Twitter en qué consiste eso de ser “stagier” y cómo es una práctica normalizada. También aporta un elemento clave: como clientes nos comportamos de un modo diferente a como tuiteros y defensores de los derechos universales. No digo que no se tenga que pagar a estos cocineros ni que una costumbre no pueda ser modificada. Digo que no podemos ser tan cínicos o selectivamente ignorantes.

Una mentira es una mentira

No podemos permitir que, por mucho que insista, quien sea acabe convirtiendo una mentira en una verdad solo con proponérselo y repetirla muchas veces. Me refiero al tuit de Mariano Rajoy, que miente deliberadamente cuando afirma sobre Catalunya: “El Gobierno de España no puede autorizar un referéndum contrario a la ley. La soberanía nacional reside en todo el pueblo español”. ¿Acaso votó él en el Brexit cuando se trataba de un asunto de soberanía europea?

Y una verdad, una verdad

Permítanme la perogrullada, pero del mismo modo que no podemos permitir que se extienda una mentira, debemos insistir en las verdades. Sobre todo, cuando sirven para descubrir o son molestas y, especialmente, cuando tienen ambas características. Pedro Sánchez tuiteaba sobre Pablo Iglesias: “Cuando pudo elegir entre un presidente socialista o Rajoy, eligió a Rajoy”. Y sí, algún día tendrá que explicar por qué decidió tirar todo por la borda cuando podía sacar a Rajoy de Moncloa.

Por cierto, Podemos se queda solo

No me gusta Yanis Varoufakis ni ese rol de tipo duro, de todo o nada, de macho que reparte credenciales de “la izquierda” y se guarda los pases VIP. Pero hasta Varoufakis, ídolo resistente de aquella época en la que Grecia marcaba un inicio, ha señalado en Twitter que es necesario votar a Macron en Francia para que no gane la extrema derecha de Le Pen. Y ha dejado todavía más solos a los de Podemos, que siguen sin decir claro que con el fascismo, no, de ninguna manera.

Hay para todos

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¡Vaya! Resulta que la periodista que, supuestamente, Ignacio González colocó en TVE para defender su nombre pese a las sospechas que rondaban a su alrededor durante años, es una ex diputada de IU en la Asamblea de Madrid. ¡Sorpresa! Hoy día, Libertad Martínez es contertulia no solo del ente público español, también de Telemadrid y de 13TV. De “histórica” de IU en Madrid a “ayudada” de González para llegar a los medios, su historia pasa por la lucha de poder intestina en IU.

Lo que viene de Europa

Soy un europeísta convencido. Por eso sufro tanto durante las campañas al parlamento europeo: no lo hemos hecho nada bien los que nos dedicamos a comunicar y, al mismo tiempo, defendemos el proyecto europeo. La ciudadanía percibe que de Europa solo vienen recortes y noticias negativas, cuando son muchas las ayudas y no pocos los requerimientos como el que leemos en El Independiente: “Bruselas denunciará a España ante la Justicia europea por no frenar los abusos de la banca”.

La burbuja de las publicaciones científicas

No es la primera vez que escribo sobre este tema: las publicaciones científicas, nudo gordiano de la carrera académica, podrían estar convirtiéndose en una burbuja difícil de controlar, de pinchar a tiempo y que, cuando explote, puede llevarse por delante demasiadas cosas. Para empezar, el trabajo de personas muy válidas y, para seguir, los resultados de estudios que, por definición, tiene que revertir en beneficio para la ciudadanía. En Xataka leemos que más de 100 artículos han tenido que ser retirados en una sola revista por fraude.

¿Trabajar gratis?

Sí, lo he hecho. Y no, no puedo afirmar que no vaya a volver a hacerlo. Pero el proyecto y el equipo tienen que ser suficientemente interesantes para regalar mis horas y conocimientos. Como los de todos. Recientemente, un usuario de Twitter ilustraba muy bien el abuso que estamos observado de este recurso: “¿Vas a cobrarme? Conozco uno que lo hace gratis. -¿Y por qué me lo pides a mí? -Porque tú lo haces mejor. -Pues por eso no lo hago gratis”. Esa es la respuesta.

La historia de Joma

Me ha fascinado, lo reconozco: en Hipertextual es posible recuperar el nacimiento y desarrollo de una empresa española, Joma, que sigue compitiendo con las marcas deportivas más grandes a nivel mundial. Suya fue (no lo recordaba) la idea de dar color a las botas de los futbolistas, con aquellas verdes de Alfonso Pérez en el Betis y las rojas de Fernando Morientes en el Zaragoza. Un paso adelante que luego fue emulado por Nike o Adidas, y que posicionó a una marca de Toledo en el panorama internacional. Vivan las buenas ideas.

Una moción de censura para las bases

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Ya nada nos sorprende. Ni lo grave, que son evidentemente los casos de corrupción que no dejan de salir vinculados al PP. Ni lo accesorio, que es el uso de la democracia para vender libros, programas de televisión al régimen iraní o charlas y clases magistrales. Ahora, los de Podemos, inventores de esta nueva democracia para Twitter, para los debates televisivos y radiofónicos, dicen que consultarán la viabilidad de la moción de censura a sus bases. No, esto no es participación o transparencia, es tomarnos por tontos.

Que otros les den la legitimidad

No solo “las bases” o “la gente”, Podemos quiere que su moción de censura que, salvo de IU (vendida a buen precio por Garzón) no ha obtenido más apoyos, sea legitimida por otros. Y quien no apoye este sainete para achicar el espacio al PSOE (tampoco lo ha hecho Jueces para la Democracia) será cómplice de la corrupción del PP. Pues no, miren. Se puede estar muy indignado por lo impunes que se han sentido para robar mucho en el PP, y mosqueado por el uso oportunista y populista de la política.

El modélico “procés”

Del mismo modo, se puede estar absolutamente a favor del derecho de los pueblos a elegir su futuro, y tener fundadas reservas sobre el “procés” catalán. La foto de Nicolás Maduro con una senyera y sus declaraciones, en las que se muestra dispuesto a que Venezuela reconozca una Catalunya independiente, no hace ningún favor a los catalanes independentistas… Y sí a los que les aterra que España se rompa. Hacer un país es elegir compañeros de camino, y ahí está lo apasionante y el gran peligro.

Pero todo es posible

La noticia del Financial Times sobre la posibilidad de una Irlanda unificada a causa del Brexit abre un nuevo frente de posibilidades: la conformación de dos nuevos estados (porque será una nueva Irlanda y un nuevo Reino Unido) y la ubicación de uno dentro de la UE y otro, fuera, es una ocasión valiosísima para los que deseamos ser un nuevo miembro del club europeo. Pero las oportunidades no se pueden desaprovechar con socios no deseados y fotos desastrosas.

Sí, se merece un reconocimiento

Es 1 de mayo pero yo, como todos mis compañeros de la redacción y los de la rotativa, trabajamos. Aún así, me voy a permitir una pequeña licencia y hablarles en este festivo de uno de mis recuerdos de niñez: el balón de Adidas, el “Etrusco”. Fuimos muchos los que dimos patadas y cabezazos a esa pelota que tuvo su propia personalidad, que genera un recuerdo como ningún otro. Por eso, homenajes como el que le han hecho en Panenka son necesarios. Son objetos menores, sí, pero nos hicieron felices.

No van en serio

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La diferencia entre plantear una moción de censura en serio y hacerlo para la puñetera foto es muy sencilla. Si vas en serio llegas a un acuerdo con los demás grupos antes de anunciarla y, por supuesto, el candidato alternativo, absolutamente imprescindible, es la pieza clave. Si no vas en serio das rodeos, primero la anuncias y luego pides a los grupos que se sumen, y das largas con el nombre del candidato. Pueden decir lo que quieran, en Podemos no van en serio.

Ya no es solo apoyar a la extrema derecha

Entre la extrema derecha y cualquier otra opción, siempre hay que elegir cualquier otra opción. Y para esos que dudan o que dicen que Macron y Le Pen son lo mismo, un nuevo argumento: ¿entre quien hace fraude a instituciones públicas y cualquier otro, a quién elegirían? La Eurocámara ha hecho público esta semana (no casualmente) que el partido de Marine Le Pen habría hecho un quebranto de cinco millones en la Eurocámara. La propia candidata está siendo investigada.

No pueden ganar los malos

Se está convirtiendo en mi preocupación más recurrente: por defender “lo correcto” y andar con excesivo cuidado con lo que decimos, hemos perdido el control y eso solo beneficia a los más malos. Empezando por Trump, siguiendo por Le Pen y terminando por los tres nazis que vinieron a Bilbao a buscar pelea: “Nazis campando a sus anchas y nosotros aquí midiendo lo que escribimos, no vaya a ser que estemos enalteciendo algo”, leía recientemente en Twitter… Y solo podía darle la razón.

¿Es acoso o es pura moñez?

Confieso que me decanté por la primera nada más ver los primeros tuits: un tipo que perseguía a una chica que no conocía dando datos de ella por medio de carteles repartidos por Murcia. Pero la historia de “la chica del tranvía” de la que el de los carteles se enamoró puede que solo sea otra anécdota que, en esta espiral de que todos los derechos (hasta los no escritos o reconocidos) sean respetados todo el tiempo, parece más. Por si acaso, seré conservador y seguiré pensando que se parece a acoso más que a otra cosa.

No, no es “colaboración”

No me cansaré de escribirlo, pero a ver si resulta más útil cuando lo leen de la web de la revista GQ: “El modelo Uber, donde millones de elementos sin capacidad de decisión, salvo negarse, trabajan para un centro, que concentra capacidad y plusvalía, no tiene nada que ver con la colaboración”. Este medio está abordando con una sensatez envidiable cuestiones de actualidad, de esas que solo se entienden en este mundo hiperconectado. Y en el caso de Uber, de nuevo, aciertan.

¡Moción de censura!

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Podemos se iba yendo por su propio sumidero, envuelto en luchas internas, en autobuses de la vergüenza ajena, en vetos radiofónicos, en relaciones de pareja que se consuman en portavocías conjuntas, en Coca-Colas para la foto, y en los chistes de Pablo Echennique, y necesitaba un golpe de efecto, otra foto con caras graves, serias, como si lo importante lo hubieran descubierto solo ellos, y anunciaron una moción de censura. Sin negociar, sin candidatos y para la tele.

Pero en Podemos solo piensan en sí mismos

¿Acaso se creen que la moción de censura es por España o por “la gente”? No, ha sido por ellos, por los de Podemos, por los que venden libros, cobran conferencias y producen programas de televisión. Además, esta moción de censura no persigue derrocar al PP sino al PSOE. Si no, que expliquen desde Podemos de una vez por qué dinamitaron la posibilidad de que Pedro Sánchez (al que ahora alientan, ¿por el bien del PSOE?) con aquella propuesta envenenada de gobierno de coalición.

La política es difícil

Suelo repetir esta frase de Emilio Olabarria: “Gobernar es fácil, hacerlo bien es difícil”, de la que me he acordado leyendo la nota de Reuters con declaraciones de Donald Trump en las que reconocía, 100 días después de ser elegido, que pensaba que ser presidente de EE.UU. iba a ser más fácil y que le encantaba su vida antes del mandato. Y eso que, de momento, no podemos decir (desde la distancia) que esté gobernando bien, precisamente. Cada vez es más importante (y fácil) conocer la política antes de ejercerla.

El nazi del Betis que vino a Bilbao

Imbéciles hay en todas las familias, no podemos evitarlo. Y por supuesto no sería justo señalar al Betis por culpa del nazi que vino a Bilbao (porque jugaba el Betis, eso es innegable) y se grabó golpeando gratuitamente a un ciudadano. Pero los clubes tienen que actuar por su propio bien, para que no se vean mezclados con estos personajes, por ejemplo, prohibiéndoles la entrada. En este caso, si el sujeto está perfectamente identificado y vuelve al Benito Villamarín, el tuit de condena del club será papel mojado.

La otra cara de Internet

La cara mala de Internet empieza en los buscadores. No solo por lo fácil que resulta encontrar lo peor que es capaz de concebir el ser humano. También porque nuestra reputación on-line está permanentemente en riesgo, incluso cuando pagas. Eso es lo que denuncian algunas empresas en El Confidencial: la llegada de paracaidistas que no solo no hacen bien su trabajo, también llegan a chantajear al cliente con nuevas referencias negativas sobre él.