Hace bien Antonio González en matizar en Twitter que la regulación de la adquisición de cartas en videojuegos no es tan sencillo como lo publican en El Mundo: no se trata de regular la compra de cromos. Se trata de un sistema perverso que abre la puerta a los adolescentes a todo tipo de juego on-line: EA Sports no ofrece los equipos completos en el FIFA, para poder jugar con las estrellas hace falta comprar sobres “sorpresa” virtuales que se pagan con dinero real y que están llevando problemas a muchos hogares e introduciendo el vicio por las apuestas digitales. Es un problema de verdad.
La televisión ya no es la reina
A las puertas de una campaña electoral nos enteramos de que 2019 ha sido el año de uno de los “sorpassos” más importantes que vamos a vivir en la comunicación: la televisión ya no es el medio que se lleva la parte más importante de la tarta publicitaria. Internet le ha adelantado. Una publicidad en principio más ajustada al target, más fácil de producir, mucho más barata por pieza y en la que la creatividad puede ir más lejos, forman un cóctel al que es difícil resistirse en las agencias y las grandes marcas, que son las que hacen las grandes inversiones y marcan la tendencia, finalmente.
La tecnología nos atonta
Precisamente su producción sencilla y el poco riesgo por pieza que asume el inversor es lo que nos lleva a ver en muchas ocasiones una publicidad on-line de mierda. La tecnología nos atonta: ya no nos esforzamos en recordar fechas u otros datos porque están en Wikipedia, ni números de teléfono que siempre están en nuestra agenda. Pero el colmo de lo inútil que puede ser la tecnología es el software que algunos enseñaban con entusiasmo en Twitter y que identifica qué hacen los jugadores de baloncesto: correr, andar, defender, atacar… Como si no fuera evidente a simple vista.
Otro ejemplo
Un ejemplo más de que la Internet comercial no ha traído nada bueno es la crisis de las mascarillas. Una crisis que no se habría dado de un modo tan marcado sin la gran red. Las noticias corren, las fake-news vuelan, el miedo se expande y las mascarillas hoy son un bien preciado por muchos intoxicados por los alarmistas… Pero sobre todo por los pacientes de enfermedades o tratamientos que les llevan a estar inmunodeprimidos, quienes tienen que tratarles y sus propios familiares. En Magnet también lo recuerdan acertadamente y sin hacer sangre de la realidad: cada día somos una especie más atontada.
El PP volverá a depender de Vox
Si desde el principio el PP hubiera dejado claro que no cuenta con Vox y hubiese buscado otros socios hoy no sería un partido rehén de la extrema derecha: en Galiza, Feijóo podría perder la mayoría absoluta pero mantener el gobierno si Vox quiere. Todo el mundo da por hecho que nadie más en la oposición le va a dar la oportunidad porque el PP, por mucho que esconda el logo, exhibe las formas: no quiere negociar nada con nadie. Bueno, con casi nadie: con Ciudadanos y Vox, sí. Y en su pecado va a estar su penitencia: a ver cómo gestiona lo de alimentar a la bestia y luego quitarle la comida.