Un paso adelante

Nota del autor: esta columna fue escrita y enviada, por necesidades de las previsiones, cuando todo apuntaba a que Carles Puigdemont iba a convocar elecciones y todos los medios, empezando por los catalanes, así lo anunciaban. El giro de los acontecimientos hace que las líneas a continuación casi carezcan de interés. En cualquier caso y desde hace varias semanas llevo defendiendo, también en esta columna, la convocatoria electoral de Puigdemont como mejor manera de continuar el «procés».

Sigo viéndolo así: el camino que hemos hecho hasta hoy catalanes y vascos, instituciones y ciudadanía, nos acerca a ser naciones europeas independientes de España. Pero hace falta más tiempo y, sobre todo, más fuerza. También es necesario recordar que la bandera se lleva al aire, que no puede taparnos la cara y cegarnos. Urkullu y también Ortuzar nunca se pusieron de perfil, estuvieron al lado de Puigdemont y Marta Pascal. Si acabas de enterarte: revisa tus fuentes.

ERC, el primero en entrar en campaña

Gabriel Rufián no perdió ni medio minuto en arrancar la campaña cuando se oyó el primer rumor de elecciones, con un tuit que muestra cuánto tiene de político y cuánto de bufón en su reino de taifas: “155 monedas de plata”, soltaba el diputado en el Congreso que nunca ha puesto en riesgo su sueldo al cargo del Estado. Pero que no tenga tanto morro de exigir a Puigdemont que llegue a una situación extrema. Y si cree que es necesario: que dé el paso y calle.

O empieza, pero bien

“Todo se ha acabado”, esas eran las declaraciones que Ara recogía de algún miembro de Junts Pel Sí en el Palau de la Generalitat por la mañana. Y es comprensible que quienes se hayan dejado llevar tengan sensación de fin de ciclo, pero hay que se inteligentes y no dar esa satisfacción a España: unas elecciones pueden suponer el inicio de un proceso con bases sólidas, con el necesario conocimiento de lo que nos jugamos todos, con garantías y, lo más importante: un plan.

Con un cuidado especial

Marc Gafarot es un observador político extraordinario y un buen amigo mío, y hoy está muy indignado. A las personas que sufren realmente por esta solución, y no como los Rufián, los de la CUP y otros interesados en alimentar la sensación de fracaso, son a las que hay que prestar especial atención. Unas elecciones pueden frustrar momentáneamente pero no pueden lastrar a largo plazo. Quienes así lo crean (o quieran) no son nacionalistas ni independentistas. Son de sus votos.

Lo que atenta contra el estado de derecho

Ni la independencia (las leyes están para cambiarlas cuando dejan de ser útiles) ni unas elecciones atentan contra el estado de derecho. Lo que lo hace, y esa es la palabra: “Atentado”, es lo que ha hecho el PP según las conclusiones de la fiscalía, acogiendo y alimentando una trama como la Gürtel que les habría servido para captar dinero de empresas que recibían obra pública y repartirlo entre sus máximos dirigentes. Esto debería romper España.

Tu equipo eres tú

Mágicamente, Bernat Castro ha dejado de asesorar a Gabriel Rufián en Twitter. Mágicamente también, Bernat Castro ha cambiado y ahora es un tío estupendo, según él. Ha dejado de ser un machista con toques xenófobos y una denuncia de malos tratos, hasta que se demuestre lo contrario, solo vía Twitter. Precisamente en esta red social muchos usuarios están rescatando mensajes asquerosos firmados por Castro (no los niega) que ha pasado de tuitstar a víctima de su ego.

La financiación del PP

“Ha quedado plena y abrumadoramente acreditada la caja ‘b’ del PP con los ‘papeles de Bárcenas’”. Ese es el tuit con el que Europa Press lanzaba su nota de prensa, y son palabras textuales de la fiscal Concepción Sabadell. Con esto sobre la mesa, José Luis Martínez-Almeida, el portavoz de ese partido en el Ayuntamiento de Madrid, tenía el cuajo de denunciar lo que él considera una red clientelar de Manuela Carmena. Juzguen ustedes mismos la vergüenza del PP.

El PP y Franco

Esperen, que hay más: hace unos días ponía sobre la mesa la necesidad de dejar de usar la etiqueta de “franquista” para referirnos al PP y, casi, cualquiera que piense diferente. Creo que hace más daño a personajes como Casado, Hernando y hasta Rajoy dedicar un minuto a describirles que llamarles “franquistas”. Pero el PP, sin duda, es un partido que intenta tapar los horrores del franquismo y el propio Martínez-Almeyda dice que eso ahora no interesa a nadie.

Amenazar no es gratis

Sigo con el PP porque ellos siguen con lo suyo: amenazándonos. Primero, Alfonso Alonso demostró su irresponsabilidad amenazando veladamente con la aplicación del 155 en Euskadi. Después ha sido Ana Beltrán, su homóloga en Nafarroa, la que lo ha hecho. El nivel de ausencia de responsabilidad y vergüenza en este partido es ya crítico y ampliamente reprochable, ojo, sin sumarse a ellos. Porque los polos se atraen y Maddalen Iriarte ya les ha comprado la amenaza.

Están desatados

Termino: en el PP están absolutamente desatados, no les importa nada. ¿Por qué iba a importarles? La fiscal concluye que han trincado y repartido dinero en metálico que salía de la obra pública, y no pasa nada. Pablo Casado, la nueva cara del PP, se destapa como un reaccionario peligroso, y no pasa nada. Nos roban a la cara vía factura eléctrica con un error técnico, y no pasa nada. El exministro de Exteriores compara a Puigdemont con el dictador norcoreano, ¡y no pasa nada!

«Ya voto yo que tú no sabes»

La otra opción que tenía para titular esta columna era: “La culpa es de las putas viejas”, que es lo que ha expresado bastante explícitamente el usuario @DavidPerro en Twitter. Una opinión que, con más o menos sutileza, han tuiteado de un modo similar muchos más usuarios: como si quienes hacían cadenas humanas contra el fuego esta semana o recogieron chapapote en Galiza no votasen. Como si el problema fueran las viejas que votan mal o, peor, que van a votar.

El pueblo, la gente…

Otra competición bastante inútil que hemos observado entre tuiteros de sofá es la de apropiarse de la heroicidad de la ciudadanía gallega. “La gente”, decían los de Podemos, cómo no. “El pueblo”, el resto de progres. “Los verdaderos patriotas” señalaban los que reparten carnés de buen español o nacionalista malo. Pero no: solo eran personas desesperadas que se sentían desprotegidas porque las instituciones, pueden negar la mayor, no dieron la talla.

“El diálogo es fácil”

Copio el titular del párrafo a mi admirado Quim Monzó, que rescató esas cuatro palabras del largo tuit del PSOE en el que recogían las declaraciones de Oscar Puente sobre lo “posible” que era el diálogo si quería Puigdemont. Se lo resumo: básicamente tiene que renunciar a todo. Renunciar a los acuerdos en el Parlament, renunciar incluso a que la cámara es la base de la soberanía popular catalana, y reducirlo todo, agárrense, a una comisión parlamentaria. Una humillación.

¡Qué error!

La llamada “de broma” que realizó Catalunya Radio y no emitió es un error mayúsculo: llamaron a un empresario y, haciéndose pasar por la delegación del gobierno español en Catalunya, le ofrecían ayuda para trasladar su sede. Insisto en que al final tuvieron el sentido común de no emitirla, pero tampoco avisaron al empresario de que se trataba de una broma y este, indignado, la grabó y difundió. El error y sus consecuencias son solo imputables a la emisora.

Elige un día para indultar

¿Qué mejor día para declarar una serie de indultos a condenados por corrupción que cualquiera de esta semana con el tema catalán al pil-pil? Algo parecido han pensado en el gobierno español, que ha aprovechado para llevar a cabo “los primeros 11 indultos de 2017. Tres de ellos condenados por delitos contra la salud pública, uno por lesiones y los otros seis por prevaricación continuada” (Público). Una serie de sentencias en el Ayuntamiento de Rota han quedado anuladas de facto.

Un atropello

El gobierno de España ni entiende ni quiere entender a Catalunya, y esa es la mayor garantía de que puede que no en 2017, pero sí en un futuro próximo, nos iremos. Y cuando digo “el gobierno de España” hablo en genérico porque no importa qué partido esté ni estará. Y cuando digo “nos iremos” hablo de Catalunya y Euskadi, que no van a quedarse en una España maltratadora que expolia lo que no es capaz de generar. Ayer se marcó un antes y un después.

El punto de no retorno

El lehendakari lo avisaba: España está empujándonos a un punto de no retorno. Dani Álvarez también acertó en Twitter: la de la Guardia Civil entrando en la Generalitat para convertir en delito la voluntad popular será la imagen que nos acompañe desde hoy hasta el 1 de octubre, la que lleve a votar a algunos que “sí” porque con esta España “no”. Lo que está siendo histórico (a falta de garantías reales en el procés) es la torpeza de los tres poderes españoles.

«Estado» y «ley»

La desvergüenza de Rafael Hernando es antológica: en medio de las detenciones en Catalunya se descolgó con un tuit desde Madrid en el que aseguraba que los objetivos del PP son “claros”: “Mantener el estado de derecho haciendo cumplir la ley”. Que sea Hernando, que sea este PP imputado, que sea con emoticonos, que sea cuando estaban esposando a altos cargos del Govern lo convierten en un tuit despreciable por lo que dice y lo que quiere decir.

«Contra el referéndum catalán»

El martes fue El Español en su web y ayer Abc en Twitter quienes fueron los más honestos en sus titulares, seguramente porque su posición contra Catalunya es cómoda: “Detenido el número dos de Junqueras en la macrooperación contra el referéndum catalán”. Porque todo esto es contra el referéndum, contra su idea, su esencia y su significado. Y las detenciones nos recuerdan a Minority Report: realizadas porque no pueden detener a todo un pueblo.

Ni con Rufián ni con Vázquez

No soy partidario de que los diputados abandonen los parlamentos. Tienen que estar: es su deber, aunque lo que suceda no les guste, aunque lo que suceda fuera les guste menos. Y si se marchan como Rufián, parafraseando a Jon Idigoras y dándose la vuelta, me quedo sin recursos para defenderles. Pero más despreciable me parece la diputada del PP, Ana Vázquez, reduciendo un conflicto nacional a cuando dejarán de percibir el sueldo sus compañeros catalanes.

Si lo que quiere es llamar la atención…

Si lo que quiere Gabriel Rufián es llamar la atención mostrando una impresora en el Congreso para declararse culpable por votar el 1 de octubre, lo ha logrado. Yo doy toda la cobertura que busque este diputado que te sorprende la primera vez que le oyes y te cansa a partir de la segunda. Su modo de tomarse la política, a golpe de tuit para ganar notoriedad, ni es seria ni lo pretende. Pero la política sí lo es. La línea que separa lo que hace de la tontería es cada vez más fina.

Argumentos muy baratos

Ha sido muy fino El Citador (más de 36.000 seguidores en Twitter) calificando de “falacia para dummies” la afirmación de Rafael Hernando, que hacía la siguiente resta: si la manifestación de la Diada en Barcelona había reunido a un millón de personas… Los otros siete millones de catalanes se habían quedado en cada en total desacuerdo. O es un ignorante extraordinario o un manipulador muy barato. El problema, no obstante, es que haya personas capaces de creérselo.

Y ahora, ¿qué?

Llevamos un par de semanas oyendo ya el rumor de que Pablo Iglesias e Irene Montero puede que no sean ya pareja sentimental. Si se confirma, que sea para bien, pero permítanme que me pregunte, ¿qué va a pasar ahora? Tania Sánchez fue claramente defenestrada e Irene Montero ascendida en función de su relación con el líder de Podemos (dando por hecho que ambas eran personas perfectamente válidas). ¿Habrá remodelación del grupo parlamentario? ¿Y si la hay?

El iPhone loco

Más de mil euros. Para mí esa es la característica principal del nuevo iPhone: su precio desorbitado. No seré yo quien diga a los de Apple qué tienen que incluir en su dispositivo ni con qué margen de beneficio (siempre mayor que el de otras marcas) venderlo, pero me parece un despropósito. Sobre todo porque Apple sabe que marca el paso de prestaciones y desarrollos: todo ae desarrolla para esas altas prestaciones. Pero hay que poner fin a esta locura.

¿Huelga de animación?

Borja Barba acierta plenamente, en mi opinión, con su planteamiento: cuando los grupos de aficionados encargados de generar ambiente y con cierto trato de favor de las directivas deciden dejar animar ponen por delante sus intereses sobre los del equipo. Eso destapa una serie de consecuencias interesantes: ¿a qué intereses responden? ¿Qué intereses se pueden poner en un campo sobre los del equipo? ¿Puede el club apoyarles si no priorizan al equipo?