Memoria

No me resulta indignante que Irene González haya escrito un alegato a favor de El Valle de los Caídos, una mezcla de monumento a la memoria y de zona de esparcimiento especialmente reconfortante, según su relato. Tampoco me sorprende que lo haya publicado Vozpópuli. Pero sí me divierte que una columnista alineada con quienes crearon un “pensamiento único” para ahogar al nacionalismo vasco se queje de que “en España no se puede hablar de nada, no se puede aprender, ni discrepar, ni escuchar a quien tiene algo distinto que ofrecer. Intentaron privar a mi generación de aprender cualquier cosa distinta al relato político”.

De lo dicho y los hechos

Me da igual que sea en el Senado, en el Congreso o en un mitin del PSOE, pero considero urgente que Pedro Sánchez desmienta el dato que hemos leído en The Objective: “De enero a agosto el crecimiento es aún más importante. Los datos del ministerio indican que las importaciones de Rusia llegaron a los 5.347,4 millones, lo que supone un 49,2% más respecto a los ocho primeros meses del año 2021”. ¿Dónde está la parte de bloqueo a Rusia que toca a España después de la invasión de Ucrania? ¿A qué se debe esta disonancia entre lo anunciado y lo ejecutado? ¿Quién paga los drones iraníes contra la población civil en Kyiv?

La guerra total

Ya he escrito lo mal que me parece que en San Mamés alguien ondeara una bandera prorrusa del Donbás y que quienes lideran la grada de animación dejasen de apoyar al Athletic. Y no, no lo he hecho de la foto de los misiles con supuestos mensajes de militares ucranianos nazis contra el nacionalismo vasco. Simplemente, no me lo creo. Me parece fruto de la misma propaganda que denuncia Marcelino Madrigal: “En la Wikipedia también están en guerra Rusia y Ucrania. Más de 80 cuentas falsas editaron más de 600 veces la página de la Wikipedia referente a la invasión rusa de Ucrania intentando colocar la narrativa pro rusa”.

Que alguien tome las riendas

La situación de la hasta hace poco opción política mayoritaria del nacionalismo catalán es muy preocupante. Y esa no es una buena noticia porque ese espacio ideológico existe y se frustra cada vez más ante la falta de respuesta de quienes deben representarlo. Después de perder su hueco en el gobierno (Puigdemont anunció que votaría a favor de salir de él, desde Waterloo), fían su capacidad de colocar sus mensajes políticos a una televisión de la TDT, 8TV, según El Independiente. Un canal en el que Rufián tiene su propio espacio de entrevistas, a imagen y semejanza del que tuvo Pablo Iglesias. Porque algunos valen para casi todo.

Juan Carlos I, Franco y un magnate en busca y captura

Juan Carlos I se va de boda. Sin salir de Abu Dhabi, que así no tiene que conducir y puede beberse el chupito de orujo de hierbas después de comer. “El enlace unirá a Juan José Franco, bisnieto del dictador e hijo de Francis Franco Martínez-Bordiú, con Khali El Assir, hija de uno de los amigos más íntimos del emérito y que también vive a los Emiratos Árabes”, leemos en El Nacional, en el que también recuerdan que el padre de la novia “fue acusado de defraudar de 75 millones de euros y en febrero de 2019 se dictó una orden de busca y captura”. Cuestión de pares y de tríos: Franco, Juan Carlos y el magnate se van de boda.

¿No es la foto que queríamos?

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El sitio no es glamouroso, Sarkozy tiene cara de querer irse, y el tuit de Rajoy (“se llevará un buen recuerdo de nuestra gastronomía”) suena bastante cutre. Pero sigo pensando que este conjunto responde a la reclamación de una parte de la ciudadanía: ¿no querían muchos ver a sus representantes comiendo un menú del día? Ahí lo tienen. ¿Ese es el almuerzo que deben compartir dos líderes? ¿Podemos permitirnos que, por sacarse una foto, dos personas influyentes no puedan comentar libremente asuntos de Estado?

La realidad, no la foto

Mariano Rajoy puede maquillarse, vía foto, todo lo que quiera, pero el partido que preside sigue acumulando realidades que no tapan fotos o maquillajes: José Luis Olivas, el presidente que sustituyó a Eduardo Zaplana al frente de la Generalitat “ha sido detenido por un millonario crédito supuestamente irregular” (‘El Confidencial’) cuando ocupaba puestos de responsabilidad en Banjaca, Banco de Valencia y Bankia.

A tope de casta

En ‘Vozpópuli’ lo cuentan de una manera impecable: “Pablo Soto Bravo, recibe desde su nombramiento la asistencia de su mujer, Irene González Martínez, en el desempeño de su nueva tarea (…) la cónyuge del edil ‘está prácticamente instalada en la nueva dinámica municipal’. ¿Pero en qué situación se encuentra? La versión dada por Pablo Soto es que el Ayuntamiento madrileño no ha contratado a su pareja ni tampoco entra en sus planes. Ahora bien, el partido instrumental Ahora Madrid, organización que sustenta el Gobierno local, admite que está ‘estudiando contratar a Irene González’, siguiendo una fórmula similar a la adoptada por la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, a la hora de fichar a su novio, Adrià Alemany”.

Dinero electrónico y solidaridad

Teresa Rodríguez, una de las puntas de lanza de Podemos, te soluciona el problema de Grecia en menos de lo que ocupa un tuit: “Intervención bancaria, impago selectivo, emisión de pagarés, dinero electrónico, reforma fiscal, ¡y mucha solidaridad!”. El mensaje le ha quedado bonito, pero la realidad se lo chafa: el dinero electrónico sigue sin ser una solución, y si hablamos de solidaridad, la deuda griega ya ha recibido dos “quitas” de no menos de 250.000 millones. Lo del impago selectivo y la reforma fiscal es tan burdo tratándose de Grecia que suena a chiste.

Los directores de Uber, detenidos en Francia

Los cargos: “Primero, porque Uber está realizando una actividad ilegal al ofrecer un servicio de taxi. Una acusación a la que se ha enfrentado en multitud países desde el comienzo de su actividad. La policía francesa alega también que Uber Francia está ocultando documentación en formato digital. Al parecer, tras su operación en las oficinas de Uber Francia, hay documentos perdidos que están entorpeciendo la investigación” (‘Hipertextual’). En el fondo sí están las protestas lógicas del sector del taxi, al que Uber hace una competencia desleal pagando las multas que reciben sus conductores por actuar sin licencia.