La política de fichajes

Es normal que los partidos hagan fichajes para sus listas electorales y quieran llamar la atención cuando alguien inesperado se ha subido al barco. Pero no es normal que las listas de un partido se hagan a golpe de fichaje. Porque un partido es puramente instrumental, es el medio para llegar a un fin. Y toda herramienta tiene que estar a punto para trabajar adecuadamente. Los partidos y las listas de aluvión acaban como Ciudadanos y como lo hará Podemos antes de lo que pensábamos todos si Iglesias insiste en su política de show: ayer un mantero, hoy un taxista contra Uber. Eso no es dar voz, es usar la de otros.

Madrid: cañas y tapas

Isabel Díaz Ayuso siempre ha despreciado la pandemia: no le han importado los contagios ni las cifras trágicas. Lo suyo era mantener la actividad. Pero no la de los bares, sino la suya propia como punta de lanza de “lo liberal” contra el gobierno español. Sin embargo, su menosprecio le puede salir muy caro: queda mucho para las elecciones y la comunidad de la capital española está ya “descontrolada” porque “se multiplican por 5 los contagios y repuntan los muertos” (El Plural). Estas solo son las cifras al inicio de la oleada de turistas europeos que llegan a Madrid a desfogarse, beber, comer gritar y lo que surja.

El turismo, en jaque

Pocas veces lo de “en jaque” es más adecuado: el sector turístico vasco, español y mundial está en peligro pero aún le quedan unos pocos movimientos para dar la vuelta a la situación. Esta Semana Santa supone una inyección no de la vacuna pero sí de un paliativo a la espera de la inmunidad. Después de arriesgarnos para salvar a tantos sectores también le toca al turismo. Otro movimiento es el de las ayudas públicas, pero este también puede estar tocado por la gestión, o todo lo contrario, del gobierno español: “Temor de las hoteleras a que SEPI dilate los rescates tras el escándalo Plus Ultra” (La Información).

Y el comercio mundial, casi

Una cuadrilla de egipcios ha sido la que ha logrado desatrancar el enorme carguero que atascaba el Canal de Suez. Miquel Roig nos los ha mostrado a muchos retuiteando a Mohammed Soliman, que es quien había compartido en Twitter el vídeo del momento de la liberación: ese grupo de hombres que saltan en la cubierta de lo que parece un remolcador ha permitido que el comercio mundial continúe. Esto también es la globalización, que tan lejos nos ayuden tan cerca y al revés, que las industrias auxiliares estén o estemos en todos los países del mundo, que esa alegría sea la nuestra.

Viviendo un sueño

Pertenezco a la generación que desde 1984 a 2009 atravesó el desierto con el Athletic. Después, tuvimos que esperar hasta 2015 para levantar aquella Supercopa que nos dieron en Camp Nou como si nadie quisiera. En 2012 vivimos a lo loco y lloramos como niños. Pero este 2021 ya llevamos una de las pequeñas y tenemos dos oportunidades a partir de mañana para llevarnos las grandes copas. Estamos viviendo un sueño, pero es incluso más que eso: el Athletic es lo que nos anima en medio de todo este horror, y pienso exprimirlo y disfrutarlo. Me alivia que mañana no haya periódico porque yo libero ya al hooligan que hay en mí.

Sí, la hostelería es un factor

La hostelería no tiene la culpa, aunque son pocos los que mantienen la guardia alta ante el virus: la culpa es de las y los usuarios, que nos relajamos con una cerveza. Y con tres, ni te cuento. Pero es evidente que la hostelería es un factor relevante para la expansión del virus. Y si no fuera suficiente leer una curva u observar lo que salta a la vista, en El Confidencial recogen el resultado de varias investigaciones que concluyen: “El cierre de locales de hostelería es una de las medidas más eficaces para frenar la incidencia y mortalidad por covid-19” (EE.UU. y España), y que este cierre afecta a la actividad económica (Escocia).

¿La libertad es un bar? ¿En serio?

Los bares de Madrid molan. Claro que sí. Son espacios que disfruto cada vez que voy a la capital española y hasta preparo una lista de los que quiero visitar. Pero la libertad es mucho más que un bar o que todos ellos. Así que el spot de Isabel Díaz Ayuso que titula “Madrid es libertad” y solo se ve a cocineros y camareros, es otra pantomima más de la presidenta de la Comunidad. Otro ejemplo de populismo de brocha gorda y pintura a chorretones: su empeño en mantener abierta la hostelería y obviar lo evidente, que facilita la transmisión del virus entre la clientela, solo es avalado por su capacidad para ocultar datos terribles.

Pues me parece bien. O casi

Ícaro Moyano tiene un blog estupendo sobre hostelería madrileña, y además tuitea muy bien: “El matrimonio Iglesias Montero ha amasado en 7 años algo más de 1.5 millones de euros. Oficialmente ganaban 3 salarios mínimos. Podemos va camino de ser una parodia, o una fábrica de millonarios a costa de la clase obrera que confió en ellos.”. Que el líder de un partido, europarlamentario, diputado, vicepresidente y ministro, y una diputada y ministra que, además, es su pareja, ganen dinero me parece muy bien. Pero que renegaran de hacerlo e incluso hayan mentido con las cifras cambia mucho la cuestión.

Es un logro de todas y todos

Así que, sí, me parece bien que Pablo Iglesias, Irene Montero y el resto de los representantes de Podemos ganen mucho dinero. Y me parece mal que con sus sueldos hayan hecho populismo hasta el punto de mentir (es evidente que no ganaban tres veces el SMI). Claudi Pérez lo explica en Twitter: “Sobre la polémica del patrimonio de los ministros, me parece populismo populachero. La política debería estar estupendamente pagada, algo que no sucede en España. Que nos vaya bien como país depende en parte de que haya incentivos para dedicarse a ese oficio”. Y que no haya que ser rico para ser político es un logro de todos.

De dónde venimos y a dónde vamos

Las noticias sobre el último estudio sobre la singularidad genética de la ciudadanía vasca me generaron cierto recelo. Y me alivió ver en Twitter que no era al único: Juan Ignacio Pérez también lo comentó. Su tuit fue criticado y el director de la Cátedra de Cultura Científica de la UPV/EHU decidió explicarse en su blog en DEIA: “Cuando se habla de vascos no se habla, en realidad, de quienes vivimos en Vasconia hoy, sino de un subgrupo de los que vivieron hace unos sesenta años o antes. Y en el caso que nos ocupa hoy, a personas que hablan euskera”. Además, critica el habitual uso político de los resultados.

Ya está bien de acontecimientos

La venta de Euskaltel es el enésimo acontecimiento que vivimos estando ya agotados. Por supuesto, los mismos parlamentarios, periodistas y tuiteros de cabecera que te hablan en Euskadi de derechos humanos, gas, TAV o pandemia, opinan ahora sobre la OPA. Mientras tanto yo estoy cada vez más cerca del guionista vasco Raúl Díaz, que tuiteaba: “Veo mucho tuitero que solo escribe de política. Ya sabéis: cabreo, mismo tema al unísono, ponzoña… No sé si pretenden movilizar o molestar. A mí suelen provocarme tristeza. Me pregunto si les pagan, si se ven como gurús… Yo deseo que sean bots porque si no, vaya vida, colega”.

La verdad es esta otra

Héctor Barnés explica muy bien en El Confidencial lo que nos pasa a muchos: “Empieza a abundar la sensación de que nos sacrificamos para que otros tengan barra libre para hacer lo que quieran: la solidaridad se ha convertido en un ‘tonto el último’”. Es así de sencillo y desmotivador: quienes intentamos cumplir somos los que mantenemos el equilibrio. Si todas y todos hiciéramos lo que nos dé la gana (y son muchas y muchos los que lo hacen) estaríamos muertos. Pero si los que salen, trampean, se creen más listos y pasan de todo se justifican con que están cansados, los que cumplimos lo estamos más.

El milagro de Ayuso

El milagro de Isabel Díaz Ayuso no tiene nada que ver con mantener la actividad del sector servicios mientras avanza la pandemia. El milagro que obra la presidenta de la Comunidad de Madrid consiste en desviar la atención de las cifras y conseguir que nos fijemos en las barbaridades que dice. Pero esta es la situación real: “Dramáticos datos en Madrid, botellódromo de Europa: Ayuso reconoce casi 3.000 nuevos contagios pero no actualiza el número de muertos este fin de semana” (El Plural). Información que se suma a la de que Madrid aporta 4 de cada 10 nuevos positivos en España.

Pero qué tomadura de pelo

El pasado domingo las bases de Podemos ratificaron que Pablo Iglesias será el candidato de Podemos a la comunidad de Madrid. Lo hicieron después del anuncio del vicepresidente español, después de que Podemos explicara que la anterior cabeza de lista iba a ser relevada, después de que el propio Iglesias haya nombrado sucesoras en su vicepresidencia, su ministerio y su escaño en el Congreso, y se haya despedido desde la tribuna de oradores. ¿Y ahora nos quieren vender un proceso democrático interno? ¡Venga ya! Ojalá se acabe pronto la moda de tratar a la ciudadanía como una audiencia infantilizada.

¿Qué impide la Policía?

Muchas cosas van mal en España si entre dos grupos de manifestantes, uno de franquistas y otro de mujeres que muestran la parte superior de su cuerpo, la policía detiene a las integrantes del segundo. Ya sé que la de los fachas era una manifestación permitida y las Femen fueron a reventarla, pero la foto no puede ser más elocuente: entre fascistas y tetas, las autoridades españolas actúan contra las tetas. Lo que demuestra que los franquistas, cuyo derecho a exhibirse es aceptado primero y protegido después, pueden tener razón: en el fondo, España ha sido maquillada, pero sigue siendo rancia.

Realidad y ficción

No vamos a poder mirar hacia delante en Euskadi, ni hacia ningún lado, hasta que aprendamos a distinguir realidad de ficción. La ficción es asegurar que no hay nada reivindicativo o político en los “ongi etorri”. Realidad es el daño y la indignación que generan esas manifestaciones de apoyo a quien ha generado dolor usando al pueblo vasco como excusa. Realidad es ese dolor, ficción es que lo hicieran en nombre de quienes pedíamos que parasen. Realidad es el hilo de Joseba Eceolaza, redactor de esas mociones contra las bienvenidas que responde a Julen Arzuaga. Ficción es la película que se monta el parlamentario de Bildu.

La línea estaba clara

Es una cuestión subjetiva, por supuesto, pero la misma confianza como votante me generan Iglesias y Díaz Ayuso: ninguna. Ambos sabían que “incumplieron la ley al hacer anuncios desde sus cargos institucionales” (Eldiario.es), como concluye la Junta Electoral. Insisto, lo sabían pero de igual manera usaron él su despacho de vicepresidente y ella la sala de prensa del gobierno autonómico. Y no es una casualidad ni una anécdota, es una forma de hacer: las líneas a veces no están claras pero en las dos ocasiones referidas sí lo estaban y, pese a ello, lo hicieron. Es su política y su comunicación, no la mía.

Si no lo sabes, lo aprendes

Entiendo perfectamente la reacción en cadena en Twitter de Marc Sala, Carlos Franganillo y Xabier Fortes, entre otros, que esta semana se mostraban sorprendidos y molestos por el asalto de una redactora de Las Cosas Claras (La1) a Mariano Rajoy mientras caminaba. La pregunta y la insistencia de la periodista eran solo el primer error: la actitud y la sonrisa de Jesús Cintora cuando recuperó la conexión fue el segundo y más grave. Un ente público no puede caer en el acoso ni en la tentación de emitir la huida y regodearse. Y quien no lo sepa, como la redactora o Cintora, lo puede aprender. Si quiere, claro.

Vivir de Twitter es muy duro

Vivir de lo que dices o haces en las redes sociales sin tener nada fuera de ellas tiene que ser muy duro, y lo digo completamente en serio. Estás expuesto y las críticas de quienes te envidian son incómodas, recurrentes y, generalmente, anónimas. Pero lo peor que te puede pasar es que venga alguien que sin Twitter ya tiene una carrera profesional y te corrija en público una barbaridad. Le ha pasado esta semana a Gerardo Tecé, oportunista de la palabra (y en ocasiones, oportuno con ella), al que Borja Cobeaga recordaba que “La vida de Bryan” generó también polémica en el Reino Unido cuando se estrenó.

Una nueva comunicación

En esta columna hemos recordado que siempre hay alguien que nos quiere contar un cuento. A veces, para que le compremos su ficción o su estilo comunicativo, y en otras ocasiones para satisfacer nuestro interés: “Ingenuity, el helicóptero que está en Marte preparándose para volar, estrena blog” (Microsiervos). La NASA lleva años innovando también en comunicación: encontraron rápidamente el modo de utilizar las redes sociales para informar como institución y generar conocimiento y, después, empezaron a abrir canales de sus diferentes misiones para poder seguirlas como a cualquier otro protagonista de actualidad.

Quinto día, quinto traspié

No sé lo que nos deparará el futuro inmediato de Pablo Iglesias pero todos podemos aventurar declaraciones grandilocuentes y, sobre todo, muchísimos titulares. El líder de Podemos va camino de matarnos de aburrimiento y él va camino de hacerse un esguince en sus múltiples tropiezos: su candidatura nace coja y tuerta, y su figura política se ha debilitado claramente desde que Más Madrid le dio calabazas, Sánchez, Ábalos y Calviño pasaran de él y, finalmente, el resto el sector socialista del ejecutivo se atreva a expresar “satisfacción” (El Independiente) por su marcha del consejo de ministros después de haber agotado los eufemismos.

Malas decisiones… En un mal momento

Javier Vizcaíno tuiteaba lo que muchos pensamos: “Si no hubiera una pandemia con 100.000 muertos en un año, esto sería hasta divertido”. Pero si no nos lo tomamos con humor y cierta sátira igual no podríamos soportarlo: en plena pandemia el ministro de Sanidad y el vicepresidente de Derechos Sociales del mismo gobierno han abandonado el barco para presentarse a las elecciones catalanas y madrileñas, respectivamente. No hay por dónde cogerlo, no hay manera de explicarlo, no hay forma de convencerse de que esto está bien y no todo lo contrario. Y si se creen los de House of Cards no saben lo catetos que resultan.

Justicia o libertad

Isabel Díaz Ayuso no tuvo reparos en cambiar su “socialismo o libertad” por “comunismo o libertad” cuando Pablo Iglesias hizo su gran anuncio hace solo unos días. Es evidente que la presidenta de la Comunidad de Madrid no tiene problemas de vergüenza. Parafraseándola, ¿no sería posible hablar de “justicia o libertad” después de leer este titular en Público: “En libertad los dos policías que dieron una paliza a un vecino en Linares”? Después de la detención de los agentes surgieron varias denuncias de acoso en el municipio. ¿Y si la orden de alejamiento a las víctimas resulta suficiente, de qué hablaremos?

Un fenómeno, por desgracia

Toda esta política de bajo nivel no sería posible ni explicable sin la espectacularización a la que la audiencia se ha acostumbrado y, a estas alturas, ya demanda. La política, como la tele, necesita eventos y grandes shows para captar a espectadores cada vez más ligeros y que consumen a gran velocidad. Así, Trump ha pasado y casi ni nos acordamos de él… Pero sí lo hacen en las televisiones estadounidenses: el espectáculo imprevisible y sin fin del republicano generaba interés y, con este, las noticias y los buenos resultados de share. Esta certeza y estas necesidades son señales claras. Tanto que verlas es cuestión de voluntad.

A este juego juegan todos

Empezábamos la semana muy entretenidos con la entrevista de Harry de Inglaterra (o Henry, o William, que me da igual: el pequeño, el pelirrojo, el que se disfrazó de nazi y tiene pinta de golfo) y Meghan Markle. La pareja lloraba delante de la cámara por la incomprensión de la familia real británica que a la actriz le había costado una bajona guapa. Y terminamos la semana con las declaraciones del padre de Markle, que “insinúa que el príncipe Harry no la cuidó durante su depresión”. A este juego de declaraciones pagadas, burradas y acusaciones como si no costaran pueden jugar todos. Cosas de reyes y de la tele.