Nadie se erigirá como responsable de esta consecuencia, así que es obligación de los demás tener vergüenza y recordar a quienes han empujado a la sociedad española al ánimo de venganza y a de la aplicación del rodillo para sepultar sus preocupaciones. Según El Nacional, que cita a El Español, más de la mitad de los españoles encuestados quiere a Junqueras en la cárcel. ¿Por qué? ¿Les hace sentirse más seguros? ¿Quién les ha impulsado a pensar así? Que salga y dé la cara.
Una sociedad que quiere carnaza
Jorge Bustos, recordaba en Twitter que además de meternos con los medios que dan carnaza no podemos olvidar a los espectadores que la demandan. ¿Se la damos porque la piden o la piden porque se la damos? Responde Begoña Beristain en su blog de DEIA y retrata perfectamente a esos periodistas carroñeros y protagonistas en el caso de Diana Quer. También sugiere una preocupación sobre el mensaje a las mujeres: si se resisten, las matan. Si no lo hacen parece que lo buscan.
Machismo para los más jóvenes
Intento por todos los medios no ser alarmista, desmontar los bulos que circulan por Internet y explicar las situaciones con calma para que nadie piense que en las redes sociales habita el demonio. Pero si saben que sus hijos e hijas siguen al youtuber Dalas tienen un motivo de preocupación. El escritor Juan Gómez-Jurado se quedaba a gusto insultándole en Twitter por su machismo, pero el tema es bastante serio: una estrella de las redes pone en duda la violencia machista.
Roncero, no entiendes nada
Tomás Roncero es incapaz de entender lo más básico, tal vez por eso se atrevió a soltar que tendría que ser un orgullo para los aficionados del Athletic Club que el Real Madrid vaya a llevarse a Kepa Arrizabalaga. La respuesta de Miguel Ángel Puente en Twitter me parece acertadísima en fondo y forma: “El verdadero orgullo de todo aficionado del Athletic, Tomas Roncero, es que vengan a por nuestros jugadores y decidan quedarse en Bilbao. Un poco de respeto”.
Los ordenadores, en peligro
Todo empezó con Intel, el principal fabricante de procesadores, pero otros componentes también tienen un “bug” de seguridad cuyo arreglo ralentizará nuestros ordenadores. El “fallo” es de diseño (los procesadores de AMD, con otra arquitectura, de momento están a salvo) y afectaría a todos los instalados desde hace diez años, tanto en equipos domésticos como en máquinas que gestionan grandes cantidades de contraseñas. Aún así nos empeñamos en dejarlo todo en manos de chips y código.