Puedes cometer un error. No pasa nada. Nadie va a juzgarte duramente si te das cuenta, lo admites e intentas arreglar el desperfecto que hayas podido originar. O puedes cometer un error e insistir en él, y cometer otro e insistir en los dos. Es lo que está haciendo Podemos con su ley estrella, como primera equivocación, y sus manifestaciones en los medios, con la colaboración del PSOE, como segunda. Cada día, un titular (el de ayer, este en EPE: “Irene Montero culpa al PSOE de que las negociaciones sobre el ‘solo sí es sí’ estén paradas: ‘Yo no me he levantado de la mesa’) y una alegría en la sede del PP. Ellas y ellos sabrán.
La izquierda se equivoca
Dirán que yo no puedo opinar de lo que hace la izquierda ni medir el tamaño de sus errores, pero yo seguiré diciendo lo que me dé la gana. Y es evidente, no porque lo diga yo, sino porque puede verlo cualquiera, que la izquierda se equivoca (la española y la vasca), primero, intentando apropiarse de banderas como la del feminismo. Después, por intentarlo para acabar como leemos en República: “El movimiento feminista volverá a partirse este 8-M: habrá dos manifestaciones. Comisión 8M, cercana a Podemos, recupera este año el recorrido por la Gran Vía madrileña que en 2022 ocuparon las feministas cercanas al PSOE”.
Espainaren morroi
Bildu se ha plegado al PSOE en Madrid: “Unidas Podemos, ERC y EH Bildu ceden y salvan la ley de bienestar animal: ‘Hoy vence el PSOE’” (El Plural). Yo lo entiendo porque la política lleva siendo así toda la vida: hoy apruebas algo que te importa menos que lo que vas a reclamar mañana. Pero la izquierda abertzale lleva también toda la vida asegurando que ceder en el legislativo español era venderse por un plato de lentejas. Literalmente. Pero aún hay más: consiente allí (y en Nafarroa), pero no lo hace en la CAV. Y no acaba aquí el asunto: ¿cede porque a Bildu le parece bien o porque lo hace ERC? ¿Y si ERC no hubiese accedido?
El nivel
PSOE y Podemos discuten lanzándose los trastos en televisión. La oposición que se autoproclama de izquierdas se ablanda haciéndose seguidismo por el qué dirán. Y la que se sitúa orgullosamente en la derecha también ha decidido tirar el nivel de la política al suelo: opinar públicamente que la conocida como ley del “solo sí es sí” puede ser “el Prestige de Sánchez” (Nius) me causa bochorno. Que el PP hable en esos términos, considere que algo que ellos gestionaron tan mal sea una especie de tumba política, puede estar ubicado entre el ridículo y la vergüenza. Pero sin duda entra en el terreno de la torpeza política.
Mayor y lento
Vox ha elegido a un octogenario que militó en el PC para encabezar su moción de censura. O no. Pase lo que pase, sea Ramón Tamames el elegido finalmente u otro, el candidato de la ultraderecha ya sale a la carrera con los dos pies enredados. En el caso del economista, además de mayor para lanzarse a correr, especialmente lento porque ahora “Vox paraliza la candidatura de Tamames hasta que no detalle su programa de gobierno” (The Objective). Seguimos recopilando pruebas del bajísimo nivel de la política española actual, Bildu incluido por propia voluntad, por supuesto, desde su poder ejecutivo a los partidos en el legislativo.