Nos tomamos demasiado en serio

El periodista Juanjo Cuéllar ha hecho un experimento en Twitter: preguntar algo concreto a candidatos de su municipio en esta red social. Evidentemente, ninguno le ha respondido. No tengo ninguna intención en centrar la atención en Cuéllar, porque yo, como cualquier otro periodista en Twitter, puedo pecar de lo mismo: nos tomamos demasiado en serio nuestra presencia en esta red social, la participación directa, y todas esas zarandajas porque, sí, son zarandajas. En Twitter no se hace política ni participación, igual que no se puede hacer periodismo. Ni siquiera podemos llamar “conversación” a cruzar unos tuits.

Es un cartel horroroso

Jesús Barcos se preguntaba en Twitter si funcionará el cartel que, a modo de portada de revista magazine, anuncia el acto central de la campaña de Errejón y Carmena. Como cartel electoral es horroroso. Si me apuran, como diseño es bastante malo porque caricaturiza lo que ya son portadas discutibles para algo que se supone que es serio: la política. ¿Funcionará? Respondo con otra pregunta: ¿cómo lo sabremos? ¿Podremos preguntar a los asistentes si han acudido solo por el cartel? Lo que tengo claro es que en Podemos y sus derivados son muy buenos… Haciéndonos creer que sus diseños lo son.

Una sede de Vox roba la luz

Alcantarilla está en Murcia (he tenido que buscarlo), y en la sede de Vox en la localidad, propiedad de la familia de Aurora Ortega, candidata por ese partido, por fin van a contratar luz y agua potable, según publican en El Plural. Antes, en un digital local, Alcantarilla TV, informaban de cómo la sede robaba la luz de la comunidad de vecinos incluso habiendo sido apercibida por Iberdrola, y que para los actos llevaban el agua para poder usar el baño. Con el dinero que ha manejado Vox todos estos años, sin presencia parlamentaria pero con una estructura creciente, ¿para estos “detalles” no tenían?

A vueltas con los fichajes

En el fondo, la idea de controlar las horas que dedicamos al trabajo para no excedernos me parece bien sin paliativos. En la forma, me parece insuficiente poner en marcha fichajes y no habilitar medidas que permitan a los trabajadores denunciar la vulneración del derecho a su descanso por medio de e-mails, llamadas o incluso mensajes vía WhatsApp a cualquier hora. Tampoco queda claro qué pueden hacer las microempresas o los autónomos, y me gustaría saber si en el PSOE estarán cumpliendo el horario en campaña y si la ministra pretende hacerlo en su gabinete. Y como ironiza Xabibenputa, ¿qué va a hacer Felipe VI?

Se tiene o no se tiene

Rosalía ha emergido como la excusa perfecta de esos a los que les gustaba el flamenquito pop pero no se atrevían a decirlo. Personalmente, me parece bien todo: que algunos hayan comprado CD de flamenquito pop y que otros estén escuchando a Rosalía en Spotify como si no lo fuera. Sin más. No había hecho mucho caso del fenómeno hasta ayer, cuando vi este tuit: “Cuando señaléis la ortografía de alguien en twitter fijaos please en que a veces si no escribes abreviando es imposible que te quepa todo el texto! Besito” (sic). El propio tuit contiene varios errores que no suman caracteres, pero ese no es el debate.

¿Cumplen ellos?

Por supuesto, me parece bien que se vigile el cumplimiento de las horas que un trabajador dedica como máximo a su empleo. El sistema me genera más dudas porque conlleva costes en las empresas pequeñas y es fácil de sortear en cualquier caso. Y leyendo la queja airada de la ministra española de Trabajo sobre la puesta en marcha de la normativa, me pregunto qué chistes estarán haciendo esos trabajadores del PSOE, partido al que pertenece Magdalena Valerio, que echan más de 10 horas al día en campaña, incluidos sábados y domingos, o lo que pensarán sus más próximos colaboradores en el ministerio.

Este, ¿de qué va?

Pablo Iglesias ya se cargó un gobierno socialista posando con sus “futuros ministros” mientras Sánchez se reunía con Felipe VI. Y ahora va camino de repetir: quiere gobernar en coalición con el PSOE y con ministerios fuertes y, si no, rompe la baraja. Ni siquiera se pregunta qué partidos cree que apoyarán una investidura de Sánchez con esa idea de gobierno, ni parece preocupado por una repetición de elecciones como la que ya provocó hace cuatro años. La prepotencia de Pablo Iglesias, cuyo partido no deja de perder votos, deja de ser sorprendente para empezar a ser preocupante: si él no tiene poder nada vale.

El papel lo aguanta todo

Una cosa es ir de animalista cuando estás de campaña y otra ponerte al frente de un gobierno municipal, frente a un lobby y plantear un referéndum vinculante sobre el futuro de las corridas de toros, como Eneko Goia en Donostia. Lo fácil es decir una cosa, hacer la contraria y seguir poniéndote una chapa y hasta detrás de una pancarta. Pero la realidad es tozuda y los votantes la perciben: en Valencia los espectáculos con toros no solo no han sido prohibidos, sino que han ido a más: “El gobierno valenciano indica que se han autorizado 35.287 actos taurinos en cualquiera de sus modalidades” (Público).

Abascal es uno de los suyos

No lo digo yo, lo dice el propio Abascal, que responde en Twitter a una noticia de El País sobre que el líder de Vox evita una foto con la extrema derecha italiana, de este modo: “Ni caso a los productores de Fake News como ‘El País’. Nosotros agradecemos a los gobiernos de Matteo Salvini y de Viktor Orban su firmeza frente a quienes desde Bruselas imponen la inmigración masiva e ilegal. Vox en Europa contribuirá a detener esas políticas suicidas”. No solo con el tono “trumpista” Abascal deja claro dónde se ubica: es explícito. ¿Qué dirán ahora los “cagapoquito” que piden que no les llamemos “ultras”?

¡Qué vergüenza de Liga!

La Liga de Tebas es una vergüenza: se celebra y se termina porque lo básico no lo pueden tocar y los partidos se juegan. Pero hemos soportado horarios que son una castaña y basados en mentiras (¿cuántos encuentros han jugado el Real Madrid o el FC Barcelona a mediodía para que los vean en Asia?), hemos asistido a sainetes como el del partido en EE.UU., hemos aguantado las fascistadas del propio Tebas, y ahora los compañeros de la prensa y los aficionados son maltratados con cambios horarios sobre la marcha que fastidian reservas de vuelos, por ejemplo. Como dice José Manuel Monje, “no es serio”.

Con el Liverpool y con el Arsenal

Puedo reconocer las carreras de Llorente (ya en declive) y la de Kepa Arrizabalaga (con muchos años por delante) como deportistas de élite. Pero como aficionado al Athletic Club y partiendo de la base de que el fútbol alivia nuestros instintos, apoyaré a Liverpool y Arsenal porque no podemos trasladar el mensaje a nuestros cantearnos de que irse del Athletic es sinónimo de triunfar. Somos un club que vive de cuidar lo nuestro, aunque esta semana nos hayamos llevado otra decepción, de cuidarlo con un celo extremo porque la pervivencia de nuestra singularidad está por encima, incluso, de nuestra pervivencia en Primera.

Aquí, el líder

En Twitter hay un axioma que falla pocas veces: si se define como políticamente incorrecto lo más probable es que diga tonterías. Pablo Hasel lo ha vuelto a ratificar: “Apuesto a que a RuGALcaba no le ha dado el ictus pensando en todas las víctimas del terrorismo de Estado que apoyó y que asesinó a muchos antifascistas que luchaban por derechos y libertades democráticas”. Solo le ha faltado llamarle: “RuGALcaGa”, como algunos tuiteros que habrán terminado en Vox. Ahí tienen al poeta, al rapero, a la víctima, al líder de opinión y una causa justa para muchos, mostrando de qué madera está hecho.

Divide y vencerás

Si la izquierda vence en Madrid será porque su división no ha sido tan completa como la de la derecha. Esa es la batalla ideológica hoy en la capital del reino: el ejército que se haya desmembrado menos es el que más opciones tiene de conseguir algo. Pero la división ya ha debilitado a los dos bloques, también con cuestiones prácticas como esta que apuntan en República.com: “La JEC permite ahora a Carmena participar en debates electorales pero no a Errejón”. No creo demasiado en la efectividad electoral de los debates televisivos con tanto ruido de campaña, pero parecer un aspirante le debilitará.

Estos lodos

No creo que la pelea en Alcorcón entre candidatos del PSOE y del PP que ha terminado con denuncias cruzadas sea el ejemplo de la política española, pero sí creo que es la decantación de lo que está pasando. Si algo me sorprende para bien de las personas que se dedican a la política es que, salvo posiciones muy enquistadas, todas son capaces de llevarse bien y tratarse con camaradería pese a los debates. Llegar a las manos en Madrid, en una pegada de carteles, es el resultado de que algo se está rompiendo, de que tensarnos a todos, a base de campañas, argumentarios y tuits, no nos lleva a nada bueno.

Es lo justo

Más allá de lo que ha pasado en Alcorcón, me sumo al reconocimiento de Pablo Simón en Twitter: “No me resisto a desear mucha suerte a esos miles de concejales que hoy dan el paso. Implicarse en lo público desde lo local no siempre es fácil, así que gracias de veras”. Efectivamente, quienes van a ser concejales en sus pueblos son los verdaderos héroes de la política, y más en este momento en el que el ejercicio de dedicarse temporalmente a los demás está tan mal visto (no negaré la parte de culpa que tienen algunos políticos y algunos periodistas). Es labor de todos poner en valor ese trabajo.

Cuando Twitter molaba…

Hacía años que no leía un tuit de Ricardo Royo-Villanova, uno de esos tuiteros que tenían su personaje, a veces divertido, otras no tanto. Y ayer volvió a mi timeline para despedirse: dice que está cansado de este Twitter y de las jaurías que se lo han apropiado. Y no le falta razón: hubo un tiempo muy lejano (hace diez años) en el que en Twitter nos conocíamos casi todos y, cada uno con su careta, iba de frente… Más o menos. No quiero ponerme nostálgico, abuelete ni clasista, solo dejar claro que otro Twitter, mucho más interesante y mucho más disfrutable, es posible porque lo hicimos.

A esto me refiero

En Twitter, en YouTube, en Internet y en la calle cabe todo el mundo. Nadie sobra salvo los fascistas… Y quien humilla a otro por divertimento. Ayer Javi (un usuario poco conocido pero muy interesante) comentaba en Twitter la noticia sobre Reset, el youtuber que dio galletas con pasta de dientes a un indigente y, luego, unos euros de limosna. Estos días, el joven declara ante el juez cosas como esta: que dejó el instituto por YouTube y los periodistas le hemos chafado el negocio o que el juez se toma muy en serio la ley y él solo quería gastar una broma. No suelo ser alarmista, pero en esto nos estamos convirtiendo.

Empezar mal la campaña

Ya sé que estamos en campaña y que me tocaría hablar de lo que hacen los candidatos, pero no he podido ni he querido poner por delante lo que es hoy Twitter e Internet: el reflejo de nuestra sociedad. Y cuando sigo estirando el chicle y pensando que los políticos responden a lo que es la sociedad a veces me asusto: después de una torta como un piano en el PP, Díaz Ayuso, la candidata a la presidencia de Madrid arranca su campaña discutiendo la idea de Vox de llevar a El Retiro el desfile del Orgullo Gay. ¿Qué más quiere la extrema derecha que eso, que el PP le compre el “frame”, como dicen los expertos?

Lo mismo le da

Mientras en el PP no se quitan ni queriendo el pringue de Vox, en Ciudadanos tienen cada vez más difícil ocultar que si no hubiera surgido la formación de extrema derecha ellos hubieran capitalizado el voto ultra: “Miguel Carmona Priego se coló en las listas de las dos formaciones en Berga y Manresa y tras la denuncia del PSC a la Junta Electoral se ha quedado fuera de ambas”. Desde luego, a Miguel Carmona le da lo mismo uno que otro aunque en Vox era el 12 en Manresa y en Ciudadanos, el 16 en Berga. A los de Abascal, desde luego, les caía mejor. Lo que está claro es que algunos arrastran un suspenso en democracia.

No, no somos los mejores

Si ayer les hablaba de lo acertado que estaba José Manuel Monje cuando reclamaba tanto apoyo para Susaeta sobre el césped como lo estaba teniendo ahora, tras anunciar su adiós, hoy les traslado otra verdad incómoda sobre nuestro Athletic, la que tuiteaba el periodista Iker Fernández: “Tengo 37 años y creo que al único jugador que no he visto salir por la puerta de atrás es a Iraola. Históricamente, la capacidad de este club de librarse de sus leyendas ha sido increíble. Ocurrió con Larrazabal, con Julen… Y no aprendemos. Y esto no lo arregla ningún homenaje”. Se olvida de Etxeberria, pero acierta en lo esencial.

Este Athletic, sí

Markel Susaeta representa al Athletic que queremos, incluso en su despedida, que Iñaki Williams ha calificado de la mejor manera posible: “Ejemplo”. Ejemplo de entrega y ejemplo de sabiduría: Susaeta conoce cuál es su rol, el de jugador, y qué es lo importante, el Club. Porque sin el Athletic tal y como lo conocemos no habrá más Susaetas. Una vez más comprobamos que el mayor enemigo del Athletic somos los la de la grada, los de los despachos y los que viven del negocio, que podemos provocar que cambiemos demasiado, hasta dejar de reconocernos como un club singular y empecemos a vernos como un club más.

¿De verdad no tiene sitio?

Sí, hay que mirar al futuro. Sí, el Athletic no debe nada a un jugador al que ha pagado cada euro del sueldo. Sí, el futbol cambia muy deprisa (al ritmo que marcan los representantes) y, sí, cada verano tenemos que renovarnos y hasta reinventarnos, pero los datos que ofrece la Adurizpedia sobre Susaeta son difíciles de mejorar: máximo asistente de los últimos 20 años, el único que ha marcado y asistido en las doce últimas temporadas junto a Messi, más de 20 partidos por temporada y titular en todos los partidos de la temporada buena de Bielsa. ¿De verdad que este jugador no tiene cabida en la plantilla?

Empecemos por nosotros

Acierta José Manuel Monje cuando tuitea: “¡Qué pena no haber escuchado en San Mamés el apoyo que estoy viendo por aquí a Susaeta!”. Markel Susaeta, hoy admirado por todos, siempre fue un jugador que contó con detractores por por poco ambicioso. Pero contó para todos sus entrenadores y así ha sumado más de 500 partidos en el Athletic y esta semana hablamos tanto de él en los medios, en Twitter y en los bares, oficinas o casas. Creo que esta situación también debe obligarnos a mirar al espejo: si nuestro club es singular tenemos que mantenernos como una afición diferente. Y me temo que no lo estamos haciendo.

Esto es fútbol

Mientras en Bilbao estamos penando por cómo juega el Athletic (aunque todos hubiéramos firmado en Navidad estar hoy como estamos) y lamentando que un jugador como Markel Susaeta haya desestimado renovar con el Club, en Liverpool esta semana están de fiesta futbolística. ¿Por qué? Porque han logrado reunir todo lo que nos gusta del fútbol: un equipo histórico, una afición admirable, una gesta, la victoria sobre el más fuerte, una goleada con protagonismo de canteranos, la superación a las adversidades, un entrenador optimista y con personalidad y una victoria ganándonos a todos.

Los hooligans, fuera de los medios

Ya les he deslizado lo que no menos me gusta del fútbol en esta columna y en otras anteriores: ese mogollón de gente que vive (y muy bien, por cierto) de quienes pagamos la cuota anual, el merchandising caro y lo que nos imputan los patrocinadores a los clientes. Esos representantes que quieren que las plantillas se renueven cada año, esos periodistas que coleguean con los jugadores, y esos opinadores como Cristóbal Soria, al que conocí ayer gracias a un vídeo en el que se le ve perdiendo los papeles por la derrota del Barcelona. Gritos e ira en un plató que no aportan nada salvo un show deleznable y un reparto de euros que solo les toca a ellos.