Junts ha venido a jugar

Soy consciente de que ya lo he escrito: Junts va a exprimir esta legislatura en la que sus votos son decisivos. Pugdemont y los suyos están dispuestas y dispuestos a jugar. Pero, ojo, que nadie se confunda: el tablero, las piezas, las normas del juego y el número de jugadores los ha puesto el gobierno español. Y no solo este gobierno: PSOE y PP en sus sucesivos relevos son los que han dado pie a negociar antes de cada votación derechos que ya correspondían a la ciudadanía (y la libertad de hacer política lo es, no voy ni entrar a discutirlo). No me gusta la política llevada al extremo, pero Junts está en su derecho de exprimir el juego.

¿Dónde están los límites?

La mayoría de los medios cavernarios aseguran que la legislatura de Pedro Sánchez está acabada después del voto en contra de Junts a la Ley de Amnistía para ampliarla. Sin embargo, yo me aferro a este titular en El Periódico de España: “El Gobierno desvincula el ‘no’ de Junts a la amnistía con la duración de la legislatura”. Y me aferro a él porque creo que los gobiernos están para gobernar y los partidos para llegar a acuerdos. Junts está en su derecho de llevar al extremo su negociación, siguiendo una práctica que impuso España (que quede claro). Pero también yo lo estoy en pensar que ni la política ni la vida mejoran bajo presión.

Una comunicación que no entiendo

No entiendo que con toda la ciudadanía apretándose el cinturón por la inflación el Santander anuncie que “logra el mejor resultado de su historia y supera los 11.000 millones” (La Información). Pero, claro está, no lo entiendo por mi falta de formación financiera. Igual que no entiendo, por mucho que me lo expliquen, que la inflación se detenga subiendo los tipos de interés y regalando beneficios a los bancos. Pero de comunicación sí sé algo (o eso considera quien me contrata) y tampoco entiendo que el Santander, como otras entidades, haga este tipo de notas grandilocuentes. Si es por la cotización en bolsa, hay otros caminos.

Esto, tampoco

Tampoco entiendo la polémica sobre el cartel de la Semana Santa de Sevilla en el que, según sus críticos (“la ultraderecha”, según Diario Red), Jesús aparece sexualizado. La imagen realista de un Cristo tapado levemente con un manto, como la que hemos visto miles de veces en estatuas, cuadros o crucifijos, al parecer, molesta. Pero, ¿qué molesta? ¿El realismo o la sexualización? ¿La incapacidad de ver al hijo de Dios como un mortal (un mortal en buena forma) o la incapacidad para reconocer un impulso natural en las personas que puedan sentirse atraídas por los hombres y un tipo de belleza concreto?

Miremos esto de frente

Tenemos que mirar de frente al adversario político, al banquero que presenta beneficios récord con alegría mientras pagamos hasta 9,25 € el litro de aceite de marca blanca (precio de ayer), y al ultra incapaz de aceptarse a sí mismo. Y también tenemos que mirar estos datos que tuiteaba Xose Castro: “2022: se bate el récord de suicidios en España. 2021: se batió el récord. 2020: también se batió. El suicidio entre adolescentes ha aumentado un 50 % en el último año. Hay 12 suicidios diarios. Es la principal causa de muerte entre jóvenes”. El traductor reclama “un plan nacional de prevención de este gravísimo problema de salud pública”.

«Confrontación frente al diálogo»

Al sindicato ELA le va bien, es evidente. Gana todas las elecciones, paraliza ciudades y no se corta en dar lecciones. Pero que al sindicato le vaya bien no significa que estén haciendo bien las cosas ni que las cosas que hacen sean positivas para el país. Su primer pilar es: “Confrontación frente a diálogo de despacho ineficaz”. Quien haya escrito “confrontación contra el diálogo” y no se haya parado en seco tiene un problema. El segundo es, directamente, una mentira: no puede abanderar la “independencia política” la organización que hace coincidir huelgas y movilizaciones con un calendario electoral.

¿Qué futuro?

Arnaldo Otegi lo ha dicho con seguridad: Otxandiano será lehendakari “si no es esta vez, en el futuro” (COPE). Pero en la izquierda abertzale saben que el futuro es incierto. Vale, eso lo sabemos todas y todos, pero ellas y ellos, más: ¿cuánto tiempo va a aguantar la resiliencia en su interior? ¿Cuántas cesiones quedan por hacer hasta que la famosa “revolución pendiente” (como la definió un importante político vasco) se consume? ¿Aguantarán? ¿El odio al PNV seguirá siendo un compacto pegamento cuando Bildu y el propio Otxandiano emulan continuamente al PNV, incluso yendo al Fórum Europa, en el Ercilla?

Y Andueza se postula

Eneko Andueza ya no asegura que no gobernará con Bildu: ahora dice que sí aceptaría sus votos para ser lehendakari aunque la formación de Otxandiano y Otegi no entrarían en el Gobierno Vasco. Veremos qué dice la semana que viene. Lo que no deja de sorprenderme es que Andueza insista en un posible entendimiento entre el PNV y Bildu. Algo que solo alienta, precisamente, el candidato de la supercoalición que lidera Sortu, son su ofrecimiento de txitxinabo para que sea el lehendakari el más votado en un hipotético gobierno de coalición. De momento, coinciden, se necesitan y se abren solo ellos.

Un angelito

Andueza ha propuesto una fórmula que ya conoce: el PP, sin entrar en el Gobierno Vasco (aunque sí estuvo presente de manera indirecta en entes públicos), dio su apoyo a Patxi López, que llegó a la lehendakaritza apoyado en la ilegalización de Bildu la izquierda abertzale (por si alguien no lo recuerda). El mismo PP del que forma parte Federico Cuevas, concejal de un pueblo sevillano, Lora del Río, que a una pregunta en Facebook de un vecino sobre el gasto que supuso la presencia en Fitur, respondió: “Pregúntale a tu madre, que en paz descanse” (Diario de Sevilla). Política hace cualquiera. Pero pocas personas son capaces de hacer buena política.

Actualización a 2 de febrero: un lector me hace notar en una carta al director que, en efecto, Bildu no fue ilegalizada. Sí lo fue el partido que representaba a la izquierda abertzale en aquella época, y era eso a lo que me quería referir.

Es verdad: se odian

Tiene razón Manuel García, un popular tuitero desde que X se llamaba Twitter, en su comentario: “Se odian a sí mismos, pero puta Cataluña y palante”. Es su apreciación al titular que publicaban en Diari de la Llengua: “El govern de l’Aragó deixarà de considerar ‘llengües pròpies’ el català i l’aragonès”. Quien renuncia a una parte de su cultura, quien rechaza a una parte de su población que hace suyas esas lenguas, se odia a sí mismo. Y esto lo conocemos muy bien en Euskadi: hay navarras y navarros que se odian a sí mismos cuando repudian el euskera y a una parte de su propia ciudadanía que lo usa con orgullo y lo defiende.

Primera contradicción

Una de las cosas que más me gusta de X (antes, Twitter) es que suelo encontrar formulaciones muy precisas de pensamientos que yo barruntaba. Por ejemplo, Xabier Larrañaga se ha fijado en que en la presentación de su web que Pello Otxandiando hace en esa red social, asegura que quiere hablar con todo el mundo… Y lo hace con un tuit al que solo pueden responder quien siga o mencione el propio Otxandiano. Una práctica habitual en él y en Bildu, de un tiempo a esta parte. Así que, ¿podemos pensar que esa invitación a hablar es, básicamente, otro elemento de marketing? ¿Si lo pregunto en X, recibiré de nuevo a su legión de trolls?

Segunda contradicción

Otra usuaria u otro usuario de X, Hexis, ha visto una nueva contradicción, por decirlo de una manera amable, en la izquierda abertzale: “No son pocas las veces en las que hemos escuchado a EH Bildu criticar el turismo, apoyar las asociaciones o grupos de presión contra el turismo, demonizar el turismo y hablar sobre procesos de desturistización, etc., pero, ¿qué está pasando en el Fitur?”. Pues en Fitur lo que está pasando es que alcaldes y concejales de Turismo de municipios gobernados por Bildu se han dejado caer para promocionar sus municipios. ¿No hay turistifación en ellos? ¿En serio?

Tercera contradicción

Otra contradicción gorda de estos últimos días ha sido la que hemos cazado en Castilla y León: “‘Pido que acaben con su fanatismo climático’, dijo en chaqueta y sin abrigo, en Soria en pleno mes de enero”, tuitea Emmett Brown. El entrecomillado y la situación no es una exageración o una recreación: Juan García-Gallardo acudió a una fábrica de piensos e hizo unas declaraciones en el exterior para pedir el fin de ese supuesto “fanatismo climático” sin darse cuenta de que lo hacía en pleno invierno, en Soria, y sin abrigo sobre el traje. Una cosa es no ver las evidencias, mirar hacia otro lado en las contradicciones, y otra, hacer el tonto.

¿Quién aviva este fuego?

No es una estrofa de Manuel Alejandro, aunque podría serlo perfectamente. De hecho, no hablo de una canción de amor, ojalá lo fuera. Hablo de la irresponsabilidad de Núñez Feijóo, que llena las calles pero no sabe exactamente con quién ni cómo (o eso quiero pensar): “Mantean muñecos de Sánchez y Puigdemont en Ferraz al grito de ‘1, 2, 3, colgado de los pies’” (El Diario). Está muy bien eso de contar miles de personas y de encender los ánimos, pero casualmente cuando pasan cosas como la que acabamos de leer todos los responsables de esas movilizaciones desaparecen y acuden los de la segunda fila a justificar lo injustificable.

El éxodo del éxodo

Ni una temporada completa: los jugadores que ya están abandonando la liga saudí de fútbol o intentándolo no han aguantado ni una temporada completa en la cárcel de oro que supone ser el entretenimiento de un puñado de jeques. Campos vacíos, una calidad de vida mucho peor que en Europa y un nivel futbolístico poco competitivo, cuando menos, han hecho que Henderson huya y Benzema busque equipo en el mercado de invierno. Y eso que han firmado contratos estratosféricos que contienen, según las y los cronistas, retenciones importantes en el caso de no completar dos años en el país. A veces sí damos buenas noticias.

Colorín, colorado

Jesús Cuadrado juega, claramente, con el aviso de Jordi Turull al gobierno de Pedro Sánchez: “Colorín, colorado”. Y en su columna en Vozpópuli reparte estopa como si no costase. Pero nadie puede golpear siempre, y si lo hace, es porque está como un boxeador sonado, peleando solo. Sí creo que tiene razón en su planteamiento inicial: “El PSOE está acabado”, y lo está porque Sánchez ha convertido el partido en una pirámide muy alta y de base muy frágil. Y será peor: cuando Sánchez vea que Feijóo va a gobernar sin remedio abandonará el barco y dejará a la tripulación a navajazo limpio. Algo que en Euskadi puede ser muy peligroso.

Y Yolanda Díaz, sin partido

Ahora que Yolanda Díaz ha visto claramente que necesita formar un partido político para tener músculo más allá de una campaña a las generales, quienes le han acompañado en el camino recelan. “Salvo Más País, el resto de los socios no quieren integrarse orgánicamente en la formación” (El Independiente). Así que la “asamblea fundacional” que había anunciado “no será más que ‘una asamblea política’ en la que la formación magenta seguirá funcionando como lo que es ahora, es decir, una marca”. Otra expectativa incumplida de un movimiento que, sin organización interna, solo necesita encadenar malos resultados para diluirse.

Ojo, que nos hundimos

Llevo varias semanas escribiéndolo: quienes más ganan tienen que cotizar más, quienes menos lo hacen tienen que incrementen sus salarios, y todas y todos debemos dedicar menos tiempo al trabajo y más a la vida. Pero Yolanda Díaz no puede hacer anuncios generosos que no paga ella (“las pymes, ahogadas por un incremento de costes laborales desconocido en 30 años”, en El Debate). Si con el partido frustrado demuestra que tiene menos idea de política de lo que parece, con sus anuncios demuestra que tiene poco conocimiento de la economía real y piensa que todas las empresas son grandes y todas y todos los trabajadores, frágiles. Y así no es.

Y la izquierda no va sobrada

La izquierda actual comete los mismos errores que sus predecesoras: con la cantidad de doctoras y doctores que hay en sus filas, no entiendo su poca capacidad de aprendizaje. Se saben la teoría de memoria pero en la práctica no tocan tierra, y lo demuestran a cada paso que no dan porque levitan. Y ahí el populismo de extrema derecha bien trabajado encuentra un terreno fértil: “La UE escorará a la derecha en las próximas elecciones. Verdes, socialistas y liberales bajarían. Derecha euroescéptica y populista subiría. La principal víctima serán las políticas medioambientales”, anuncia Nacho Torreblanca en X.

Necesitamos tomar decisiones

El caluroso enero que vivimos es una muestra más de que nos estamos cargando el planeta. Entre el calentamiento global, el crecimiento de la extrema derecha y el comportamiento de las y los ultrarricos, estoy seguro de caminamos hacia el colapso de nuestra civilización. Y por eso necesitamos tomar decisiones como la que sugieren en Xataka: “‘Pasaportes de carbono’: cada vez más voces debaten la idea de establecer un límite de viajes en avión por persona. Un documento necesario para viajar que racione la cantidad que cada persona puede contaminar de esta manera”, pero empezando por los jets privados, digo yo, ¿o no?

El final de un cuento

“Un ayuntamiento del PSOE legaliza el chalet del cuñado de Patxi López que fue comprado con fajos de billetes”, es la noticia que encontramos en El Debate y que ha pasado extrañamente desapercibida. En el mismo digital recuerdan que “Melchor Gil Llanos usó 1.743 billetes de 500, 200, 100, 50, 20 y hasta de 10 euros para pagar una vivienda en Castro Urdiales”. Un temazo que sacó este periódico y que, como todo, tiene ahora su final: “Los fondos con los que se compró el inmueble fueron investigados por Hacienda. Los inspectores a los que se les asignó el caso concluyeron que se trataba de dinero negro ‘de origen desconocido’”.

El principio del colapso

No, no es normal salir con una americana a las ocho de la mañana y aguantar con ella todo el día a finales de enero. Y si en Euskadi estamos así, en otros sitios, como en Canarias, están peor: “Qué haya riesgo alto-extremo por incendios forestales en pleno mes de enero nos debe permitir hacernos reflexionar bastante sobre lo que vivimos. Esto no es buen tiempo, es una pesadilla que espero que no se prolongue más en el tiempo”, escriben en una cuenta de avisos meteorológicos en Tenerife. Y concluyen con contundencia: “Esto es mal tiempo”. Y lo es, no nos equivoquemos a la hora de calificarlo.

Otra zona caliente

Uno de los primeros tuits que vi ayer fue este de Miguel de la Fuente: “Y en Jarkov… los rescatistas encontraron el cuerpo de una niña de ocho años bajo los escombros. El número de muertos por el ataque ruso a esta ciudad aumentó a 8. Aquí en Ucrania continúa la guerra…”. Para eso van las y los periodistas a las zonas de conflicto, para recordarnos que la gente muere porque la asesinan con frialdad, con misiles desde la distancia y órdenes que, en este caso, se toman en Moscú. La masacre israelí en Gaza nos obnubila por grave y triste, pero no es el único conflicto. Y por desgracia, no son solo dos los que hay en el mundo hoy.

¿Qué es terrorismo?

Antonio Maestre ha hecho en X una pregunta tan obvia como necesaria: “¿Nadie se va a preguntar cómo es posible que haya gente encausada por terrorismo sin que haya cometido violaciones graves de derechos humanos?”. Porque lo grave no es que la amnistía cubra delitos de “terrorismo” que no hayan atentado contra derechos básicos de las personas, lo grave es que en España, mucho antes del 1 de octubre de 2017 y no solo en Catalunya, se han calificado como terrorismo (y hay personas que han cumplido condena con esa tipificación) actuaciones que no lo eran fuera de Euskadi o Catalunya. Eso es lo injusto, no la amnistía.

El trumpismo sigue vivo

No me lo esperaba, lo confieso. Pensaba que con el final tan accidentado de Trump, con acusaciones de fraude electoral sin pruebas y un conato de golpe de estado liderado por frikis pero que acabó con muertos, el magnate y presidente de EE.UU. estaría acabado políticamente. Pero no es así: lidera el partido republicano (echado al monte como nunca habíamos visto en ninguna otra formación), puede hacer frente con solvencia a un Biden errático e incluso puede hacer historia, arrebatando la reelección a un presidente que hizo lo mismo con él. El líder ultraliberal y ultraconservador del mundo ha resurgido.