Ministerios 1 – 0 Contradicciones

“Iglesias bendice el pacto con Arrimadas si no amenaza su presencia en el Gobierno” titulan en Vozpópuli dejando todo claro: cuando Pablo Iglesias dijo aquello de “cabalgar contradicciones” que se refería a situaciones como esta. Nunca con Ciudadanos… Hasta que con Ciudadanos se asegura su vicepresidencia y los cuatro ministerios de su formación. Entonces, sí, hombre. Y es que “es un nuevo Ciudadanos”, según fuentes moradas. Es un nuevo Ciudadanos y un nuevo Podemos, sobre todo, desde que juraron todos sus cargos y recogieron sus carteras ministeriales. La nueva normalidad política era esto.

Lo que dijo Abascal

El Pleno del miércoles dio para mucho. Hemos escrito y leído largamente sobre la relevancia y la irrelevancia, sobre movimientos tácticos y sobre contradicciones. Apenas ha quedado tiempo y espacio para las tonterías. Pero también las hubo, como este argumento insostenible de Abascal que rescatan en El Plural: “Han muerto diez veces más españoles que los que asesinaron en Paracuellos”. Paracuellos, al parecer, es una unidad de medida útil y suficientemente actual para Vox. Pues vale. Más me preocupa que a alguien le resulte un argumento interesante porque estaría perdido.

Barbijputas, en general

Sobre los argumentos de la extrema derecha, Juan Soto Ivars ha anticipado una posibilidad: que el estilo de Barbijaputa se les pegue. Para quien no conozca a esta tuitera anónima el propio periodista hace una buena semblanza. En resumen, es una feminista que radicalizó su discurso, lo redujo a buenas (las que ella señala) y malas (las que ella señala) y consiguió imponer su dogma en la izquierda. La derecha corre ahora el mismo riesgo, el de encontrarse con líderes a los que respalda que acaban radicalizando aún más sus posiciones y haciendo purgas por pureza ideológica. Líbrame, señor, de los guardianes de las esencias.

Sí, es necesario

El coronavirus nos va a salir muy caro. Lo primero, en vidas. Pero va a generar también una factura económica impresionante como la que genere la Sanidad, y después, las de las ayudas sociales y para la dinamización de la economía. Entre tantos millones, los 76 que van a dedicarse a la Cultura me parecen necesarios. Nadie está quitando de otro sitio (todo va a ser deuda) y hablamos de un sector que también es una industria de la que viven muchas familias. Además, la Cultura se ha mostrado muy importante durante el confinamiento como entretenimiento, ventana a la que asomarnos y formador de conciencia.

Que nadie hable de privacidad…

En el Congreso, pero también en muchos digitales, hemos oído y leído expresiones de preocupación por la limitación de derechos o privacidad que va a conllevar este coronavirus. Es evidente que han restringido nuestros movimientos, pero también que es una cuestión sanitaria y no de libertad individual. Y es evidente que un control de los mismos ayudaría a tomar decisiones, pero algunos siguen oponiéndose. ¿A qué? En Xataka cuentan que “de los 4.500 millones de usuarios en internet, 3.000 millones han utilizado un producto de Facebook en el último mes”. ¿Y luego ponen pegas a un control público?

Nadie está haciendo test masivos

Quien pide a estas alturas que se haga test masivos en Euskadi para detectar el coronavirus como en otros países sabe que está pidiendo un imposible o necesita cambiar de fuentes de información: ningún país los está haciendo. Tampoco Islandia, Alemania o Corea del Sur. Los científicos y divulgadores llevan semanas insistiendo en que es imposible acometerlos porque no hay recursos (“no es dar a un botón”, recordaba Nekane Murga en rueda de prensa) y porque tampoco ofrecerían una información tan valiosa. Sufrimos dos pandemias: la vírica y la desinformativa, y tenemos que acabar con las dos.

Y a todos se la están colando

Otra crítica recurrente a los gobiernos es sobre la adquisición de material sanitario que, en su mayoría, viene desde China. Los expertos en pandemias y confinamientos ahora mutan, como un virus, a expertos en exportaciones. Como si comprar un par de fruslerías en Aliexpress diese el título de importador. La verdad es que encontrar proveedores de confianza en un momento como este tiene que estar siendo complicadísimo, y que a todos los gobiernos se la están colando: el material es escaso y no cumple los estándares de calidad a Euskadi, a España, a Madrid… A Alemania y a Canadá. Por supuesto.

Y el material sigue siendo escaso

Hago una mención más a Alemania porque algunos médicos de este país han decidido posar desnudos para denunciar la escasez de equipos para hacer frente al coronavirus, según Business Insider. Sí, esto está sucediendo también en Alemania. La verdad incómoda es que todos los países con cierta liquidez compiten por el material sanitario porque escasea. Por eso estamos ante una crisis sanitaria mundial. ¿Y qué hacen los gobiernos con menos recursos? ¿A qué precio se van a encontrar los países en vías de desarrollo las mascarillas, los EPI, los desinfectantes? Eso también está sucediendo.

Hasta en Japón se equivocan

Hasta el gobierno de Japón está cometiendo errores y enfrentándose al escarnio: las mascarillas que se comprometió a enviar a los hogares han recibido multitud de críticas públicas por su calidad, por el estado en el que llegan a los hogares, por el sistema (dos por hogar, a modo generalizado) y por la idoneidad de la medida (pese a que ha habido momentos de escasez, la japonesa es una sociedad previsora que pudo hacer acopio). Este es el contexto mundial, el mismo que pone en ridículo, sobre todo, a los que aseguran aquí, muy cerca, que lo vieron venir y que ellos sí saben qué hay que hacer.

El caso sueco

En Xataka han escrito un extenso e interesante post sobre cómo va el experimento sueco de permitir que el coronavirus campe a sus anchas por el país para que la ciudadanía se inmunice, pase lo que pase. Pues bien, son el octavo país del mundo en fallecidos por porcentaje de población y multiplica por diez los decesos en Noruega, donde sí se ha aplicado un confinamiento. El gobierno sueco decidió no arriesgar su economía y es muy restrictivo haciendo test, “un bien escaso”. La falta de inversión es la mayor crítica de los medios, pero la popularidad de su presidente parece que aumenta.

Saldremos de esta

No puedo negar que lo veo bastante más negro que el domingo pasado. Sé que los nueve días de confinamiento viendo el Teleberri y leyendo compulsivamente tuits o mensajes en WhatsApp no ayudan al optimismo. Ahora hasta empiezo a barruntar que antes o después empezarán a escasear algunos productos en el supermercado con los puertos cerrados y las plantas paradas. Pero me aferro a noticias como esta de Xataka: China ya ha tenido días con cero contagios. Si nos creemos las cifras que da una dictadura (insisto con mi pesimismo), esa es una magnífica noticia que espero leer pronto en Euskadi.

Pues Abascal no tenía coronavirus

Al final, Santiago Abascal no tenía coronavirus. Un segundo análisis ha dado negativo después de que no presentara síntomas tras el primer positivo. Uno, que ya empieza a estar cansado y un poco confundido, no sabe qué pensar: ¿alguien que vive de hacer populismo, mezclar datos y contar las cosas siempre de la manera que más le favorece para sus mierdas, puede ser capaz de haber mentido y de haber querido hacerse pasar por enfermo para llamar la atención y que sus argumentos pareciesen más relevantes? Por lo que he visto en Twitter, no soy el único que ve a los de Vox capaces de esto y de cosas peores.

No es la cuota, Albert

Albert Rivera ha presumido siempre de ser hijo de trabajadores autónomos. Por eso me sorprende que haya tuiteado (se ve que en el nuevo despacho tiene tiempo para hacerlo) que él ya ha firmado para que los autónomos dejemos de pagar la cuota durante el confinamiento. Todo ayuda, es cierto, pero la cuota de autónomos es lo de menos: el alquiler del local, el sueldo de los empleados, las cotizaciones a la Seguridad Social, los préstamos, lo que has adquirido para poder venderlo después… Eso es lo que de verdad preocupa a los autónomos. Si nos sobra algo es el postureo de los que están bien colocados.

El Reino Unido cambia de estrategia

Parece que Boris Johnson está preparándose para cambiar sobre la marcha su desconcertante plan para frenar el coronavirus. El gobierno británico apostaba por dejar que la enfermedad se propagase rápidamente para que la población se inmunizara y el sistema no dejase de funcionar. Incluso había anunciado que, seguramente, muchos se tendrían que despedir de sus seres queridos más mayores o con problemas de salud antes de lo esperado. Con el marrón ya encima se ha dado cuenta de que sus cálculos eran erróneos: la enfermedad es peor de lo esperado y el sistema va a colapsar… Si la ciudadanía no se aísla.

Y el reiki, ¿cómo actúa contra el coronavirus?

Tengo un reto por delante para acabar esta columna, porque este breve tuit de Cronopia me parece uno de los más acertado que he leído durante el confinamiento: “¿Qué harán los antivacunas cuando salga la vacuna del coronavirus?”. Y ahora, yo, ¿qué añado? Y aún me quedan unas líneas… Pues añado que llevaba tiempo pensando que la primera generación que convivía con Internet en el móvil era una de las más estúpidas de la historia porque no había sufrido una gran guerra o una epidemia mortal y por eso inventó el reiki. Pues de esta deberíamos de salir inmunizados ante majaderías.

Aprovechemos el tiempo

No se me ocurre criticar a los cantantes que han decidido dar pequeños conciertos por medio de redes sociales para entretenernos. Al contrario, se lo agradezco. Pero me sumo al recordatorio de Iván Ferreiro de que ya tenemos discos estupendos que esperan pacientemente a que volvamos a escucharlos. También es un buen momento este puente para leer, por fin, uno de esos libros que compramos y metimos directamente en la estantería, y, cómo no, para jugar con nuestras hijas e hijos, o echar una partida a la consola, que no es pecado después de los 40. Hasta durmiendo podemos aprovechar el tiempo.

No, no el coronavirus no está “producido”

Estos tiempos marcados por Internet son tiempos en los que la sospecha corre más que la verdad, en los que los aficionados a las conspiraciones han sublimado su recelo: hasta dudan de que la tierra sea plana. ¿Por qué? Ellos sabrán. En este contexto, un grupo de investigadores ha indagado el origen del coronavirus y la revista Nature ha publicado sus conclusiones: no es un virus producido por los humanos. Es, como llevamos meses leyendo, un virus creado por la naturaleza y de origen animal. Es necesario recordarlo, sí: los medios informan y algunos, vía WhatsApp, Twitter o YouTube, se dedican a desinformar.

Un ejemplo

Para los aficionados a las conspiraciones, la ciencia es una fábrica de explicaciones falsas. Para Pablo Casado es un parapeto. Lo dijo la semana pasada. Y para Vox, una mierda pinchada en un palo porque en su lógica lo que digan los científicos solo les interesa si les vale para sus mierdas xenófobas, clasistas o populistas. Así, como leemos en El Diario, no han tenido problema en hacer el ridículo y preguntar por qué puede abrir una farmacia y no una mercería durante el confinamiento. ¿Qué les diferencia?, se preguntan con la excusa de la destrucción de empleo. Si les diese votos dirían que España es plana.

No es populismo, es precaución

Cuando llueve o viene una ola de calor encontramos una serie de sectores que parece que siempre se quejan como los hosteleros o los agricultores. No niego sus quejas como no niego su esfuerzo diario. Además, tengo muy claro que, con diferencia, el sector que más llora, que más rápidamente pide medidas al gobierno y que más dinero público ha arrancado es el financiero. Así que no me parecen populistas quienes piden la devolución del rescate bancario. Doy por hecho que el reintegro no sucederá pero la queja sí tiene que servir como recordatorio de lo mucho que ya hemos ayudado entre todos a los bancos.

Sección: otras noticias

Estos días todo lo ocupa el coronvirus, así que encontrar noticias que no tengan que ver con la pandemia es en sí mismo una noticia. Por ejemplo, leemos en Xataka que muchos de los que hacían “minería” de bitcoins lo han dejado por la caída de este valor. Por cierto, ¿no se supone que iba a ser un refugio en tiempos de crisis? Pues más bien parece lo contrario. Ahora viene el segundo negocio: la desinversión. Los ordenadores necesarios para “minar” esas bitcoins (¿algún día sabremos de dónde viene el valor? Me temo que no) están a la venta: de China viajarán a Rusia y Oriente Medio, según Xataka.

«Cuidemos los unos a los otros»

Pedro de Alzaga demostró sagacidad cuando entresacó este tuit de la OMS que él mismo traduce al castellano: “Preparen sus hospitales, protejan a sus profesionales sanitarios y cuidemos los unos de los otros”. Esta es la receta básica para todo el mundo. Porque el del Coronavirus, como bien lo definió Iñigo Urkullu, es un problema mundial sobre el que actuamos a escala local. El cierre de los colegios desde el viernes y que hoy no podamos salir a comernos unas rabitas, no es culpa de nadie, ni mucho menos de las instituciones. Más bien, al contrario. Y esta, aunque básica, parece hoy una opinión impopular.

Y librémonos de los más tontos

No es el coronavirus el que tiene que librarnos de los más tontos, sino nosotros. Tenemos que dejar de prestar atención a quien usa un peligro potencial para los más débiles para sus propias obsesiones, ya sean electorales o políticas. Javier Fontan se quejaba en Twitter de que la radio gallega anunciara en gallego la suspensión de las clases. Un mensaje perfectamente entendible. Otra usuaria gallega le ofrecía, no obstante, una traducción: “Dice que lamas todos los pomos que puedas”. Una traducción un pelín libre pero sin duda necesaria. Pero dejar de hacer caso a personas como Fontan depende solo de nosotros.

A ver si queda claro…

Otros que ya no van a poder esconder las orejas de burro son los que llevan años defendiendo modelos sanitarios similares al estadounidense, con la medicina privada como la dominante, seguros obligatorios… Y una indefensión absoluta ante el coronavirus. Si en Europa, con una sanidad pública asentada, vamos a pasarlo mal, peor van a pasarlo en EE.UU., donde hasta cobran por hacerse la prueba y el mayor problema es que nadie sabe cuántos infectados hay. Aquello sí que va a ser una catástrofe, por mucho que cancelen los vuelos desde Europa y Trump ceda su sueldo de tres meses.

Historias del coronavirus

Los domingos suelo proponer algún post en blog o algún reportaje en alguna web de información para leer con tranquilidad, sobre todo si llueve. Porque en Internet, entre todo lo malo, que es mucho, hay algunas cosas buenas. Hoy, cómo no, rescato un post de esta semana en Xataka sobre el coronavirus: cómo ha afrontado Corea del Sur la crisis sanitaria. El relato es apasionante porque en el país asiático han seguido los casos uno a uno, y tienen detectado cómo eclosionó con el paciente número 31 y su asistencia a un evento religioso. Claro que su éxito se basa en una sociedad disciplinada.

Tenemos Internet

Esta pandemia sin Internet ni WhatsApp habría sido más fácil de controlar (imagínense a la ciudadanía dependiendo solo de los mensajes de la radio y la televisión, y no de cualquier malintencionado que aproveche el miedo de la gente), pero también menos divertida (me mandaron un chiste de Sergio Ramos y los partidos a puerta cerrada que me hace reír cada vez que lo recuerdo). Y esta cuarentena forzosa va a ser más llevadera gracias a Internet, sin duda. No solo gracias a la tele conectada, también a las 22 webs como las que recomiendan en Genbeta para pasar el rato. Algunas son fascinantes.