Hablemos de esto

Me parece bien, de hecho, me parece muy bien, esto de El Independiente: “Díaz pone la lupa en los salarios de los directivos: ganan 200.000 euros más en dos años”. No se trata de envidia, se trata de hacer una sociedad más justa o no. Según la CNMV, las consejeras ejecutivas y “los consejeros ejecutivos percibieron de media 1,7 millones de euros”. Esto es: 54 veces el sueldo media de sus empleadas y empleados. “Los consejeros delegados o presidentes se sitúan en mejor posición, con unos ingresos de casi cinco millones por persona”. Y “los de Inditex, el Banco Santander e Iberdrola ganaron más de 12 millones de euros”.

¿Y si el problema no es la masificación?

Pocas dudas tengo de que serán las y los consejeros ejecutivos, delegados y presidentes, quienes puedan hacer turismo en un futuro próximo: viajar se convertirá en un artículo de lujo para sostener la industria y, al mismo tiempo, el planeta. Así que reflexiones como esta en EPE dan entre risa y pena: “El turismo se enfrenta a su miedo a morir de éxito por la masificación”. La masificación actual no es sostenible, nuestra huella de carbono y los proveedores lejanísimos para llevarnos recuerdos locales no es sostenible, la contradicción de quienes se preocupan por el medioambiente y luego viajan como si no costara no es sostenible.

Los dueños del mundo

Algunas series de ciencia ficción amable como Upload juegan con el modo en el que dependeremos de las grandes empresas tecnológicas para cuestiones tan básicas como nuestra alimentación. Pero lo peor del chiste es que es cierto (por eso funciona y se convierte en recurrente): “No contentos con dominar sectores enteros de la economía ahora Google, Meta y Apple quieren ser algo más: tus caseros” (Xataka). Todo empezó con Facebook, que compró viviendas en Silicon Valley para que atraer talento no le saliese un ojo de la cara, el resto de grandes empresas le copiaron y poco a poco han ido expandiendo el negocio.

Y si no, lo será ella

Si Amazon, Google, Meta, Apple o Elon Musk no acaban comprándose el planeta, lo hará ella: Fayza Lamari, la madre del jugador de fútbol, Kylian Mbappé. Según Vozpópuli, ella es el principal escollo al que se enfrentan el Real Madrid o el Liverpool para fichar a su hijo. Es una dura negociadora no solo del sueldo del futbolista, también de su comisión por mediadora. Tanto es así que, según el digital, el verano pasado el PSG estuvo dispuesto a traspasar a Mbappé pero no encontró comprador que pudiera satisfacer Lamari. Mientras tanto, Mbappé ha seguido siendo el jugador mejor pagado del mundo en París.

El fin de la réflex

Hace tiempo que tengo aparcada mi vieja réflex digital. La tecnología me permite ir con una pequeña cámara compacta y obtener mejores resultados (el precio de los carretes por el triunfo de la moda entre las y los niños pijos me impide ir con mis cámaras analógicas). Y este avance parece imparable: “El fin de las Nikon F: todos los productos de su sistema réflex ya han dejado de producirse”, leo con resignación en Photolari, porque el famoso “clic” que generaba el espejo al levantarse va a ser ya solo un sonido predeterminado y grabado para los nostálgicos. Pero me rindo a la evidencia de la calidad y la ligereza… Como todas y todos.

Colorín, colorado

Jesús Cuadrado juega, claramente, con el aviso de Jordi Turull al gobierno de Pedro Sánchez: “Colorín, colorado”. Y en su columna en Vozpópuli reparte estopa como si no costase. Pero nadie puede golpear siempre, y si lo hace, es porque está como un boxeador sonado, peleando solo. Sí creo que tiene razón en su planteamiento inicial: “El PSOE está acabado”, y lo está porque Sánchez ha convertido el partido en una pirámide muy alta y de base muy frágil. Y será peor: cuando Sánchez vea que Feijóo va a gobernar sin remedio abandonará el barco y dejará a la tripulación a navajazo limpio. Algo que en Euskadi puede ser muy peligroso.

Y Yolanda Díaz, sin partido

Ahora que Yolanda Díaz ha visto claramente que necesita formar un partido político para tener músculo más allá de una campaña a las generales, quienes le han acompañado en el camino recelan. “Salvo Más País, el resto de los socios no quieren integrarse orgánicamente en la formación” (El Independiente). Así que la “asamblea fundacional” que había anunciado “no será más que ‘una asamblea política’ en la que la formación magenta seguirá funcionando como lo que es ahora, es decir, una marca”. Otra expectativa incumplida de un movimiento que, sin organización interna, solo necesita encadenar malos resultados para diluirse.

Ojo, que nos hundimos

Llevo varias semanas escribiéndolo: quienes más ganan tienen que cotizar más, quienes menos lo hacen tienen que incrementen sus salarios, y todas y todos debemos dedicar menos tiempo al trabajo y más a la vida. Pero Yolanda Díaz no puede hacer anuncios generosos que no paga ella (“las pymes, ahogadas por un incremento de costes laborales desconocido en 30 años”, en El Debate). Si con el partido frustrado demuestra que tiene menos idea de política de lo que parece, con sus anuncios demuestra que tiene poco conocimiento de la economía real y piensa que todas las empresas son grandes y todas y todos los trabajadores, frágiles. Y así no es.

Y la izquierda no va sobrada

La izquierda actual comete los mismos errores que sus predecesoras: con la cantidad de doctoras y doctores que hay en sus filas, no entiendo su poca capacidad de aprendizaje. Se saben la teoría de memoria pero en la práctica no tocan tierra, y lo demuestran a cada paso que no dan porque levitan. Y ahí el populismo de extrema derecha bien trabajado encuentra un terreno fértil: “La UE escorará a la derecha en las próximas elecciones. Verdes, socialistas y liberales bajarían. Derecha euroescéptica y populista subiría. La principal víctima serán las políticas medioambientales”, anuncia Nacho Torreblanca en X.

Necesitamos tomar decisiones

El caluroso enero que vivimos es una muestra más de que nos estamos cargando el planeta. Entre el calentamiento global, el crecimiento de la extrema derecha y el comportamiento de las y los ultrarricos, estoy seguro de caminamos hacia el colapso de nuestra civilización. Y por eso necesitamos tomar decisiones como la que sugieren en Xataka: “‘Pasaportes de carbono’: cada vez más voces debaten la idea de establecer un límite de viajes en avión por persona. Un documento necesario para viajar que racione la cantidad que cada persona puede contaminar de esta manera”, pero empezando por los jets privados, digo yo, ¿o no?

Esto no va así

¿Quienes más tienen que ganar menos y tributar más? Sin duda. ¿Hay que subir el resto de sueldos? Por supuesto. ¿Necesitamos trabajar menos horas? Claro. Pero es muy fácil legislar y que la factura la paguen otras y otros. Y no estoy hablando de las y los grandes empresarios, al contrario: las medianas, pequeñas y pequeñísimas empresas que nos dan servicio cada día (el bar en el que desayunamos, la tienda de deportes del barrio en la que hemos encargado regalos para Olentzero) se ven afectadas por los anuncios generosos de Yolanda Díaz a cargo de autónomas y autónomos a quienes, por cierto, ni CEOE ni Antonio Garamendi representan.

Aquí sí que hay que intervenir

Me parece bien, insisto, el control del gobierno sobre las grandes empresas (aunque tengo clarísimo que no puede obviar a las más pequeñas). Es más, soy exigente y quiero que sea más exhaustivo: las entidades bancarias ponen trabas para enviar copias de facturas de la tasación que obligaban a contratar para que no reclamemos los famosos gastos hipotecarios, y “las energéticas han cobrado 12.000 millones de más en dos años a familias y empresas en los recibos de la luz y el gas” (Público). Para atajar ambas cuestiones sí que el gobierno español debería intervenir, pero, claro, aquí hablamos solo de empresas gigantes, y la cosa cambia.

El bloque del PSOE

La noticia en El Nacional sobre las enmiendas que Junts ha incorporado a la ley de amnistía con ERC, por un lado, y con EAJ-PNV, por otro, es muy interesante más allá del titular. Resulta que estas se suman a las que el PSOE ha pactado con ERC “de la mano de Sumar, Bildu y el BNG”. Esa doble vía pone de manifiesto que hay un bloque totalmente alineado con el gobierno de España, y otro que no renuncia a sumar y, por supuesto, negociar todo lo que se pueda. Y pueden ponerse Arnaldo Otegi y Mertxe Aizpurua, la de los amaneceres preciosos en la capital del reino, tan dignos y estupendos como quieran, que Bildu y ERC están de pagafantas.

Acabarán por formar un medio más grande

Si las y los laminados por Pablo Iglesias y quienes se han enfrentado a la dirección de Podemos han podido formar una agrupación más grande que el partido morado, al paso que va la ira de Pablo Iglesias, con las y los periodistas castigados por él (y la ayuda de otro Roures, o del mismo Roures) van a acabar creando un medio de izquierdas más grande que el que lidera el que todo lo puede: “Los choques entre Podemos y Sumar aumentan la tensión en el canal de Pablo Iglesias” (Vozpópuli). Uno de los fundadores de Canal Red, el periodista Sergio Gregori “ha sido apartado” por “su intención de realizar un programa más plural”.

¿Qué significa?

Ayer por la mañana, mientras nos regocijábamos en la eliminación del FC Barcelona por los cuatro zarpazos del Athletic, encontré esta noticia en Iusport gracias a Edu Velasco (el aita): “La RFEF perdería 5 millones de la Supercopa si el Barça no acaba 2° en LaLiga”. ¿Qué significa esto? ¿Qué va a suponer? Porque en la pelea de las plazas de Champions también están los de Bilbao y puede meterse la Real Sociedad si Girona, Atlético o Barça, flojean. Después de todo lo que hemos visto y sabido (sí, me refiero al caso Negreira), ¿habrá presiones para cobrar ese bonus? ¿A quién, a los árbitros? La culpa es, por supuesto, de quien lo negoció y lo firmó.

Abascal es el que menos importa

Leo en Público que “Abascal blinda su poder en Vox en una huida hacia adelante para capear la oposición interna. Su férreo control del aparato del partido es también un síntoma de las dificultades para dirigir una formación en declive”. Y realmente me importa poco: entiendo que Abascal quiera seguir viviendo bien, como hizo cuando Vox era una banda de frikis a la que todavía no conocía nadie, no tenía ingresos pero sí tenía sueldo y, por lo que parece, generoso. Lo importante es quién está detrás, quién pagaba, quién manda, quién permite a Abascal liderar la formación, quién maneja los hilos de la extrema derecha en España.

Un partido es el futuro

Si algo trajo lo que conocimos como “nueva política” es la falta de explicaciones: las y los representantes o los partidos no tienen que justificar cambios de opinión que en algunos casos son de 180 grados. Por ejemplo: la formación que aseguró que la fórmula de los partidos estaba demodé y que iba a lidera una transformación, puso el pasado fin de semana fecha para su constitución como partido político, de los de toda la vida. Yolanda Díaz eclipsó así el décimo aniversario de Podemos (que sí acertó creando un partido), anunciando una especie de congreso fundacional en marzo. Eso, sí, no se desdijo de sus aseveraciones previas.

Más decretos que leyes

Por supuesto, soy plenamente consciente de que Pedro Sánchez le tocó gobernar durante la pandemia, y que buena parte de esos decretos que suma son de aquella época. Pero ni eso justifica el dato que ha puesto encima de la mesa The Objective: “Sánchez es el único presidente del Gobierno que ha aprobado más decretos que leyes. El 54% de las iniciativas legislativas aprobadas desde verano de 2018 son imposiciones del Ejecutivo del PSOE”. Ni siquiera Rajoy, que fue el que convirtió el decreto ley en una herramienta de uso habitual, firmó esos números que muestran a un Sánchez muy inseguro.

Para qué sirve Europa

“Microsoft no transferirá datos personales fuera de la Unión Europea para evitar multas”. Solo este titular de Hipertextual explica mucho mejor qué hace Europa y las bondades de la Unión, que muchas crónicas farragosas. No echo la culpa a las y los cronistas, por supuesto: la información que damos de la Unión siempre es compleja y parece lejana. Pero a veces la aplicación de sus políticas nos regala titulares como el referido. Titulares que son mucho más: la garantía de que una gran tecnológica cumplirá una normativa que protege a la ciudadanía europea. Ahora, que cumplan las demás que, además, son más peligrosas.

Pero también llega tarde

Europa hace cosas bien pero las hace con cierta lentitud. Eso es indiscutible. Esto que hemos encontrado en El Independiente es, como la noticia en Hipertextual del párrafo anterior, muy elocuente y explicativo: “China lleva 20 años invirtiendo en minerales críticos y, por eso, construyen prácticamente todas las baterías del mundo”. “Lo que ha hecho Europa y también Estados Unidos es darse cuenta de la necesidad que tienen y lo han puesto en su legislación, pero no han incentivado de la misma forma a sus industrias y a los inversores, porque tienen prejuicios con respecto a la minería”.

Claro que iba a tener consecuencias

Quien boicotea una ambulancia, por el motivo que sea, no puede desentenderse de las consecuencias de sus actos. Sabe lo que boicotea y él o ella (o ellos y ellas) sabe por qué lo hace. Y también sabe, de sobra, cuándo y para qué se llama a una ambulancia. Por supuesto, quien promueve, celebra, justifica o protege dejar inutilizadas ambulancias de guardia, una vez más, por el motivo que sea, es casi tan culpable como quien las inutiliza. No hay explicación, no hay reclamación, no hay exigencia que haga entendible que una persona muera porque una ambulancia haya sido boicoteada. Y las consecuencias deben estar a la altura.

Pues eso

Estoy completamente de acuerdo con Colette, la popular usuaria de X, cuando dice que “no se puede ser sensible ni empático con causas mayores y universales cuando no te conmueve ni tu entorno”. Una o uno es sensible en todo momento y lugar con las injusticias, o lo es para la pose y la foto. Una o uno es capaz de empatizar con el sufrimiento ajeno aquí y en la China Popular, o es un solidario de postal (y pegatina). Una o uno es antifascista en todo momento y lugar o no lo es. Lo que no vale es ponerse el pin, o el emoticono en una red social, solo para lo de lejos. Como la propia Colette sentencia: “La mayoría de las personas no tiene vergüenza”.

Una de pellets

Lo malo de las operaciones de marketing sin fin es que al final la gente acaba por echar de menos también los principios. Lo vemos cerca (ayer mismo me sorprendió un candidato a candidato a lehendakari con que en un ejecutivo hace falta más visión y menos gestión) y lo vemos lejos: la foto de Yolanda Díaz recogiendo pellets de plástico en una playa de Galiza, aprovechando que iba a dar un mitin, es un error por artificial. Diego E. Barros se pregunta en X: “¿Por qué en 2023 los asesores de los políticos siguen permitiendo esto? ¿Los políticos siguen sin hacer caso a sus asesores (en caso de que estos tengan dos dedos de frente)?”.

Dos fotos que se ven mejor juntas

En la misma red social, con unas pocas horas de diferencia, Javier Durán recordaba otra foto: “cuando el vicepresidente, sin funciones, se bajó del coche oficial de atrás con un casco de moto en la mano para hacerse la foto. Puro Vox”. Se refería a Juan García-Gallardo, que acudió a la popular concentración motera llamada de Pingüinos, casco en mano y coche oficial detrás, en la edición de 2023. Entre esa foto y la de Yolanda Díaz recogiendo pellets ha pasado un año pero no se ha perdido por el camino ni un ápice de vergüencita ajena. Quien no vea la equivalencia es un hooligan de una u otro, y está en su derecho, pero no ve bien.

Piqué sí que ganó la Supercopa

Osasuna dio la cara en su partido de la Supercopa de España ante un FC Barcelona que fichó como si no costará, que se presentó en la competición como ganador de la Liga y que se va a llevar un pellizco notablemente mayor que el del equipo vasco: poco más de un millón contra seis kilazos, sin contar las primas por el resultado del torneo. ¿Por qué? Porque la RFEF lo tuvo claro cuando firmó el contrato y repartió los millones convenientemente (para algunos agentes, claro). La empresa de Piqué va a ganar más que el equipo de la vieja capital: 4 millones por cada una de las seis primeras ediciones que se celebren en Arabia Saudí.