Del 6 al 23 de junio de 2015 viajamos a Polonia, un país con una extensión de 312.6964 km² y una población de unos 38 millones de habitantes. Volamos con Brussels, con una magnífica conexión en Bruselas, unas 2 horas de vuelo más una de escala y otras dos horas de vuelo a Varsovia. Nada más llegar, a las 11:45 h, en el propio aeropuerto cambiamos los euros por los zloty, la moneda local, que en lo sucesivo obtuvimos en las casas de cambio, de nombre “Kantor”. A continuación recogimos el Toyota Auris que habíamos alquilado y las dos parejas que viajábamos juntas emprendimos el viaje de 250 km hasta la localidad de Bialowieza, población situada a un paso de Bielorrusia. Por cierto, las áreas de servicio de las autopistas son muy buenas.
Las dos primeras noches polacas las pasamos en Bialowieza, en el Hotel Białowieski Conference, Wellness & SPA ***, para dedicar el día 7 al Parque Nacional de Białowieza (Bialowieski Park Narodowy), uno de los más antiguos de Europa, que forma parte del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. Nuestra idea era ver en libertad los grupos de bisonte europeo que allí viven, cosa casi imposible debido a la inmensidad del parque, así que hicimos un breve recorrido a pie, visitando el palacio, el Museo Forestal y de la Naturaleza y el centro de cría de animales en peligro de extinción, cuyo principal atractivo es la numerosa manada de bisontes europeos. También hay ciervos y caballos.
El 8 de junio estábamos de nuevo de viaje, cubriendo los 258 km que nos separaban de Mikolajki, alojándonos dos noches en el Hotel Villa Bella Italia. Mikołajki es un precioso pueblo conocido como la “Perla de Mazuria”, ubicado en el corazón de la región de Mazuria, la tierra de los mil lagos. Más en concreto está a orillas del lago del que toma su nombre, un pequeño ramal del mayor lago polaco, el Sniardwy. Dedicamos la tarde a pasear, contemplando las cigüeñas, gaviotas y cisnes, el mercado y los veleros y barcos de excursiones, buscando uno para el día siguiente. Recomiendan tener cuidado con las garrapatas en esta región.
El 9 de junio lo dedicamos a conocer la zona de los lagos de Mazury (Mazuria) de forma pausada, realizando un crucero de tres horas de duración hasta Gizycko, a bordo de una embarcación de la compañía Zegluga Mazurska. Esta ruta entre los dos puertos lacustres más famosos, discurre por un sistema de canales, construidos en la segunda mitad del siglo XVIII, que une diferentes lagos. Desde nuestro barco vimos un buen número de embarcaciones, pescadores, patos y alguna garza. El día amenazaba lluvia, pero nos libramos.
Nuestro pequeño crucero concluyó en torno al mediodía en Gizycko, una de las mayores ciudades de Mazuria, que está situada entre los lagos Kisajno y Niegocin. Su principal monumento es la fortaleza de Boyen, del siglo XIX, rodeada por un muro de ladrillo de 2.303 metros. También pasamos un buen rato contemplado el paso de embarcaciones por el puente giratorio del siglo XIX, que une parte del canal Luczanski con la fortaleza de Boyen. A última hora de la tarde regresamos en autobús (unos 45 minutos) a Mikołajki.
El 10 de junio iniciamos una larga jornada que nos llevó en primer lugar al castillo de la orden teutónica de Malbork (223 km) que, desde 1997, forma parte de la lista del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. Comienza así un intenso viaje cultural por Polonia que iniciamos en una de las fortalezas medievales más grandes de Europa. De hecho está considerada como la mayor fortaleza gótica y la mayor construcción en ladrillo de toda Europa. Cuenta con tres secciones de diferentes épocas, separadas por fosos y torres. Su visita merece realmente la pena.
Tras visitar el castillo, completamos los 63 km que nos faltaban para llegar a la ciudad de Gdansk, donde pasamos dos noches en el Amber Hotel ***. Como el día estaba espectacular, decidimos pasar la tarde en Sopot, localidad de vacaciones distante poco más de 11 km. Teníamos ganas de ver la original Casa Torcida (Kryzwy Domez), sorprendiéndonos el monumental faro y el Molo, el muelle de madera más largo de Europa (515,5 m), con un montón de cisnes en su acceso. Comenzamos la siguiente jornada desplazándonos 45 km hasta Szymbark, para conocer la curiosa Upside Down House (Casa al revés), en la que el techo es el suelo y cuyo interior se puede visitar, aunque se sale un poco mareado. Al lado se encuentra el tablón más largo del mundo, de 36,83 metros de largo y 1.100 kg de peso.
El resto del 11 de junio lo dedicamos a Gdansk, la auténtica sorpresa de este viaje, pues nunca había oído hablar de esta ciudad y fue la que más me gustó. En este viaje visitamos una docena de lugares declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, sorprendiéndome que Gdansk no esté en esta selecta lista, pese a estar propuesta desde 2005. De hecho toda la ciudad es un monumento, siendo lo más interesante los edificios asentados en la Ciudad Vieja, en la llamada Ruta Real y en el Paseo del Muelle. Me resulta imposible hablar de esta ciudad en tan corto espacio, así que volveré a dedicarle una entrada en otra ocasión, por lo que dejo tan sólo una pequeña muestra fotográfica.
Me gusta Polonia. Hay hostelería por todas partes y mucho ambiente. Además las carreteras está mucho mejor de lo que nos habían comentado. Todavía nos quedan 2.000 km por delante, pero de ello os hablaré en próximas semanas. El viaje continúa.
Se me cae la baba, qué precioso viaje,estuvimos en Polonia,pero precisamente en este blog no conozco nada. Una pena. Otra vez será.
De los pocos viajes que he hecho organizada ,aunque lo demás estuvo estupendo,estoy arrepentida.
Ir por libre te da eso, más libertad.