Continúo el relato del viaje realizado del 7 al 17 de septiembre pasado por Inglaterra y Gales. La primera noche en Gran Bretaña la realizamos en Cornualles, que era el principal objetivo de este viaje, pues aquí pasamos 4 días completos. Cornualles es también conocido por su versión inglesa, Cornwall, o como se llama en córnico, Kernow. Esta lengua está emparentada con el galés y el bretón, todas ellas celtas. Sus costas están bañadas por el mar Celta, al norte y oeste y por el canal de la Mancha al sur. En el extremo sudoeste de este condado inglés se encuentra el Penn a Wlas, Land’s End, en inglés, emparentado con el Fisterra gallego y el Finistère francés. Con nuestro flamante coche, tomando como punto de partida la población de Newquay, recorrimos unas cuantas millas por este territorio.
El Hotel The Glendeveor ***, de Newquay, fue nuestro campamento base durante cinco noches para recorrer Cornualles. Newquay es una turística población de más de 20.000 habitantes, capital del surf, que cuenta con una amplia oferta de hoteles y restaurantes. Aquí tuvimos por primera vez algo que luego sería habitual, el típico desayuno inglés a base de alubias, huevos revueltos, salchichas y bacón. Enfrente del hotel se encuentra la iglesia The Parish Church of St Michael the Archangel, aunque lo que más nos agradó de esta población, que casi no visitamos por falta de tiempo, fue su fachada costera, con los acantilados que separan un grupo de buenas playas y The Island, un afloramiento rocoso habitado, unido a tierra firme por un puente.
Las previsiones anunciaban lluvia para todos los días, por lo que fuimos modificando nuestro programa para adaptarlo a la climatología, dedicando el día 8 a recorrer el norte del territorio, comenzando en el pequeño pueblo de Boscastle, que cuenta con un coqueto puerto que aprovecha una ensenada natural protegida por dos muros de piedra, construidos en 1584 por Sir Richard Grenville. Este pueblo se dio a conocer el 16 de agosto de 2004, fecha en la que sufrió un dramática inundación que no causó ninguna víctima humana. En Boscastle entramos por primera vez en un pub y que existía un buen aparcamiento, con parquímetro, como luego sucedería en todos.
La siguiente cita la tuvimos en un pequeño pueblo de nombre Tintagel, lugar emblemático de Cornualles, pues según la leyenda aquí nació en el siglo VI el rey Arturo. Esto hace que las ruinas de un castillo del siglo XIII, al que se accede por un moderno puente, congreguen a multitud de visitantes dispuestos a pagar £16.00 (casi 19€), por ver cuatro piedras. Si no quieres aflojar la pasta, puedes coger el coche y dirigirte al Camelot Castle, desde el que se tiene una preciosa vista del conjunto, cosa que hicimos, obsequiándonos por mucho menos dinero con una botella de vino rosado fresquito para los cuatro.
Continuamos la jornada dirigiéndonos a Port Isaac, un pequeño pueblo de poco más de 700 habitantes. Aprovechando que no llovía, en un banco del aparcamiento aprovechamos para comer el bocadillo. De repente un chaparrón que enseguida paró, pero que sería lo habitual durante todo el día. Por un camino emprendido descendimos hasta el pequeño puerto, que está rodeado de coquetas casas y varios restaurantes. En uno de nos tomamos un café y, antes de volver al coche, los más ricos pasteles del viaje.
Seguimos recorriendo la costa, siendo nuestro siguiente destino la localidad de Padstow, que cuenta con una población de algo más de dos mil habitantes y está ubicada en el único estuario fluvial de la costa norte de Cornualles. Es conocida por sus ricos fish and chips, de los que no disfrutamos pues ya habíamos comido. Como en los pueblos anteriores nos dedicamos a contemplar las casas de su fachada costera, siendo lo más interesante su amplio puerto, que, por la tarde, cuenta con una luz especial.
A partir de Port Isaac y especialmente en Padstow el tiempo mejoró considerablemente, disfrutando de momentos de sol, por lo que concluimos la jornada en el lugar en el que pensábamos haberla iniciado, Carnewas at Bedruthan, unos espectaculares acantilados sobre los que caminamos brevemente por un sendero acondicionado, ya que la tarde avanzaba inexorablemente y no quería arriesgar a tener que conducir de noche. Eso sí, el aparcamiento también es de pago.
9 de septiembre. Pensábamos ir al sur, pero como las previsiones no son muy buenas, optamos por el sudeste de Cornualles, siendo nuestra primera cita en Falmouth, una población de unos 22.000 habitantes, que cuenta con una calle repleta de comercios. Situada en la desembocadura del río Fal, para nosotros su principal atracción, como en todas las poblaciones costeras, es su puerto, que presume de formar junto con Carrick Roads, el puerto natural más grande de Europa occidental y el tercero del mundo. La bandera inglesa se encuentra a media asta por la reina Isabel II, fallecida el día anterior.
Al final el día ha quedado precioso, así que nos animamos a visitar el Trelissick Garden, situado en Feock y propiedad del National Trust, cuyo acceso resulta bastante caro, £13,00 por persona, a los que hay que añadir £5,00 del parking. Se trata de un enorme jardín con abundantes y flores y plantas, bastantes de ellas exóticas. En la parte superior de la ladera, asomándose al estuario del río Fal, se encuentra la mansión neoclásica de la propiedad, que data de 1755. Merece la pena la visita de este encantador lugar que cuenta con dos bares y un área de pic nic, donde por segunda y última vez comimos de bocadillo.
Aunque el día sigue frecuentemente soleado, por si llovía, en el plan de hoy teníamos recorrer la capital de Cornualles, Truro, dejando el coche aparcado muy cerca de su centro urbano, que se articula en torno al Hall for Cornwall, construido en 1846, como complejo municipal que albergaba el ayuntamiento y distintas dependencias, siendo ahora el lugar de artes en vivo más grande de Cornwall. A su entrada se encuentra la escultura de bronce de un baterista de Tim Shaw. Sin embargo, lo que más nos sorprendió fue su monumental Catedral, que data de finales del siglo XIX. En su interior había un libro de firmas de condolencia por la reina Isabel II, fallecida el día anterior.
Llevamos dos jornadas completas y nos está gustando Cornualles, donde todavía pasamos los dos próximos días. El viaje continúa.
Bonito Cornualles. He visto algunas películas en las qué se reflejaba bastante la belleza del lugar.
Probablemente,aunque nunca se puede decir no después de tu blogs me parece muy interesante.
Y qué rico debió de saber el vinito rosado,con esas vistas tan estupendas.
Un abrazo.
Pues falta lo mejor, pero tendrás que esperar al martes.
Un abrazo.