Continúo el relato del viaje realizado por tierras andaluzas del 17 al 28 de marzo, que dejaba la pasada semana tras recorrer el Albaicín granadino. El 22 de marzo, nada más desayunar, nos dirigimos a uno de los puntos fuertes de este viaje, la Alhambra de Granada que, desde 1984, forma parte de la selecta lista del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. La entrada teníamos a tan solo 300 metros del hotel. Como no llovía optamos por visitar primero los hermosos Jardines del Generalife, que forman parte del palacio del mismo nombre, que fue la residencia de recreo del sultán y su familia, por estar a unos pasos de los palacios de la Alhambra. Desde los jardines se tiene una espectacular vista del Alcázar.

Lo que era la antigua ciudad nazarí de la Alhambra cuenta con amplios espacios hoy convertido en hermosos paseos con vistas que vamos recorriendo, pues aunque las previsiones climatológicas no eran buenas, seguía sin llover. Como entramos temprano, no había mucha gente, que aumenta según avanza la jornada hasta llegar a 8.500 visitantes en un solo día. Menos mal que compré las entradas por Internet con más de dos meses de antelación, pues el 22 de marzo ya no había entradas hasta finales de mayo. También nos adentramos en los baños de la mezquita.

Las entradas llevan fecha y hora, pudiendo recorrer libremente toda la Alhambra excepto los Palacios Nazaríes, en cuyo acceso nos tuvimos que presentar a las 11:30 h. La parte más exclusiva de la Alhambra está formado por tres palacios, siendo el primero el más antiguo, el de Mexuar, en cuya sala principal abundan los azulejos y celosías originales. De éste pasamos al Palacio de Comares o Diván, construido en torno al hermoso patio de los Arrayanes que, con su alberca, constituye una de las imágenes emblemáticas de la Alhambra. Aquí se encuentra el famoso Salón del Trono.

Finalmente llegamos al tercer palacio, el que nadie quiere perderse y en el que más tiempo se detienen los visitantes. Se trata del Palacio de los Leones o Harén, la zona privada del sultán Mohamed V, en la que residía con su familia y con su harén. Aquí se encuentra el famoso Patio de los Leones, la joya indiscutible y más fotografiada de la Alhambra. Es la tercera o cuarta vez que lo visito y cada vez se ve desde más lejos la fuente de los leones, pero resulta mejor para fotografiarlos sin gente.

Salimos de los Palacios Nazaríes por la zona opuesta a la que entramos, repleta de jardines, que nos da acceso al Partal, un hermoso palacio con un pórtico de cinco arcos, la Torre de las Damas y un gran estanque exterior. Construido en el siglo XIII, fue la primera residencia de los reyes nazaríes que se instalaron en la Alhambra. Contemplamos como telón de fondo el Mirador de San Nicolás, en el Albaicín, donde estuvimos la tarde anterior y continuamos caminando pasando junto a la Torre de los Picos y la iglesia de Santa María de la Encarnación.

Nuestro siguiente destino es la zona más antigua de la Alhambra, situada sobre una colina que domina la población de Granada, así que las vistas son espectaculares. Se trata de la Alcazaba, cuya función fue eminentemente militar, pues es una gran fortaleza protegida por murallas y cuatro torres defensivas. Se accede al conjunto por la Puerta del Vino, junto a la que se encuentran los baños. Al salir, como lucía un poco el sol, aprovechamos para comer un bocadillo de tortilla en el kiosko que se encuentra a los pies de las murallas.

La última visita a la Alhambra fue a la única zona de acceso gratuito, el Palacio de Carlos V, notable obra renacentista, mandada construir por el emperador Carlos V como lugar de recreo junto a la Alhambra. Sus construcción comenzó en 1527 pero no se concluyó hasta el siglo XX. En su interior alberga en la actualidad dos museos, aunque solo tuvimos tiempo de visitar el de Bellas Artes, que está muy bien por cierto, y de ver el documental “Alhambra escenario de cine”. El Museo de la Alhambra queda para otra ocasión, pues tuvimos que salir con prisa para coger el microbús que nos trasladó de nuevo al Albaicín para visitar los palacios de la Dobla de Oro que nos faltaban y que cerraban a las 17 h, pero de ello ya os hablé en la anterior entrega.

El 23 de marzo, tras desayunar cogimos de nuevo al autobús C30 que nos trasladó al centro y más en concreto a la Plaza Nueva. Desde el bus fotografié la escultura de Fray Luis de Granada, situada frente a la iglesia de Santo Domingo. Luego nos acercamos a la Real Chancillería de Granada y a la iglesia de San Gil y Santa Ana, para más tarde bordear la Catedral y tomar sendas fotos de la estatua dedicada a Alonso Cano y del monumento al Aguador.

El día anterior compramos una entrada para tres monumentos, siendo dos de ellos la Catedral y la Capilla Real, faltándonos por visitar el Real Monasterio de San Jerónimo, cosa que pudimos hacer gracias a la amabilidad del recepcionista del Hotel Porcel Alixares, que nos permitió demorar dos horas la salida. La verdad es que mereció la pena la visita a este conjunto arquitectónico renacentista formado por un monasterio con su claustro y la iglesia, cuya obra se debe en su mayoría a Diego de Siloé. En el templo destaca la capilla mayor, que supone el punto de partida de la escultura andaluza, con la especial intervención del maestro Pablo de Rojas.

Nuestro recorrido por Granada estaba tocado a su final, así que emprendimos el regreso a la plaza de Isabel la Católica, punto de partida de nuestro autobús, aunque de camino pasamos por notables edificios, como la iglesia del Perpetuo Socorro, la Basílica de San Juan de Dios, el Colegio Mayor de San Bartolomé y Santiago y la Colegiata de los Santos Justo y Pastor, construida por los jesuitas entre 1575 y 1621. Cuando llegábamos a nuestro destino vimos como un grupo de costaleros entrenaban para llevar un paso de Semana Santa, sustituyendo las imágenes por bloques de hormigón. En esta ocasión tuvimos suerte de que estuviera a punto de salir el autobús C35, que nos dejó en la misma puerta del hotel, dando así por concluida nuestra visita a esta encantadora ciudad.

Llegamos al hotel poco antes de la hora acordada sin tener que abrir el paraguas en Granada. Recogimos el equipaje, pagamos y bajamos al aparcamiento. Nada más salir comenzó a llover con ganas. Por delante teníamos 144 km, hora y media de viaje, para llegar a nuestro siguiente destino, Málaga. El viaje continúa.