The Eden Project, visita obligada en Cornualles (Inglaterra)

En nuestro viaje por Cornualles (Cornwall en inglés y Kernow en córnico), había un lugar que lo teníamos marcado en rojo. Se trata del Proyecto Edén, (The Eden Project en inglés). Es una notable atracción turística construida en una mina de arcilla rehabilitada; ubicada a 2 km de St Blazer, en el que llaman especialmente la atención las cúpulas geodésicas que albergan miles de especies de plantas, divididas en dos ambientes, el Mediterranean Biome y el Rainforest Biome. El proyecto tardó dos años y medio en construirse, abriéndose al público el 17 de marzo de 2001. Situado cerca de la costa este del citado condado, pese a su interés, dejamos su visita para el final del viaje, pues el resto de los días disfrutamos de buen tiempo. Aunque lloviera, como así sucedió, teníamos esos dos grandes recintos a cubierto, además de otros más pequeños, el Visitor Centre y el Core. Unos caballos de corcho nos dan la bienvenida al centro de visitantes.

Como llovía cuando llegamos, provistos de los paraguas lo primero que hicimos fue fotografiar la gran atracción del Eden Project, las cinco grandes cúpulas, que cuentan con una gran cantidad de celdas infladas de tetrafluoroetileno, hexagonales y pentagonales, sostenidas por soportes de acero. Disfrutamos también de los primeros grupos de plantas floridas y de algunas esculturas, como la abeja gigante. El principal objetivo del parque fue utilizar la naturaleza para regenerar esta antigua mina.

Como seguía lloviendo, tras recorrer el centro de visitantes entramos en el siguiente recinto cerrado, el Core, curioso edificio de madera y cristal construido posteriormente, en el año 2006. De su interior llamaron mi atención dos grandes figuras, empezando por “Infinity Blue”, escultura de cerámica de la que sale humo que llega a simular niebla. La otra es “Semilla”, realizada por Peter Randall. Como al fin deja de llover, salimos al exterior.

Una vez en el exterior paseamos por el jardín botánico que rodea el complejo, que cuenta con muchas plantas habituales en Cornualles y en el Reino Unido en general. Como el día está tristón me detengo sobre todo a fotografiar preciosas flores, que es lo que más abunda en esta parte del Eden Project. Se ha echado la hora de comer, así que nos acercamos a dar cuenta de una hamburguesa en el restaurante situado a la entrada del Bioma Mediterráneo.

Aunque en el exterior hace frío, en el interior de las cúpulas la temperatura sube mucho. El primer bioma que visitamos es el Mediterráneo, en el que la temperatura oscila entre los 9 y los 25°C, así que enseguida tenemos que quitarnos los chubasqueros.

El Bioma Mediterráneo cuenta con más de 1.000 variedades de plantas y un pequeño pero coqueto bar. Llaman mi atención los grandes olivos y algunas construcciones, como una tradicional cabaña de pastores de piedra, aunque el objetivo de mi cámara se va en busca de la figura de un ciclista, que simula a un repartidor de autómatas.

El mundo del vino está representado por un vistoso grupo escultórico realizado por Tim Shaw, que representa el mito de Dioniso, dios griego del vino y la alegría, rodeado por sus seguidoras, las Ménadas, que bailan entre las vides. El Bioma Mediterráneo incluye también sendos ambientes dedicados a Sudáfrica y Australia occidental, representado este último por la figura de una serpiente aborigen. Nos está gustando lo bien puesto que está todo.

Cambiamos de ambiente. Nos dirigimos a continuación al Rainforest o Bioma de selva tropical. En él el clima es mucho más cálido y húmedo, oscilando la temperatura entre los 18 y los 35°C. Presume de ser el invernadero tropical más extenso del mundo. En su interior encontramos diferentes ambientes: América Central y Sudamérica, Este de África, Sudeste de Asia e islas tropicales.

La vegetación es exuberante en este bioma, encontrando grandes plantas y hermosas flores, árboles de caucho y cacao, y zonas  de caña de azúcar y plátanos. También nos detenemos ante la escultura “Globe”, que nos recuerda cambio climático en nuestro planeta.

El recorrido final por el Rainforest es de lo más divertido, accediendo al nuevo ambiente por un puente colgante a través de las copas de los árboles, que nos conduce a una hermosa cascada. Vemos sendas construcciones sudamericana y malaya, el camión del azúcar y una recreación de un baobab africano. También nos detenemos a contemplar unas pinturas murales peruanas y una colorista pareja de perdices roul-roul, que habita en el sur de Myanmar, Tailandia, Malasia, Sumatra y Borneo.

La única pega que tiene este atractivo lugar es que la entrada resulta bastante cara, de 33 a 38 libras los adultos y de 11 a 12 los niños y jóvenes de 5 a 16 años. Más información en https://www.edenproject.com/.

Escapada cántabra

Menudo trajín que llevamos este año. Casi sin tiempo para descansar, los días 18 y 19 de noviembre realizamos otra miniescapada por tierras cántabras, centrándonos en los municipios de Mazcuerras, Cabezón de la Sal y Ruente. Nuestro campamento base en esta ocasión no fue un hotel, sino la casa de nuestro amigo Alu, ubicada a 130 km de Leioa junto al arroyo de la Fuente del Ojo, en la localidad de Villanueva de la Peña, el pueblo más comercial del municipio de Mazcuerras. Un moderno puente cruza el río Saja y enlaza esta población con la de Virgen de la Peña, en la que existen varios bares.

El sábado por la tarde después de comer, caminamos el kilómetro que nos separaba de Virgen de la Peña, pasando junto al principal monumento de Villanueva de la Peña, la torre fundada en el siglo XVI por Francisco de Hoyos, caballero de Calatrava. Luego nos detuvimos a tomar unas fotos de un buen grupo de patos que había junto al antiguo lavadero. Finalmente, antes de llegar al puente sobre el río Saja, contemplamos el Santuario de Ntra Sra de la Peña, cuya construcción se remonta al siglo XVII.

Por la mañana, antes de comer, dimos un agradable paseo de casi 7 km, entre ida y vuelta, siendo nuestro destino final Mazcuerras, la capital del municipio del que toma el nombre. Caminamos por una llana pista agrícola pasando en primer lugar junto a una granja de vacas de raza Tudanca. Nuestro agradable paseo lo realizamos por la zona conocida como La Mies, amplias praderas en las que pastan bastantes caballos y numerosas vacas, muchas de ellas Tudanca.

Tras unos 3 km de marcha llegamos a Mazcuerras, pueblo situado en una fértil llanura por la que discurre el arroyo Pulero, afluente del Saja. Nombrado “Pueblo de Cantabria” en 2008, lo primero que encontramos a nuestra llegada fue la iglesia de San Martín, templo de finales del siglo XVII, junto al que existe una elegante fuente. El pueblo también es conocido como “Luzmela”, por ser el escenario de la novela “La niña Luzmela”, una de las obras más importantes de la escritora Concha Espina, que vivió en este pueblo. A ella le han dedicado una estatua.

Continuamos recorriendo Mazcuerras, contemplando sus elegantes casonas y el palacio de Las Magnolias. También observamos cómo juegan unos niños en la Bolera de Manolo Escalante, próxima a nuestro siguiente destino, los Viveros Escalante, que cuentan con más de un siglo de antigüedad, lo que prueba que este pueblo tiene una gran tradición en el cultivo de las flores. Concluida la visita regresamos caminando a Villanueva de la Peña, donde pasamos la tarde.

El 19 de noviembre iniciamos la jornada visitando un lugar que llevaba tiempo en nuestra lista de espera. Se trata del Parque de las Secuoyas, situado a tan sólo 8 km de Villanueva de la Peña, en el vecino municipio de Cabezón de la Sal. En un corto recorrido circular perfectamente acondicionado, recorrimos un bosque de 2,5 hectáreas de extensión, cuya antigüedad se remonta a los años 40 del siglo XX. Cuenta con 850 ejemplares de secuoyas bebé, de una altura media de 40 metros y un perímetro de los troncos de unos 2 metros. Esta especie puede alcanzar más de 1.000 años y medir hasta 115 metros de altura, como pudimos ver en el Yosemite Nacional Park norteamericano. Más información en https://turismocabezondelasal.com/bosque-de-secuoyas/

Para hacer tiempo antes de comer, nuestros amigos nos llevaron a continuación a un lugar del que no habíamos oído hablar y que se encuentra a 13 km de su casa. Nosotros no lo conocíamos pero si la población de la zona, pues encontramos al menos un centenar de coches, así que no quiero pensar cómo estará en verano. Se trata Robledal de Ucieda, situado en el municipio de Ruente, en el Parque Natural Saja Besaya. Tuvimos suerte de encontrar sitio para los coches junto a la Casa del Monte, a la que regresamos, tras dar un corto paseo, para tomar un vino con una ración de chorizo frito.

De esta forma concluyó esta corta escapada por Cantabria, pues después de comer en casa del amigo y de la sobremesa, emprendimos el regreso a Leioa. Es lo que tiene el que en esta época la tarde casi no exista, al ser los días tan cortos.

Ruta del románico pintado alavés

Y de Bizkaia a Araba. Del 11 al 13 de noviembre hemos realizado una miniescapada para visitar unos lugares que teníamos pendientes desde hace tiempo, el románico pintado alavés y el Valle Salado de Añana. Para ello nos alojamos dos noches en el Parador de Argómaniz ****, que ocupa un elegante palacio renacentista desde el que se domina toda la Llanada Alavesa y el macizo de Gorbeia. Es un buen lugar para el descanso ahora que los días son tan cortos. Cuenta con un excelente restaurante, el Aletegui, ubicado en el antiguo granero del palacio, conservando el artesonado original del siglo XVIII.

A las 12 h del día 11 nos instalamos en el Parador. Las ermitas románicas hay que verlas en visita guiada previa reserva en el teléfono 945302932. Sólo se pueden visitar en fin de semana y para el sábado tenemos las dos más sencillas, pagando 4 € por persona. Llueve con ganas cuando nos posicionamos a las 13 h en la primera cita, la iglesia de la Natividad, en Añua, que cuenta con uno de los ábsides más ricos de toda la Llanada. El interior conserva algunos retablos, una colección de nacimientos, bóvedas con elementos geométricos en color rojo y una pequeña escena de batalla con personajes esquemáticos.

Una hora después tenemos la segunda cita a unos 7 km en la iglesia de San Martín de Tours, en Arbulu. Su aspecto exterior se asemeja a la torre de un castillo. Cuenta también con varios nacimientos, pero lo más interesante de su interior apareció tras la retirada del retablo. Se trata de un curioso conjunto de pintura mural roja realizado sobre el primitivo ábside de la iglesia románica, en el que se pueden ver figuras geométricas, animales y dos cruces de consagración. La decoración de las cúpulas merece también la pena.

Tras comer de bocadillo en el Parador, como sigue lloviendo decidimos acercarnos al cercano Santuario de Ntra Sra de Estíbaliz, que abre de 9 a 20 h. Aquí la visita es libre, destacando su fachada principal y un coqueto interior que alberga la imagen de la patrona de Araba. Construido a mediados del siglo XII, destacan en su interior la maestría escultórica de los capiteles, la hermosa pila bautismal y la imagen de San Prudencio. Lo que no puedo entender es que habiendo turismo, el anexo Centro de Interpretación del Románico en Álava, permanezca cerrado en noviembre, diciembre, enero y febrero

Aunque no disponemos de mucho tiempo ya que anochece sobre las 6 de la tarde, como el tiempo mejora decidimos acercarnos al Dolmen de Sorginetxe, que no conocíamos y se encuentra a 20 km del Parador, en Arrizala, tras coger un desvío en la carretera que sube el puerto de Opakua. Merece la pena. Como todavía hay luz, decidimos visitar el otro dolmen de la zona, en el que hemos estado varias veces. Se trata del de Aizkomendi, monumento funerario de la Edad de Bronce, considerado hasta ahora el más grande de Euskadi. Está ubicado en Egilatz, al pie de la autovía A-1. Ponemos así fin a la primera jornada.

El día 12 iniciamos la jornada con la visita a la tercera iglesia, la de Nuestra Señora de la Asunción, en Alaitza, pueblo situado a unos 5 km de Agurain. Allí teníamos concertada la visita guiada a las 11 h. Durante la espera nos entretuvimos contemplando una fuente de 1865 en la que reza “SEPROIVE LAVAR ROPA, BERDURAS Y CARNE”. En el interior destacan las excepcionales y primitivas pinturas rojizas ubicadas en el ábside, en las que se recrean escenas bélicas y de caza, algo extraño en un templo. El precio, el mismo, 4 € las dos iglesias.

Muy cerca, en Gazeo, tuvimos la última visita al románico pintado alavés en la iglesia de San Martín de Tours. Es la iglesia más profusamente decorada con pinturas murales de temática religiosa, realizadas en el siglo XIV, aunque no fueron descubiertas hasta el año 1967, pues habían sido encaladas, además de estar ocultas tras el retablo mayor. Frecuentada en la actualidad por peregrinos del Camino de Santiago, esta iglesia me recuerda un poco por sus pinturas a las de La Vall de Boí. Ha merecido la pena la visita a estas iglesias, pues a veces no valoramos lo que tenemos cerca de casa.

Concluida la visita a las iglesias nos desplazamos a la cercana población de Agurain, que cuenta con un más que notable casco histórico amurallado, principalmente situado a lo largo de la calle Mayor, teniendo en sus extremos dos templos religiosos: las iglesias góticas de San Juan y Santa María. Entre ambas, numerosas elegantes mansiones blasonadas. Lo primero que hicimos es dirigirnos a la Oficina de Turismo de la Llanada Alavesa. Calle Mayor, 8. Agurain/Salvatierra. 01200. Tel 945 30 29 31. En ella se conciertan las visitas a las iglesias pintadas. Comimos de picoteo en un bar de la calle Mayor y continuamos nuestra ruta.

Tuvimos que abandonar Agurain enseguida pues teníamos algo más de media hora de viaje para llegar a nuestro siguiente destino, el Valle Salado de Añana, que hace muchos años que no visitábamos. Ahora solo se puede acceder mediante visitas guiadas concertadas, reservando en https://vallesalado.com/ o en el teléfono 945351111. En nuestro caso, para el domingo por la tarde sólo había a las 16 h, tratándose de realidad virtual, muy interesante, más la visita a las salinas acompañados de una guía erandiotarra, que nos la hizo muy amena. Estamos en uno de los conjuntos culturales, arquitectónicos, medioambientales, paisajísticos y arqueológicos más importantes del mundo, que forma parte del Patrimonio Agrícola Mundial. El agua salada de los manantiales del Valle Salado tiene 240 gramos de sal por litro, siete veces más que los océanos, contando con estructuras de madera de más de diez metros de altura que ayudan a llegar el agua salada a todos los rincones de la salina.

El día 13, antes de abandonar el Parador de Argómaniz, decidimos acercarnos al cercano Humedal de Salburua, para caminar durante una hora por el entorno de la Balsa de Arkaute. Pese a que había recuperado el agua tras la sequía, al morir los peces hizo que sólo pudiéramos ver un buen grupo de gaviotas, unos patos, una garza y algunas cigüeñas volando. Nunca había visto tan poca fauna. Los ciervos también se encontraban muy lejos. Uno de los fotógrafos habituales en el mirador se tuvo que conformar con la “captura” de un zarapito.

Es una lástima que, con lo interesantes que son las iglesias románicas, para llegar a ellas no existe casi señalización, teniendo que tirar de Google Maps que, en una ocasión, nos jugó una mala pasada.

Un poco de Bizkaia para foráneos

Solemos realizar un par de escapadas al año con los amigos de Rivas Vaciamadrid y, en esta ocasión, queríamos que “picotearan” un poquito de Bizkaia, a sabiendas de que en 5 días poco les íbamos a enseñar, máxime cuando las previsiones de tiempo no eran nada halagüeñas. Para esta escapada, realizada del 16 al 20 de octubre, optamos por alojarnos en el Hotel Elorrio, por su situación en la monumental población y con vistas a las Crestas del Duranguesado, que se elevan sobre la central de Eroski. Eso sí, el alojamiento nos pareció caro, unos 90 € la noche sin desayuno, y con unas condiciones leoninas de cancelación, pues en caso de anular con menos de 14 días de antelación, había que pagar las 4 noches. Al final, lo peor no fue la lluvia sino el viento sur y el calor que pasamos por las noches. Menos mal que desde la ventana teníamos una magnífica vista de la iglesia de San Agustín de Etxebarria, reedificada en el siglo XV.

El 16 de octubre, quedamos con nuestros amigos a comer en el hotel, para registrarnos e instalarnos en la habitación. Como por la tarde el tiempo se mantuvo estable, quise aprovechar para que al menos visualmente conocieran el entorno en el que nos encontrábamos, así que les llevé al pequeño pero coqueto pueblo de Garai, para que disfrutaran de sus construcciones, de la iglesia de San Juan Evangelista y de la ermita de San Juan de Mumoitio, desde la que se tiene una espectacular vista de las Crestas del Duranguesado.

La siguiente cita la tenemos a unos 700 metros de altitud, en el puerto de Urkiola, dirigiéndonos en primer lugar a visitar el Santuario, ubicado en el municipio de Abadiño, en la línea divisoria de las vertientes mediterránea y cantábrica. Fue consagrado en 1933, destacando en su interior el mosaico del altar mayor. Concluida la visita, nos introducimos en el hayedo, para contemplar la antigua nevera, la ermita del Santo Cristo y el Mirador de las Tres Cruces, desde donde contemplamos los montes Mugarra, Untzillatx, Astxiki y la cresta que va desde el Alluitz hasta el Anboto. Concluye de esta forma la primera jornada, en el Parque Natural de Urkiola.

Las previsiones eran de lluvia todos los días, así que no hicimos planes para esta escapada. Como el martes era el día de mejor previsión, cosa que así sucedió, decidimos llevarles a conocer el Parque Natural de Gorbeia. Para ello nos desplazamos hasta Pagomakurre, subiendo caminando a ese precioso lugar que es la campa de Arraba. En la subida vimos grupos de caballos y de vacas. El viento casi nos tumba al llegar a la campa, desde donde contemplamos las cumbres de Lekanda, Aldamin y Gorbeia. También vimos un rebaño de ovejas guardado por unos pacíficos mastines. Nos acercamos al refugio del Ganguren y luego vamos al de BMF a comer unos huevos con chorizo, que no había, teniendo que optar por panceta o una dura hamburguesa.

Regresamos pausadamente a Pagomakurre, para ir a tomar el café al bonito pueblo de Areatza, siendo recibidos por una hermosa pintura mural y la grandiosa iglesia parroquial de San Bartolomé, ampliada en 1513. Pasamos junto a la gran campana y a la fuente de la Alcachofa y, tras tomar el café en la Taberna Hagina, nos dirigimos a la Gudarien plaza, a la que se asoman la Casa Consistorial, de 1862, y el palacio de Gortázar, barroco del siglo XVII, que cuenta con notables pinturas en su fachadas. En la misma se encuentra el centro de interpretación Gorbeiako Parketxea, en cuyo interior pasamos un buen rato.

Antes de regresar a recluirnos en el Hotel Elorrio, como el tiempo seguía bueno decidimos pasar por la Necrópolis de Argiñeta, situada junto a la ermita de San Adrián. Se trata de un conjunto formado por veinte sepulcros y cinco estelas de varios barrios, que fueron aquí agrupadas en el siglo XIX, siendo el conjunto de estas  características más importante del País Vasco, tanto por el número y calidad como por la antigüedad de algunos de ellos (siglos VII-IX). Concluimos esta segunda jornada caminando desde el hotel por la antigua calzada hasta el crucero de Kurutzebarri, que data de mediados del siglo XVI.

El 18 de octubre amaneció tontorrón y chispeando un poco, así que nos detuvimos para hacer tiempo en la playa de Bakio, para luego volver a hacerlo en la ermita de San Pelayo, románica del siglo XII. El plato fuerte de esta tercera jornada para nuestros amigos madrileños era San Juan Gaztelugatxe, que se ha hecho mucho más famosa tras convertirse en Rocadragón en Juego de Tronos. Como ya no hacía falta reservar y ser un miércoles de octubre, pensábamos que habría poquísima gente, encontrando seis autobuses y los aparcamientos para coches casi al completo. Al final el tiempo se volvió espectacular, disfrutando también de la comida en la cervecera del Eneperi.

Por la tarde decidimos llevarles a una población que me encanta, Bermeo, aunque tuvimos que andar corriendo pues quería que vieran el coqueto Arrantzaleen Museoa (Museo del Pescador), sito en la Torre Ercilla, que cierra a las 16 h. Tras la visita nos acercamos al Ayuntamiento y a la iglesia de Santa María, subiendo luego por Doniene kalea para pasar bajo la puerta de San Juan y llegar al parque de la Tala. Regresamos a la zona del puerto para visitar el claustro de la iglesia de San Francisco y pasar junto al Casino y la iglesia de Santa Eufemia. También contemplamos las variadas esculturas urbanas con que cuenta Bermeo, regresando al aparcamiento del puerto donde habíamos dejado el coche, a un paso de la enorme escultura “Ola/Olatua”, de Néstor Basterretxea, concluyendo así la tercera jornada.

Dejamos la última jornada para enseñarles el terreno en el que nos desenvolvemos habitualmente, comenzando en la terminal de cruceros de Getxo  donde se encontraba el Norwegian Dawn. Caminamos hasta el faro de Arriluze y de allí a pie hasta el Puerto Viejo, para hacer el hamaiketako en Itxasbide Taberna. El siguiente recorrido a pie lo efectuamos en nuestro pueblo, Leioa, caminando por los parques de Pinosolo, Artatza y Zarragabarrena, con posterior comida en Mendibile Jauregia. El tiempo estuvo amenazante durante todo el día, pero aún así pudimos llevarles por la tarde a la confluencia de las playas de Plentzia y Gorliz, desde donde contemplamos el espectáculo de las olas en la pleamar, que el 19 de octubre no hubo, así que incluyo dos fotos de nueve días más tarde.

Todavía no he comentado que en Elorrio hubo un brote de gastroenteritis, en el que fueron cayendo numerosas personas y unos cuantos de los alojados en el hotel. A mi me tocó el viernes, en el que, a modo des despedida teníamos previsto visitar la monumental villa de Elorrio, así que me tocó quedarme en la habitación del hotel, mientras mis compañeros se dedicaron a contemplar los numerosos palacios provistos de un paraguas, pues al fin llovió con salero, aunque pasaron un rato a cubierto en la Basílica de la Purísima Concepción, gótica del siglo XV. De esta forma concluyó esta “escapada casera”. Por ello, las fotos que ilustran este apartado, las tomé el pasado 13 de febrero.

Al escribir esta entrada me acuerdo de un grupo de jienenses con los que coincidimos en Gaztelugatxe que, en los mismos días que nosotros, recorrían los tres territorios de la CAV. A nosotros tan sólo nos ha dado tiempo para “picotear” un poco de Bizkaia.

BOXORO (Uzbekistán), Patrimonio de la Humanidad

Tenía muchas ganas de viajar a Uzbekistán, principalmente por conocer Samarcanda y su afamada plaza de Registán, ciudad de la que os hablé el 4 de agosto de 2020 (https://blogs.deia.eus/de-leioa-al-mundo/2020/08/04/samarcanda-uzbekistan-en-la-ruta-de-la-seda/). De Samarcanda nos desplazamos a Boxoro, Bukhara o Bujara, según el idioma que utilicemos. Para ello utilizamos el confortable Afrosiab Talgo, que enlaza ambas ciudades en poco más de hora y media. Nos instalamos en el Hotel Shirin Plaza ***, cerca del cual se encontraba el Spanish Bar, un precioso local para tomar un café, un vino o una cerveza. Luego fuimos comer al restaurante Bella Italia. Las especialidades locales las dejamos para más tarde. Estamos en pleno Ramadán en un país en el que el 88% de la población son musulmanes sunitas, no teniendo problemas para beber alcohol, pues la herencia rusa se siente mucho.

Como ya hicimos en otras ciudades uzbekas, a través del hotel contratamos los servicios de un taxi que nos llevara a las dos parejas a los lugares que queríamos visitar, unas horas por la tarde y otras a la mañana del día siguiente. Estamos en la Ruta de la Seda en una ciudad con más de 2.000 años de historia, que desde 1993, ocho años antes que Samarcanda, forma parte del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. Nuestra primera visita fue a un lugar apartado del centro, convertido en importante centro de peregrinación. Se trata del Memorial Bahouddin Naqshband dedicado a este filósofo sufí del siglo XVI. Como ya sucediera en Samarcanda, las mujeres posan sin dificultad para la cámara.

Teníamos ganas de llegar a la siguiente cita por ser la más impresionante de todas, el complejo Poi Kalon, que cuenta con tres monumentales edificios. Empezamos con el minarete Kalon, del siglo XII y 47 metros de altura, que en su tiempo fue el más alto de Asia. La madraza Mir-i-Arab, del primer tercio del siglo XVI, destaca por sus dos hermosas cúpulas azules. La mezquita Kalon o mezquita del Viernes, reconstruida a comienzos del siglo XVI, es una de las más impresionantes del Turkestán.

A unos pasos tenemos el Bazar Toqi Zargaron, o de los joyeros, donde por primera vez vemos las típicas marionetas uzbekas. Nos adentramos ahora en dos enormes y monumentales madrazas, antiguas escuelas coránicas, hoy abiertas para uso turístico. La primera es la de Abdulazizxon, construida en 1652. La segunda es mucho más antigua, pues está datada en 1417. Se trata de la madraza de Ulugbek, construida por los mejores arquitectos de su tiempo.

La siguiente visita nos sorprende, pues nada tiene que ver con los estilos arquitectónicos anteriores. Se trata del Chor Minor o de los “4 minaretes”, construido en 1807. Pronto llegamos a la plaza Liabi-Khauz, la zona de ambiente de la ciudad, a la que se asoman dos madrazas, la de Nadir Divan Begi, construida en 1622, en la que llama la atención su fachada decorada con el sol y dos pájaros volando, algo muy extraño en el arte islámico. La otra madraza, la de Kukeltash, fue construida entre 1568 y 1569. Mientras la gente se fotografía junto a la estatua del sabio maestro sufí Nasr-ed-Din, personaje mítico en la cultura popular, yo tomo fotos a una preciosa y simpática niña que posa para la cámara de lo más sonriente.

Cuando el sol comienza a caer, regresamos de nuevo al lugar más emblemático y hermoso de Boxoro, el complejo Poi Kalon, pudiendo fotografiar otra vez el minarete Kalon y la madraza Mir-i-Arab, iluminados por el sol del atardecer. En la plaza se encuentra el restaurante Chasmai-Mirob, situado en un primer piso, desde el que se tiene una espectacular vista de todo el recinto. Aquí nos instalamos para tomar algo y luego degustar una cena tradicional, no faltando el plato de plov, guiso con cordero, arroz, garbanzos y patatas. Al concluir la cena contemplamos el recinto iluminado, resaltando la imagen del minarete.

El 12 de junio iniciamos una ajetreada mañana. Volvemos a utilizar los servicios del taxista mientras contemplamos los medios habituales de transporte de la ciudad. La primera visita fue a un lugar que nos encantó, la mezquita Bolo Khauz, construida en 1712 para la madre del gobernante Abul Fayud Khan, que todavía conserva su piscina original. Con su galería con columnatas de madera talladas, más parece un palacio que una mezquita.

Enfrente tenemos la Ciudadela Ark, que fue la residencia de los emires de Boxoro hasta la invasión rusa. Construida en el siglo V, destaca por el imponente y fotogénico aspecto exterior amurallado. En su gigantesco interior existen varios museos y algunas construcciones de interés, como la mezquita del Viernes, el patio del trono y su puerta de acceso. Subimos a las almenas y, al salir, coincidimos con la visita de un grupo de escolares.

Nuestra apresurada visita continúa por una zona ajardinada, el parque Samani, en la que se encuentra el museo dedicado a la vida del Imam Muhammad ibn Ismail al Bukhari, al que no entramos por falta de tiempo. En el mismo recinto tenemos el austero mausoleo de Chasma-Ayub, al que sigue el célebre mausoleo de Ismail Samani, obra maestra de la arquitectura musulmana del siglo X, con su cúpula esférica. A continuación nos detenemos ante otras dos madrazas, construidas respectivamente en 1567 y 1580. Se trata de las de Abdulloson y Modarixon.

Nos quedan ya sólo un par de visitas, comenzando en Zindon, edificio amurallado del siglo XVIII que significa vieja prisión, a lo que fue dedicado hasta el siglo XX. La última visita fue a la madraza Kukeltash, construida en el siglo XVI durante el reinado de Abdullakhan II. Entre ambos lugares entramos en un bazar a realizar las últimas compras. Concluimos nuestro recorrido en el restaurante Liabi-Khauz, un popular lugar situado junto al estanque de la plaza del mismo nombre, aunque no fue para comer sino para tomar una cerveza. La comida la realizamos en uno más popular cerca del hotel.

Me ha encantado Boxoro, Bukhara o Bujara, según el idioma que utilicemos, pese a la apresurada visita, pero el viaje continuaba. A las 15:51 h cogimos el Afrosiab-Talgo que en menos de 4 horas nos dejó en la capital, Tashkent.

Municipios de Bizkaia (y 12)

Con esta entrega de 9 municipios, los siguientes en orden alfabético a los publicados el pasado 21 de marzo, concluyo el recorrido por los 112 con que cuenta Bizkaia a falta de lo que pase con Alonsótegi. En compañía de un amigo, los recorrí entre los años 2012 y 2016.

Comienzo esta entrega en el municipio de Valle de Trápaga-Trapagaran, municipio situado en el entorno del Gran Bilbao, que cuenta con una extensión de 13,10 km² y 11.918 habitantes, el más poblado de esta entrega, que se asientan principalmente en la parte baja del municipio, que no tiene un gran interés monumental, siendo lo más relevante los edificios del Ayuntamiento, el Palacio Olaso y la iglesia de la Transfiguración del Señor. Si algo llama la atención es el funicular, inaugurado en 1926, que une la parte baja con la alta, en concreto el barrio de La Reineta, de donde podemos llegar a La Arboleda, en el que destaca la iglesia de Santa María Magdalena.

Precisamente en La Arboleda se encuentra el lugar más curioso del municipio Valle de Trápaga-Trapagaran. Se trata de Meatzaldea Goikoa Parkea, ubicado en el entorno de los lagos que ocupaban las antiguas explotaciones mineras. Allí se ha creado un parque de esculturas con obras de artistas como Nestor Basterretxea, Iñigo Arregi, Guillermo Olmo, Karmelo Gañan, Jose Antonio Legorburu, Mariemi Otaola, Victor Arrizabalaga o Alex Morlotez. Más información: https://meatzaldegoikoa.blogspot.com/.

Nos trasladamos ahora a la comarca del Duranguesado para recorrer el municipio de Zaldibar, limítrofe con Guipúzcoa, que tiene una extensión de 11,84 km² y una población de 3.020 habitantes. En este municipio destacan las ruinas del la Torre de Zaldua, que parece datar del siglo XV. Del resto de su patrimonio me quedo con la iglesia de San Andrés, originaria del siglo XIII pero muy modificada en diferentes reformas, el Ayuntamiento y varias ermitas de los barrios, como la de San Martín.

Viajamos ahora al otro extremo del territorio, a la comarca de Enkarterri (Encartaciones), donde se encuentra el municipio de Zalla, el tercero más extenso de esta entrega (31,03 km²) y el segundo más poblado (8.300 habitantes). En el centro del casco urbano destaca el Palacio de Murga, actual Ayuntamiento, una elegante mansión del siglo XVII. Otros edificios notables son el Batzoki, el colegio de los Maristas, la iglesia de San Miguel Arcángel y la ermita de San Pedro Zarikete. En el barrio de Otxaran tenemos la lujosa casa Goikoetxea-Laiseka, sede de las bodegas de txakoli Virgen de Lorea. También tenemos que ir al área recreativa de Bolunburu, situada a orillas del río Cadagua, donde se encuentra la coqueta ermita de Santa Ana y, a un paso, las torres de Bolumburu y de los Terreros.

Volvemos al Gran Bilbao y más en concreto al Txorierri, para recorrer el municipio de Zamudio, que tiene una extensión de 20,6 km² y una población de 3.256 habitantes. Sin movernos del centro encontramos los edificios más relevantes, comenzando con la Torre Malpica, casa-torre medieval de principios del siglo XV. Al lado tenemos la iglesia de San Martín, reconstruida en la segunda mitad del siglo XVII. Del siglo XVIII datan el palacio barroco de Larragoiti y la Casa Consistorial.

No muy lejos tenemos la siguiente cita en el municipio de Zaratamo, que tiene una extensión de 10 km² y una población de 1.628 habitantes. Los principales edificios son religiosos, como la iglesia de San Lorenzo, construcción renacentista del siglo XVI muy reformada posteriormente. Más modernos son la parroquia de San Vicente, de estilo neorrománico, proyectada en 1939 y el Ayuntamiento, de 1955. También nos acercamos a la ermita de la Ascensión, en Burbustu, renacentista, pero reformada en 1982.

Nos desplazamos a continuación a uno de los municipios más interesantes de esta entrega, que se encuentra bajo el monte de más altitud de Bizkaia, el Gorbeia. Situado en la comarca de Arratia-Nervión, es el más extenso de todos (66,98 km²) pese a contar tan sólo con 1.271 habitantes, lo que hace que sea el de menor densidad de población (18,53 hab./km²). En el casco urbano destaca la iglesia de Andra Mari, construida a mediados del siglo XVI, frente a la que se encuentra la obra de Nestor Basterretxea dedicada al Centenario de la Cruz de Gorbeia. De interés son también el Ayuntamiento y las numerosas ermitas con que cuenta el municipio, con como la de San Justo, junto a la que existe un calero. Nos acercamos también a las de de San Lorenzo y San Miguel, en Uribe, a la de San Pedro, situada cerca del embalse de Undurraga y a la de Santiago de Ipiña. Cerca del puerto de Barázar tenemos dos interesantes lugares naturales, el humedal de Saldropo y el hayedo de Otzarreta, de visita obligada.

Sin salir de la comarca de Arratia-Nervión, tenemos el segundo municipio más extenso es esta entrega (47,15 km²), Zeberio que tiene una población de tan sólo 1.084 habitantes. Cuenta con elegantes casonas, una de ellas ocupada por la Casa Consistorial. El resto de la arquitectura es religiosa, destacando la iglesia parroquial de Santo Tomás de Olabarrieta. Recorriendo los barrios nos detuvimos en tres ermitas, las de San Antonio de Padua, Santa Cruz y Nuestra Señora de Zeberiogana.

Regresamos a la costa, al Gran Bilbao y, más en concreto, al extremo de la margen izquierda, donde se encuentra el coqueto municipio de Zierbena, dividido en 6 núcleos de población, aunque los más conocidos son dos, comenzando por El Puerto, donde se encuentran los barcos pesqueros y los establecimientos hosteleros. También llama nuestra atención el grupo escultórico realizado por Xebas Larrañaga en homenaje a los hombres y mujeres de la mar. En el núcleo de La Cuesta se encuentra el Ayuntamiento y el templo más notable, la iglesia de San Román.

Concluimos este recorrido en el municipio de Ziortza-Bolibar, ubicado en la comarca de Lea Artibai. Cuenta con una extensión de 18 km², siendo el menos poblado de esta entrega (405 habitantes). La fama del núcleo de Bolibar se debe a los orígenes de los antepasados del libertador Simón Bolívar (1783-1830), contando con un museo a él dedicado y un monumento en su honor financiado por el gobierno de Venezuela en 1927. El principal edificio es la iglesia de Santo Tomás, del siglo X, aunque reconstruida en los siglos XVII y XVIII. Nos acercamos también a la ermita de San Pedro, en el barrio Arta. Para concluir este recorrido por Bizkaia, me saqué una foto con Eduardo, mi compañero de fatigas, junto a la Triada, de Mikel Lertxundi. Era el 21 de mayo de 2016.

En el mismo municipio de Ziortza-Bolibar, a 2 km de Bolibar tenemos una de las joyas arquitectónicas de Bizkaia, la Colegiata de Ziortza, a la que, por su notoriedad y como broche de conclusión, he querido dedicar un espacio destacado. Importante enclave del Camino de Santiago por la costa, sus orígenes se remontan al siglo X, contando con hospital de peregrinos. En la actualidad podemos visitar la puerta Este, el principal acceso al recinto religioso, la iglesia gótica del siglo XV y el claustro renacentista.

De esta forma concluyo el repaso a los 112 municipios de Bizkaia. La mayor parte de las fotos que ilustran esta entrega fueron tomadas entre el 24 de marzo y el 21 de mayo de 2016.

A partir de ahora, espero acudir a la cita con las publicaciones en este blog cada dos semanas. Un saludo.

Parques de El Chiflón e Ischigualasto (Argentina)

En octubre de 2019 realizamos nuestro tercer viaje por Argentina y Chile, en el que tuvimos que “salir por patas” de Santiago de Chile debido a los disturbios, siendo las últimas personas que en mucho tiempo pudieron visitar la Casa de la Moneda, pues el tema se alargó por el Covid. Nuestra estancia argentina se centró en la región de Cuyo, teniendo como objetivo varios parques nacionales y provinciales. Nos costó mucho contratar los servicios de un coche con conductor para nuestro recorrido, pero al final lo conseguimos. El 5 de octubre, tras recorrer 323 km desde la ciudad de San Juan, llegamos a El Chiflon Posta Pueblo, un hotel lleno de encanto ubicado en medio de la nada, en la provincia de La Rioja, en el que pasamos tres noches. Más información en https://www.elchiflon.com.ar/

El día siguiente lo dedicamos a recorrer el espectacular Parque Nacional de Talampaya, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, del que ya hablé el 29 de noviembre de 2022 (https://blogs.deia.eus/de-leioa-al-mundo/2022/11/29/parque-nacional-talampaya-argentina/). No entraba en nuestros planes pero, dado que el acceso estaba a tan sólo 200 metros del hotel, en plena RN 150, al día siguiente decidimos visitar el Parque Provincial El Chiflón, para lo que tuvimos que efectuar una reserva. El acceso lo realizamos en nuestro coche, yendo el guía en el suyo.

Situado en la provincia argentina de La Rioja, a 150 km de su capital y muy cerca del límite con la provincia de San Juan, el Parque Provincial El Chiflón ocupa una superficie de 9.000 hectáreas y se creó en el año 2002 con objeto de preservar sus recursos paisajísticos, geológicos y culturales. Combinando tramos en nuestro vehículo con otros a pie, fuimos descubriendo las curiosas formaciones rocosas a las que los lugareños han dado nombres como “La Tortuga”, “El Loro”, “La Casita” o «El Hongo».

El Parque Provincial El Chiflón forma parte de la cuenca geológica Talampaya/Ischigualasto, los otros dos parques que visitamos, compartiendo con ellos características paisajísticas, geológicas y culturales. El parque recibe el nombre de El Chiflón porque recuerda el sonido que produce el viento al circular entre las formaciones rocosas.

El Parque Provincial El Chiflón no es tan conocido como los de Talampaya e Ischigualasto, ambos incluidos en la selecta lista del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO, lo que hace que sea mucho menos visitado. Eso fue una auténtica gozada, pues durante la visita sólo estuvimos las dos parejas que viajamos juntas, nuestro conductor y el guía, pudiendo disfrutar en soledad de sus grandes murallones y cactus.

A media mañana ya estábamos en nuestra siguiente cita, el Parque Provincial Ischigualasto, situado a 30 km del hotel, que desde el año 2000 forma parte del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. En este encontramos mucha gente, realizándose la visita en el coche particular, en la hora convenida, pero formándose una caravana de una decena de vehículos que circulan por una polvorienta pista siguiendo al guía. Se trata de un recorrido de unos 40 km, con una duración de unas 3 horas, pues se realizan varias paradas, siendo la primera en el Valle Pintado.

El Parque Provincial de Ischigualasto o Valle de la Luna, está situado en el extremo norte de la provincia de San Juan, ocupando una superficie de 275.369 hectáreas. Pronto nos detenemos en el lugar conocido como Concha de Bochas, pues existen muchas piedras esféricas como pelotas del juego de bochas, similar a la petanca. Pronto aparece ante nosotros un grupo de guanacos. Aunque la parada no está prevista, como viajamos en nuestro coche nos podemos detener un momento para tomar estas fotos.

Nuestro recorrido va tocando el final, deteniéndonos en primer lugar ante la formación rocosa conocida como “El Submarino”. Aquí podemos caminar durante una rato como sucede en la última parada, la roca conocida como “El Hongo”, donde ya nos abandona el guía y podemos disfrutar más del lugar, contemplando también las paredes ocres de una especie de acantilado. El parque abre de 8 a 17 h y la entrada cuesta 5.000 pesos (13,3 €). Más información en https://www.ischigualasto.gob.ar/

Comemos en el restaurante con que cuenta el parque y nos dirigimos a descansar un rato en el hotel. Poco antes de anochecer nos juntamos las dos parejas a tomar un vino en la terraza de la habitación, recibiendo la inesperada visita de un simpático zorro que se acercó a nosotros sin temor. Estábamos haciendo tiempo pues para esta tercera y última noche habíamos encargado una cena a base de chorizo criollo y un chivito (cabrito), asados a la parrilla. Una delicia. El lugar elegido fue el Bar Ruta 150, en el que paran los autobuses de línea y donde pudimos comprar gasolina, pues en un montón de kilómetros a la redonda no hay surtidores, algo a tener en cuenta.

Al día siguiente continuamos nuestro recorrido por los parques nacionales de la argentina región de Cuyo. Por delante teníamos 394 km hasta nuestro próximo destino, Barreal, pero esa es otra historia.

ESTRASBURGO (Alsacia), Patrimonio de la Humanidad

Strasbourg (Estrasburgo) es una de las tres capitales europeas, la capital de la nueva región Gran Este de Francia, de la colectividad europea de Alsacia y del departamento de Bajo Rin. Con casi 850.000 habitantes es una ciudad que me encanta, catalogada como Ciudad Histórico-Artística y declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1988. Para conocer esta ciudad, a la que dedicamos una jornada completa, y el norte de Alsacia, en este nuestro segundo viaje nos alojamos en el Hotel Ibis Styles Strasbourg Avenue du Rhin ***, situado en 29 Avenue Aristide Briand. Aunque habíamos obtenido la vieñeta ecológica para acceder al centro, optamos por el tranvía, que tenía una parada muy cerca del hotel.

Bajamos del tranvía en Langstross y nos dirigimos a la principal plaza de Estrasburgo, la place Kléber, dedicada al general Jean-Baptiste Kléber, nacido en Estrasburgo en 1753, en cuyo centro se encuentra la estatua a él dedicada. La cara norte de la plaza la cierra el enorme Aubette, antiguo edificio militar construido entre 1765 y 1778. En la plaza se celebra un pequeño pero curioso mercadillo. Empezamos a ver casas con entramados de madera.

Comienza aquí nuestro deambular por el centro histórico de Estrasburgo, dirigiendo nuestros pasos a la place de la Cathedrale, a la que luego volveremos, mientras contemplamos las elegantes fachadas con entramado de madera de algunas viviendas. Llama nuestra atención la estatua dedicada a Chevalier Liebenzeller, vencedor de la batalla de Hausbergen y padre de la república libre de Estrasburgo (1262). Pronto nos asomamos al río Ill, disfrutando de magníficas vistas.

A continuación nos acercamos al río Ill, para embarcar en el Batorama, navegando durante unas dos horas por los canales que bordean el centro histórico de Estrasburgo, una actividad que no realicé en mi viaje anterior. Eso sí, si el día está soleado, recomiendo llevar crema de protección solar, pues el sol pega de lo lindo. Con el pinganillo en el oído para escuchar las explicaciones en castellano, nos dirigimos en primer lugar a la Petite France, preciosa zona que luego recorreremos caminando.

Navegando por los canales llegamos al monumental edificio de la Commanderie Saint-Jean y de allí a uno de los emblemas de la ciudad, los Ponts Couverts. Cambiamos de zona y desde el barco contemplamos sucesivamente la iglesia neogótica de Saint-Paul y la zona europea que no conocía, en la que se encuentran los edificios del Parlamento Europeo y de la Corte Europea Derechos Humanos. El crucero concluye junto al Palais Rohan, del siglo XVIII, antigua residencia de los príncipes-obispos y cardenales de la Casa de Rohan.

Como la tenemos a un paso, aprovechamos para visitar a continuación el principal emblema de la ciudad, la Catedral de Notre-Dame, que se alza majestuosa en el centro del casco antiguo. Obra maestra del arte gótico, fue construida entre los siglos XII y XV, destacando su torre y el renacentista reloj astronómico. El acceso es gratuito, pero se cierra cada día sobre el medio día, pues a las 12:30 desfilan por el reloj los apóstoles, cobrando la entrada 3 €. No nos coincidió el horario, así que no pudimos verlo.

Tras visitar el templo nos quedamos en la plaza de la Catedral, a la que se asoman magníficos edificios antiguos, entra los que destacan la Farmacia del Ciervo, del siglo XII, y la Casa Kammerzell, que cuenta con un entramado de madera de estilo renacentista. En la actualidad cobija a un restaurante de nivel. Nosotros optamos por otro más barato, el restaurante Au Dauphin, situado enfrente, en el que pudimos degustar platos alsacianos con una excelente relación calidad-precio.

Después de comer seguimos caminando por la Gran Isla, rodeada por el río Ill, que alberga el centro histórico declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. A continuación nos dirigimos a la Petite France (Pequeña Francia), el lugar más coqueto de la ciudad. Aunque ya la recorrimos en el barco, disfrutamos de ella de forma más pausada caminando, mientras observamos el paso de los barcos por las esclusas de los canales y de la actividad de los piragüistas.

Nuestro recorrido continúa por una prolongación de la Pequeña Francia, donde se encuentra el rincón que más me gusta de Estrasburgo presidido por los Ponts Couverts, conjunto de tres puentes que salvan el río Ill. Entre los siglos XIII y XVIII existieron en este lugar cuatro puentes cubiertos, aunque ya no lo están. Frente a ellos se encuentra la presa Vauban (barrage Vauban), construida en el siglo XVII sobre el río Ill. Desde su terraza se tiene la mejor vista sobre los Puentes Cubiertos, con la torre de la Catedral de Notre-Dame como telón de fondo.

Elegimos este lugar para concluir de forma espectacular la visita a Estrasburgo, pues de aquí nos dirigimos a coger el tranvía para regresar al hotel. Por cierto, los días en los que la contaminación es alta, el transporte público es gratuito en Estrasburgo.

GDANSK (Polonia), la perla del Báltico

En un viaje anterior había visitado Cracovia, ciudad que me encantó y en éste tenía buenas perspectivas con Poznan, pero un amigo me dijo que le gustó Gdansk, ciudad de la que no había oído hablar, así que en el segundo periplo por Polonia decidí visitar esta población y también a mí me encantó. Para poder disfrutar de ella en profundidad pasamos allí dos noches, alojándonos en el Amber Hotel***.

Dicen de Gdansk que toda ella es un monumento y razón no les falta. Accedimos al casco antiguo por la Puerta Alta (Brama Wyzsza), punto de inicio de la Ruta Real, con su fachada decorada con inscripciones de la antigua Ciudad Libre de Gdansk. A lado tenemos la Torre de la Prisión, estructura defensiva del siglo XIV reconstruida en el XVI. A unos pasos encontramos la Puerta Dorada, construida en el siglo XVII en una mezcla de estilos italiano y flamenco y adornada con ocho estatuas en lo alto. El siguiente edificio de interés es la Gran Armería. Hemos empezado con fuerza.

Nuestros caminar se dirige ahora a la calle Dluga, a la que se asoman notables edificios y palacios de los ricos comerciantes. Es una calle muy comercial en la que hay pequeños puestos de artesanía. Pronto la calle se ensancha dando lugar a una especie de plaza alargada (Dlugi Targ), presidida por el edificio del Ayuntamiento (Ratusz), construido en el siglo XIV, en el destaca su fachada y la alta torre adornada con unos monumentales relojes.

A los pies del Ayuntamiento está la preciosa fuente del Neptuno, que es un símbolo de la ciudad. A ella se asoman preciosos edificios como la Casa Artus, palacio en el que se reunían los potentados de la ciudad y la Casa de Oro, una de las más hermosas de la ciudad, que fue propiedad de un rico mercader. Enseguida nos topamos con la primera iglesia, la Basílica de Nuestra Señora (Bazylika Mariacka), construida entre 1343 y 1502 y considerada la iglesia gótica de ladrillo más alta del mundo, pues tiene 77 metros de altura.

La Ruta Real concluye en la Puerta Verde, la más grande de Gdansk. Desde ella vemos la noria, a la que volveremos más tarde, pues nuestro caminar se dirige al hermoso paseo Dlugie Pobrzeze, que bordea río Motlawa, la espina dorsal de la ciudad. Pronto llama nuestra atención la Vieja Grúa, construida en el siglo XIV, que en la época medieval fue la mayor grúa de Europa. Frente a ella, al otro lado del río se encuentra el Museo Marítimo, frente al que está atracado el Soldek, el primer buque construido en Polonia, en el año 1948.

Creo que ya hemos visto lo más interesante, pero todavía nos queda bastante casco antiguo por recorrer, pasando en primer lugar ante dos iglesias, la de San Juan, gótica de los siglos XIV-XV, y la de San Nicolás, la única no destruida en la segunda guerra mundial. Otros edificios de interés son el Główne Miasto y la Royal Chapel, la única iglesia barroca en la antigua Gdansk, que fue construida entre 1678 y 1681. A continuación tenemos una visita que procuro no eludir. Se trata del Mercado Central de Gdansk.

Hacemos una pausa para comer y de paso descansar un rato, pues hace calor y hemos pateado bastante la ciudad, aunque todavía nos quedan cosas por ver, pero nos lo tomamos con más calma. Pasamos junto a la Torre del Castillo y nos detenemos ante la iglesia de Santa Catalina, una de las más antiguas de Gdansk. Pronto contemplamos el antiguo Gran Molino, que data del siglo XIV, frente al que existe una moderna fuente. En el canal de Raduni encontramos la preciosa casa gremial Miller House. Para concluir la visita a la Ciudad Vieja (Stare Miasto) contemplamos su Ayuntamiento, la coqueta Estación Central y dos iglesias, dedicadas a San José y Santa Isabel

Cerca de Gdansk tenemos dos poblaciones que merece la pena visitar. La primera de ellas, Sopot, está a tan sólo 11 km y la recorrimos el día anterior, antes de llegar al hotel procedentes del castillo de Malbork. Fuimos allí por la Casa Torcida (Krzywy Domek), construida en el año 2004. Pero Sopot tiene otros atractivos, como el Dom Zdrojowy, el Balneologiczny y el Faro, aunque lo realmente interesante es el Molo, que presume de ser el muelle de madera más largo de Europa, con una longitud de 515,5 metros, 450 de los cuales están sobre el agua. Junto a él disfrutamos de un nutrido grupo de cisnes.

Más curiosa fue la excursión que realizamos al día siguiente a Szymbark, distante 45 km, pues cuenta con un gran atractivo, la curiosa Upside Down House (Casa al revés), en la que el suelo es el techo. Construida en 2006, se encuentra en el Centrum Edukacji i Promocji Regionu. Este hermoso parque cuenta con otros edificios de interés, que albergan pequeños museos, aunque sobre todo llamó nuestra atención el que alberga la mesa más grande del mundo, un único tablero de 36,83m de largo y 1.100 kg de peso, que está registrado en el Libro Guinness de los Récords.

Polonia cuenta con otras notables ciudades monumentales, pero de ellas hablaré en otra ocasión

ELORRIO (Bizkaia), Conjunto Histórico-Artístico

Después de tanta escapada más o menos lejana, voy a quedarme a tan sólo 48 km de Leioa, en Elorrrio, municipio de 7.309 habitantes cuyo centro urbano fue declarado Conjunto Histórico-Artístico en el año 1964, el primero con esta categoría en Bizkaia. Ubicada a los pies de los montes Anboto y Udalatx, la villa de Elorrio fue fundada en 1356 por Don Tello, XX Señor de Vizcaya y I de Aguilar de Campóo. En la actualidad conserva un rico patrimonio medieval, con numerosos palacios y casas solariegas de piedra y sillería labrada de los siglos XVI a XVIII.

Visité Elorrio por última vez el pasado 13 de febrero cuando la nieve cubría las crestas del Duranguesado, de la que sobresale el monte Anboto, disfrutando de ellas desde ese magnífico mirador en el que se encuentra la Necrópolis de Argiñeta, que cuenta con una veintena de sarcófagos de los siglos VII al IX procedentes de varias ermitas del entorno, así como varias estelas funerarias de fechas anteriores. Al lado se encuentra la ermita de San Adrián, construcción renacentista del siglo XVI.

Tras visitar la Necrópolis de Argiñeta nos dirigimos al centro urbano, dejando el coche junto al parque. Entramos en la zona monumental visitando en primer lugar algunas construcciones más periféricas, como el Palacio Lariz, del siglo XVI. Contemplamos el panel que recuerda el incendio de 1480, para continuar por la calle Errekalde, viendo sucesivamente la Casa Gerrikabeitia, neoclásica del siglo XIX y tres palacios, Esteibar-Arauna, barroco (s. XVIII), Aldapebeitia, también barroco (s. XVII) y el más antiguo, Aldapebeitiatxikia, del siglo XVI. Otro coqueto edificio es el que ocupa el Batzoki.

Visitamos a continuación el edificio más grande del conjunto monumental, la elegante Basílica de la Purísima Concepción, que tenemos la suerte de encontrar abierta. Este templo cuenta con diferentes estilos. Construida en el siglo XV, mezcla de estilo gótico tardío y renacentista, cuenta con una esbelta torre barroca, de 53,34 metros, la segunda más alta de Bizkaia. En su interior se encuentra el sepulcro de San Valentín de Berrio-Otxoa, patrón de Bizkaia, cuya fiesta se celebra el 4 de julio.

Estamos en el rincón más coqueto del centro histórico, la Herriko Plaza, presidida por la Basílica de la Purísima Concepción, frente a la que se encuentra la barroca Casa Consistorial, del siglo XVIII y la Casa Urkizu (s. XVII). A la plaza se asoman otros dos palacios barrocos, Zearsolo (s. XVII) y Urkizu (s. XVIII). Contemplamos también la escultura Errebonbilloa, un fusilero que nos recuerda que el primer domingo de octubre tiene lugar la popular fiesta de Errebonbilloak, en la que se recrea a las antiguas milicias de la batalla de Lepanto.

El portal de Don Tello nos conduce al portal del Campo, originario del siglo XV y uno de los seis con que contaba el recinto amurallado para facilitar el acceso desde otros tantos pueblos. Adosado a él tenemos el barroco palacio Arespakotxaga (s. XVII). Otro palacio, Arespakotxaga-Andueza, nos introduce en Elizburu kalea, una de las calles que bordean el centro histórico. A su entrada vemos el crucero de Santa Ana (s. XVI), frente al que se encuentra el convento del mismo nombre. Girando la calle encontramos el renacentista palacio Arabio (s. XVI), que cuenta con un monumental escudo en su fachada.

Regresamos ahora a la zona del Ayuntamiento, continuando nuestro paseo monumental por la calle más interesante de todas, Berrio-Otxoa kalea, comenzando viendo dos palacios barrocos del siglo XVII, el Arriola, donde nació San Valentín de Berrio-Otxoa el 14 de febrero de 1827 y al Urkizu-Iturbe. A continuación encontramos dos edificios renacentistas del siglo XVI, el palacete del Arrabal de Suso y el palacio Ibarguen-Urkizu. Continuamos pasando ante otros dos palacios barrocos del siglo XVII, Altzerreka-Mendiola y Lekerika-Otsa.

Completamos nuestro paseo monumental por el centro histórico de Elorrio acercándonos a otros dos palacios barrocos, Otsa (s. XVIII) y el elegante Urkizu-Tola (s. XVII), uno de los ejemplos de la arquitectura residencial culta barroca más relevantes de Bizkaia. Frente a él, un panel nos muestra sendas fotos del entorno del palacio en los años 1915 y 1920. Muy cerca tenemos el crucero que más me gusta de los 9 con que contó Elorrio, el de Kurutziaga, construido en el año 1522 en estilo gótico tardío.

La ermita de San Fausto nos indica que abandonamos el centro histórico de Elorrrio, encaminando nuestros pasos hacia la sede de la cooperativa Eroski, enorme edificio adornado por la escultura Irekita-Abierto, obra de Iñigo Arregi Elorza. Antes de llegar tenemos el crucero renacentista de Kurutzebarri (s. XVI), protegido de la erosión por un templete. Un agradable paseo por una calzada nos conduce a nuestra última cita, la iglesia de San Agustín de Etxebarria, de estilo gótico vasco del siglo XV, cuyo interior no pudimos visitar por estar cerrada. Cuenta con un campanario barroco del siglo XVIII. Adosado a ella se encuentra la ermita de Santa Marina.

Si venís de fuera y queréis alojaros en Elorrio, muy cerca de la iglesia de San Agustín de Etxebarria tenéis el Hotel Ellorrio ***, situado en San Agustín auzoa, 10. Tel. 946 231 555. www.hotelelorrio.com.