Las palomas mensajeras del Athletic

Las palomas mensajeras (Foto: Futbolretro.es)

Mis abuelos, Cecilio y Sole, mi madre, Sole, y sus hermanas, Mila y Simo vivían en Olaveaga, cerquita, cerquita de San Mamés, y me cuentan que cuando eran crías siempre iban a ver al Acero, el equipo de su barrio. Que ahí se inició su afición al fútbol. Desde pequeñas iban a verle jugar cuando jugaba en casa. Luego ya, siendo más mayores, no le veían solo en casa, sino que se trasladaban a donde se terciase: Bermeo, Zalla, Sodupe, Carranza, Sestao… Vamos que eran auténticas hinchas del equipo. Me cuenta Simo que las aficiones del Bermeo y del Zalla eran terroríficas, pero que ahí iban ellas, a animar contra viento y marea. En ese equipo jugaron varios años mi padre, Valen y su hermano Iñaki. También, dice, que durante años el equipo era muy bueno y estaba normalmente muy bien clasificado. De hecho, Rosi, hermana de Valen e Iñaki, me comenta que un año ganaron la final del Trofeo Hierro, jugando la final en San Mamés. Aquel partido lo jugó mi tío Iñaki. Y por supuesto, el partido mi familia paterna lo vio desde el balcón de Luis Briñas, que comentaba el otro día. Al año siguiente, el Athletic se llevó de una tacada a cuatro jugadores a la vez, entre ellos, recuerdan (sin saberlo seguro) a Orue, Gojenuri y Prieto.

Por cierto, unos Gojenuri vivían en Olaveaga y eran de sus amigos. De una familia de estos Gojenuri, era el caserío del mismo nombre, que estaba al lado de San Mamés y que pertenecía a José Gojenuri, que era el cuidador del campo. Mi ama me habla de Josetxu y Santos Gojenuri y de sus hermanas, que eran las encargadas de lavar los equipajes del Athletic, todos ellos hijos de José. Mi ama se acuerda de haber estado en esa casa porque ella era amiga de Charito Gojenuri. También recuerda ver allí todas las camisetas, y calcetines zurigorris y los pantalones. ¡Buena trabajera se pegarían con la cantidad de barro que había en aquella época!

Como curiosidad os repito, que yo estoy aquí gracias al Acero, ya que mis padres se conocieron, cuando mi ama iba a ver los partidos y mi padre, jugaba en el equipo. Para rizar el rizo, os diré que hoy en día, uno de mis sobrinos, Iker, juega en el Acero. Es decir, una vuelta a los orígenes, el nieto de Valen y Sole, ahí está defendiendo los colores de sus abuelos.

Vuelvo al Athletic. Mi madre y sus hermanas no iban a San Mamés porque el dinero no les llegaba, pero lo que sí les llegaba era el ruido del campo, los murmullos, los silbidos, pero, sobre todo recuerdan el estruendo que había cuando se metían los goles, que se oían perfectamente. Supongo que se oían más que ahora porque el campo era mucho más abierto.

Así como también se acuerdan de las palomas mensajeras que se enviaban cuando el equipo marcaba un gol. A veces dicen que las veían, porque las buscaban después de oír la celebración del gol. Esta historia la desconocía y me ha parecido bonita para contarla aquí.

Desde el siglo XIX se venía demandando en Bilbao la existencia de un hospital que se especializase en el cuidado de los enfermos de tuberculosis, que era una enfermedad que se estaba extendiendo mucho. En 1927 gracias al dinero dado por Luis Briñas nació un hospital que tenía su nombre, pero que a lo largo de los años se fue ampliando, con cada vez más camas, hasta que acabó tomando el nombre de Santa Marina. Entre los enfermos de Santa Marina había muchos aficionados al fútbol y al Athletic y para tenerlos debidamente informados de lo que ocurría en San Mamés, los días de partido, como las comunicaciones no son lo de ahora, todo inmediato, al segundo de ocurrir las cosas, al párroco del hospital se le ocurrió pedir ayuda a un amigo suyo aficionado a las palomas y muy athleticzale. Dicho y hecho. Ese amigo instruyó a sus palomas para que aprendiesen el camino de La Catedral al Hospital. Sobre 1946 empezó esta tradición, que duró más o menos 25 años. El Athletic metía un gol y se soltaba desde el campo una paloma blanca que dicen, iba y sobrevolaba el hospital, por lo que los enfermos ya sabían que el Athletic había marcado. Si la palomaque mandaban era oscura, malo, ya que era el rival el que había conseguido un gol. Parece que posteriormente se fue mejorando el sistema y en la pata de la paloma se ponía un mensaje con minuto, nombre del goleador y resultado hasta el momento. ¡Genial! El dueño de las palomas era Remigio López, llamado «el morito» por ser chiquitín y muy moreno, y el párroco, Alberto Álvarez. La información la he sacado de un comentario de Futbolretro.es, que os introduzco por si alguien está interesado. Como anécdota también decir que un día las palomas tuvieron mucho trabajo porque tuvieron que ir doce hasta el hospital, ya que se le metieron esos goles al Celta en un partido de Copa, siendo 8 de ellos, de Piru Gainza. Esto último se comenta en Conoce Bilbao con Esme, un blog muy chulo que he encontrado en la red y os recomiendo.

Edito el texto para añadir un dato que desconocía y me ha dado Ismael Arnaiz (gracias), cuando ha entrado a comentar en esta entrada. Se ve que los enfermos de Santa Marina eran aficionados también del Barakaldo, porque las mismas palomas al fin de semana siguiente, cuando el Athletic jugaba fuera de casa, y el Baracaldo lo hacía en su campo, en Lasesarre, salían para anunciar los goles del conjunto fabril. Es decir, se alternaban, un domingo en San Mamés y otro en Lasesarre.

Para acabar, volver a decir, que el Athletic no es sólo un equipo de fútbol, si os dais cuenta hay más cosas. Los jugadores son los de tu barrio, por ejemplo, Olaveaga, ya que su equipo, el Acero, le pasa jugadores, que son de la familia. Esa familia tiene amigos que están encantados de que los chavales jueguen en el Athletic. Los que están en el campo son de los tuyos, familiares, amigos, conocidos,… Así mismo, de vez en cuando, se dan detalles como esta anécdota de las palomas, que algunos aficionados se preocupen de que los enfermos de un hospital de la ciudad estén informados de lo que ocurre en San Mamés,… detalle que hace que ame un poco más a este nuestro equipo.

¡Aúpa Athletic!

Sólo del Athletic

Hace dos semanas empecé un ejercicio de nostalgia, contando mis inicios en el sentimiento rojiblanco, en mi blog y con la entrada, ¿Por qué soy del Athletic?, en la que ya decía que era imposible abarcarlo en un solo comentario.

«Tribuna alta», calle Luis Briñas (Foto: Athletic Club)

Por ello, aquí estoy otra vez, cual abuela cebolleta, para deciros que mis primeros recuerdos están unidos a los partidos de San Mamés, pero no porque estuviese dentro viéndolos, sino porque el día de partido íbamos la familia entera en peregrinación a la casa de mis abuelos, por parte de padre, y luego a la de mi tía Simo, por parte de madre. Es decir, íbamos a la calle Luis Briñas, justo enfrente del campo. Con tan buena fortuna que vivían en el sexto piso.

-¡Qué más dará!- pensaréis…

Pues no, no daba igual, ya que desde ese piso se veía entero el campo de San Mamés, y no, no desde fuera, sino que se podían ver los partidos desde el balcón o las ventanas, ya que la vista abarcaba todo el césped. Un lujo, vamos. Por tanto, el balcón y la ventana estaban muy cotizados los domingos. Como ya he dicho, la casa inicialmente era de mis abuelos, Valen y Pepita, y de su hija Rosi, pero luego la compraron una de las hermanas de mi madre, Simo y su marido, Angel. Y ahí era donde veíamos los partidos. Mi hermano Valen dice que la casa era de buena construcción porque le parecía increíble que los balcones no se viniesen abajo de la cantidad de gente que los visitaba. Mis tías me comentan que se llenaba de familiares y amigos. Y Simo, no tiene para olvidar una vez que el partido era contra el Real Madrid y que vinieron a verlo desde Vitoria sus tres primos, Luis Mari, Pedro y Paco, con entrada, pero que como sabían que Simo tenía tribuna desde el balcón, buscaron la casa. Al ver el balcón, decidieron vender la entrada y verlo desde arriba, mucho mejor que desde la antigua general, que era de lo que tenían entradas. Además con el aliciente que con el dinero que consiguieron de la venta de dichas entradas llevaron al balcón buen jamón y buen vino para estar entretenidos en el descanso. Como ésta tienen infinidad de anécdotas. Yo era muy pequeña pero algún primer vago recuerdo sí que me queda.

El año 1972 se acabó el chollo de la tribuna desde el balcón, ya que se construyó en la antigua general, la llamada Tribuna Este, subiéndose toda la pared, casi hasta la altura de dicho 6º piso. Mi tíos se quedaron sin tribuna, y de hecho, vendieron la casa. Mi tía me dice que si no llegan a construir esa tribuna, seguirían viviendo ahí.

Nosotros también nos quedamos sin fútbol desde las alturas, pero… nos pasó algo mejor. Mis padres, Valen y Sole, nos hicieron socios a toda la familia. Y también el hermano de mi padre, Iñaki y su mujer, Pili hicieron lo mismo, hacer socios a toda la familia. Conclusión, cuando tenía siete años, nos hicieron socios y empezamos a ir a San Mamés ya de manera regular y en procesión familiar (12 personas). Vamos, que he sido una auténtica privilegiada. Curiosamente, como era la pequeña de 5 hermanos, al de un tiempo (esto ya no sé cuánto tiempo fue), mis padres dieron mi carnet a un amigo, para que fuese socio él, pensando que yo no iba a querer ir. Jejeje.. ¡vaya ojo clínico! Al final, la que sí iba era yo, entrando con el carnet de una de mis hermanas, hasta que un día en la puerta me lo quitaron porque los carnets eran intransferibles. En ese momento mis padres, decidieron que la que se quedaba sin carnet era Marisol, y me volvieron a hacer socia a mí. Y ese cambio fue, por lo que dice la web del club, el 1 de marzo de 1976. Es decir, que soy socia, desde que no tenía ni uso de razón. Un lujo, que he podido seguir manteniendo y que ahora comparto con mi familia, porque ya os he dicho que este es un sentimiento que se pasa de padres a hijos, y nosotros nos hemos encargado de pasárselo a nuestros hijos. Y cada dos semanas, o cuando se tercie, vamos juntos a La Catedral, igual que iba yo de pequeña con mi familia. E igual que van muchas familias.

El año pasado fui un día con mi madre y con mi tía. Disfrutaron mucho, pero yo disfruté más que ellas, llevándolas. Fue como la vuelta a los orígenes. Cuando tenía 3 años, hasta los 7, me llevaba mi ama a donde su hermana a ver al Athletic desde el balcón. El año pasado las llevé yo, teniendo ellas 89 y 86 años. Y espero poder volverlas a llevar y que mis hijos, en un futuro muy lejano, me lleven a mí con otro montón de años también. Y que podamos volver a gritar todos juntos… más pronto que tarde… y con ese sentimiento que nos une…

¡Aúpa Athletic!

P.d.: Animaos a contad aquí en comentarios vuestros primeros recuerdos del Athletic.

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¿Por qué soy del Athletic?

Más que un sentimiento (Foto: Athletic Club)

Llevamos más de 15 días de confinamiento, por tanto, 15 días sin fútbol, y en mi caso, más bien, 15 días sin ver al Athletic. En este tiempo no he escrito nada, pero como esto igual se alarga, he pensado que voy a explicar (si es que eso se puede) por qué soy del Athletic. Pero para contaros eso necesito tiempo y espacio. Es decir, no lo puedo explicar o contar en un solo comentario. Necesito varios, no sé cuántos. Desconozco si va a ser interesante para vosotros, pero con que a varios os guste u os haga pensar en por qué lo sois vosotros… ya me vale y habré conseguido el objetivo que quería. Retrotraeros también en el tiempo, y si alguien quiere compartir sus vivencias con todos, aquí tiene su espacio dentro de los comentarios posteriores. Allá voy yo con lo mío.

En este mismo blog, Athletic-Bihitzez, ya he puesto otras veces que si tengo que decir una palabra que defina lo que para mí puede ser el Athletic, esa palabra es familia. Por varios motivos, pero quizá el principal, o por lo menos, el primero en el tiempo, es que el sentimiento Athletic es algo que se pasa de generación en generación y normalmente de padres a hijos, como fue en mi caso. Mi abuelo se lo pasó a mi padre y mis padres me lo pasaron a mí. ¿Cuándo? Pues os diría que antes de nacer. Pero para explicar esto os voy a comentar una anécdota, increíble, que le pasó a mi madre hace un mes. Os pongo en antecedentes. Mi ama tiene 90 años. El domingo 1 de marzo salió de casa por la mañana, y nada más salir vio en la calle a tres matrimonios que iban con críos pequeños, todos vestidos con distintivos, bufandas , camisetas del Athletic. No les conocía, pero les preguntó si jugaba el Athletic esa mañana. Ellos le dijeron que sí, que jugaba a las dos contra el Villarreal. Mi ama, con ganas de hablar, les dijo que su hija también iría al campo porque era una gran forofa y que como ellos (en ese momento se dirigió a los niños) iba a San Mamés desde chiquitina. Mi ama se iba ya, pero cuando se estaba alejando, se le ocurrió darse la vuelta y les dijo… (ahora dirigiéndose a los mayores), que se fijasen si era forofa su hija que sus padrinos de bautizo habían sido Eneko Arieta y su mujer. Entonces, una de las mujeres de las tres parejas, le preguntó a mi ama que a ver qué apellido había dicho, que a ver si había dicho Arrieta, Arteta… Y mi ama, que no, que Arieta, pero Eneko, Eneko Arieta y su mujer Begoña. Y de repente, la mujer, supongo que asustada o sorprendida, le dijo… ¡¡¡Pero si eran mis abuelos!!!

¿Casualidad? Pues más que eso. ¡Impresionante!… Mi ama luego me dijo que casi se quedó sin palabras, que no sabía ni qué decirles, y ellos también que no hacían otra cosa más que repetir entre ellos: «¡Qué casualidad!, ¡que casualidad!». La mujer que habló, resultó ser hija de Begoña, la hija mayor de Eneko y de Begoña, todo según mi ama. Mi ama, por último les dijo, que yo me llamaba Itziar, pero que en el Registro Civil constaba como Begoña Icíar, y que el Begoña me lo pusieron por mi madrina, es decir, por su abuela. Vamos, que la anécdota demuestra eso de que el mundo es un pañuelo, y Bilbao un Kleenex. Mi ama no les dijo más, porque se quedó, como dice ella, flaseada… No me extraña. Yo no salgo de mi asombro y por más que le pregunto a ama que cómo se le ocurrió decir quiénes eran mis padrinos. Me dice que ni idea, que es algo que no recordaba haber dicho nunca, pero… que en ese momento se le ocurrió.

Increíble, ¿verdad?

Os he comentado esta anécdota, para unirlo a que creo que soy del Athletic, ya antes de nacer, como mis padres tenían una gran amistad con Eneko y Begoña, ya eligieron que ellos serían mis padrinos. Es decir, Eneko, uno de los grandes del Athletic, mi padrino, para un Athleticzale,… ¡ahí es nada! 15 temporadas en el club, 302 partidos y 170 goles... (Datos en la web del club) Teniendo semejante padrino, como para ser de otro equipo. Para los jóvenes que no saben quién es, decirles que seguro que tienen en mente una fotografía del equipo en la que aparece él. La famosa foto de Piru Gaínza llevando la Copa del Rey del 58, Piru va sobre los hombros de Eneko, que en esa final metió el primer gol, para ganar al Real Madrid en su campo. Lo dicho, ¡ahí es nada!

Eneko llevando a Piru (Foto: El País)

De todas formas he de decir, que aunque mis padrinos hubiesen sido otros… también hubiese dado igual porque mis padres no me hubiesen permitido otra opción… Jejeje… Como mis abuelos a mis padres tampoco… Eso es algo que va de generación en generación, en la sangre. Por lo menos,… en los «locos» del Athletic como yo.

¡Aúpa Athletic!

P.d.: ¿Y en vuestro caso?

Semana fantástica del Athletic

Dos victorias y el pase a la final de Copa en 7 días. No se puede pedir más. Bueno sí… pero estamos encantados con lo que supone lo obtenido.

Alegría desbordada (Foto: Pablo Viñas)

Ayer conseguimos la segunda victoria a domicilio en Liga de la temporada. Encima se logró con un marcador llamativo. 1 a 4. De este modo hemos firmado una semana pletórica. Dos triunfos seguidos en Liga, después de llevar 10 jornadas sin ganar, y la clasificación para la final de Copa. Ahí es nada. Curiosamente, este último triunfo, si alguien no ha visto el partido se puede pensar que fue un paseo militar y nada más lejos de la realidad. El Athletic fue enormemente efectivo, cosa que no ha sido en toda la temporada. Tuvo 7 oportunidades y metió 4 goles. Una barbaridad. Pero es que el Valladolid tuvo 14, y no estoy exagerando (las conté a la noche), y metió sólo 1. Vamos, que ver para creer. Ya era hora que les pasase a otros lo que nos lleva pasando en bastantes partidos de esta temporada. Yo soy resultadista así que acabe el partido muy contenta. Aunque eso no me impidió ver los múltiples problemas que tuvo el equipo a la hora de defender. Los rematadores del Valladolid lo remataron absolutamente todo. Mal sí, pero todo. Lo cual no habla muy bien de los nuestros. Volvimos al sistema de 2 centrales, con Lekue como novedad. Y hay que decir, que de lateral sufre muchísimo. Muchísimo. Los centrales tampoco es que tuviesen su día, sobre todo por alto. El Valladolid remató de cabeza de todos los lados posibles y de todas las formas, aunque gracias a Dios, mal. Muy mal.

Otra de las novedades fue Unai López que para el minuto 3 ya hizo su primer gol con el Athletic, que no en la categoría, por medio de un saque de falta soberbio. Me alegro infinito por él. No tiene que estar siendo una temporada fácil. Parecía que iba a jugar más pero últimamente estaba olvidado por parte de Garitano. Fue sustituido pronto en el segundo tiempo, por la tarjeta que recibió y porque Gaizka consideró que necesitaba un poco más de músculo en el centro. Pero en líneas generales buen trabajo el suyo.

Córdoba volvió a salir de titular como contra el Villarreal, y está claro que no lo está desaprovechando. También sus minutos de Granada fueron muy buenos. Ayer junto con Dani García fue el mejor del equipo. Asistencia a Raúl García para el segundo gol y también, su primera diana esta temporada, para cerrar el marcador. ¡Enhorabuena! Sinceramente considero que el banquillo o las no convocatorias por las que ha pasado las semanas anteriores, le han hecho espabilar, y le han venido muy bien. O por lo menos, esa sensación tengo yo. ¡Que siga así! Sancet también estuvo bien, aunque con el cuerpo que tiene lo tiene que utilizar más y hacerse fuerte frente a los contrarios. A seguir trabajando. Bueno, como también tienen que seguir trabajando sus compañeros. Iñaki y Yeray igual necesitan descanso. Menos mal que ahora ya son semanas enteras para poder recuperar y preparar el siguiente de Liga, que va a ser muy difícil, porque el Atlético de Madrid del Cholo siempre lo es. ¡A por el Atlético! Y…

¡Aúpa Athletic!

¡Madre mía, el Athletic a la final!

¡Estamos en la final de Copa!

¡Nos vamos a Sevilla!

¡Gracias, Yuri! (Foto: EFE)

He pensado que el título y el inicio de mi comentario tenían que ser éstos, y sobre todo, no hablar de fútbol, porque si lo hago igual me deprimo a pesar del subidón que tengo. Ha sido increíble. Y encima lo he visto en los Cármenes, in situ, pero pasando por todos los estados de ánimo que habréis pasado vosotros, seguro. Ilusión, nervios, apuros, tristeza, cabreo, alegría indescriptible, agobios horrorosos y por último, júbilo absoluto (sigo sin hablar de fútbol, prefiero). Nuestros jugadores son jugadores a los que mueve la fe, y aunque esté todo perdido e imposible, siguen luchando y siguen luchando hasta el segundo final. Fe. Fuerza. Confianza en ellos mismos. Ímpetu para resurgir, o incluso renacer, porque hoy, otra vez estábamos muertos. El periodista Ramón Orosa lo explica muy bien en su artículo del Deia titulado El cuarto milagro copero del Athletic, segundo de Yuri Berchiche, porque ha sido eso… sin quitarle una coma. Un milagro de difícil explicación, salvo por volver a constatar que nuestros rojiblancos son indestructibles. Estando como un boxeador sonado en la lona (así estábamos), se levantan y se vuelven a levantar, y son ellos, los que al final, y contra pronóstico, dan el último zarpazo… ¡Y qué zarpazo! Y en esta Copa ya llevamos unos cuantos. Hoy ha vuelto a ser Yuri. ¡Yuri de mi vida! Ha dicho él, que es el gol más importante de su carrera, hasta ahora… Quizá el 18 de abril haya otro. ¿Quién sabe? El gol que ha sido fabricado entre 3 jugadores. Vesga, con su maravillosa asistencia, pasando al hueco; hueco, que se ha hecho porque Córdoba (¡vaya bien los pocos minutos que ha jugado!) con su movimiento hacia adentro se ha llevado a los dos defensa de la zona; y Yuri… Que casi sin ángulo, pero con arrobas y arrobas de fe, mucha fe, ha chutado para que los chalados que estábamos en Granada (digo por el viaje que nos hemos cascado) estallásemos; para que los de Bilbao y toda Bizkaia, se muriesen de la emoción; para que los peñistas y no peñistas, seguidores de todos los rincones del planeta se volviesen locos; y para que los que están y se han ido para allá arriba, que últimamente han sido muchos, fuesen corriendo a dar las gracias a la Amatxu de Begoña, a San Mamés, a San Valentín de Berriotxoa,… Y seguro que me olvidó de alguno de los santos que han participado porque han tenido que ser muchos (¡qué me perdonen, que no quiero represalias y menos en la final!).

Y así… supongo que mis alumnos y compañeros del colegio Ikasbide, que ayer protagonizaron un precioso de video de ánimo previo al partido (Ikasbide Athleticekin), (merece la pena que lo veáis), podrán seguir con sus ánimos celebrándolo en las clases, aunque yo no esté. Eso sí, ya lo celebraré el lunes con ellos. Aunque igual alguno se sorprende de verme porque ya me han dicho que alguno piensa que he cogido el coronavirus y que estoy en cuarentena. Jejeje. Y sí, un poco enferma sí que estoy, pero por la enfermedad zurigorri, que afecta a tantos y tantos.

Aprovecho para mandar un abrazo enorme a todos los athleticzales, que se han alegrado conmigo, o sea, a todos.

Por cierto, enhorabuena también a la Real Sociedad, por su paso también a la final. Nos vemos en Sevilla. Una final vasca que igual va a escocer bastante a muchos pero…

Y ahora, podría decir que más que nunca, pero no… prefiero decir como siempre, … me despido como siempre, diciendo…

¡Aúpa Athletic!

P.d.: Perdonadme que siga escribiendo, pero cuando alguien expresa mejor que tú, en este caso que yo, lo que ha vivido, creo que hay que compartirlo. Y acabo de leer la siguiente reflexión, de un amigo malagueño, «Vamoaveee» (publicada en la página web aupaathletic.com), al que sólo he visto un día en mi vida, pero como ya os he dicho más veces, el Athletic tiene estás cosas maravillosas. Repito, de un amigo, que merece la pena también que leáis. Expresa lo que sintió anoche y siente con el Athletic. Coincidiréis en muchas cosas de las que dice. Un abrazo, Ozelito, desde esta distancia tan cercana.

Y otra vez…

¡Aúpa Athletic!