Hay quien se toma las elecciones de la peor manera posible: como una cruenta contienda en la que la derrota siempre será culpa de los demás. ‘Libertad Digital’ decide no hacer prisioneros y señala nítidamente al culpable del desastre electoral: “Tres años de gobierno de Rajoy fulminan al PP en toda España”. En Twitter, Carlos Martínez Gorriarán se retrata cuando apunta así a la ciudadanía: “Hemos peleado por lo que no interesa a la mayoría, como transparencia, ciudadanía y justicia, y han ganado saqueadores y burbujas”.
¿Todo atado y bien atado?
Cuando María Dolores de Cospedal consumó una estrategia tramposa vestida de populismo, como rebajar el número de representantes de la ciudadanía con la excusa del ahorro para asegurarse de que no hubiera más fuerza en el parlamento castellanomanchego, no imaginaba que su decisión iba a ser su condena. La medida ha impedido la entrada de Ciudadanos, y PSOE y Podemos pueden desplazarla (‘Vozpópuli’). La que ha dejado todo bien atado es Ana Botella, en concreto “3.500 millones en contratos de Madrid con constructoras” (‘Sabemos’).
Vamos a las capitales
Después de una batalla (para quien se lo tome así) suelen venir los que hurgan en las heridas, los que vienen a hacer su propia justicia o a saldar viejas cuentas cuando al enemigo le han abatido otros. Sigo con Madrid: después de que el PP diera carta blanca a Esperanza Aguirre ahora sus propios compañeros de partido le reprochan que se lo pusiera tan fácil a Carmena (‘El Confidencial Digital’). En Catalunya, Artur Mas es el que oye los sables afilarse en CiU desde el centro de la espiral en la que se ha metido (‘El Confidencial’).
Hablemos
Creo que, una vez más, Begoña Beristain acierta en el tema y el enfoque desde su blog en DEIA: ¿no nos excedemos en el comentario político? Durante la tarde del domingo, antes incluso de que se cerraran las urnas, yo mismo mostraba mi extrañeza en Twitter por el mismo tema: hace unos años los “expertos de plató” intentábamos sacar conclusiones cuando se llevaba escrutado el 2%, y ahora, ya, nos atrevemos a hacerlo con los datos de participación del mediodía. ¿Demasiado “bla, bla, bla”, como dice Beristain?
Somos frikis, sí
La jornada de ayer fue la del “día después” típico tras cada proceso electoral, pero también fue la del “orgullo friki”. ¿Qué es eso de “friki”? Un modo divertido de calificar esa afición o gusto raro que todos tenemos. La afición a los tebeos o cómics, al cine de autor, a los aparatos tecnológicos, a las series de televisión… En el fondo, todos somos un poco frikis. El problema, como con el whisky, es la medida. No tiene de malo reivindicar, como muchos usuarios de Twitter hicieron ayer, el #orgullofriki.