Tener un premio Nobel de literatura no te libra, al parecer, de decir tonterías. Igual que a Barack Obama su premio Nobel de la paz no le impidió hacer la guerra. Esta semana, Mario Vargas Llosa, que no dudó en intentar arropar ideológicamente a quien no tenía ideología (Rosa Díez), ha dicho que Podemos es la peor amenaza para la prensa desde la Transición “salvo quizás ETA”. Que suerte tuvo de acordarse a última hora de la banda de asesinos para no empeorar el desbarre.
¿Volverá a salvarse Esperanza Aguirre?
Parece que se confirma la financiación ilegal de las campañas del PP en las que Esperanza Aguirre, que de momento se ha librado de todo, era candidata, con aportaciones de amigos personales (Díaz Ferrán, Arturo Fernández) que luego recibían contratos públicos, contabilidades paralelas, modificaciones en las facturas, uso de fundaciones (FAES, incluida) para el cobro y pago de importes… Pero Aguirre podría volver a salvarse porque los delitos prescriben.
¡Menuda exclusiva!
Vaya “exclusiva” que se marca El Confidencial Digital, pero hace bien en defender su información (de sobra conocida o barruntada por muchos otros): Pedro Sánchez lo tuvo hecho después de las elecciones de diciembre de 2015, con Podemos y partidos nacionalistas (EAJ-PNV, ERC, CiU). Ahora, Jordi Sevilla lo niega pero como bien dicen en el digital: no se entera… O no quiere. El que reventó aquella posibilidad fue Pablo Iglesias, con aquella rueda de prensa en la que presentaba “su” gobierno con clara intención de forzar elecciones y superar al PSOE.
Mercedes Milá como síntoma
Ya saben que Mercedes Milá, fiel a su mala educación (ella dice que es irreverencia, pero miente fatal), llamó “gordo” a un científico al que habían invitado a un programa para que desmontase el último milagro acientífico descubierto por una famosa. Antonio Martínez Ron acierta en su columna al ligar este caso con otros y apuntar a una enfermedad de nuestro tiempo: “A un científico le cuesta 5 años demostrar un resultado. A un tertuliano 5 segundos decir que no es verdad”.
Multa para el “caranchoa”
30 euros de una multa inevitable, eso es lo que ha tenido que pagar el repartidor al que Sergio Soler, apodado por sí mismo como Granbomba, grabó en vídeo, insultó y denunció después de recibir del multado una sonora bofetada. Tan poco realista es Soler que él fue el que difundió el vídeo del sopapo convencido de que los espectadores le darían la razón. Del mismo modo, estaba convencido de que el juez se la daría y no ha sido así: ninguna indemnización para el insultante.