Volvamos al papel cuanto antes

Vivo delante de una pantalla: trabajo con ellas, veo la tele, tengo mi pequeña consola… Soy usuario de una tablet desde 2012, y he tenido un smartphone desde que Blackberry y el iPod Touch dominaban el mercado. También sé que no soy un experto en el acceso de la juventud a la tecnología. Con todo, creo que esta pieza en Xataka es de esas que debemos difundir: “Google está conquistando los colegios de España. Y muchas familias no son conscientes de lo que está en juego”. También las ikastolas, por supuesto. Entre Google, los iPad y una alfabetización tecnológica acrítica, tengo muy claro que solo nos salvará el papel.

Paso número uno: sé rico

Cuando leí este titular en El Independiente: “Elon Musk promete ‘enseñar’ a EEUU a tener más hijos”, pensé rápidamente que la primera lección que dará el ídolo de los ultraconservadores será: “Sé millonario” (con un capítulo cero: “Sé varón”). Y la segunda: “Aprende a desentenderte de tu descendencia”. Porque por mucho que quiera presentarse como un padre responsable, si está en tantos negocios y ahora en un gobierno, el tiempo que pasa con sus 12 hijas e hijos será muy poco. Por no hablar de cómo se llaman: X AE A-XII, Exa Dark Sideræl, Techno Mechanicus, Strider, Azure, Kai, Saxon, Damian…

Tenemos que acabar con ellos

Soy beligerante pero no violento: cuando hablo de acabar con las y los ultrarricos hablo de obligarles a tributar en cualquier lugar del mundo el 100% a partir de una cantidad. Pongamos, 10 millones. Estoy seguro de que cualquier puede vivir con 9, parafraseando a Bernie Sanders. También estoy seguro de que es urgente que lo hagamos para no soportar a imbéciles como Andy Jassy: “El CEO de Starbucks, que vive a 1.600 km de la oficina y va en jet, amenaza con despedir a los empleados que teletrabajan” (Pymes y Autónomos). Solo lo que contamina el tipejo debería de ser delito. Pero en vez de eso, muchos le verán como un modelo a seguir.

Flipante

Isabel Díaz Ayuso gobierna Madrid con una mayoría absoluta y con los consejos de Miguel Ángel Rodríguez, el que va mandando “pa’lante” a quien se mete con el tándem. No solo eso: “La oposición no resiste a Ayuso: todos los portavoces de la Asamblea cambian en apenas un año” (EPE). Es algo que también le pasó al lehendakari Urkullu, que fue viendo cómo todos los candidatos a reemplazarle y, después, portavoces parlamentarios en la oposición, se despedían mientras él seguía sacando Euskadi de las sucesivas crisis. Pero la altura política y ética entre la española y el vasco es, simplemente, insalvable.

No veo dónde está el negocio

Ayer escribía en esta columna el verso que repetían Chico y Chica en su canción ‘La Millonaria’ (Austrohúngaro, 2004): “No veo dónde está el negocio” de esa superliga con la que Florentino Pérez querrá pagar el sueldo de Mbappé si fracasa en la Champions, si podemos ver los partidos en abierto por televisión. De la misma manera, “no veo dónde está el negocio” en la compra de equipos árabes saudíes cuando su liga no es interesante, de momento, no pueden competir en Europa y, si lo logran, no estarían a la altura de ninguna manera. Aún así, según Palco 23, hay “25 empresas compitiendo por comprar seis clubes”.

Más como Nico Williams

Iñaki Williams ya había dejado unas cuentas lecciones sobre el racismo, ideas que hay que tener claras y transmitir, con la misma claridad, a quienes aprenden de nosotras y nosotros. Y Nico Williams sigue su camino. Tuitea Paul Ríos que “qué importante es que se escuchen este tipo de discursos de personas que tienen mucha repercusión mediática. Más Nicos y menos Abascales y Albioles”, y tiene razón. El pequeño de los Williams explica lo obvio: que su familia vino a Euskadi a trabajar y que nadie nace racista, y lo hace con un discurso mucho más templado que el de Vinicius, que es quien ha vuelto a sacar el tema.

Por cierto

Aunque la idea inicial era que la columna fuese sobre discursos positivos que hay que aplaudir e ideas malas que hay que señalar, no voy a autocensurarme si he encontrado en X un mensaje como este, que considero relevante, de mi compañero Aitor Martínez, y que está perfectamente justificado por el párrafo anterior: “Es que en el Athletic no se puede… Ahí está Nico Williams, que sí, no va a ganar el balón de oro, pero nominado entre los 30 mejores futbolistas (ya me pierdo si es de la temporada, del año o del mes de junio). Qué mensaje al mundo. Y Unai Simón, el lujo de tener a Simón”. Tal cual.

Más como Alfredo Merino

El fútbol necesita a más personas como Alfredo Merino y a menos como Joan Laporta. El director deportivo del Mirandés ha explicado con sencillez y sin palancas cómo funciona el sistema de la Liga para que los clubes puedan hacer fichajes: no puedes gastar lo que tienes sino lo que generas, y para calcular los gastos y los ingresos se tienen en cuenta elementos que se cuentan con los dedos de una mano en cada caso. Un discurso que no tiene nada que ver con el del presidente del FC Barcelona, que solo unas horas antes había afirmado que no había fichado más era porque no había querido, y habló otra vez de arquitectura financiera.

Menos como Shakira

O Shakira miente o le han engañado. Nadie, absolutamente nadie paga todo lo que gana a Hacienda. Aunque estoy bastante de acuerdo con Bernie Sanders, que propuso tributar el 100% a partir de los 1.000 millones de dólares de ingresos. De hecho, bajaría ese umbral a los 10 millones. Pero me centro: la carta que firma la cantante en El Mundo y que recogen en Jenesaispop, en la que afirma que “la década que viví en España fue financieramente perdida, todo lo que gané se lo quedó el Estado español” y en la que “acusa a Hacienda de manipulación y machismo”, igual debería de haber ido dirigida a sus asesoras y asesores.

Más minutos como estos

Necesitamos más periodismo como los primeros dos minutos del clip de Vicente Vallés que Jorge Bustos lleva a X. Ya sé que uno y otro han sido señalados por cometer excesos desde su visión conservadora y española de la vida, pero la verdad es que del primero no tengo una opinión formada, que el segundo es el mejor cronista que yo he leído, y que Vallés informa sobre el nombramiento de Escrivá al frente del Banco de España con excelencia: el único antecedente de un ministro que da el salto a ese puesto es con Franco y Sánchez ha ido colocando a los miembros de sus equipos en altas instancias del Estado sin ruborizarse.

Exprópiese

Muy alto me parece el umbral de la milmillonada para proponer, como hace Bernie Sanders, “que los ingresos superiores a 1.000 millones tributen al 100%” (Menéame). El senador demócrata lo tiene claro: “La gente podrá salir adelante con 999 millones”. Y con mucho menos, evidentemente. Y no, la expropiación de las ganancias infames no retraerá la competitividad y la innovación. Primero, porque estos conceptos no son sinónimos de ambición o avaricia: nunca lo fueron, no sé por qué intentaron colárnosla. Segundo, porque el premio millonario sigue estando ahí. Lo que tenemos que limitar es la desvergüenza.

No podemos permitírnoslo

Como civilización no podemos permitirnos el número de ultrarricos y ultrarricas que hay en el mundo. Y menos, en las condiciones que leemos en Xataka: “En enero de 2024, siete de las diez personas más ricas del mundo son más ricas de lo que era en diciembre de 2023”. En el digital explican que “el cálculo de la fortuna de estos milmillonarios se realiza en base a la cotización de su paquete de acciones”. Y concluyen: “La suma de las diez primeras fortunas es de 1,47 billones de dólares, lo que supone un incremento de 30.000 millones más con respecto a la suma de hace solo un mes”. Lo que propone Sanders no es razonable, es necesario.

El modelo de negocio

Las personas poseedoras de las mayores fortunas del mundo suelen estar relacionadas con grandes empresas tecnológicas. Las mismas que, dando unos beneficios bestiales (y al incremento de valor de las acciones de sus fundadores me remito), anuncian miles de despidos por todo el mundo. Es decir: empresas que podrían mantener el empleo prefieren destruirlo para mantener sus extraordinarios números y generar dividendos. Que sea así no significa que esté bien. Y que nadie me venga con la milonga de que también hay pequeños inversores porque eso es anecdótico: o cerramos este grifo o nos ahogan las y los de los yates.

El mundo es de las y los ricos

Hemos dejado que las y los ricos se adueñen del mundo. Ya sé que quienes más tuvieron siempre pudieron maniobrar para seguir acaparando las riquezas y desequilibrando la balanza, pero hoy más que nunca tenemos mucho que ver nosotros en esa economía comprando los discursos, comprando las migajas de las acciones o comprando sus productos: no adquieras un Tesla, no uses Instagram, no veas la Euroliga si hay un equipo de Dubai en ella. Eso es lo que va a pasar la próxima temporada. Y pronto sucederá también en la Champions si la UEFA cede. Y si no cede, los saudíes participarán en la creación de la Superliga.

Hay gente que da la cara

Hablando de millonarios y de deporte en Oriente Próximo: Toni Kroos fue pitado en el partido de la Supercopa por haber dicho con anterioridad que él no jugaría en la liga saudí porque en ese país no respeta los Derechos Humanos. Después de los silbidos, tuiteó con sorna que había sido divertido y que la gente era maravillosa. Mr. Insustancial recordaba que “el Calvo Besucón y su socio Piqué vendieron” el torneo “como una forma de avance de los derechos en  Arabia Saudí”. Y apuntó a algo tan cierto como incómodo de leer: “Hubo quien les compro la mercancía”. Esas y esos son ahora los que tienen que sonrojarse, no quienes lo señalamos.

Podemos, en la moqueta y la pancarta

En Podemos pueden preguntar a los de Bildu qué tal les salió su estrategia en la Diputación de Gipuzkoa de estar a la vez en los despachos y en la pancarta, literalmente. Igual así se ahorran el esperpento que firmaba Pablo Iglesias esta semana: el vicepresidente del gobierno español animaba a los miembros de las asociaciones agrarias que se manifestaban en la carretera: “Seguid peleando, tenéis razón”. Igual que en su día Torra animó a los CDR: “Apretad, apretad”. Y todos sabemos el resultado. Jorge Matías respondía a Iglesias en Twitter lo que todos pensamos: “Que estás en el gobierno, colega”.

El morro de Isabel Díaz Ayuso

Isabel Díaz Ayuso saca pecho de la política recaudatoria de Madrid… Como si no fuera la comunidad de la capital de España, como si las grandes empresas de fuera de Madrid no recibieran presiones para trasladar su sede social o parte de su negocio a la capital, como si eso no supusiera un expolio a su querida (y cada vez más vaciada) España, como si no se enterase de nada o como quien miente a lo grande, sin ruborizarse. Díaz Ayuso lo que tiene es un morro infinito que le hace poner como modelo a la excepción y reprochar a los demás que no gestionen como ella: con todo de cara y la cara dura.

Acción, reacción y Torbe

Creo que Torbe sorprendió a muchos mostrando el libro de una de las fundadoras de Vox contra lo que ella llama “feminazis”. El productor, director y actor porno tuiteaba: “Qué grandes verdades las dichas en este libro. Cómo pone Cristina Seguí a cada una en su sitio. Muy recomendado”. Anteriormente ya había provocado a feministas más intransigentes (una provocación que no sorprende del personaje), pero alabar a la ultraderecha es otro nivel. Él sabrá. Pero, ¿qué opina Seguí de este apoyo? A los de Vox todo les vale (y Torbe es muy popular), pero, ¿dónde quedan los principios ultracatólicos?

EE.UU., a por algún récord

La población y los políticos de EE.UU. tienen que estar buscando un extraño récord que se me escapa. Solo así se explica que los principales candidatos para la próxima campaña superen todos los 70 años, como recuerda Dori Toribio en Twitter: Sanders y Bloomberg tienen 78 años, Biden tiene 77, Trump tiene 73 y Warren es el más joven con 70 añitos. Vale que los 70 son los nuevos 60 (y espero que los 40, los nuevos 30), pero me sorprende que nadie en torno a los 50 años (no pido millennials) haya podido presentarse con opciones. Por no hablar de que todos son, además, hombres. Bueno, ancianos.

La crisis de identidad digital del Barça

Iu Forn en su columna sobre el “Barçagate” o “Bartogate” escribe cosas muy interesantes. Por ejemplo, que el millón de euros que el club pagó a una empresa de monitorización de redes es, a todas luces, excesivo. 30.000 € ya es un buen precio. Por un millón tienen que hacer otras cosas… Como las que describen Ara y la SER: crear identidades digitales y corrientes de opinión favorables a un Bartomeu que, sin embargo y como recuerda Forn, no se presentará a las elecciones. El de El Nacional concluye que la filtración solo ha podido ser desde dentro. Y termina expresando sus dudas, ¿qué logra quién la ha hecho?

Valoremos lo que tenemos

Podemos mejorar lo que tenemos como sociedad y por eso debemos exigir a nuestros políticos que persigan la excelencia en los servicios. Pero no podemos perder de vista nunca que lo que hemos conseguido es también importante: Diego E. Barros recogía en Twitter el mensaje que Bernie Sanders había lanzado y también las respuestas: el político demócrata preguntó si alguna vez alguien había evitado llamar a una ambulancia para no tener que pagarla, y las respuestas son terribles. El terror de los estadounidenses a su sistema médico nos resulta angustioso pero para ellos es completamente real.

De la ignorancia y el atrevimiento

Esta semana nos han querido arrastrar a una huelga sin sentido y sin éxito: el planteamiento era capcioso y la fórmula genera cada vez más dudas en la ciudadanía. En el otro extremo ideológico de esa izquierda trasnochada, abrazándose, está la derecha neoliberal de caspa bajo la gomina. Viejóvenes en un lado y el otro. En el neocón se sitúa Aguado, el vicepresidente de la comunidad de Madrid, con perlas como esta sobre la regulación del alquiler: “Confiemos en Adam Smith, en que oferta y demanda sigan resolviendo problemas del siglo XXI” (Eldiario.es). Yo en quien ofrece soluciones tan caducadas, la verdad, no confío nada.

Y de fachas de los de verdad

Madrid, como Andalucía y Murcia y, si pueden, España entera, depende de Vox, ese partido que en el que se refugian los fascistas. No es una exageración: Antonio Maestre recordaba en Twitter esta semana que “Vox llevó en listas en El Escorial a los familiares del SS belga escondido en España León Degrelle”. Lo hacía a cuenta del tuit de Rocío Monasterio sobre el aniversario de la liberación de Auschwitz: “En su casa le podrán contar historias de nazis de primera mano porque la familia de Espinosa colaboró con ellos. Fue el embajador de Franco con Hitler”. Y anuncia que hay mucho más.

Ya no hay “pesebreros”

Cuando Pablo Iglesias dijo aquello de que la política consistía en cabalgar contradicciones se quedó tan tranquilo. Igual pensó que con esa afirmación sus contradicciones, efectivamente, estaban ahí pero iban a dejar de importarnos. Iglesias estaba equivocado: se trata de domarlas, esto es, de sufrir. Hoy, Iglesias, tendrá que explicar por qué ha llenado el gobierno español de “pesebreros”, es decir, de las personas que trabajan para un partido político. Él fue el que las definió así desde la oposición. Hoy, “Sánchez e Iglesias pasan de los funcionarios: el Ejecutivo bate récord de directores a dedo” (El Confidencial).

El fútbol que da asco

El rival en Copa del Athletic está siendo uno de los protagonistas de la temporada por el modo en que encadena sainetes: fichó a Griezmann después del desprecio que filmó Piqué. Intentó fichar a Neymar, que tiene una denuncia contra el club. Despidió a Valverde y, con Setién, se despidió del liderato. Finalmente, he hecho un gran ridículo en su búsqueda de un delantero: Cédric Bakambu esperó en el aeropuerto de Hong-Kong y se volvió finalmente a China. Antes, el club fue manipulado por Jorge Mendes para encarecer a su representado Bruno Fernandes que ha acabado en Manchester.