¡Qué causalidad!

En Euskadi y en España se ha dado una paradójica coincidencia durante esta crisis mundial por el coronavirus: todos los que están en la oposición, todos, saben lo que tenían que haber hecho los gobiernos y, por supuesto, lo que tienen que hacer ahora. Y todos los que están en los gobiernos autonómicos, el vasco y el español, todos, son unos inútiles. O eso parece. Algunos casos son curiosos, como los del PP, Podemos y el PSOE, que son partidos de gobierno y oposición a la vez. Pero “sabios” como Cárdenas que lo vieron venir son más habituales en España y Euskadi que en Portugal o Alemania, por lo visto.

Esto funciona así

Para que la comunicación política en Internet logre su efecto movilizador hacen falta dos cosas: dinero (lo de menos) y mentiras (muchas mentiras y muy trabajadas). Sin estos ingredientes, la comunicación política on-line es bastante plana salvo excepciones como la de las Ikurrinas de todo el mundo para el Aberri Eguna. Así que si WhatsApp limita los reenvíos, Vox migra a Telegram (donde ya estaba Podemos, por cierto). Porque como dice Dani Domínguez, “Los ultras saben que sin poder mentir y engañar no son nada”. Los ultras de allí y los de aquí, que hacen exactamente lo mismo… Como siempre.

Dicho bien

Hay muchos columnistas mejores que yo igual que hay muchos asesores en comunicación mejores que yo por un simple motivo: lo que piensan o saben lo escriben o dicen mejor. Ejemplo de los primeros, mi admirado Javi Vizcaíno. Y ejemplo de los segundos puede ser César Calderón, que siempre sabe rescatar la expresión adecuada: “Inundar la zona de mierda”. Eso es lo que hace Vox, pero también el PP, pero también Bildu, y lo hacen por inspiración de Steve Bannon, que en esto de desinformar, manipular la realidad y no tener escrúpulos, ha sido un maestro para todos los mencionados.

Darín, tío, que los tuyos están en ERTE completos…

Lo dijo Ricardo Darín, lo cogió al vuelo Podemos (que todavía juega en redes a no tener cuatro ministerios y una vicepresidencia en el gobierno español) y solo algunos lo criticaron, como Antonio Ortiz, y con razón: el actor argentino reflexionaba sobre que ahora consumimos solo lo imprescindible. Que esto lo diga un actor es preocupante con los teatros y las salas de cine cerradas y sus trabajadores en ERTE completos. ¿Es prescindible también su sector, entonces? ¿Con el entretenimiento que nos proporcionan las “majors” estadounidenses es suficiente? ¿Hemos perdido nuestra capacidad crítica?

En efecto

Creo que mantener la capacidad crítica para no aplaudir reflexiones ligeras o noticias que no lo son, y para no olvidar que estamos ante una pandemia mundial con todos los gobiernos del planeta desbordados, es importante para formar, como individuos, una sociedad mayor de edad que también implicará abandonar la adolescencia tecnológica. José Antonio del Moral tuiteaba con acierto: “Los que todavía creen inviable que el gobierno nos haga un seguimiento personal y constante por el tema del coronavirus… Ya pueden ir cambiando de chip”. En efecto. No solo puede tecnológicamente, podrá legalmente y estará bien.

Una nueva realidad

Yo no voy a hacer planes para verano, ni para el próximo otoño (ni conciertos, ni grandes reuniones con familia o amigos), tampoco para la Semana Santa que viene. Creo que en el mejor de los casos, recuperaremos cierta normalidad en 2022, con dos ciclos anuales enteros superados, con más confinamientos cuando empiecen los repuntes y puede que con una primera vacuna. Creo que esto es lo que nos espera, sobre todo, atendiendo al anuncio de la OMS de que viene “una nueva realidad”. No vamos a volver pronto a la normalidad, y cuando los niños vuelvan a la ikastola no será porque el virus haya desaparecido.

Igual si lo dice Macron…

Llevo más de 30 días de confinamiento y teletrabajo (lo que significa: más de 30 días seguidos trabajando). En este tiempo no sé cuántas veces he escrito ya en esta columna, Twitter o WhatsApp que esta es una crisis sanitaria mundial para la que ningún gobierno estaba preparado. Tampoco ningún partido de la oposición. A ver si ahora que lo ha dicho Macron, con mucho más carisma que yo, alguien lo escucha: el francés, igual que todos los estados, está haciendo lo que puede, buscando el material sanitario que falta en todo el planeta y reaccionando sobre la marcha, que es la única manera.

El contexto importa. Y mucho

Lo que dice Macron tendríamos que repetirlo a diario los periodistas, en todas nuestras columnas, crónicas o noticias sobre el coronavirus, para ceder menos espacio a los bulos. Jorge Galindo también hace una aportación en Twitter: tenemos que dejar de usar las cifras sin contexto y sin sesgo. Si hay más positivos porque hay más tests hay que decirlo. Si las cifras mejoran o empeoran no hay que ocultarlo. Y todas las comparativas, todas, hay que hacerlas explicando que ninguna comunidad o estado está contando o testando igual a enfermos y fallecidos con o por coronavirus. El contexto es muy importante estos días.

No hay que dejar espacio a las conspiraciones

Si somos rigurosos, si no nos dejamos llevar por dar noticias alarmistas o por descubrir la última miseria provocada por el coronavirus, los periodistas estaremos haciendo mejor nuestro trabajo porque estaremos achicando el espacio a quienes crean y difunden bulos, y a los aficionados a las teorías conspiranóicas que, como apunta César Calderón en Twitter, parece que se han multiplicado. Primero fue que el virus había sido creado, ahora, que los gobiernos quieren muertos a los viejos para ahorrarse la pensión. Da igual la barbaridad, importa que los periodistas no estamos ayudando a pararlas.

Los que faltaban

Sí, los periodistas lo estamos haciendo mal. Pero algunos lo están haciendo peor, como los que buscan el cabreo de la gente. Y los que forman parte de la lista de periodistas que se muestran prescindibles por voluntad propia son los cortesanos: con la que está cayendo y cómo está actuando, hablar bien de la Casa Real española es hacer ciencia ficción o servilismo. Sugerir el 14 de abril que esta rancia institución tiene éxito en las redes sociales durante la crisis sanitaria que vivimos tendría que ser de juzgado de guardia. Insisto con pena: qué oportunidad está perdiendo el Periodismo de todo tipo para mostrase fiable.

También es importante

Esto es muy sencillo: quien crea que por el coronavirus no podemos hablar de la comisión millonaria que recibió Juan Carlos I, o le hace el juego a la Casa Real o es tan pardillo que se la han colado. Así que además de traer a la columna noticias sobre el virus que nos retiene en casa, seguiré buscando información interesante sobre las consecuencias de lo que hace el Rey de España (lo de verdad, no las alocuciones a la nación tarde y mal): Gorka Urtaran se plantea borrar del callejero de Gasteiz a Juan Carlos I, una noticia que no gustará a algunos pero que para la mayoría es justa y necesaria.

¡A la mierda los que despidan!

Francia e Italia han prohibido los despidos durante el confinamiento. Una medida que deberían de tomar todos los estados. Porque los ERE y los ERTE son esas cosas que pueden poner en marcha grandes empresas y, al final, los perjudicados son los asalariados… Y los autónomos que están a pie de calle. ¿Cómo de duro es tener un bar o un local y ver pasar los días sabiendo que caerá el alquiler, la liquidación trimestral, el sueldo de tu único empleado…? Esos son los que necesitan apoyo, los trabajadores que simplemente salen adelante mes a mes. Así que cada ERE denegado es un triunfo de todos.

No necesitamos salvapatrias

Me sumo a la critica de César Calderón hacia personajes como “Spiriman”, el médico que se hizo famoso en Andalucía por criticar el estado de la sanidad pública y que hace unos días incluso lloraba en televisión por la falta de prevención ante el coronavirus. Solo unas jornadas antes, Jesús Candel se reía en Twitter de la alerta por el coronavirus. Lo mismo que Oriol Mitjà, que ayer en El País aseguraba que esta era una pandemia evitable… Y el mes pasado en La Vanguardia consideraba que la alerta sanitaria alarmaba por ser nueva y no por ser grave la enfermedad. Lo que menos necesitamos ahora son salvapatrias.

Y menos a estos

Si no necesitamos salvapatrias tampoco necesitamos a quienes piden que rueden cabezas por puro populismo, como hacen los de Vox… Pero no solo. Se quejan los ultraderechistas de que España no garantiza tests para los enfermos más leves simplemente porque no hay tests suficientes. Por eso es una crisis mundial, porque faltan recursos básicos en todos los sitios. No se trata de un desabastecimiento por negligencia, si no, no estaríamos en casa desde China a Portugal. Y en Euskadi encontramos críticas similares a Osakidetza y el Gobierno Vasco de simpatizantes del PP o Bildu. El populista, a la hoguera.

Hablemos de otras cosas

Ni tan importantes como el de un jefe de Estado que en el ejercicio de su cargo recibe una comisión de 100 millones de dólares de una dictadura que acaba donando a una muer sin que sepamos exactamente por qué, ni tan urgentes como el del coronavirus, pero hay otros temas: en este parón deportivo podemos repasar estadísticas, como hacen en Afouteza e Corazón: hasta la suspensión, el Athletic era el equipo que más jugadores empleaba de su territorio seguido por el Celta, el Espanyol, la Real y Osasuna. Permítanme que me ponga bilbaino con diptongo, pero los de San Mamés ni son de Tajonar ni son de Zubieta.

Tan fuerte no era

Al final, el coronavirus en política lo ha metido Javier Ortega Smith. Podía haber sido cualquiera. Pero solo él y los de su partido son capaces de reaccionar de un modo tan mezquino. Santiago Abascal planteaba en Twitter una serie de preguntas ante un gobierno español al que califica de “irresponsable” por no haber controlado las fronteras. Pobre Javier, el más fuerte de Vox, el que hizo la mili, el tipo que dispara a muñecos, es el primero que se ha puesto enfermo. ¿Con quién ha estado? ¿Y los del mitin masivo de Vox en el que pedían medidas de control, qué van a hacer? ¿Cuántos abrazos dio?

¿Todo mal? No puede ser

Estamos ante una situación inédita: la primera epidemia mundial de un virus nuevo y nosotros, con WhatsApp. La enfermedad no es mortal para las personas sanas pero es grave, por eso y porque los hemos elegido para ello los gobiernos toman decisiones. Lo que no puede cundir es el pánico ni la indignación sistémica. Guillermo Rodríguez tuiteaba: “Si cancelas clases, mal. Si no cancelas clases, eres un irresponsable. Si cubres el coronavirus, mal. Si no lo cubres, mal. Si mandas un mensaje de serenidad, mal. Si mandas un mensaje de precaución máxima, peor. En definitiva: todo mal. Siempre todo mal”.

Qué poca vergüenza

Con la excusa del coronavirus el PP nos quiere meter su manual neoliberal. Y si para que cuele tienen que colgarlo en la cuenta en Twitter de Ana Pastor, médica de profesión, lo hacen. No se arrugan estos del PP. ¿Será porque más a la derecha hay otro partido que aplicaría las políticas liberales y neocón sin dudas y tienen miedo de perder el favor de los empresarios más ambiciosos? En su decálogo contra el coronavirus, el PP propone la rebaja o el retraso en el pago de impuestos y cotizaciones para incentivar la economía. También un plan de contingencia sanitaria. Es el punto 4. Por el qué dirán.

¿Cómo aciertas?

La comunicación de crisis es una disciplina jodida. Primero, porque eres experto en desastres y malas noticias, y eso no es nada estimulante. Después, porque no es cierto que haya una fórmula acertada. Fíjense en lo que pone de manifiesto César Calderón en Twitter: este consultor cree que más allá de los aciertos de Fernando Simón, es necesario que comparezca Sánchez de una vez. En Euskadi, el lehendakari y la consejera de Sanidad dan la cara… Y en algunas tertulias lo que oímos es que el Gobierno Vasco comunica mal. Acertar no es fácil, ser un contertulio y señalar al que toque en precampaña parece que sí.

Buenas medidas para ahora… Y siempre

Leo a Mikel Segovia en El Independiente que “San Sebastián” (sic) “obliga a cubrir los ‘pintxos’ por higiene ante el coronavirus”. Me parece una buena noticia. De hecho, creo que tenían que haber tomado la medida antes y que deberían mantenerla para siempre. Y no solo en Donostia: Bilbao, Gasteiz, Iruña… O cualquier municipio del sur me vale de ejemplo (las restricciones en el norte son mayores). La de lavarse más las manos también me parece buena idea. Y la de mantener ciertas distancias sin parecer descortés no es mala, en principio. Pero a ver cómo ensanchamos el metro, el topo y los autobuses.

El poder de la televisión

Ni Internet ni los periódicos: la entrevista-masaje de Pablo Motos a Santiago Abascal en El Homiguero influyó en los buenos resultados de Vox el pasado 10-N. No solo en ese momento la tele tuvo algo que ver: la retransmisión de la exhumación de Franco incluso activó la transferencia de voto de PSOE y Podemos a Vox. Y César Calderón también cita un tercer hito que fue ampliamente cubierto por los informativos de televisión: la sentencia a los presos políticos catalanes. Este tipo de datos y de lecturas nos tienen que ayudar a pisar suelo y tomar decisiones para dejar de alimentar al monstruo.

Cuidado: el Rey va a trabajar

Parece una noticia de El Jueves pero lo es de El Confidencial Digital: en Zarzuela están un poco preocupados con el encaje de la agenda de Felipe VI que tendrá que recibir a 19 portavoces parlamentarios en pocos días. Imagínense el horror: levantarse 19 veces, estrechar la mano 19 veces, tocar a 19 plebeyos, asentir varias veces durante 19 entrevistas y despedirte 19 veces esperando 19 genuflexiones… Agotador. Igual hasta suda. Menos mal que algunos se autodescartarán para evitar la foto de la pleitesía, eso dará al Borbón un poco de margen para recuperar el resuello e igual echar una siestecilla.

Bien por Daviz Muñoz

Nunca he comido en Diverxo y dudo que lo haga porque cada día más valoro la técnica sobre la innovación por la innovación, y el personaje me cae mal como todos los que son pretenciosos. Pero reconozco que su respuesta en Twitter a una clienta me ha sorprendido tanto como me ha agradado: “Cerramos sábado, domingo y lunes desde enero para que el personal descanse y yo pueda atender mis otros restaurantes”. Así se hacen las cosas, también en hostelería, y no estirando turnos, despreciando el descanso o confundiendo el cansancio con la falta de compromiso. Esta sí es innovación de la buena.

La bicoca de Madrid

La comunidad de Madrid presume de una fiscalidad baja pero una recaudación meritoria como si la capitalidad del reino no fuera un factor determinante. Pero ahí siguen: robando patrimonios y sedes sociales al resto de España (también a Euskadi y Catalunya) con su dumping fiscal y su centralidad administrativa. “59 de las 83 mayores fortunas de España, las únicas que declaran un patrimonio superior a los 100 millones de euros, residen en la Comunidad de Madrid” gracias a que el impuesto sobre el Patrimonio está subvencionado al 100% (La Información). Luego reclamarán la solidaridad de los demás.

El medio siempre es el mensaje

La gran jefa de YouTube, Susan Wojcicki, ha reconocido que no deja que sus hijos vean YouTube. Solo su versión para niños y solo durante un tiempo determinado, según leemos en Trecebits porque, según ella misma, “demasiado de cualquier cosa no es una buena cosa”. Especialmente, de YouTube, web cuyo sistema de recomendación de vídeos te lleva a contenidos cada vez más escabrosos. Solo hay que pasar el tiempo suficiente en YouTube para acceder a los vídeos que no querríamos ver y a los tutoriales que no deberían existir. Esto lo sabemos y lo saben. Por eso Wojcicki hace lo que hace en su propia casa.