Me parece bien que la Liga haya endurecido las condiciones para “activar palancas”, eufemismo inventado por Laporta para vender lo que no tiene y lograr la liquidez que le permite fichar como si el Barça no estuviera en una situación económica crítica. Incluso me da igual la motivación (venganza por la Superliga, rechazo al fondo CVC), solo espero que no sean palabras ni fórmulas sobre un papel y que, por fin, un club pésimamente gestionado tenga que someterse a la misma lógica que el resto: si no tienes tela no fichas. Ni a coste cero. Y tiras de cantera para pasar la travesía del desierto. Las normas no son solo para los tontos y los pobres.
¿Qué puede salir mal?
A las y los herederos de grandes imperios empresariales, o a las y los bien colocados en el panorama cultural gracias a su apellido, no les traen carbón sino diamantes. La vida es así de injusta. Otro millonario que se ha portada tirando a regulinchi en 2022 y que, sin embargo, en 2023 le va a ir mejor que nunca en lo económico es Cristiano Ronaldo: 200 millones por temporada le pagarán en Arabia Saudí, donde quieren convertir al jugador, además, en su estandarte para lograr un mundial de fútbol como ha hecho Qatar. ¿Qué podría salir mal? En el polo opuesto, Lucas Pérez ha renunciado a mucho dinero por volver al Depor y ayudar.
No voy a dejarlo pasar
Aunque haya empezado la columna con las típicas barbaridades futbolísticas y aunque estemos a sábado, 7 de enero, no quiero dejar pasar el discurso de Año Nuevo de Volodímir Zelenski: “Para el 2023 solo deseo la victoria” (El Nacional). No, no dijo “la paz”, dijo “la victoria” porque realmente es lo único que le vale a Ucrania y que nos vale al resto del mundo: si Rusia se expande, por poco que sea lo que se anexiona después de la invasión, habremos perdido. Y no podemos permitírnoslo: no es una cuestión de bloques, ni de la OTAN, ni de democracias más imperfectas que otras, es una cuestión de modelo de civilización.
¿Seguimos permitiéndolo?
Como en el caso de Irán con Rusia, la vinculación de Corea del Norte a China le hace disfrutar de una impunidad internacional preocupante. Su intención de seguir desarrollando armamento nuclear, reconocida recientemente por Kim Jong-Un, no es una buena noticia. Corea del Norte es una frikada en el mundo: una dictadura hermética que vive en una realidad paralela impulsada por un líder de apariencia graciosa, y cuyo desarrollo tecnológico genera ciertas dudas. Pero ahí sigue, lanzando misiles hacia Corea del Sur y Japón, reforzándose como amenaza y riéndose del mundo tanto como el mundo se ríe de él.
Correcto
Hablando de China y de la comunidad internacional, me parecerán bien todas las medidas que los países tomen para controlar el flujo del virus que azota con fuerza en la dictadura oriental después del fin de la política de covid cero. Por cierto, no puedo ni imaginar lo que estará pasando en Corea del Norte. Así, son varios los estados que han anunciado que las y los ciudadanos chinos que quieran entrar a sus países no podrán hacerlo con libertad. Es una cuestión de salud pública, de seguridad (China nunca ha contado toda la verdad) pero también de justicia: cero tolerancia con las dictaduras opacas.