Así es la aritmética variable

Asistí a la jornada de ayer en el Congreso de un modo diametral diferente a como asistí al partido en San Mamés: sentía que aquello no iba conmigo, que la ley que modifica la conocida como “reforma laboral del PP” no la había elaborado nadie que me represente: gobierno español, patronal española y sindicatos españoles legitimaron lo que dictaba Bruselas y no aceptaron ninguna modificación de quien hace las leyes, como bien recordó Rufián: las y los diputados. Guste o no. Pero no todos los “no” fueron iguales y la vicepresidenta Díaz lo dejó claro: algunos lo hicieron por tactismo (PP, Bildu y ERC) y otros intentaron negociar.

Esto no es bonito

Mientras Yolanda Díaz defendía ante los grupos su propuesta para modificar la reforma laboral, exactamente en el mismo momento, Ione Belarra e Irene Montero anunciaban “un permiso de cuidado de al menos siete días al año cien por cien remunerado para atender a hijos, padres y convivientes” (El Periódico de España). El anuncio es positivo, como todos los que amplían derechos. Pero la impresión es de que las de Podemos contraprogramaron a su propia compañera. Y en cualquier caso no es bonito. Con Garzón confinado, Joan Subirats era el único ministro de Podemos presente mientras la vicepresidenta argumentaba.

La ilustrada

Sobre la nueva reforma laboral hemos leído y visto muchas ideas. Algunas, directamente, chorradas, como que “un mileurista es un dosmileurista atracado por el Estado” (Juan José Aizcorbe, diputado de Vox). Pero voy a quedarme con esta de Edurne Uriarte en Twitter: “Yolanda Díaz, la comunista aficionada a los datos. Menos a uno: los 100 millones de víctimas del comunismo que se niega a reconocer y condenar”. La también diputada y catedrática en la UPV/EHU mostraba así, una vez más, el nivel de sus argumentos. Y con estas certezas ha avanzado en su carrera con notable éxito, sobre todo para lo que muestra.

Con esa base, estos lodos

Hace solo unos días nos preguntábamos quiénes era los instigadores del asalto violento al ayuntamiento de Lorca de personas que no parecían precisamente ganaderos, aunque lo hicieran en su nombre. Pues ya tenemos una parte de la respuesta: “Dos miembros de Nuevas Generaciones del PP, identificados en el asalto al Ayuntamiento de Lorca” (El Plural). Antes de que se produjese el ataque hubo un encuentro con políticos: “El concejal de Seguridad señala a los integrantes y sitúa a concejales de PP y VOX ‘en la reunión de los ganaderos’”. Si llega a suceder en Euskadi y con partidos nacionalistas, todos a la cárcel.

Follow the leader, leader, leader

Cuca Gamarra habló en el Congreso sobre las personas trabajadoras, Edurne Uriarte tuitea lo de los cien millones de muertos como si nada, los de Nuevas Generaciones, identificados en el asalto a un ayuntamiento, y Pablo Casado, el jefe de todos ellos, decía esto solo hace unos días: “En Castilla y León surgió, no sólo la nación española, surgió la Hispanidad, que es el acontecimiento humano más importante, en mi opinión, después de la Romanización”. Como sugiere Puto Mikel, lo de llamar “acontecimientos” a la Hispanidad y la Romanización está al alcance de unas pocas vergüenzas.

¿No hemos aprendido nada?

Empiezo 2022 con uno de los últimos tuits de 2021 que más llamaron mi atención: la exclamación de Quique Peinado después de conocer que la Comunidad de Madrid (que apenas hace seguimiento de casos de coronavirus en su sanidad pública) no contabilizará los positivos autodiagnosticados. “Madre mía, cuáles serán las cifras reales”, escribía el guionistas y presentador. Una pregunta que nos hacemos casi todos porque algunos (los menos) prefieren esgrimir el argumentario de Díaz Ayuso antes de hacer una lectura crítica de números y noticias. Una lectura crítica necesaria para mejorar en 2022.

No, Pablo, te retratas tú

Pablo Casado tiene claro que este 2022 tiene que sumar un par de victorias que pueda atribuirse, porque la de la Comunidad de Madrid lanzó a una competidora inesperada. Así, las de Castilla-La Mancha serán solo las primeras elecciones que competirá y que le servirán, además, para laminar a Ciudadanos. Pero ahí seguirán Vox y la dependencia del PP para gobernar. Dice Casado que los de Abascal “se tendrán que retratar” (El Independiente) y apoyar sus victorias desde fuera o forzar repeticiones electorales. Pero el selfie se lo va a hacer Casado, que demostrará que solo puede gobernar con la extrema derecha.

Que no nos pase más

Ya sé que el cambio de año no supone nada, realmente, salvo una oportunidad para lanzar buenas intenciones. Por ejemplo, solo deseo que esto que denuncia Xabier Lapitz en Twitter, simplemente, no suceda más: “¿Qué le pasa a la gente que llama ‘tarado’ a un catedrático de microbiología, ‘subnormal’ a una neumóloga, ‘nazi’ a un gobernante y ‘vendido hijodeputa’ a un periodista por decir que la vacuna salva vidas? ¿Qué pasa?”. Pasa, y seguirá pasando este año, que hemos dejado que nos ganen la partida de la desinformación los antivacunas y, ahora, los rebeldes de postal y escaparate contra la mascarilla o el Pasaporte Covid.

Que esto nos siga pasando

No sé si la reforma laboral que ha propuesto el gobierno español a sus socios en el Congreso saldrá adelante, pero sí sé que esto que tuiteaba Inma Carretero todavía en 2021 tiene tanto sentido común que solo espero que tenga continuidad este nuevo año: “Yo tengo que trabajar con el gobierno que legítimamente ha elegido el pueblo español. Eso dice Garamendi. Es tan sencillo. Tan obvio”. Porque la política va de eso, de trabajar y de posibilitar, de llegar a acuerdos haciendo renuncias y reforzando los avances. La política de todo o nada, o de destrucción del rival, no suma, y sumar es justo lo que necesitamos.

Sí, es un aviso

2021 también fue el año en el que el fútbol chino confirmó su apagón. “La Superliga, hace unos años polo de atracción de estrellas mundiales por sus desorbitadas fichas, ofrece hoy un panorama desolador de clubes históricos desaparecidos, salarios adeudados, estadios vacíos y cracks internacionales en éxodo”, escribe Adrián Foncillas en El Periódico de España, en un reportaje sobre la caída de un negocio insostenible con un consumo solo de proximidad. Y este aprendizaje tiene que ser un aviso también para el fútbol europeo, que sigue hinchando una burbuja insostenible sin querer aprender nada.

Correcto

Esta noticia de 2Playbook es estupenda: “El organismo de control publicitario del país británico ha prohibido dos campañas de promoción de ‘tokens’ del club ‘gunner’ al considerar que la ‘trivializa la inversión en criptoactivos’”. Es el primer aviso de este tipo que vemos después de asistir, especialmente desde la Eurocopa, a cómo en el mundo del fútbol se introducen las compañías que generan, por medio del ya famoso blockchain, “tokens” o cadenas de código exclusivas que adquieren los fans. El funcionamiento de este tipo de “merchandising” es el mismo y con las mismas empresas que luego ofrecen criptomonedas.

Un poco de vergüenza

Un poco de vergüenza con un montón de millones repartidos por bancos, paraísos fiscales y fundaciones, se lleva mejor. Pero, bueno, algo es algo: “Juan Carlos I se compromete a llevar una vida discreta cuando regrese a España” (El Periódico de España). Cada dificultad en la recta final de la vida de Juan Carlos I es una pequeña victoria de quienes ni robamos, ni engañamos, ni somos protegidos por los poderes del estado español. Pero tampoco tengo mucha confianza ni en la promesa del emérito ni en esa discreción porque antes de emigrar y muy discretamente, Juan Carlos I se pegó una vidorra de restaurantes de lujo en compañía de personas importantes.

Pero queda su herencia

Hay en la política española una especie de leyenda que cuentan personas con bastante conocimiento: es la historia de cómo un grupo de influyentes invirtieron en la creación de UPYD como contrapoder a PSOE y PP. La historia luego habla de cómo la apuesta cambió de color y la inversión se la llevó Ciudadanos, provocando la desaparición de los de Rosa Díez. Ahora, los de Arrimadas viven su último episodio mientras crece Vox. ¿Otro cambio de apuesta? Los naranjas desaparecen después de hacer una política paupérrima y haber cebado a la extrema derecha mejor representada por Abascal. Ya hay que ser torpe.

¿Es lo que queremos?

Mientras el mundo se prepara para vivir con el COVID, en China han decidido vivir sin él. Materializar esa gran diferencia solo puede lograrlo un régimen totalitario y una ciudadanía que acata sin rechistar cada confinamiento preventivo. Y si Europa y el resto del mundo tienen otra estrategia solo se explica por los derechos adquiridos a los que las sociedades occidentales no quieren renunciar ni temporalmente por culpa de una pandemia mundial. Esa es la realidad. Y del mismo modo que un gobierno represivo y de partido único es indeseable, la nula capacidad de renuncia de los individuos resulta poco recomendable.

Nula inversión, nula respuesta

La televisión tradicional está viviendo tiempos difíciles, de cambio de modelo de negocio, las plataformas han irrumpido con fuerza y aunque ya hay señales de estabilización también encontramos víctimas claras, como sugieren en el blog de El Androide Feliz: los canales de la TDT de las empresas privadas se han convertido en spam por el que pasamos cuando hacemos zapping. Una consecuencia totalmente lógica: a nula inversión, nula respuesta de la audiencia. Era lo que buscaban: concentrar toda la potencia de tiro en uno o dos canales. Pero la irrupción de las plataformas ha convertido la gran apuesta en una gran debilidad.

¿Y qué hacemos con ellos?

Don Mitxel es un clásico entre los tuiteros vascos y esta semana ha estado especialmente sembrado con tuits como este: “Qué tiempos estos de incertidumbre, donde no sabe uno si hacer caso a la ciencia o al tonto del pueblo”. No se me ocurre una manera mejor de resumir en una píldora el momento que nos está tocando vivir, en el que competimos, especialmente desde los medios de comunicación, con quien logra desinformar desde perfiles que deberían de generar desconfianza a quien se cruce con ellos. Pero no lo hacen, al contrario: hemos generado una sociedad que se fía de cualquiera.

Mariano Rajoy dio la talla

En su comparecencia en el Congreso de esta semana Mariano Rajoy dio la talla. La suya: no ha perdido su retranca ni su capacidad para que parezca, no que no se entere de nada, sino que nada fue con él. Por negar, negó hasta que su partido fuera condenado por lucrarse de prácticas corruptas, siempre con su estilo propio. El mismo que le sirvió para poner en evidencia la baja altura política de representantes como Macarena Olona, aunque también chuleó como si no pretendiese hacerlo a Gabriel Rufián. Y si no fuera porque estaba en el centro de aquel PP pestilente, uno hasta echa de menos a políticos como él.

Porque los nuevos referentes…

Y uno echa de menos a políticos como Rajoy, incluso aunque presidiese aquel PP de los sobre de Bárcenas, especialmente cuando lee a los que se suponen que son los nuevos referentes: “A la mayoría de los españoles les va bien en su bolsillo, pero creen que la economía va fatal. ¿Cómo es posible? Pues porque tenemos a los grandes medios y a economistas de derechas inventándose que todo va mal sólo para desgastar al gobierno de izquierdas”. ¿Cuándo miente Eduardo Garzón, cuando tira del “España va bien” para defender a este gobierno español o cuando dice que todo está fatal para atacar a cualquier otro?

¡Venga ya!

Me sorprende la fascinación que generan personajes como Elon Musk, con evidentes rasgos de sociopatía y que se han hecho millonarios como trileros de mucha monta. Lo que no me esperaba es que la revista Time le llevara a su portada como “persona del año”. ¿En serio? ¡Pero si Tesla vende su cuota de contaminación! ¡Pero si cada viaje al espacio por marketing resulta supercontaminante! ¡Pero si es un latiguero con sus trabajadores! ¡Pero si ha mentido este mismo año anunciando un robot imposible y lo ha hecho esta misma semana sobre su carrera espacial: “Me sorprendería si no aterrizamos en Marte dentro de cinco años” (Xataka)!

¿Qué ha pasado con Iván Redondo?

Esta semana me ha sorprendido para bien un reportaje en El Periódico de España sobre Iván Redondo y la teoría sobre cómo uno de los hombres más poderosos del gobierno central ha caído en desgracia, convirtiéndose casi en una caricatura. La hipótesis principal es la frustración mal gestionada que le generó saber que Félix Bolaños ocuparía el ministerio con el que contaba para sí y su equipo. Eso explicaría, según ese diario, sus intervenciones públicas (que le estarían cerrando las puertas de las empresas) y su insistencia en que Yolanda Díaz puede ser la próxima presidenta española, despreciando a Pedro Sánchez.

Emérito busca residencia oficial

Juan Carlos I va a volver a España y va a vivir en una residencia oficial del Estado. Es decir, pagada por toda la ciudadanía. ¿Podía ser de otra manera? Por supuesto, podía buscarse un piso en Madrid o un chalet en las afueras que dinero tiene de sobra. Pero para alguien que considera que tiene un país a su disposición porque, qué demonios, por algo Franco le nombró Rey de España, lo de la residencia oficial y el personal pagado, va de suyo. Igual que el periodismo cortesano: “La decisión de Felipe VI de retirarle su asignación anual hace imposible que Juan Carlos I pueda costearse una vivienda con sus propios recursos”, explican en EPE.

El del dinero “en maletas”

Me sorprende que precisamente en El Periódico de España argumenten que Juan Carlos I carece de recursos para pagarse un piso para una persona cuando en la misma web podemos leer que “Yves Bertossa recuerda que además de los 100 millones de dólares procedentes de Arabia Saudí el monarca ocultó otras transferencias de 1,9 millones, 5 millones y 2 millones abonadas desde Bahréin y Kuwait”, dinero que se transportaba “con maletas y en aviones privados que aterrizaban en la base militar de Torrejón”. Solo en “la Fundación Lucum, creada en Panamá, Juan Carlos I ocultó hasta diciembre de 2011 más de 75 millones de euros”.

Una repatriación negociada

La estancia de Juan Carlos I en Emiratos Árabes nos ha salido por un riñón, su regreso lo vamos a costear entre todas y todos y, por supuesto, “Felipe VI ha puesto en marcha una negociación con su propio padre para pactar las condiciones del regreso” y para ello “Zarzuela ha enviado a una persona de la máxima confianza de Juan Carlos I” (Vozpópuli). Porque donde esté el cara a cara que se quite el teletrabajo, sobre todo, cuando pagamos las y los de siempre. Lo que se ríe la jefatura de Estado de la ciudadanía es incalculable, como en este episodio que protagonizan un rey que no explica el origen de cientos de millones y su heredero.

Es una víctima

Si tuviera que escribir una novela sobre un rey jubilado, exiliado y millonario que ha ocultado su fortuna en un país lleno de lujos, lo describiría en albornoz, bebiendo whisky caro, rodeado de prostitutas aburridas y jugando con una pistola con incrustaciones de oro que le regaló su anfitrión. También lo imagino enfadado, quejándose de lo ingrata que es la gente de su país, que no valora lo que hizo, y echando la culpa al presidente del gobierno y a su pusilánime familia. Así, por ejemplo: “Los amigos del Emérito señalan directamente al presidente del Gobierno: ‘Sánchez no quiere que vuelva y Felipe VI no se impone’” (también en Vozpópuli).

Acreditado pero no juzgado

Ha quedado acreditado que Juan Carlos I, en el ejercicio de su cargo como jefe de Estado español, recibió cientos de millones de euros de amigos suyos, dictadores y hombres de negocio tremendamente ricos, sin que conozcamos los motivos. Ha quedado acreditado que escondió ese dinero en paraísos fiscales, por medio de fundaciones y empresas pantalla. Ha quedado acreditado que, sin explicación alguna, cedió una parte de la gestión de ese dinero a una mujer que luego le denunció. Ha quedado acreditado que Juan Carlos I usó testaferros y que varios amigos le han pagado una regularización fiscal. Pero nada será juzgado.