Hoy juega el Athletic en San Mamés. Se juega, en casa y a partido único, pasar a semifinales contra un equipo que el año que viene se llamará Real Madrid y parece que ha puesto los ojos sobre alguna de nuestras jugadoras. Y las entradas son ridículamente baratas (los socios no pagarán suplemento). Todo lo que no sea una gran entrada, presión desde la grada y empujar a las nuestras será una derrota. Una derrota como sociedad que no se cree la igualdad real, que cuando tiene oportunidad de demostrar que trata del mismo modo a hombres y mujeres no ejerce. Hoy toca ir a San Mamés. Y punto.
Iturgaiz habla claro
Carlos Iturgaiz es ese que va de tío enrollado que sigue hablando como en los 90, pero no como hablaba en el bar heavy, sino como hablaba en el Parlamento: “Batasunos”, “filoterrorista”… Si dice “la ETA”, me levanto y aplaudo. A esas expresiones trasnochadas tenemos que sumar declaraciones más actuales y directas: “Quiero que sepa la gente que ha votado a Vox que con Carlos Iturgaiz y con esta coalición vamos a defender muchas de las cosas que defienden ellos, y sin duda alguna que van a estar cómodos en la defensa de España”, tuitearon en En Jake. Más claro, imposible.
Y Federico lo sabe
La derecha cavernícola que en los 90 vivió su primer momento de esplendor tiene que estar encantada con el nombramiento de Iturgaiz. Federico Jiménez Losantos no ha tardado ni un día en darle la bienvenida en forma de entrevista: “Abascal es una persona maravillosa. No estamos juntos porque no quieren los de Vox”, dijo el del PP al que cobró del PP para montar su radio. En la Euskadi política, que nos conocemos todos, sabemos que Abascal e Iturgaiz fueron compañeros de sufrimientos. Eso es innegable y no puede dar pie a gracietas, y menos de quienes colaboraban en ese sufrimiento y el de todos.
Se le veía venir
Pero más allá de un pasado trágico compartido, la relación de Iturgaiz con la extrema derecha está muy actualizada. Arturo Puente recordaba en Twitter: “Por cierto que lo último relevante que hizo Iturgaiz en el Parlamento Europeo fue salirse de la disciplina del PP europeo para alinearse con Orbán”. La votación contra la sanción a Hungría por vulnerar los valores de la UE (por facha, vamos) fue controvertida y el grupo popular se partió en tres: algunos no acudieron, como González Pons, otros se abstuvieron (posición oficial) y tres, entre ellos Iturgaiz, votaron en contra de la sanción y a favor de la ultraderecha europea.
La herencia de Alonso
Pero el cambio en la foto del cartel no tiene por qué implicar grandes cambios internos en el PP vasco: Alfonso Alonso había ido reemplazando a personas con perfiles posibilistas por otras que hacen del cuerpo a cuerpo, la mentira (sí, mentira) y el odio (sí, odio) al sentimiento nacional de la mayoría de los vascos, su forma de hacer política. Perfiles que se adaptan sin problemas al de Iturgaiz, discursos que no diferirán en casi nada (salvo los “tics” de los 90) a los que pronunciará el de Portugalete. Ahora Alonso se va como un moderado, pero vino para cerrar la fase de Arantza Quiroga. Esa fue su carta de presentación.