¿Coherentes o cuñadetes?

Empezamos la semana de los cuñados: esos familiares que vienen a tu casa, incluso en tiempos de pandemia, a contarte lo que sucede como si fueran los que están bien informados. No son cuñados, necesariamente. Ni siquiera son familiares en muchos casos. Pueden ser de la cuadrilla (la familia que uno elige, o casi) o del trabajo, pero dicen cuñadeces. Dani Bordas pone en Twitter el ejemplo más claro que se me ocurre: “Meterse veinte en una casa en Nochebuena para criticar la gestión de la pandemia del Gobierno”. Eso es lo que va a suceder si, como el contagio, no lo evitamos. Hagámoslo.

También en el gobierno español

La batalla por ser el más cuñado en el gobierno español está difícil: tres secretarios generales de partidos, tres candidatos. Sánchez, Iglesias o Garzón son, cada uno en su estilo, un tipo de cuñado: el que siempre se sale con la suya y sonríe, el que te discute todo y el que cree que siempre tiene razón porque es más de izquierdas que nadie de los que se sienta a la mesa. Un consejo de ministros precioso, desde luego. Pero no todo son risas: Moncloa solo ha pasado su primer escollo, los PGE, y las tensiones internas saltan a la vista y a los nervios de sus protagonistas. Mal augurio para la alternativa al trifachito.

Cuando las cifras cuadraban en Madrid…

Más nos vale que el gobierno español logre sobrevivir, por malo que nos parezca (y nos lo parece) porque la alternativa la tenemos a simple vista en Andalucía o Madrid. Del sur sabemos poco cuando las cosas van mal, de la capital del reino lo sabemos todo porque Díaz Ayuso no tiene problemas en atraer los focos. Ahora conocemos que esta comunidad autónoma corrige sus cifras de contagios hasta con nueve meses de retraso y, por supuesto, siempre al alza. Así es más fácil que salgan las cuentas: en lo que llevamos de diciembre “cada día” (Eldiario.es) ha ido sumando hasta 1.761 contagios más a noviembre.

¿Quién quiere ser Bolsonaro?

Enfrentarse a los cuñados negacionistas tiene que ser muy fácil ya, con la vacunación a punto de empezar: se trata de elegir entre quién quieres ser, una persona que confía en la ciencia y es solidaria y por eso se vacuna, o un cavernícola como Bolsonaro que “dice que la vacuna de Pfizer podría convertir a los humanos en cocodrilos” (Vozpópuli). A estas alturas del año y la pandemia yo creo que podemos permitirnos decir eso de “chorradas, las justas” y parar los pies a Bolsonaro, a un familiar o a un conocido pesado que se ha dejado engañar o pretende engañar a los demás por su propia diversión.

Sábado y domingo cotizamos los demás

Lo peor es que, como recuerdan en Pymes y Autónomos, “no es solo algo de ‘la empresa española’ sino que lo vemos también aplicado en algunas administraciones que tienen que contratar personal temporal como educación o sanidad”. Se refieren a la práctica de contratar los lunes y despedir los viernes que la Seguridad Social quiere revertir. “Un problema endémico, que no ocurre en otros países de nuestro entorno. Y tiene que ver con la alta temporalidad que hay en el mercado laboral”. Y advierten: “Si no se arma bien la norma en lugar de contratar el lunes muchas lo acabarán por hacer otro día de la semana”.

Cómo entienden los fascistas la política

La política solo puede perseguir una cosa: el bien común. También en procesos transformadores como un nuevo país, el objetivo y el medio tiene que ser el bien común. Nada se consigue destruyendo, obviamente. Tampoco persigue el bien común ni consigue nada quien, en mitad de una pandemia, pide elecciones anticipadas. Este último es Santiago Abascal. A los del principio del párrafo todos los conocemos en Euskadi y ahora se permiten regalar lecciones sobre hacer país (por cierto, España) y cuidar a la gente a la que antes amedrentaban. Qué asco de año.

El plan de Madrid

El plan de Díaz Ayuso y la Comunidad de Madrid más que sanitario parecía político. Y lo sigue pareciendo ahora que empezamos a observar consecuencias que muchos esperábamos, por desgracia: aunque ha reculado y ha hecho más restrictivas sus medidas en Navidad, el desastre parece inminente al confirmarse como menos útiles de lo esperado los test de antígenos por los que apostaron en Madrid cuando ya despertaban muchas dudas. Pasadas estas semanas cada vez hay más voces que alertan de que la herramienta es incluso peligrosa, al no detectar muchos positivos asintomáticos que han seguido contagiando.

Si no quieres oírlo…

¿Podemos pedir a la nieta de Juan Carlos I que pregunte a su abuelo si el origen del dinero que saca de la tarjeta que le regaló es lícito? ¿Podemos reprochar algo a Victoria Federica de Marichalar? ¿Podemos reprochárselo por las veces que la prensa está aireando que se pasa por su real arco del triunfo las recomendaciones sanitarias? ¿O podemos liberarnos y pensar que la familia entera se lo ha buscado con esa sensación de impunidad que desparraman y esa acumulación de abusos? Y es más: ¿no sería Juan Carlos I el único culpable de esta situación y de que increpen a su nieta, la de la tarjeta “black”?

¿De la red o de la empresa?

Cuando oigo hablar del fin de Facebook siempre pienso en la red social, que desde hace un par de años emite evidentes signos de agotamiento pero sigue siendo indispensable para fines comerciales o políticos. La empresa, sin embargo, va viento en popa. Tanto que, en EE.UU., “la Comisión de Comercio de Estados Unidos demanda a la red social por monopolio” (El Independiente). Su posición dominante, después de comprar Instagram y WhatsApp, y hacerlas crecer, es indiscutible. Pero no es el único: Google, Apple o Amazon también se han agigantado, ¿poniendo en riesgo nuestra libertad de decisión?

Le Carré tenía razón

No se me ocurre mejor homenaje a John Le Carré que recordar, como Juan Tallón en Twitter, esta genial frase suya: “Téngame informado, pero no muy informado”. La información es necesaria, sin duda, y en esta pandemia estamos demostrándolo. Tanto como que un exceso de información deriva inevitablemente en una desinformación y, esta, en mentiras, bulos y patrañas que son aprovechadas por los populistas en la oposición (Euskadi, Alemania, Francia, España…) o en los gobiernos (EE.UU., Brasil, Hungría, Polonia…). Informar bien de lo importante es lo único que deberíamos exigir y exigirnos.

Madrid, en tres titulares

Estos tres titulares, publicados casi en días consecutivos en El Plural, son el resumen de un desenlace anunciado: “El fin del milagro de Ayuso: Madrid vuelve a los primeros puestos de incidencia del virus”. La propia Comunidad lo ha hecho público: “Madrid reconoce que el virus se ha disparado un 20% en una semana”. Pero parece que a la presidenta le da igual, ella va a seguir con su modelo: “Ayuso rechaza medidas más duras para Navidad mientras deja fuera de control el 40% de los casos”. ¿O acaso alguien creía de verdad que tomar medidas diferentes a las del resto de Europa era lo mejor?

El “tribunal sobrao”

Ya sé que hay sentencias en Euskadi, entre otros espacios, que obligan a los gobiernos a haber provisto a los servicios sanitarios y de emergencias de EPI u otras medidas de seguridad en plena pandemia, cuando, simplemente, no había acceso a ellas. Por eso hablamos de emergencia sanitaria y situación excepcional. Ahora, el Tribunal Supremo pide investigar esa gestión a nivel español porque se ve que los jueces (como los sindicatos) sí sabían dónde encontrar las soluciones. Igual que saben manejar como nadie lo de Catalunya, el gobierno en Nafarroa si no está UPN y rectifican a Estrasburgo.

ERC se aleja del 1-O

ERC está pagando un alto precio por su participación en el 1 de octubre catalán. Eso es innegable. Como lo es que, hasta que llegó la oscuridad de la justicia española, este partido intentaba quedarse fuera del charco al que empujaba a Puigdemont y su equipo. Aquello de traicionar a Catalunya por unas monedas quedará en el haber de quien lo dijo. Hoy, ERC es un partido precavido que “se desmarca del Consell per la República” (El Nacional), que elegirá a sus futuros representantes en una sesión constitutiva. La política es posibilista o no es. De igual manera que es coherente o no es política.

De ridículo en ridículo

La historia de que entra un hombre en una frutería catalana y, al pagar, se le cae el carné de Vox y el frutero responde enseñando el suyo, es en sí misma ridícula. Pero además es falsa, porque le ha pasado a tanta gente que lo ha contado en Twitter exactamente con las mismas palabras que, claramente, es un relato inventado y enviado a esos robots creados para difundir mensajes. Vamos, que la “anécdota” lo tiene todo: la fantasía típica de Vox y las trampas on-line típicas de Vox. Por cierto, el corolario del tuit es: “No hay duda, los de Abascal arrasarán en las catalanas”. Como todo, lo hará de manera virtual.

Un calendario “dirigido”

Cuando empezó la liga española de fútbol ya nos avisaron de un calendario dirigido, pero en esta España a todos se les va la mano: no ha acabado la primera vuelta de la competición y está claro que lo que hace el calendario es adulterarla. En la jornada 19 jugaban entre sí los 4 equipos que se enfrentarán en la Supercopa, pero no el Madrid con el Barcelona. Esa misma “casualidad” también se ha evitado en el sorteo del jueves con la excusa más chorra del mundo: que no hay campeón de Copa. Por eso, en vez de un sorteo puro… Separaron las bolas de Madrid y Barça. Menuda tomadura de pelo.

La batalla del relato

Isabel Díaz Ayuso se comportará como una irresponsable, vale, pero ha ganado la batalla del relato: ella mantiene abiertos los locales de hostelería de Madrid, ella construye un hospital (para bien o para mal) pero es el coronavirus el que “deja a la Puerta de Sol sin campanadas”. El entrecomillado es de Economía Digital pero cualquier medio hubiera titulado de un modo similar. Justo lo contrario a lo que hemos visto, sin ir más lejos, en la CAV, donde la culpa de los cierres es de Urkullu (algunos de los que se la echan en Nafarroa incluso apoyan a Chivite) y si los datos mejoran parece que es un milagro ambiental.

Y las que vendrán

Antes del coronavirus había tantas batallas del relato, casi, como debates. Y cuando esto pase (y pasará) volveremos a asistir a los combates. “Lo que vendrá tras los PGE: el Gobierno prioriza Eutanasia, Memoria y Vivienda”, leo en La Información, y pienso que los partidos señalados como conservadores por las bancadas que se consideran “la izquierda” (hayan hecho lo que hayan hecho antes) tendrán que meterse en el fregado. Porque en esos debates hay posiciones innovadoras e interesantes en todos los grupos y algunos tendrán que hacer más esfuerzo en exponerlas y exhibirlas.

Y Vox llama a tomar las calles

Lo normal cuando un partido llama a tomar las calles es que no pase nada. “La izquierda” lo ha intentado muchas veces pero todas las manifestaciones sindicales acaban con el mismo soniquete y, al final, la indiferencia de la sociedad. Pero cuando la extrema derecha es la que hace el llamamiento, como acaba de hacer Vox, el tema se pone peliagudo: porque la fascistada sabe a quién llama y qué es lo que hace. Aquí lo conocemos bien porque fascistas que mataban al que pensaba diferente llamaron durante años a tomar las calles y todo acababa oliendo a gasolina y llamando a cristaleros.

La excepción. Sí, claro

Si no fuera un tema grave me reiría sin disimulo ante quienes defienden que el franquismo en el ejército es casi un hecho aislado. Ellos sabrán por qué se engañan e intentan engañarnos. Pero por desgracia no parece que haya nada excepcional en esas camarillas de nostálgicos de la dictadura que vamos descubriendo: “Juan Chicharro, presidente de la Fundación Francisco Franco, es el principal impulsor del manifiesto de más de 270 exmilitares retirados”, en el que se alerta de “contra el deterioro de la democracia, la imposición de un pensamiento único y en el que se afirma que la unidad de España está en peligro” (Público).

200 millones

Cierro esta columna que, sobre todo, han protagonizado fascistillas de toda gradación, con el que puede mostrarles el camino de salida: Donald Trump. El presidente de EE.UU. saliente “en el mes desde su derrota electoral, ha conseguido recoger unos 200 millones de euros en ayudas políticas. Desde donaciones para pagar los gastos legales cuando trata de impugnar los resultados, hasta ayudas para los candidatos republicanos que todavía están luchando, o incluso para liquidar los pagos de su campaña electoral”. Trump y sus herederos ya no son peligrosos, quienes le dan 200 millones sí lo son.

Juan Carlos I se ríe de la Constitución

No puede ser una casualidad que un 6 de diciembre conozcamos que Juan Carlos I y su abogado han decidido presentar una declaración ante Hacienda para intentar regular el uso de tarjetas opacas (un eufemismo para hablar de la tenencia de cuentas con millones en el extranjero, ajenas a su asignación y control fiscal) y, de paso, eludir la cárcel como ya hicieron los Botín. Un español que sienta su país, y más un monárquico, debería de indignarse y cabrearse un montón con el hecho y la fecha, porque el nacionalismo de verdad se demuestra con la declaración de Hacienda, y no con golpes en el pecho.

Un buen día

Todos sabemos que Isabel Díaz Ayuso va por libre y que Pablo Casado siempre acaba preso de sus declaraciones y decisiones, pero el titular de Público precisamente en el día que conocimos esa declaración de Juan Carlos I para regularizar unas ganancias millonarias que ocultó tanto como usó, es para enmarcarlo: “Ayuso dice que ‘es un buen día para reivindicar la figura’ de Juan Carlos I y Casado se queda ‘con su legado’”. Para quienes vemos en ese rey y en esa constitución un impedimento para nuestro desarrollo nacional y personal, en efecto, es el mejor día. Para hablar de su “legado” todos los son.

Constitucionalistas como ellos

A los que el 6 de diciembre también les parece un día estupendo para reivindicarse como españoles y nada menos que en Catalunya es a los simpatizantes neonazis de Vox. Qué sorpresa, ¿eh? Pues en Barcelona estaban estos mozalbetes, escuchando cómo Santiago Abascal hablaba del golpismo de otros, a modo de guardia pretoriana con su parafernalia de esvásticas, cabezas rapadas y brazos en alto. Y la información, aunque aparezca en El Plural, no es un intento de manipulación de ningún medio rojeras o nacionalista periférico: en las redes sociales se han mostrado orgullosos de dónde estaban.

Sí, hay buenas noticias

Los cenizos y los del cuanto peor, mejor, pueden ir desfilando en el camino hacia el guano porque yo, personalmente, cada vez los soporto peor. Y como respuesta a su tozudez negativa pongo mi tozudez en airear las buenas noticias que encuentre: “La vacuna dará la estocada de muerte al coronavirus, pero quedan meses muy duros”, decía Salvador Illa y recogía Vozpópuli. No niego ese “pero” ni la certeza de que hasta que llegue la inmunidad que nos proporcione la vacuna vamos a pasarlo mal como sociedad y personalmente, pero tampoco voy a negar la puerta que abren esa vacuna, la ciencia y la inversión.

“Inaudito”

Aritz Aduriz se lo tomó con humor en Twitter, pero a mí me pareció una gilipollez como San Mamés de grande que en el Diario As calificasen como “inaudito” y remarcasen que “hasta el entrevistador se sorprendió” de que Ter Stegen hablase del delantero del Athletic como el rival más difícil de su carrera. Y eso que “el portero alemán ha jugado frente a todos los grandes delanteros de Europa”. Claro, porque el Athletic es un equipo de la periferia futbolística, y el guardián del arco del Barcelona solo puede nombrar a Cristiano Ronaldo. El fútbol necesita más a Ter Stegen que a quienes se sorprenden de sus respuestas.