La masacre de Israel sobre Gaza, igual que la invasión sobre Rusia, nos pilla lejos. Eso no significa que no podamos empatizar, que no podamos estremecernos ante su sufrimiento, que no nos cueste mirar la foto de Mohammed Jad Salem, que ha ganado el World Press Photo por su perfección técnica y su capacidad para describir lo que está viviendo el pueblo palestino. Gaza o Ucrania nos pillan lejos, pero hay quien es capaz de posicionarse con claridad meridiana con Israel y con Rusia. Y a esos que apoyan, justifican o, simplemente, por no condenar sus actos dan rodeos y buscan excusas, también se presentan hoy a las elecciones.
Quienes se ríen de las agresiones también votan
Por culpa de la campaña, esta noticia en El Diario, que es grave, ha pasado desapercibida: “La eurodiputada socialista Iratxe García denuncia pintadas cerca de su casa y que le rajaron las ruedas del coche”. Su denuncia fue posterior al ataque que recibió el exalcalde socialista de Ponferrada, Olegario Ramón. La MEP explicaba en X “que hace meses le rajaron todas las ruedas del coche cuando lo tenía aparcado delante de su domicilio, y que la pasada noche los contenedores han aparecido con mensajes como ‘puta’, ‘golfa’, ‘asco’ y ‘decepción’”. Esto es injustificable, ejerza quien ejerza la violencia. Y hacer mofa de ello también lo es.
Sí, es a todas y todos
Este titular en EPE también ha sido eclipsado por la campaña: “El PSOE se impacienta con la división a su izquierda: ‘Tienen que reflexionar, nos va mal a todos’”. Podemos y Sumar se presentan hoy a las elecciones con el mismo objetivo: ser el partido que quede por encima y, a poder ser, que logre uno o dos parlamentarios y que el otro no los saque. Un objetivo mucho más centrado en mejorar su propia vida y la de su partido, que en mejorar la vida de las y los ciudadanos. Y eso quien vota lo sabe, por eso van a obtener los resultados que vamos a ver esta noche. Podrán justificarlo como quieran, pero su baja política ha quedado a la vista.
¿Quién controla al controlador?
Esto de Rafael Rubio tiene que ver con las elecciones, pero no con las nuestras y, sobre todo, es especialmente interesante: “La comisión electoral india está ordenando a X eliminar contenido de partidos y candidatos de la oposición. X manifiesta públicamente su desacuerdo y baja el contenido. ¿Puede X controlar al controlador? ¿Y si no es así quién lo controla?”. A ver, la respuesta es muy sencilla: la justicia. Es decir: por medio de una sentencia firme y justificada será posible cerrar el grifo comunicativo, pero esta nunca puede ser una decisión política. Así que, aunque estoy de acuerdo con el fondo, que X actúe por su cuenta me inquieta.
Por desgracia, sí es posible
Si por algo me ha gustado siempre X es porque hay personas que de manera desinteresada te muestran enfoques estupendos, ponen palabras a lo que barruntas, te alegran el ratito con alguna idea sagaz o, simplemente, dejan caer frases extraordinarias casi sin querer: “Yo estoy tranquilo porque ninguna inteligencia artificial podrá sustituir nunca la estupidez humana”, tuiteaba el guionista portugalujo Raúl Díaz. Y aunque estuve tentado en darle la razón, me acordé de otro tuit que había leído la misma mañana: preguntada por el inicio de la guerra civil española, la inteligencia artificial culpaba al gobierno legítimo de enrocarse.