Andalucía vota hoy con algunas novedades: dos mujeres luchan en la izquierda por ser la que más fuerzas retiene, y tres hombres en la derecha han viajado a Andalucía como tres francotiradores para disparar sus mensajes y salir sin arrugarse el traje. En entornos más tradicionales, habrá que ver cómo resisten las grandes familias socialistas, cómo actúan los señoritos y qué pasa en Marinaleda, esa excepción comunista española. Su alcalde y líder no está en su mejor momento y el pueblo, uno de los más endeudados de la comunidad, podría empezar a buscar hoy su transición a la normalidad.
Así, no
La política es un trabajo que se hace remangado: tiene mucho más de laborioso que de artístico. Y a veces hay que mancharse, pero siempre tiene que ser lo mínimo posible: una campaña hecha con una sonrisa transmite optimismo y valores positivos, y demostrar pulcritud y excelencia, aunque se den por hechos, siempre suma. Al contrario, cuando las campañas cuentan con fuentes de descrédito y se hacen a cara de perro, puede que la novedad te dé votos, pero persistir te lleva al olvido. Así que el departamento de maldades de Ciudadanos es solo un síntoma negativo.
15.000 libros en “B”
Es la historia de un fracaso: todos los personajes y todos los capítulos se ven perjudicados por el fracaso. Más que una historia podría ser un tratado. Un tratado sobre el fracaso, claro: fracasa el libro sobre el ascenso de Rajoy hasta llegar a Moncloa, fracasa el sistema que permite a un partido político manejar decenas de miles de euros de “dinero negro” en España, y fracasan hoy Aznar, Rajoy y Bárcenas, aunque en 2004, momento en que el tesorero gastó 88.000 € para comprar 15.000 copias del libro sobre el que iba a ser sustituto de Aznar, estaban en la cumbre.
¿Es necesario?
Sigo sin encontrar sentido a que la RAE se ponga a definir tecnologías cambiantes ni, mucho menos, una red social que puede dejar obsoleta su descripción en la siguiente actualización. Pero lo hace. Más valioso me parece estar al tanto de lo que publican Javi Sánchez y otros redactores como él, acostumbrados a escribir para que leamos en una pantalla (que tiene más mérito del que parece), con olfato para los temas que más interesan a una generación informada y conocedores del famoso “código” que Internet ha modificado: hay modismos y retóricas nuevas que sí necesitan definición.
Un carné por puntos… Para la vida
No creo que la vida se pueda regular con puntos de buen ciudadano, ni mucho menos me parece oportuno que lo haga un estado según su enfoque. Imagínense lo mal calificados que podrían estar los nacionalistas catalanes cultos, educados y civilizados, y lo bien puntuados que podrían estar los “buenos españoles” que se manifiestan en defensa de lo que aún hoy es patrimonio nacional: la tumba de Franco. Pues en China pasa: hay cada vez más experimentos locales para poner en marcha finalmente un sistema por puntos que da y quita derechos y privilegios.