El enemigo es la verdad

Cuando “Anticorrupción investiga a Vox por financiación irregular” (El Independiente), ¿qué hace el partido de Abascal? Echar las culpas a su mayor enemigo: “Regalarle un palacete al PNV sí es irregular”, ha dicho en el Congreso José Antonio Fúster. Claro que sí, majete. Todo el mundo sabe que en una guerra el primer enemigo abatido es la verdad. Lo saben bien Trump, Musk, Vance y Rubio. Lo sabe Putin y lo sabe Orban, presidente del país del que vienen las donaciones (más de cuatro millones y medio de euros) que los de Vox “podrían haber obtenido” “de forma fraudulenta”. Huchas (como las de “los presos”, qué casualidad), aparte.

Más claro, imposible

El arranque de Mario Saavedra en EPE sobre el rearme de Europa es de lo mejor que he leído. Ahí va: “Europa vive un cambio de paradigma. De una visión del mundo multilateralista y basada en los intercambios comerciales y diplomáticos está pasando a marchas forzadas a otra basada en las garantías de seguridad y la disuasión militar. ‘No podemos ser un herbívoro en un mundo de carnívoros’, en palabras del ex jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell. Eso se está plasmando en una plétora de planes acelerados para mejorar las Fuerzas Armadas de los 27 y para relanzar la industria armamentística en la UE”.

Son abusones

A Trump, a Musk, a Rubio y a Vance hay que tratarlos como lo que son: matones en el patio del colegio. Por supuesto, hay que tener cuidado con ellos, porque entre los cuatro te pueden pegar una paliza si te pillan solo. Pero si nos juntamos los que tenemos conciencia colectiva (esto es, Europa sin los extremistas de izquierdas ni de derechas), podemos hacerles frente. La “conversación” en X de Rubio con Radoslaw Sikorski, en la que se metió Musk (el ministerio de Exteriores polaco es cliente suyo vía Starlink, ni ese respeto le tuvo) es el mejor ejemplo de qué son y de qué es lo mejor que podemos hacer: ser valientes y aprender a boxear.

No estamos solos

Europa tiene que dejar de ser el herbívoro entre los carnívoros, estoy de acuerdo. Tiene que tomar decisiones para fortalecerse y no depender ni energética ni militarmente de terceros. Pero sería un error aislarnos porque no estamos solos y porque sí hay países que quieren hacen suyos también nuestros valores: parece que Mark Carney hará continuismo del que suma y mantendrá la idea de Justin Trudeau de que Canadá camine junto a Europa. Empecemos a hablar claro: hay un bloque de los buenos, sí. Y este bloque necesita herramientas para defenderse, se llamen como se llamen.

Groenlandia vota hoy

Nos resulta fascinante pero apenas sabemos nada de Groenlandia. De hecho, a muchos les pillará de sorpresa que hoy haya elecciones en la isla. En Newtral explican que la ciudadanía elegirá este martes a las y los 31 representantes que forman el parlamento en un clima muy raro, más allá del calentamiento global: EE.UU. quiere hacerse con Groenlandia pasándose por el forro los acuerdos internacionales (y luego oiremos que no tenemos motivos para defendernos). Hasta ahora ha gobernado una coalición socialdemócrata, pero los independentistas y la extrema derecha tendrán, más que nunca, algo que decir.

Oskar Matute miente

La labor de un periodista es controlar al poder. Y nadie personifica mejor el poder que un político que lleva entre escaños desde antes de que el uso de Internet se popularizase. Y que lo logra, y a los hechos me remito, mintiendo. No es cierto que ni el PNV, ni ERC, ni Junts, ni la CUP, recurran la ley de vivienda por “intereses especulativos”. En los intereses del PP no me meto, no me interesan. Pero los partidos nacionalistas catalanes y el vasco sí han señalado la invasión competencial (el BNG se abstuvo por lo mismo). Pero a Matute la realidad le estropea el tuit: la ley de vivienda, de momento, solo ha subido el precio del alquiler.

Una más

Otra que dice lo que le da la gana con una firmeza que sorprende y a la que su parroquia quiere muchísimo es Esperanza Aguirre: “Tras cargarse la agricultura, a los socios comunistas de Sánchez les toca ir a por el turismo, con medidas intervencionistas que provocarán la crisis del sector”, asegura en su artículo en The Objective contra la última “aberración”, según ella, “de la dichosa Agenda 2030”. ¿Qué diferencia a Aguirre de otros que pasan de los argumentos de los demás para colocar el suyo, y que salga el sol por Antequera? Nada. Y a las y los supporters de una y de otros, tampoco les diferencia nada. Ya, ni el precio de la ropa.

Sigamos hablando de millonarios

Por muy desahogada que se la situación de nuestros personajes anteriores, no es comparable con la de “las personas más ricas del mundo en 2024”, que muestran en Xataka en un gráfico. Curiosamente, “Francia acapara las dos mayores fortunas del mundo, tanto en hombres, como en mujeres”. Y como muestra de la mierda de capitalismo que gastamos, encontramos esta otra afirmación: “Sus fortunas van estrechamente ligadas a la cotización de las empresas”. Productos de lujo y empresas tecnológicas son las más rentables, está claro. Por lo menos, en bolsa. Los nombres, los de siempre: Musk, Zuckerberg, Bezos, Bill Gates, Warren Buffett…

Un nuevo orden mundial

Si crees que en el futuro no vas a conducir un coche eléctrico chino es que tienes mucho dinero (y te lo comprarás fabricado en otro país) o que no sabes hacia qué dirección camina el mundo. Pero no serán solo los bienes a los que tendremos acceso: “Borrell considera que la era del dominio occidental ha tocado a su fin”. Y estoy bastante de acuerdo: EE.UU. vive en una autarquía gerontocrática alejada del resto del mundo; los gigantes como China o India cada vez son más grandes, alimentándose de África, como hicimos en Occidente pero sacando más jugo; y los árabes tienen dinero suficiente para comprarse el mundo. ¿Qué hará Europa?

Y el de siempre

Mucho más que cualquiera de las anteriores me ha preocupado esta pequeña noticia en Yahoo! (que sí, sigue abierto): “Nueva Zelanda se dispone a eliminar la primera prohibición mundial del tabaco”. El nuevo gobierno va a revocar la que era una de “las normas antitabaco más estrictas del mundo, que debían entrar en vigor en julio” y que prohibía “la venta a los nacidos después del 1 de enero de 2009”. La medida era drástica, estamos todas y todos de acuerdo, pero el objetivo era bueno, estamos todas y todos también de acuerdo. Y la prueba, necesaria para el resto del mundo. Pero los lobbies de siempre no fallan.

Pesadas y pesados de concurso

La final del concurso “Ya te lo explico yo porque tú eres tonto” está muy reñida. A ella han llegado las y el más inteligente, las y el que todo lo sabe, las y el que todo lo ve con claridad, las y el que puede opinar sobre cualquier cosa porque tiene un bagaje vital y una superioridad intelectual fuera de toda duda: Pablo Iglesias, Pilar Rahola e Irantzu Varela se han puesto manos a la obra para explicarnos desde sus tribunas digitales qué supone el bofetón de Will Smith a Chris Rock, para iluminarnos, para marcarnos el camino de lo que está bien. Mañana resolverán lo de Ucrania y el viernes, por fin, la huelga del transporte.

No estoy de acuerdo pero me parece bien

Aunque no esté de acuerdo me parece bien que haya personas que piensen que la solución a la invasión rusa sobre Ucrania es la rendición del país invadido. La masacre, seguramente, se pararía rápidamente pero, ¿qué pasaría después? Al respecto, Josep Borrell respondía a Manu Pineda, eurodiputado de IU, de este modo: “Piense bien esta frase: ‘No enviemos armas para no prolongar más la guerra’. Cuando dejemos de prolongarla, ¿cómo se acaba?” (El Huffington Post). Insisto: quienes opten por la rendición que lo digan claramente, sin taparse, pero que lo hagan también asumiendo las consecuencias hoy y mañana.

La guerra en el PP

La historia de los mensajes en WhatsApp de Miguel Ángel Rodríguez a Pablo Casado en los que el primero llama al segundo “hijo de puta” y “mierda”, para concluir: “Me has demostrado ser mala persona”, me interesa bastante menos que la filtración de los mismos a El Mundo solo unos días antes de que Casado deje paso, por fin, a Núñez Feijóo. En mi opinión, todo apunta a que el jefe de gabinete de Isabel Díaz Ayuso ha sido la fuente porque, ¿qué gana cada bando con que todos conozcamos esta historia en este momento? A Rodríguez su reputación ya le da igual, pero mostrar su arsenal hasta a Núñez Feijóo antes de que entre sí le importa.

¿Qué queremos?

Tenemos que rescatar a la hostelería, al sector del Transporte, una Sanidad de primera división, una Educación con los mejores medios, un funcionariado muy bien pagado y, al mismo tiempo, una rebaja en los impuestos porque está todo muy caro. Pues aunque no esté de acuerdo con las formas de Carmen Baños, sí lo estoy en el fondo: “A todos los q pedís la bajada de los impuestos, deciros q los Reyes Magos son los padres” (sic). Tiene razón la diputada socialista con su tuit: no podemos actuar como ciudadanas y ciudadanos infantiles y cándidos, que creemos que lo que pedimos no tiene coste.

Para promesas, estas

No es menos cierto que vivimos tiempos muy extraños y que la sociedad está muy, muy cansada. Y aferrarnos a ilusiones es una vía de escape perfectamente legítima. También lo es convertir esa ilusión en candidez, pero esto ya tiene sus consecuencias: la policía ha desmontado una especie de escuela de inversiones en criptomonedas con rasgos evidentes de estafa piramidal, pero sus cabecillas siguen activos en sus redes sociales (y prometiendo que volverán), las mismas desde las que captaban a menores que iban haciendo inversiones progresivamente y en las que alardeaban de buena vida, como suele pasar en estos casos.

Por la libertad de prensa

Es muy difícil justificar e incluso explicar que el periodista Pablo González siga detenido y, además, aislado (ni su familia ni su abogado han podido ponerse en contacto con él) en Polonia bajo la acusación de ser un espía ruso. Aunque lo fuese no sería aceptable un trato así en un país europeo, ni siquiera en la Polonia más filofascista que hemos conocido. La condición de periodista de Pablo González lo agrava todo, porque su retención atenta, además, contra la libertad de prensa de un modo innegable. Todas y todos los que ponen trabas a la difusión de la información, sin excepción y con la excusa que sea, forman parte del mismo bando.

La noticia

Si ayer no se hubiera cumplido un mes de la detención de Pablo González la noticia con la que abriría esta columna, sin duda, sería esta: “La Justicia decreta el embargo del sueldo de Espinosa de los Monteros por no pagar las obras de su chalet de lujo. El Supremo le condenó a pagar 63.183 más intereses y las costas del juicio el pasado diciembre y aún no lo ha hecho” (El Plural). Ahí tenemos al de Vox, hablando en la tribuna de “la España que madruga” y negando en su propia casa el pago por las obras a quien las acometió. ¿Doble moral? Me temo que no, que su moral es una y única, y la exhibe con sus actos.

No hemos aprendido nada

¿Prefiero pagar el gas estadounidense más caro que el ruso? Sí, sin duda. No quiero nada con Putin ni con otros como él. También preferiría pagar más por las mascarillas y otros productos manufacturados, por ejemplo, y no depender de la dictadura china. Y preferiría hacer un gasto de recursos petrolíferos más comedido, es decir, viajar menos, y no depender de sultanatos y emiratos. Pero parece que me quedo solo y que la ciudadanía no está dispuestos a sacrificios para debilitar a los sátrapas: según Borrell en El Independiente, “el acuerdo nuclear con Irán es cuestión de días. La consecuencia será que habrá más petróleo en el mercado”.

Valentía

Es lógico que miremos a Ucrania: es un conflicto en territorio europeo y es una invasión en la que se ha truncado la vida de millones de personas cuyo día a día podía ser el nuestro. No tenemos por qué sentirnos culpables por empatizar más y que lo hagamos no niega la existencia de otros conflictos, de otra población que sufre ni de otros actos heroicos: la periodista Imane Rachidi nos mostraba en Twitter unos segundos de la manifestación de “niñas, mujeres, hombres jóvenes valientes arriesgándose a salir a la calle contra los talibanes en Kabul por la prohibición a las niñas de ir a la escuela en Afganistán”.

Todo mal

Sé que la torta que Will Smith a Chris Rock durante la gala de los Óscar está mal. Sé que hacer chistes sobre un problema que ha hecho sufrir a una persona, en este caso, Jada Pinkett Smith, no está bien. Sé, porque lo he leído, que el enfrentamiento entre Rock y Smith no empezó ayer. Estoy seguro de que la mujer de Will Smith puede defenderse sola. También sé que quien defiende a los suyos incluso arriesgando su propia integridad o imagen no merece mi crítica. Y sé que el de los límites del humor es un debate complejo. Por eso, al contrario que la mayoría en Twitter, no tengo una posición definida ni la defiendo como me fuera algo en ello.

Borrell, así, sí

En el sexto día de una guerra a las puertas de casa descubrimos la madera de la que están hechas algunas personas que no sé yo si han pasado frío alguna vez en su vida: Josep Borrell se destapó con un discurso duro, contundente y certero, con frases que pueden quedar para la historia, como esta que tuiteaba Pablo Suanzes: “Nadie puede mirar de lado cuando un potente agresor agrede sin justificación a un vecino débil, nadie puede invocar la resolución pacífica de conflictos, ni poner en igualdad al agredido y al agresor. Nos acordaremos de quienes en este momento solemne no estén de nuestro lado”.

Otros nos sorprenden menos

Borrell me sorprendió por lo que dijo y por cómo lo hizo. Quienes no me sorprendieron fueron los europarlamentarios Pernando Barrena, que puso de perfil a su partido, una vez más, o Miguel Urbán (Anticapitalistas), que votó en contra de la moción de condena a Rusia por su invasión sobre Ucrania. También se abstuvieron Sira Regó, Manu Pineda (de IU). A este ramillete tan poco recomendable en tiempos de guerra, como en tiempos de paz, podemos sumar al apoderado de Podemos en las Juntas Generales de Bizkaia que se presentó en una manifestación institucional contra esta guerra con una camiseta con simbología de la URSS.

Y no se sonroja el tío

Miguel Urban decidió ahondar en su miseria y cascarse un vídeo de más de dos minutos intentando justificar su voto en contra a la moción en el Parlamento Europeo. Básicamente, no dice nada salvo repetir “imperialismo” y “antimperialismo” (en 2022, sí), y en el que intenta equiparar a Rusia con la OTAN y la UE. Pero el momento más hilarante es cuando se atribuye ser heredero de los socialistas que hicieron frente a las invasiones solo unos minutos después de haber votado en contra de señalar a Rusia como un estado agresor. Los de las lecciones morales, al final, están resultando una banda de inmorales.

¿Qué más tenemos que ver?

¿Qué más tenemos que ver para que algunos se den cuenta de que esto va en serio, de que Rusia está atacando a la población civil, de que los misiles vuelan, explotan y matan, y de que hay personas (por llamarles de alguna manera) que dan esas órdenes y que aprietan los botones? ¿Y a esos cómo los paramos, con abrazos, dándoles la razón y señalando a la OTAN? Por suerte son pocos los insensibilizados ante crónicas como Dan Rivers, de la británica ITV News, que fue uno de los primeros que mostró en Twitter (a los que se marcan el rollo “antitodo” ya no les hace falta ni ver la tele) la devastación en Járkov.

Nos olvidamos de las pandemias y de la guerra

Este tuit de Jordi Molina tiene varios días pero me he resistido a dejarlo pasar pese a la acumulación de noticias: “Qué irreal nos parece la invasión a gran escala de un país. Los humanos hemos confiado la imaginación a la ficción. Nuestra falta de imaginación en el mundo real es solo consecuencia de haber olvidado la historia”. Olvidamos las pandemias y aparecieron los antivacunas, que siguen haciendo el ridículo pese a lo que llevamos viviendo desde 2020. Olvidamos las guerras y aparecen los que niegan la realidad de que este conflicto hay que ganarlo porque si no, lo hará el mal, como también dijo Borrell el martes.