Yo, también

Leo en Público que “políticos, asociaciones y ONG denuncian la situación de Pablo González cuando cumple un año de prisión en Polonia”, y solo puedo sumarme. La situación del periodista es improrrogable e insostenible. Incluso aunque las sospechas se conviertan en acusaciones y estas queden probadas (cosa que dudo), el año en prisión que González se ha comido no tiene ninguna explicación, y que la diplomacia española se haya mostrado tan timorata y lenta no tiene ninguna justificación. Pero ya no es una cuestión de los estados: Europa es la que no puede permitir ni permitirse una retención como la que estamos viendo.

La táctica del mediocre

La del ventilador de mierda es la táctica del mediocre, de quien no tiene nada que aportar y desvía la atención arrojando guano sobre las aspas a toda leche para que salpique y huela mal. Es lo que hace Díaz Ayuso (es lo que hacen especialmente las y los de Bildu en la CAV) cuando sugiere que es Sánchez el que tiene que probar que no tiene nada que ver con el escándalo de los diputados socialistas que lideraba “Tito Berni”. La presidenta de Madrid se permite el lujo de lanzar una acusación al aire, metiéndose cual Revilla en ámbitos más allá de su comunidad, y recibiendo el aplauso de una caverna en la que se ceban los monstruos.

Y ahora, que lo expliquen

Isabel Díaz Ayuso no puede señalar a Sánchez gratuitamente. Pero el PSOE no puede hacer mutis por el foro: lo que estamos sabiendo de los diputados que lideraba Juan Bernardo Fuentes, al que la presidenta madrileña se refería como “Tito Berni”, tiene que empujar a alguien a dar la cara. No sé si a Sánchez, pero sí a alguien que tenga mando en plaza en el grupo socialista en el Congreso, por lo menos. Si la del ventilador es la táctica del mediocre la del avestruz lo es del cobarde. Y si no sales y hablas otros lo harán por ti. En el PSOE sabrán a qué esperan y por qué. Es posible dar la luz sin encender nada más.

El contador de la vergüenza

Se le achica el espacio a la izquierda en España: un escándalo de sus diputados no facilita la salida electoral al PSOE. Y el goteo de la vergüenza (600 rebajas de pena, según República) provocado por una interpretación rancia de la conocida como ley del “solo sí es sí” asfixia a Podemos, que está siendo percibido como un partido demasiado orgulloso para ser eficaz. Lo que no resta importancia, y no dejaré de insistir en ello, en lo cavernarios que son algunas y algunos jueces en España, que están prestándose a hacer una interpretación contra la igualdad y la seguridad por perjudicar a un partido y un gobierno.

Para tomar nota

Si Canadá impide “a partir de este martes el acceso a TikTok desde móviles oficiales” por algo será. Ni pongo el ventilador, como Díaz Ayuso, ni soy un cavernícola, como algunas y algunos jueces: es que la propia China limita el acceso a la herramienta a toda su población y EE.UU. tampoco quiere que en los móviles de sus representantes (congresistas y senadores) esté la aplicación. Es evidente que no nos fiamos de la herramienta por la cantidad de tiempo que nos hace perder, porque difunde contenido incluso peligroso y porque no está claro quién ni para qué recibe la información que los usuarios generan con su actividad.

Seis meses

“Hoy se cumplen seis meses de la detención de Pablo González. Y la situación apenas ha cambiado: sigue sin poder hablar con su familia y Polonia no respeta sus derechos básicos”. Que alguien haya tenido que escribir este tuit es, sencillamente, incomprensible. El periodista, retenido desde que intentó acceder a Ucrania para cubrir la invasión rusa sobre este territorio, sigue retenido y, de momento, no sabemos ni de qué se le acusa salvo una referencia general, nada concreta, al espionaje. Tampoco sabemos por qué o por quién ha quedado neutralizada la diplomacia. Solo sabemos que una situación injusta se prolonga.

140 escaños

Núñez Feijóo tiene clara su estrategia y le está saliendo bien: quiere presentarse como voto refugio de los desencantados con Vox (y le está achicando el espacio con facilidad, sorprendentemente) pero también de los votantes moderados en España (y lo está haciendo compatible con lo anterior sin dificultad). Frente la imagen del gobierno español, echado en brazos de dos elementos desestabilizadores como son Bildu y ERC, que se proyecta además contra un futuro preocupante, quiere ubicarse el del PP. De momento, las encuestas el respaldan con 140 o 142 escaños, según República.

“Una auténtica tomadura de pelo”

Veo que el consenso es generalizado: o estás en el ajo, te llevas cacho y el evento Mundo Crypto te ha parecido poco menos que una revolución, o eres una persona normal y ves y describes la charlatanería, como ha hecho Analía Plaza para El Periódico de España. Básicamente, el evento fue una venta de producto, en este caso, cursos de formación para invertir en bitcoins y similares. Todo ello disfrazado con tecnología que no funcionaba y charlas que buscan la algarabía en nombre de la libertad y lo descentralizado, pero que aportaban, según el relato, pocos datos y menos casos de éxito concretos.

Habrán aprendido de España

No me sorprende nada que en Marruecos no hayan visto las imágenes de su rey en París como si acabase de salir de Gogorregi el último sábado de Aste Nagusia a las cinco de la mañana después de haberse bajado una botella de “Plata o Plomo”. No esperaba otra cosa en una monarquía absolutista que ha dado varias muestras de despreciar a su población. Pero, vamos, que Mohamed VI, no ha hecho nada que no estuviera inventado: en una democracia se supone que plena Juan Carlos I ha sido bien tapado por la prensa de su país hasta fechas muy recientes. Y lo que nos quedará por ver y no veremos, como en Marruecos.

“Escritos panfletarios”

Precisamente del extranjero tienen que venir estas calificaciones al historiador revisionista Pío Moa. Su reciente entrevista en Le Figaro ha provocado que “100 catedráticos franceses especializados en la historia de España” hayan expresado “su consternación” por lo publicado en el periódico. “Nunca imaginamos que un discurso así pudiera ser retransmitido de esta manera por el diario más importante”. “Pío Moa es poco más que un polemista obsceno”. Y sus tesis (con las que vende muy bien sus libros o “escritos panfletarios”) “no son nuevas y no hacen más que repetir la propaganda oficial de la dictadura franquista” (Nueva Tribuna).

Seis meses

Sí, la invasión de Rusia sobre Ucrania dura ya seis meses. Seis meses de horror, de muertos, de hombres y mujeres que cambiaron sus vidas para coger un fusil y defender su ciudad o su pueblo metro a metro o, en el mejor de los casos, que pudieron abandonarlo todo y refugiarse en un país en el que no conocían a nadie. Seis meses llevamos, también, de subidas de precios por la guerra o por la jeta. Y seis meses son ya los que soportamos de lecciones de quienes no distinguen entre un fascista y un comunista, o de que nos intenten colocar propaganda quienes antes nos daban lecciones de periodismo. Y lo que nos queda.

Que los disparos sean a portería

Creo que acierta Volodímir Zelenski al permitir el reinicio de la liga ucraniana de fútbol justo cuando se cumplen seis meses de la invasión rusa. Si el deporte más seguido del mundo sirve, muchas veces, para explicarnos, esta vez será útil para que el mundo vea estadios vacíos, a equipos ucranianos jugando de locales fuera de sus fronteras en competiciones europeas, o a conjuntos que, directamente, están desplazados permanentemente o no pueden competir. Esa normalidad forzada muestra a un país que quiere avanzar plenamente mientras Rusia, literalmente, torpedea sus intenciones de cotidianeidad y progreso.

Nos dejó desnudos

La amenaza nuclear de Vladímir Putin sobre nuestras cabezas se mantiene pero no queremos pensar en ella. Convivimos con un matón de patio de colegio que tiene comprados a los chivatos y se mete con quien le apetece. Pero no solo lo tenemos de vecino en Europa: le estamos haciendo rico por nuestra dependencia de las materias primas rusas. Y las alternativas son otros sátrapas o dictadores, aunque se hagan llamar emires y jeques. Es cierto, por desgracia, lo que leemos en República: que la invasión rusa sobre Ucrania nos ha desnudado como continente y que ha dejado “en evidencia los principios democráticos de Europa”.

No solo Rusia

Rusia es el agresor y el enemigo. Quien no tenga clara esta idea tan sencilla o está gravemente desinformado o intenta que lo estemos los demás. Pero no es el único estado que hace las cosas mal. Ya hemos hablado de la dependencia energética y de los peligrosos amigos de Europa a cambio de recursos y materias primas, pero dentro de la propia Unión también hay enemigos de los valores que, supuestamente, defendemos entre todas y todos: “La justicia polaca prolonga por segunda vez la prisión provisional del periodista Pablo González” (Público). El periodista navarro lleva ya 175 días retenido.

Pues que se tome una a mi salud

Pablo González, detenido en Polonia cuando iba a hacer su trabajo como periodista en los primeros días de la invasión rusa sobre Ucrania, y Eduardo Inda sigue recibiendo dinero para lanzar sus mensajes desde su página web, a la que algunos, especialmente en el PP, llaman medio de comunicación. Página web en la que publican mierdas como esta: “Monedero se pone fino de cervezas en Benicàssim mientras Castellón es arrasada por los incendios”. Y a mí, ¿qué? El fundador de Podemos ha estado en el Rototom, el festival de música reagge, y se ha tomado unas cervezas. ¿Y? Mal hace quien contrata a Inda o publicidad en su web.

En el día de la Libertad de Prensa

Ayer celebramos, o algo así, el Día Mundial de la Libertad de Prensa. Y lo hicimos en Euskadi con un periodista, Pablo González, detenido en Polonia cuando se dirigía a Ucrania a hacer su trabajo: informar. Un periodista al que acusan de espionaje sin que conozcamos pruebas. Por no saber, no sabemos ni de qué se le acusa exactamente. Un periodista que apenas ha podido ponerse en contacto con su familia o su abogado. Un profesional que lleva años cubriendo conflictos y contándolo en los medios que han creído en su trabajo y su forma de narrar lo que sucede. No hay ni habrá libertad de prensa con periodistas detenidos por serlo.

Hitler tenía sangre judía, según Rusia

Gracias a que hay periodistas, precisamente, y por discutida que haya sido la entrevista a Lavrov en Italia, hemos sabido que “el ministro de exteriores ruso aseguró que Hitler tenía ‘sangre judía’ para equipararlo con Zelenski” (Nius). Es cierto que en tiempos de guerra todo vale, pero no todo tiene que funcionar al intoxicador. Sergei Lavrov está en su derecho de decir chorradas, de provocar y de intentar justificar una invasión injustificable en todo punto. Y nosotros estamos en nuestro derecho de señalar el exceso, a quien lo pronuncia y a también a quien se atreva a jalearlo y amplificarlo.

“Hasta ahora” eran “secretos”

La del espionaje a políticos vascos, catalanes y, ahora también, españoles, no es una buena película. Es una peli de espías, sí, pero una “españolada” de las que contribuyeron a crear y utilizar el adjetivo. La afectación de Rufián, Aragonés o Inarritu me sobran, como cualquier postura engolada que, cosas de hacerse viejo, cada vez soporto menos. Y el momento elegido por Moncloa para anunciar que Pegasus también es el software con el que habrían espiado desde fuera de España a Sánchez o Robles, simplemente, es lo que parece: una pantomima. Igual que lo es la justificación de por qué lo han hecho público esta semana.

Entonces, ¿para qué lo dices?

Si el gobierno español no quiere que conjeturemos sobre quién ha podido espiar desde fuera al presidente del gobierno y varias ministras, que no cuente que han sido espiados pero que no conocen por encargo de quién. Y si lo hacen, por supuesto, podemos elucubrar hasta acabar pensando que cualquiera con dinero habrá podido hacerlo, también desde España. ¿Por qué no? La explicación más lógica que he leído ha sido un hilo en Twitter en el que el autor señalaba a Marruecos, pero, ¿quién sabe? Y además: ¿qué más da? Lo que más importa, sin duda, es quién mando espiar desde el gobierno español a políticos fuera de él.

No hay suscriptores para seguir creciendo

Es evidente que todo lo que sube baja. Y es lógico que las curvas de crecimiento no se sostengan siempre. Era perfectamente esperable que Netflix o Spotify, simplemente, dejaran de sumar personas suscriptoras en algún momento para empezar a perderlas. Pero en este mundo dominado por una economía virtual voraz, el funcionamiento normal puede convertirse un severo castigo. Y la pérdida de valor, que nadie lo olvide, afecta más a quienes tienen metidos ahorros en acciones llamados por la burbuja tech pero con muchos menos recursos que otros (los que nunca pierden) para mover su dinero.

Por la libertad de prensa

Es muy difícil justificar e incluso explicar que el periodista Pablo González siga detenido y, además, aislado (ni su familia ni su abogado han podido ponerse en contacto con él) en Polonia bajo la acusación de ser un espía ruso. Aunque lo fuese no sería aceptable un trato así en un país europeo, ni siquiera en la Polonia más filofascista que hemos conocido. La condición de periodista de Pablo González lo agrava todo, porque su retención atenta, además, contra la libertad de prensa de un modo innegable. Todas y todos los que ponen trabas a la difusión de la información, sin excepción y con la excusa que sea, forman parte del mismo bando.

La noticia

Si ayer no se hubiera cumplido un mes de la detención de Pablo González la noticia con la que abriría esta columna, sin duda, sería esta: “La Justicia decreta el embargo del sueldo de Espinosa de los Monteros por no pagar las obras de su chalet de lujo. El Supremo le condenó a pagar 63.183 más intereses y las costas del juicio el pasado diciembre y aún no lo ha hecho” (El Plural). Ahí tenemos al de Vox, hablando en la tribuna de “la España que madruga” y negando en su propia casa el pago por las obras a quien las acometió. ¿Doble moral? Me temo que no, que su moral es una y única, y la exhibe con sus actos.

No hemos aprendido nada

¿Prefiero pagar el gas estadounidense más caro que el ruso? Sí, sin duda. No quiero nada con Putin ni con otros como él. También preferiría pagar más por las mascarillas y otros productos manufacturados, por ejemplo, y no depender de la dictadura china. Y preferiría hacer un gasto de recursos petrolíferos más comedido, es decir, viajar menos, y no depender de sultanatos y emiratos. Pero parece que me quedo solo y que la ciudadanía no está dispuestos a sacrificios para debilitar a los sátrapas: según Borrell en El Independiente, “el acuerdo nuclear con Irán es cuestión de días. La consecuencia será que habrá más petróleo en el mercado”.

Valentía

Es lógico que miremos a Ucrania: es un conflicto en territorio europeo y es una invasión en la que se ha truncado la vida de millones de personas cuyo día a día podía ser el nuestro. No tenemos por qué sentirnos culpables por empatizar más y que lo hagamos no niega la existencia de otros conflictos, de otra población que sufre ni de otros actos heroicos: la periodista Imane Rachidi nos mostraba en Twitter unos segundos de la manifestación de “niñas, mujeres, hombres jóvenes valientes arriesgándose a salir a la calle contra los talibanes en Kabul por la prohibición a las niñas de ir a la escuela en Afganistán”.

Todo mal

Sé que la torta que Will Smith a Chris Rock durante la gala de los Óscar está mal. Sé que hacer chistes sobre un problema que ha hecho sufrir a una persona, en este caso, Jada Pinkett Smith, no está bien. Sé, porque lo he leído, que el enfrentamiento entre Rock y Smith no empezó ayer. Estoy seguro de que la mujer de Will Smith puede defenderse sola. También sé que quien defiende a los suyos incluso arriesgando su propia integridad o imagen no merece mi crítica. Y sé que el de los límites del humor es un debate complejo. Por eso, al contrario que la mayoría en Twitter, no tengo una posición definida ni la defiendo como me fuera algo en ello.