Borrell, así, sí

En el sexto día de una guerra a las puertas de casa descubrimos la madera de la que están hechas algunas personas que no sé yo si han pasado frío alguna vez en su vida: Josep Borrell se destapó con un discurso duro, contundente y certero, con frases que pueden quedar para la historia, como esta que tuiteaba Pablo Suanzes: “Nadie puede mirar de lado cuando un potente agresor agrede sin justificación a un vecino débil, nadie puede invocar la resolución pacífica de conflictos, ni poner en igualdad al agredido y al agresor. Nos acordaremos de quienes en este momento solemne no estén de nuestro lado”.

Otros nos sorprenden menos

Borrell me sorprendió por lo que dijo y por cómo lo hizo. Quienes no me sorprendieron fueron los europarlamentarios Pernando Barrena, que puso de perfil a su partido, una vez más, o Miguel Urbán (Anticapitalistas), que votó en contra de la moción de condena a Rusia por su invasión sobre Ucrania. También se abstuvieron Sira Regó, Manu Pineda (de IU). A este ramillete tan poco recomendable en tiempos de guerra, como en tiempos de paz, podemos sumar al apoderado de Podemos en las Juntas Generales de Bizkaia que se presentó en una manifestación institucional contra esta guerra con una camiseta con simbología de la URSS.

Y no se sonroja el tío

Miguel Urban decidió ahondar en su miseria y cascarse un vídeo de más de dos minutos intentando justificar su voto en contra a la moción en el Parlamento Europeo. Básicamente, no dice nada salvo repetir “imperialismo” y “antimperialismo” (en 2022, sí), y en el que intenta equiparar a Rusia con la OTAN y la UE. Pero el momento más hilarante es cuando se atribuye ser heredero de los socialistas que hicieron frente a las invasiones solo unos minutos después de haber votado en contra de señalar a Rusia como un estado agresor. Los de las lecciones morales, al final, están resultando una banda de inmorales.

¿Qué más tenemos que ver?

¿Qué más tenemos que ver para que algunos se den cuenta de que esto va en serio, de que Rusia está atacando a la población civil, de que los misiles vuelan, explotan y matan, y de que hay personas (por llamarles de alguna manera) que dan esas órdenes y que aprietan los botones? ¿Y a esos cómo los paramos, con abrazos, dándoles la razón y señalando a la OTAN? Por suerte son pocos los insensibilizados ante crónicas como Dan Rivers, de la británica ITV News, que fue uno de los primeros que mostró en Twitter (a los que se marcan el rollo “antitodo” ya no les hace falta ni ver la tele) la devastación en Járkov.

Nos olvidamos de las pandemias y de la guerra

Este tuit de Jordi Molina tiene varios días pero me he resistido a dejarlo pasar pese a la acumulación de noticias: “Qué irreal nos parece la invasión a gran escala de un país. Los humanos hemos confiado la imaginación a la ficción. Nuestra falta de imaginación en el mundo real es solo consecuencia de haber olvidado la historia”. Olvidamos las pandemias y aparecieron los antivacunas, que siguen haciendo el ridículo pese a lo que llevamos viviendo desde 2020. Olvidamos las guerras y aparecen los que niegan la realidad de que este conflicto hay que ganarlo porque si no, lo hará el mal, como también dijo Borrell el martes.

El día después

Por fin ha llegado el 11 de noviembre. Hoy (no puede esperar más) Pedro Sánchez tiene que descolgar el teléfono y hacer su primera llamada para formar un gobierno cuanto antes. Cualquier vuelta que dé sobrará y nos cabreará. Pero toda la política no gira en torno a él: habrá que ver cómo se conforma el grupo mixto y cómo los que han hablado de coaliciones independentistas imposibles miran a los ojos a su electorado para contarles la verdad como ya ha hecho Gabriel Rufián: él no se ve en estos grandes grupos heterogéneos. Y es normal si uno observa a sus posibles compañeros de viaje.

Íñigo, ¿y tú qué vas a hacer?

Hemos hablado mucho durante la campaña del hundimiento de Ciudadanos y menos de lo que deberíamos de la gaseosa de Íñigo Errjón que, en el último suspiro de la campaña, tiró de política de cuñado: proponía que los políticos no cobren hasta que no se pongan de acuerdo. Y él, ¿qué va a hacer? ¿Va a seguir cobrando de la Asamblea de Madrid? ¿O va a recoger su acta de diputado y renunciar al sueldo? Íñigo Errejón ha sido uno de los perdedores de esta campaña, por mucho que haya logrado entrar en el Congreso. Pero no solo él, también su política pop con la que quería sonar a trap.

Toca hablar de los problemas de verdad

Que cobren, me parece bien, pero que se lo ganen: los políticos españoles tienen que ponerse de acuerdo en cómo van a afrontar temas que ya han convertido en urgencias por su inacción, y en qué van a priorizar, una decisión que siempre es difícil porque vas a enfadar a quien dejas para luego. Pero es lo que toca. Toca dejar de ser el simpático para ser el que ponga medidas y, sobre todo, su país en marcha porque España está parada y con el motor gripado (nadie lo arranca por si acaso): “Los españoles que volvieron de UK quieren irse otra vez: ‘El trabajo aquí es basura’”, leemos en El Confidencial.

Y poner en su sitio a todos

A los que no he visto quejarse de la falta de gobierno es a los grandes capitales: ni durante el breve gobierno después de la moción de censura ni durante el período en funciones ha salido un gran banco o un millonario a quejarse. ¿Por qué van a hacerlo si con las políticas de Montoro y sin que nadie les moleste viven estupendamente? España es el país de la indolencia que permite a Jaime Botín, tío de Ana Patricia, hasta intentar llevarse un Picasso a Francia vulnerando la prohibición. Le han pillado, sí, y está siendo juzgado, pero, ¿cómo amasan esas fortunas y esa impunidad con tanta libertad?

No solo a los de siempre

El excónsul español en Edimburgo ha acusado directamente a Josep Borrell de darle órdenes inconstitucionales como el seguimiento a los representantes del PNV que acudieron a la histórica jornada del referéndum escocés. Esto también hay que pararlo porque la Marca España es la de la tranquilidad de los ricos, la de la juventud sin aspiraciones de futuro, la de los políticos de salón de escaño en escaño y la de la vigilancia constante incluso a un partido que ofrece colaboración. Sin embargo, no soy optimista: hoy no veremos ninguna solución y en unos días la enfermedad crónica de España se volverá a agravar.

¿Y esto no es malversación?

Me lo preguntaba Gorka Mostajo en Twitter y solo pude responder que, en mi opinión, sí: después de todo lo que estamos viendo la justicia española debería de entrar a valorar si es malversación la campaña que lanzaba el gobierno español ayer, asegurando en castellano e inglés que el suyo es un estado democrático, al mismo tiempo que salía la sentencia a los presos políticos del Procés. Una campaña que es la del gobierno pero también la del PSOE y que está pagada por todos, también por los que creemos que la sentencia es una salvajada y por las familias de los condenados.

El delito es la intención

Si a alguien le quedaban dudas de que los catalanes no son políticos presos (eso lo son los del PP a los que trincaron por corrupción) sino presos políticos, la sentencia de ayer lo confirmaba: “Actos simbólicos condenados con cárcel. No es que la realidad supere a la ficción; es que la realidad castiga la ficción”. Esto lo tuiteaba Roberto Enríquez, una de las figuras televisivas del momento y para nada sospechoso de connivencia con el nacionalismo. Solo hay que tener ojos en la cara para darse cuenta de que cuando Puigdemont proclamó la república catalana y luego la dejó en suspenso ni arrió la bandera española.

¿Y qué resuelve? Nada

José Corbacho nunca me ha gustado, pero lo de ayer no va ni de filias ni de fobias, sino de tener o no la sensibilidad suficiente. Junto a una imagen completamente negra, el director dejaba en su Instagram esta reflexión sobre las condenas: “Muchos años. Demasiados. Muchos días tristes llevamos ya y muchos otros vendrán. Hoy es uno de esos días. La tristeza es algo individual. Puedes sentirla o no. Yo hoy la siento. Y no pienso como ellos. Ni los conozco personalmente. Pero me siento triste. Por ellos, por sus familias y por sus amigos. Y lo peor de todo, es que las cosas no van a mejorar con esta decisión. Al contrario”.

Nos afecta a todas y todos

El periodista Arturo Puente destacaba de la extensa sentencia la explicación por la condena a Jordi Cuixart (9 años de prisión): básicamente, los jueces consideran desobediencia a cualquier acto en el que un grupo de personas se oponga al orden establecido. El humorista gráfico catalán Ferrán Martín quiso poner en Twitter el énfasis también en esta cuestión porque no se trata ya de condenar que uno sea nacionalista y actúe en consecuencia, sino de poner a disposición de los jueces cualquier queja y un riesgo de pena grave: “¿Que la sentencia no os afecta? ¿Seguro? ¿Seguro?”. No, esto no es solo un aviso a los vascos.

Sí, queremos que se manifiesten

Ante la salvaje sentencia de ayer igual que ante la exhumación de Franco uno no puede permanecer indiferente: o pones pie en pared o dejas que te avasallen y te arrastren. Hay que elegir. Y del mismo modo que si no te importa la salida de Franco de su mausoleo, entérate, eres franquista, si crees que la sentencia es justa e incluso insuficiente, y pones el acento en que en poco tiempo puede que estén en la calle (lo veremos), no estás enterándote de nada. Lo de ayer fue un ataque a la línea de flotación de la democracia, y que el FC Barcelona se haya manifestado en contra solo honra al club y su directiva.

Muniain ya es lo que queremos es

El gesto de Iker Muniain, de renovar su contrato con el Athletic sin cláusula de rescisión porque no tiene ninguna intención de irse del Club, está siendo poco valorado. Lo que nos diferencia, lo que somos y lo que queremos seguir siendo es, justo, lo que es Muniain desde esta semana: un jugador que ha madurado y que ha luchado contra sus lesiones para hacer lo que quiere, que es jugar en el Athletic. Y punto. Sin mirar qué hay fuera. Lo hicieron otros como el propio Urrutia o el inigualable Julen Guerrero. Ahora es Muniain el que forja otro eslabón fuerte en la cadena.

Rufián es la antipolítica

Solo espero que la última actuación de Gabriel Rufián en el Congreso de los Diputados sirva para que los periodistas que todavía se lo toman en serio se caigan del guindo de una vez. Para el de ERC la atención es gasolina, pero su motor no nos lleva a ningún lado que merezca la pena. Lo siento por Tardá (pero si no reacciona dejaré de lamentarlo y pensaré que está muy contento con la compañía) y es una lástima para el nacionalismo en su conjunto contar con un representante de tan bajo nivel. Sé que tiene seguidores, pero, ¿quién dejaría el ayuntamiento de su municipio en manos de Rufián?

No da para más

Es un error pensar que Rufián es la voz del pueblo y el azote del stablishment. Porque Rufián solo habla en su propio beneficio (acumula más de 7.000 euros al mes de sueldo) y se aferra al escaño porque fuera de él solo tendría sitio en las tertulias radiofónicas que no pagan. Y no en todas. Borrell, que no es ningún santo, le acusó de llevar únicamente estiércol y serrín al Congreso. Pero lo cierto es que Rufián mancha todo lo que toca. Y punto. Porque sus formas y su fondo nunca serán palanca de cambio: no tiene fuerza ni intención. Solo descrédito, una enorme ola de descrédito.

Ninguna sorpresa

El humorista gráfico Ferrán Martín muestra hábilmente en un tuit que no, no es ninguna sorpresa que PP, Ciudadanos, UPN y Foro Asturias se hayan abstenido en la votación en el Senado para condenar al franquismo. Dirán que no han votado en contra, pero contra el fascismo solo cabe una posición: el enfrentamiento activo. Dejar hacer te convierte en colaboracionista directamente. Lo que son los de Casado, Rivera (¡vaya con la nueva política!), los navarros de la caverna y los de Cascos. Abstenerse hoy contra Franco les retratará mañana. Ya lo recordaremos.

Cuando lo privatizas todo

Cuando te has acostumbrado a mercantilizarlo todo, a hacer de tu capa un sayo cuando aprietas a distribuidores y acabas utilizando a personas desesperadas como repartidores, y a obligar a productores a pasar por tus estándares, es lógico que pienses que la policía está para lo que te salga de los huevos. Perdónenme si he sido gráfico, pero es que la situación invita al exabrupto: en Madrid, Amazon pretendía que la Policía Nacional accediese a sus instalaciones y velase porque los trabajadores, declarados en huelga, hiciesen su trabajo. Pero los más modernos nos recordarán hoy todo lo que mola Amazon.

Y cerramos el capítulo. De momento

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Hemos pasado una semana intensa en lo futbolístico. El Athletic nos ha hecho vibrar de un modo diferente: nos ha hecho sacar la mala leche, plantarnos. Por fin hemos dejado de ser los “pagafantas” y, claro, el guapo del instituto (personalizado en Piqué) se ha enfadado porque, joder, los feos no estamos para hacerle frente. Pero es que no somos feos, ni pequeños, ni felices en la derrota. Somos del Athletic, sabemos perder pero queremos ganar. Y cada vez lo queremos más.

Volvemos a lo “cotidiano”

Con las garras cerramos de momento el capítulo del Athletic para abrir otro mucho más sobado pero que, al mismo tiempo, es capaz de sorprendernos cada día: en Público leemos una historia entre truculenta y casposa pero, sobre todo, grave. Los “fondos reservados” vuelven a aparecer para “la guerra sucia”, en este caso de empresas de espionaje y seguridad privadas utilizadas por Jorge Fernández Díaz para atacar a políticos nacionalistas catalanes.

Así se las gastan en el PSOE

Aunque para cotidiano, casi “vulgar”, el ataque entre socialistas de cada día. En El Confidencial Digital leemos que Susana Díaz ya habría neutralizado las posibilidades de ascenso de Josep Borrell: “En el entorno de la presidenta de la Junta aseguran disponer de ‘información comprometedora’ tras haber formado parte [Borrell] de tres comisiones clave en la caída de Abengoa: las de nombramientos y retribuciones, la de estrategia y tecnología y la de auditoría”.

La era de Twitter sí ha empezado

Intento ser prudente con las expresiones redondas como la del titular, pero es innegable que “la era de Twitter” es la presente. Y su máximo exponente es Donald Trump. Un “tuitstar” habitual, “Numeritos” (más de 27.300 seguidores) lo definía muy bien: “Insultos, mayúsculas, menciones para presionar a marcas, pseudomenciones, salseos… Trump es Twitter condensado en una persona”, y su ascenso y sostenimiento político está basado en el modelo que triunfa en la red social.

Igual es un chiste

Dudo mucho de que en Euskadi emerja una Manuela Carmena, outsider de la política “tradicional” y dispuesta a encabezar un proyecto alternativo. Siempre he pensado que es más fácil que nos encontremos con un Beppe Grillo, un humorista que no tenga miedo a la confrontación dialéctica ni nada que perder. En cualquier caso, el modelo parece en crisis, y no económica: le han pillado en un resort de lujo en Kenia, en Navidad, después de invitar a la austeridad. A que los demás sean austeros, claro.