Son mejores. Y punto

Me reconcilian con mi país las imágenes de las aficiones de Real y Athletic juntas y revueltas, gracias a la cerveza y al txakoli, antes del derby. Y la derrota, siendo como soy socio del Athletic, no me ha dolido especialmente porque aceptaba, desde antes del inicio, que los de Donostia son mejores. No es derrotismo, de hecho, solo con el Athletic me permito ser un hooligan. Es la realidad: han invertido mejor nuestro dinero (a cambio de fichajes que no nos han salido tan bien), han hecho un mejor equipo y van a ser superiores durante unos cuantos años. A los de San Mamés nos toca ir a lo nuestro, que hoy es diferente lo de la Real.

La radiografía de un mal momento

Sé que pierdo mi sentido de la mesura cuando hablo o escribo del Athletic, así que he tardado en hacerlo por eso y porque cada día más me da pereza discutir sobre fútbol: me parece muy perjudicial la idea que algunos quieren instalar de que no se puede cuestionar nada del Athletic ni de quienes fueron elegidos (por una mayoría aplastante) para tomar decisiones. O por lo menos, que no podemos hacerlo en DEIA. Pero nadie puede negar la radiografía de Endika Río: “Todos los goles de la Real llegaron por pérdidas en campo propio. Penalti y roja de chiste de Yeray. La Real fue mejor y por eso ganó. 10 puntos de 30 y fuera de Europa”.

Lo que sí es preocupante

No me preocupa la situación del Athletic: queda liga y hay talento de sobra para entrar en Europa. Sí me preocupa, como a mi compañero José Manuel Monje, la situación del “B”: un club de cantera como es al que animo debe mimar su lanzadera al primer equipo. Y es evidente que no lo está consiguiendo después de hacer un ejercicio público de desnaturalización y otro, que también me sorprende, de pragmatismo mal entendido. Nos prometieron una banda de rock’n’roll y al escenario ha subido Valverde de solista, que siempre ha sido cantautor. Pero todo esto es ya pasado: mañana toca animar a tope contra el Espanyol.

El chiste del jefe

Sigo escribiendo sobre fútbol, o sobre algo que se le parece: Gerard Piqué apareció con un Twingo en el polideportivo en el que se juega la liga que ha organizado con jugadores de tercera, uno enmascarado y unos cuantos ex de primera. Evidentemente, pretendía demostrar que conoce la canción que le ha dedicado Shakira, como todo el mundo, y que tiene sentido del humor. Y para que todo el mundo vea el chiste está la cuenta en Twitter de su invento, la Kings League Infojobs (porque lo revolucionario es meter a los jóvenes publicidad de trabajo temporal y snacks). Cuando lo vi, me pareció un Elon Musk de Hacendado. Pero qué sabré yo.

Shakira y Piqué, SL

Antes de hacer públicas a ritmo de rap sus movidas de pareja, Shakira y Piqué formaban una sociedad más allá de la pareja: en Magnet recuerdan cómo “lanzaron su propia colección de NFT”, esas imágenes digitales que con las que puede demostrarse la propiedad de las mismas, lo que es una gran idea pero se convirtió en un engañabobos, literalmente: “La industria NFT ha perdido un 92% de su valor tan solo un año más tarde”. Un timo de la estampita en el que colaboraron el futbolista y la cantante, el primero con una empresa que generaba esas imágenes y la segunda vendiendo y defendiendo horteradas inimaginables.

Lo que los jeques pagan

Lo que los jeques pagan los jeques tienen. No discuto los méritos deportivos de Real Madrid y FC Barcelona para alcanzar hoy la final de la Supercopa, pero sí recuerdo, simplemente, lo que sabemos de esta competición: como la querencia de los saudíes por Real Madrid y Barça, que la misma Federación que tiene que pagar una penalización si no los llevan es la que designa arbitrajes, o cómo algunos conflictos de interés, como el de Piqué, han dado igual. Por no hablar de las gradas, llenas de hombres con turbantes, o de que la RFEF vende también la retransmisión a televisiones que cobran e incluso recobran para ver estos partidos.

La Xavineta va abollada

En un intento de renovar el fútbol, las y los comentaristas están haciendo suyas expresiones de la chavalada que suenan fatal en las bocas o los tuits de los más mayores. Cosas como “padrear” o la horrible “Xavineta” para demostrar el apoyo al entrenador del FC Barcelona. Un Xavi Hernández que se ha atrevido a decir esto: “Arabia Saudí tiene cosas que mejorar, pero también como nosotros en España. Hubo mucha crítica a Qatar y se ha visto que no es para tanto”. ¿En serio? Esta vez es muy evidente que, o se piensa que todos menos él somos tontos, o no piensa lo suficiente después de su paso por Qatar, precisamente, como entrenador.

Si no lo necesitan, ¿por qué lo hacen?

Cristiano Ronaldo no necesita el dinero que le van a pagar en Arabia Saudí. Por mucho que sea. El jugador ha decidido retirarse de la competición (ni la liga saudí ni la catarí son de alta competición) y convertirse en el embajador mejor pagado del mundo. Embajador, ¿de qué? De una dictadura que extrae su dinero del subsuelo mientras sujeta con mano firme los derechos de la mayor parte de su población, empezando por las mujeres y siguiendo por las y los inmigrantes. Inmigrantes pobres, claro, porque Cristiano Ronaldo o Xavi Hernández son de otro tipo, esto es, de los que ayudan a hacer lavados de cara a diario.

Hablando del lavado de cara

No niego la información que publican en El Periódico de España sobre cómo clubes de ligas no profesionales reciben ahora más dinero de la Federación, gracias a lo que esta ingresa por los contratos derivados de la Supercopa. Básicamente, lo que pagan los saudíes y la televisión. Lo que sí discuto es la justificación: el mismo lavado de cara que intentan saudíes o cataríes es el que hace Rubiales y su largo equipo con la lluvia de millones al conocido como “fútbol modesto”. El problema es la desigualdad, no la falta de recursos para las categorías inferiores, y denunciar eso es una obligación, sobre todo si estás justificando el dinero de una dictadura.

Soy viejo para estas mierdas

Por supuesto, conozco lo que es la Kings League y he visto los vídeos de algunas jugadas, como el gol de Ibai Gómez en su respectiva pachanguilla. Pero soy viejo para esta competición: soy un señor de 42 años que va a San Mamés con su hija siempre que puede, y el invento de Piqué en el que, una vez más, colabora Ibai Llanos, me queda lejos. Simplemente, el público es otro: personas más jóvenes con tiempo libre para ver vídeos en Twitch o YouTube, y para flipar con normas como las cartas que pueden jugar los equipos en medio del partido. Les regalo el invento si me dejen en paz con mi visita de viejo al campo cada quince días.