«La defensora de las armas»

Todavía no se nos ha desatado el nudo en el estómago que nos ha producido el último asesinato múltiple de niñas y niños (y sus dos profesoras) en EE.UU., y ya empieza a revolvérsenos con titulares como este en El Plural: “La ‘Asociación del Rifle’ española apoya la candidatura de Olona en Andalucía: ‘Es defensora de las armas’. La Asociación Nacional del Arma, el lobby armamentístico más influyente de España, apoya a Vox en las próximas elecciones autonómicas”. La ANARMA no es un lobby comparable a su homólogo estadounidense, pero solo que Olona haya dado pie a lo leído la define.

Y los de Putin

Es perfectamente compatible estar en contra de las armas y a favor de facilitar que las y los ucranianos se defiendan de la invasión rusa. De la misma manera, es perfectamente posible señalar con la izquierda a Olona y con la derecha a Miguel Urban por sus actos: “Podemos pide en Europa dejar de armar a Ucrania e investigar sus crímenes de guerra. Los europarlamentarios de Podemos apoyan las enmiendas de Miguel Urbán, de Anticapitalistas” (Vozpópuli). ¿Habrá que investigar la actuación de Ucrania? Por supuesto. Pero pedir que sea ahora y neutralizando su capacidad de defensa es situarse en el bando equivocado.

Para eso están los partidos

La democracia es cara. Pero cualquier alternativa es mucho más onerosa para toda la ciudadanía, y no solo económicamente. La democracia conlleva la existencia de parlamentos, de partidos y de políticas y políticos que tienen que estar bien pagados para no ser presa fácil de lobbies. Y situarse fuera del sistema por la foto solo duplica el gasto: es lo que hace Yolanda Díaz, que “lanzará un crowdfunding para financiar su ‘roadshow’ por España” (La Información). Pero no es la única: el PSOE andaluz ha lanzado microcréditos para financiar su campaña y ha dejado claro que ha entendido fatal lo de la innovación en política.

También para parar esto

Espero de los partidos, precisamente, por lo menos de una parte de ellos, que hagan su papel y paren los pies con palabras pero también con actos a caraduras como Gerardo Cuerva, el presidente de Cepyme, que tenía el valor de sugerir que “pagar más es una solución ‘simplista’ y ‘demagógica’ contra la falta de mano obra”. El titular es de El País y ha llegado a Menéame. Si esto es así, que las empresas no repartan dividendos entre los accionistas cuando ganan dinero porque hacerlo también es simplista. ¿O no? En cualquier caso, ¿por qué no prueban? ¿Por qué no mejoren las condiciones laborales en las ofertas, a ver qué sucede?

Un sistema profundamente injusto

Los partidos populistas triunfan porque la ciudadanía se siente profundamente agraviada. Y la ciudadanía se siente profundamente agraviada porque tiene motivos para ello: “Los ‘milmillonarios’ españoles aumentaron su riqueza más de 6,8 millones de euros al día durante la pandemia” (InfoLibre). Ya no se trata de sinvergüenzas como Medina y Luceño: mientras el resto lo pasábamos mal, asustados por lo que sucedía y preocupados por nuestros puestos de trabajo, unos pocos que ya tenían mucho ganaban más y más dinero gracias al sistema que hemos construido, del que se benefician, y que urge modificar rápida y profundamente.

Feijóo ya ha perdido

Núñez Feijóo ha empezado realmente mal su etapa como líder del PP en toda España… Y eso que todavía no ha sido designado. Titulares como este en El Independiente describen una derrota por KO en el primer asalto y ante un rival de risa: “Feijóo y Abascal pugnan por liderar la alternativa económica a Sánchez en 2023”. Si el gallego es percibido como un par del alavés, y además en el área económica, en la que Vox ni ha plantado batalla más allá de cuatro ideas básicas y poco realistas, es percibido como un líder político de bajísimo nivel al que no veíamos como tal solo porque Galiza queda lejos de los focos.

Como todas y todos

Núñez Feijóo habrá perdido en lo político, pero como sociedad estamos perdiendo todos: estamos secuestrados por bandas de intermediarios que se han hecho dueñas de todo mientras consumidoras y consumidores nos hemos dejado convencer con migajas de comodidad. En plena escalada de los precios de la gasolina sin que suba el petróleo, “las gasolineras se hacen de oro en el inicio de año y facturan un 40% más” (La Información). Y ahora nos secuestran los transportistas sin que sepamos si se trata de los sindicatos de extrema derecha o la patronal en busca de más beneficio.

Ya basta

Las y los trabajadores normalitos y, a la vez, consumidoras y consumidores abnegados, vemos cómo se ponen en fila para extorsionarnos quienes, encima, dicen hacer las cosas en nuestro nombre o por nuestro bien (y al final todo se reduce a “págame más”), mientras tanto, la radio o la televisión está puesta de fondo y oímos el horror de la guerra: el vídeo que Volodímir Zelenski exhibió ante el Congreso estadounidense muestra una Ucrania que bien podía ser Euskadi antes y después de los bombardeos. Con estos ingredientes estoy agrio y no necesito más cabreos de los que llevo encima ni que me den lecciones de nada. Y solo es lunes.

La vida de Valeria

Se llama Valeria Shashenok pero es conocida en TikTok como “valerisssh”, y es muy conocida: casi 900.000 seguidores tiene esta chica que lo ha perdido todo. Valeria ha contado en esta popular red social cómo ha cambiado su vida en menos de un mes: ha vivido el asedio y los bombardeos en Kiev y lo ha mostrado, también nos ha enseñado cómo ha salido de Ucrania y cómo ha llegado a Polonia. Y lo ha hecho todo con el estilo habitual de TikTok, haciendo visible la invasión rusa y sensibilizando a cientos de miles de chavalas y chavales que, como millones de personas adultas, no pensábamos que esto podía volver a suceder.

Y en el fondo, tenemos suerte

Mi hija tiene siete años, lleva casi un mes viendo cómo yo sigo la actualidad de la invasión de Ucrania con preocupación y en más de una ocasión me ha hecho una propuesta para resolverlo: “Que en Rusia elijan a otro ‘lehendakari’ y ya está”. Por un lado, me enternece, por otro me satisface ver que ella concibe el mundo con libertad de elección y con la posibilidad de intervenir sobre lo que sucede gracias a su voto. Pero ella, yo, nosotras, nosotros, somos una excepción, realmente: “Sólo el 13 por ciento de la Humanidad vive en democracias”, destacan en Europa Press en un titular que es un puñetazo en nuestro eurocentrismo.

Un poco de seriedad, por favor

No tiene ningún sentido, ninguno, que el PSOE haya metido en el Congreso la aprobación de la obligatoriedad del uso de la mascarilla en la calle junto a un tema de pensiones para, solo unos días después, anunciar su derogación. No tiene ningún sentido tampoco que haya arrastrado a uno de sus socios, y menos cuando las relaciones de confianza están especialmente desgastadas por la propia acción de los socialistas de Madrid y de Euskadi. No tienen ningún sentido estos vaivenes normativos después de dos años de pandemia y un agotamiento generalizado. Y no tiene sentido apoyar lo que cuesta tanto seguir apoyando.

Asunto, resuelto. O no

Alberto Casero fue coherente en su equivocación y se equivocó a lo grande. Creo que es lo mejor que se puede decir de quien yerra a ojos de todos. “El diputado del PP que votó a favor de la reforma laboral se ha equivocado tres veces y el sistema funcionó siempre”. Es decir: “Alberto Casero votó al revés en tres votaciones y no hay lugar a fallo técnico” (El Plural). El PP apelará a todas las instancias que pueda y no sería raro que alguna le diera la razón, vista la arbitrariedad de las y los jueces, por un lado, y la confianza del PP en las tendencias políticas de quienes imparten justicia, por otro.

Y en 2022 Facebook “reventó”

Pese al ruido en los medios y a lo avispados que han andado algunos vendiendo parcelas virtuales, Meta, el último invento de Facebook, no está convenciendo a nadie: “El ‘crash’ de Facebook (Meta Platforms) del jueves 3 de febrero ha supuesto la pérdida de más de 237.000 millones de dólares (207.000 millones de euros) de capitalización bursátil. (…) Arrastrando con ella al conjunto de las acciones tecnológicas y al mercado en general” (La Información). El problema se agrava con la concentración de tecnológicas sobre el parqué: “Meta, Apple, Amazon, Alphabet, Microsoft y Tesla aglutinan la mitad del selectivo Nasdaq 100”.

Ojalá lo haga también la “multitarea”

No he dejado de asentir mientras leía este texto en Magnet: “Todas esas pestañas abiertas en tu navegador están devorando tu concentración. Es hora de cerrarlas”, que concluye: “La religión de la productividad nos ha preparado para creer que la multitarea es humanamente posible e incluso ideal”. Albert Sanchís cita varias fuentes sobre “nuestros movimientos erráticos online” que incluso nos llevan a sentir “emociones como vergüenza y estrés, junto con la compulsión de cerrar pestañas”. Pestañas que acaban por ser “reflejos de nuestra ansiedad por perder información y trabajo valiosos, y señales de nuestras aspiraciones”.

Larga vida a Superlópez

Jan (nacido como Juan López Fernández hace 82 años) dibujó en 1973 la primera historia de Superlópez. Desde entonces y hasta esta misma semana, a un paso de cumplir 50 años, se ha seguido publicando. Pero el que el jueves llegó a los quioscos ha sido el último: el dibujante ha anunciado el fin de una era que es, básicamente, mi infancia y juventud. Superlópez fue mi superhéroe y mi personaje de tebeo favorito, le he dedicado muchas horas y seguía haciéndolo, preparando a la siguiente generación para apreciarlo en su justa medida. Solo sus fans entenderán que me despida así: “Lárgame un cilindrín, fotero”.

Un estado fallido

Un estado fallido es aquel que, más allá de la imposición territorial, incrementa el sueldo a sus funcionarios a la vez que sube la cuota de sus trabajadores autónomos. Es así de sencillo en España: las gallinas que entran por las que salen, que las cuentas sean sostenibles durante la legislatura y, sobre todo, que los que más fuerza sindical tienen molesten menos. Así se llega a este juego de suma cero, millón arriba, millón abajo. Y sobre todo, a este juego de ruido cero: porque las y los autónomos nos quejamos menos, hacemos menos huelgas y tenemos menos impacto en los medios y los votantes. Importamos menos. Pero pagamos más.

Ya doy yo una idea

Y que no se te ocurra, pobre autónomo, intentar colar como gasto de empresa o representación el traje que usaste para una boda o una comida que no sea un menú del día para uno, que los funcionarios de Hacienda pueden darte un repasito. Qué pena que no metan tanto miedo a las y los legisladores, por ejemplo, para que puedan echar sus redes sobre AirBnb, que “paga en España sólo 870.000 € de impuesto de sociedades en una década” (EPE). Pero desgravar el gasto eléctrico de mi casa para poner la calefacción, aunque trabaje desde ella, es tal lío que mejor pongo una habitación en alquiler.

O dos

Entre el estado que nos exprime y quienes no paran de darnos lecciones, las y los autónomos de a pie, los que pasamos facturas que hacemos en nuestro ordenador, estamos achicharrados. Así que no me corto y celebro que, aunque sea lejos, la justicia haya puesto en su sitio (la cárcel) a una de esas que venden un modelo de negocio inexistente o basado en un potencial indemostrable pero que levantan (y se levantan) millones en las rondas de financiación. Elizabeth Holmes llegó a comandar una empresa valorada en 9.000 millones de dólares porque había desarrollado un analizador de sangre que resultó ser un fraude.

O tres

El reportaje en El Independiente sobre Evergrande, el gigante inmobiliario chino al que el régimen oriental ha puesto cerco, es la segunda muestra que leemos en poco tiempo de que la dictadura se ha puesto firme con quienes se enriquecen desmesuradamente en aquel país. Y no me parece mal, que conste, aunque por principios me parezcan mal todas las decisiones que tomen los totalitaristas. En este caso, cortar esos beneficios escandalosos y virtuales es una necesidad, sí, pero como sociedad global: no nos lo podemos permitir ni aquí ni en la China Popular, parafraseando a Josep Lluis Carod Rovira.

Nos hacen viejos los hijos… Y Blackberry

La semana pasada nos enteramos de que nuestras BlackBerry se han apagado para siempre. Mi primer smartphone, que me facilitó la vida de verdad con su teclado físico y su agenda de contactos o de citas, no volverá a encenderse jamás: la empresa ha decidido inutilizar todos los terminales que siguen en los cajones y que ya “se convierten en pisapapeles” (Microsiervos). La noticia ha hecho que me dé cuenta de lo mayor que soy y de los años que llevo ya haciendo mi trabajo, y ha devuelto a mi memoria imágenes como los primeros eventos tuiteados. Qué jóvenes éramos. Y qué efímero es nuestro trabajo.

Todo lo malo, en un pantallazo

La denuncia de María Blanco en Twitter, con un sencillo pantallazo, es de esas que te remueven por dentro. Por desgracia, me temo que poco más va a mover salvo la empatía de quienes no han sido fagocitados por el “todo pasa, nada importa” al que nos induce Internet. La futbolista de Osasuna, Karolina Sarasúa ha recopilado los indignantes improperios que ha recibido del público mientras jugaba. Desde “te voy a violar” a “súbete la camiseta para enseñarme las tetas”. ¿Quién va a ver fútbol para decir eso? ¿Qué tipo de tara mental tiene quien lo suelta desde una grada? Esa gente sobra en nuestros campos pero también en nuestra sociedad.

Va a ir a peor

Sigo compartiendo malas noticias, como esta en La Información: “Así será la escalada de los precios de la energía hasta marzo. La combinación de factores geopolíticos y económicos anticipa un escenario en el que la energía seguirá batiendo récords. La demanda asiática ha demostrado que la oferta mundial es insuficiente”. Y ahora, ¿qué? ¿Vamos a seguir tolerando que las eléctricas nos chuleen? ¿Vamos a seguir arrugándonos ante quienes van de ecologistas pero no ayudan en nada a generar energía en nuestro entorno? ¿Vamos a seguir omitiendo nuestro derroche energético diario a cambio de un ocio de mierda?

Juancarlismo

La mejor definición de lo que es el Juancarlismo la hemos encontrado, casi sin querer, en el subtítulo de una noticia en El Confidencial: “El archivo de las tres diligencias en torno a Juan Carlos I otorga un estatus de impunidad a todos los directivos, testaferros, abogados, gestores y banqueros que le ayudaron a ocultar una fortuna millonaria en el extranjero”. Pues ya estaría. Por cierto, un recordatorio para el futuro: “Los empresarios que no pagaron comisiones a Juan Carlos I fueron unos pardillos”, porque no podrán beneficiarse de esta lotería de monarquía y fiscalía que, rimas ridículas, aparte, parece que siempre toca.

El partido es la herramienta

Sigo pensando que hemos sobreestimado las capacidades de las y los líderes de Podemos. Ahora, “Iglesias y Belarra bendicen la nueva plataforma que prepara Yolanda Díaz pese a que diluirá Podemos” (El Plural). Lo hacen en un acto en el que, según otros digitales, el exsecretario general eclipsó a la anterior. Y todo para intentar, una vez más, el sorpasso a un PSOE que cada vez les queda más lejos en las encuestas. Yo no veo muy clara la jugada y sí veo el riesgo. Pero lo que queda en evidencia es que no han entendido lo más básico de la política: si tú no crees en tu partido como herramienta transformadora nadie lo hará.

Ayuso avisa: tic, toc

En una entrevista a Abc (que recoge El Independiente), Isabel Díaz Ayuso ha querido dejar claro que no va a estar más de ocho años al frente del gobierno de la Comunidad de Madrid. Pues ya lleva dos después de que en 2019 lograra ser investida pese a que el PSOE ganó las elecciones y de llevarse el gato al agua de un modo asombroso tras el adelanto electoral de este mismo año. Ayuso ha marcado sin dudas un horizonte temporal y ha dado un plazo al PP para que se vaya preparando para su gran salto, porque en ambición y maquiavelismo, a Ayuso y Miguel Ángel Rodríguez pocos les ganan incluso en el PP.