A veces hasta tengo ganas

Leo en La Voz de Asturias que el filósofo Byung-Chul Han ha dicho: “Tengo la esperanza de que colapse el sistema y esto va a pasar pronto”. Lo reconozco: a veces yo también tengo ganas. Cuando veo a Trump, cuando veo a Netanyahu, pero también cuando veo a Santiago Abascal o Pello Otxandiano. Personas que no tienen problema en vincularse con el mal pero se ofrecen como solución a los problemas aupados por colaboracionistas poco recomendables. Sigo mirando y veo a los ultrarricos, a los criptobros y al vecino que pide que le envíen a casa todo lo que necesita, y cualquier civilización alternativa me parece mejor.

¿Por qué iban a hacerlo?

Nuestras sociedades (sí, también la vasca) están tan podridas por dentro que esto sucede sin consecuencias: “Vox Aragón se niega a cesar a su alto cargo que difundió mensajes nazis” (Diario Socialista). Pero no me refiero a lo obvio: el problema no es que Vox tome medidas contra Marcos Franco, que ha publicado “mensajes racistas y en contra de los judíos” (lo segundo, como muchas personas de izquierdas). El problema es que exista un partido como Vox, que la gente le vote y, lo que me parece más importante: que Pedro Sánchez prefiera confrontar con Abascal para despreciar a Feijóo aunque esto suponga cebar a la bestia.

Sabemos que los matan

Todas las semanas EE.UU. asesina a alguien en el mar, según Donald Trump, que hace los anuncios, son narcotraficantes que salen de Venezuela para intentar colar droga en su país. Los matan. De eso estamos seguros porque lo cuenta el presidente y quienes lloran los asesinatos (¿qué son si no?): “Familiares de personas asesinadas por EEUU en el Caribe denuncian que sus seres queridos eran pescadores y no narcos” (Público). Lo que cualquiera puede preguntarse es: si las autoridades gringas localizan un barco con la precisión como para lanzarle un misilazo, ¿no pueden seguirlo hasta la costa y rodearlo con doscientos policías si hace falta?

Un país fallido

Nuestra civilización capitalista liderada por EE.UU. toca a su fin. Todo apunta a que la dictadura china y las árabes formarán la nueva hegemonía, pero yo sigo apostando por un renacer de Europa por el mismo motivo por el que tengo una Pentax: porque soy un idealista. Sea como sea, debemos tener claro que la caída de los gringos será solo responsabilidad suya. Aquel es un país fallido, el modelo a no seguir: “Empleados federales hacen fila de una cuadra para recibir alimentos, mientras el cierre de Gobierno llega a su tercera semana” (CNN en español). Hablamos de su funcionariado, por si alguien tiene alguna duda.

Rusia va en el paquete oriental

¡Cómo no voy a ser idealista si soy del Athletic! Y sí, creo en un nuevo renacimiento europeo en este momento en el que EE.UU. y China nos hacen un sándwich (y no somos el jamón, eh, que somos la lechuga) porque no me gusta lo que viene: dictaduras comunistas y árabes (medievales), y Rusia en el paquete, la misma que “derribó el avión de Azerbaijan Airlines que se estrelló en Kazajistán en diciembre de 2024” (Microsiervos). Lo reconoce por fin Vladímir Putin, que “ha prometido castigar a los responsables e indemnizaciones para las víctimas”. En concreto, 38 personas fallecidas y 29 heridas.

Ansiedad

Tengo ansiedad. No es un recurso ni una suposición: la tengo diagnosticada. Y es una mierda porque te limita y te puede bloquear, y aumenta mi riesgo cardiovascular. Así que sé perfectamente de lo que habla Yolanda Díaz cuando “lamenta la ‘ansiedad’ en el trabajo” al que califica para mucha gente como un “lugar de sufrimiento” (El Independiente). Que una ministra de Trabajo muestre un conocimiento de la realidad tan crudo solo habla bien de ella. Y me da igual, sinceramente, si el acto en el que dijo esto junto a Íñigo Errejón fue un acto de su particular precampaña: estamos nadando en mierda y cualquier salvavidas se agradece.

Perversión

Lo que hicimos durante el confinamiento no fue teletrabajar sino sobrevivir. Y lo que estamos haciendo ahora, en la inmensa mayoría de los casos que conozco, tampoco lo es: es un infierno. Y a los hechos me remito. ¿Cuántas y cuántos nos reconocemos en este titular de Xataka? “Tener un pico de trabajo a las 10 de la noche es cada vez más común: flexibilidad o perversión del teletrabajo”. Es Microsoft el que ha detectado un incremento en las conexiones a las redes laborales en este horario. Las herramientas para flexibilizar y conciliar se han convertido, y no por arte de magia, en cepos y ataduras.

El fin de una era

La política es un oficio muy duro. Tanto que de “la foto fundacional de Podemos” (La Voz de Asturias) de 2014 ya no queda nadie en activo en el partido morado: con la salida de Tania González se cierra el capítulo. Carolina Bescansa, Luis Alegre, Juan Carlos Monedero y Pablo Iglesias han ido abandonando las primeras líneas del partido, algunos más obligados que otros, y solo Íñigo Errejón sigue en el frente político, pero con su propio partido. Al parecer, “la casta” no vive tan bien, ni se gana tanto dinero, ni se trabaja tan cómodamente gracias a los “pesebreros” (como Iglesias llamó a quienes trabajaban en partidos políticos).

En contra

Es lunes, hay periódico en papel para leerlo con un café en el bar, pero no podemos empezar la semana ni con energía ni con buenas noticias, y menos cuando aún colean noticias de la semana pasada como esta: “Izquierda Unida vota en contra de recrudecer las sanciones contra Putin en Europa. La Eurocámara reclamó este jueves la imposición de más castigos contra Rusia y el partido coordinado por el ministro de Consumo, Alberto Garzón, ha sido el único español que ha rechazado la resolución” (Vozpópuli). Siempre he sido partidario de apoyar a quienes se empeñan en dejar claro lo que son, como en IU.

Ni un día en paz

No, no pienso dejar pasar ninguna oportunidad para denunciar la miseria moral. Ya me considero un viejo y, como tal, me da igual todo. Así que, después de exponer lo de IU, vamos con quienes se compraban yates y coches de lujo mientras los demás íbamos a trabajar atemorizados durante lo peor de la pandemia: “Y por eso es de risa lo de que las dos Españas es algo obsoleto. Claro que no, hubo una España, trabajadora en precario que apretó los dientes y salió a currar en el acojono general de la primera ola y otra España, con título nobiliario, que se compró un yate robando”.

Twitter está lleno de gilipollas

Me gustaría que mi regreso a la página 2 de DEIA sirva para dejar claro a los lectores y lectoras lo que escribo en el titular: Twitter es la red social en la que el tonto del pueblo te da la pelmada con un altavoz que ha comprado en el todo a cien. Un tonto del pueblo, eso sí, 2.0, con avatar pretencioso y nombre falso para tapar una identidad anodina y malrollera. Twitter es la plaza en la que se junta la parte mala de la turba, esa que solo quiere fuego y no sabe ni prender la antorcha, esa en la que se aprietan quienes condenan chistes porque otros les dicen lo que tienen que odiar.

¿Por qué me pongo así?

El último ejemplo que nos confirma el pozo de lodo que es Twitter es la colección de amenazas de muerte que ha recibido el humorista Rober Bodegas después de que a un tuitstar no le gustaran sus chistes sobre gitanos. Vale, puede que hacer chistes de gitanos hoy esté pasado de moda y siempre haya sido de mal gusto. Pero no vale que se acribille a este guionista, le llamen racista y tenga que acabar defendiéndose con un comunicado en el que solo pide que alguien pare esta espiral de odio… e hipocresía. ¿De verdad tengo que creerme que ninguno de los que le condenan se ha reído nunca de los chistes sobre un colectivo?

¿La verdad le importa a alguien?

Twitter eleva una banalidad (un chiste sobre gitanos) a rango de algo muy serio (amenazas de muerte desde el anonimato). Y sirve para cosas mucho peores: utilizar algo grave (una agresión en la vía pública) para reforzar el argumento que le conviene a algunos (que esa agresión ha sido por quitar lazos amarillos). En La Vanguardia explican que la mujer a la que le han roto la nariz en Barcelona no recibió el puñetazo por motivos ideológicos: un animal recriminó la actitud de sus hijos (ensuciar la calle con los lazos amarillos que arrancaban) y la golpeó gratuitamente diciéndole que se marchara a su país (Rusia, no España).

¿Y la privacidad?

Estoy seguro de que muchos de los cobardes que han amenazado a Rober Bodegas con cuentas anónimas en Twitter defenderán su derecho a la privacidad en esta red social, y en cualquier espacio, como si supieran de lo que hablan. Pero si algo nos enseña Internet es que de doble rasero, cinismo y jeta algunos van muy bien servidos, como el que ha intentado sacar pasta con el vídeo de Iñaki Williams discutiendo con su novia. Primero, a los medios; después, chantajeando al propio jugador. Begoña Beristain en su blog cuenta y matiza muy bien esta historia perversa.

Como detector de tontas sí que valen

Las redes sociales tienen, pese a todo lo escrito, algo bueno: son un perfecto detector de tontos y tontas, como Lucía Etxebarria, que después de hacer el ridículo en Twitter descubriendo en Asturias lo que es un toro y pensando que todos son de lidia, en Facebook ha decidido dejar por escrito lo mal que se lo ha pasado en esta región, con generalizaciones incomprensibles en lo gastronómico y humano para cualquiera que se haya acercado a tierras asturianas, haya comido algo y entablado alguna relación con aquella gente. Etxeberria, definitivamente, es una buena tuitera. Y nada más.