Esto va de informar pase lo que pase

El momento en el que, en pleno directo desde Kiev, Óscar Mijallo se pone el chaleco antibalas de manos de Hugo Úbeda-Romero y Miguel de la Fuente, mientras suenan las sirenas avisando de un ataque, y pide tranquilidad a Xabier Fortes, al que explica que ellos no van a acudir a un refugio porque su trabajo es buscar dónde caerán los misiles, pone la piel de gallina. Y tiene que servir para recordarnos a todas y todos los compañeros que nada, absolutamente nada debe limitar el derecho a la información. Y quien lo cercene, con el argumento que sea, no está nunca a favor del periodismo ni de informar.

Es Klopp y somos todos

El fútbol me apasiona porque muchas veces sirve para explicarnos: la respuesta de Jürgen Klopp a un periodista británico sobre la posible venta del Chelsea, hasta ahora en manos de un oligarca ruso afincado en Londres, no va solo de fútbol. El entrenador alemán recuerda al periodista que todos sabíamos lo que pasaba, de dónde viene el dinero, quién lo posee y qué hace con él. Y nos vale para hablar de fútbol y de clubes manejados por turbios millonarios, pero también para hablar de lo que cedemos cuando compramos a China, a Rusia, a Arabia Saudí, en un modelo consumista innecesario e injustificable.

Pues Valtònyc tiene razón

No me gusta Valtònyc ni me gustan sus letras, de la misma manera que no me gusta que le hayan condenado por sus provocaciones, ni que estas hayan sido jaleadas por líderes políticos que ahora abrazan un pacifismo onírico, ni que haya sido elevado, casi, a la categoría de mártir por la libertad de expresión. Pero este tuit me ha parecido claramente acertado: “A algunos nos persiguen en España y nos acogen por toda Europa. A otras les expulsan de Europa y gozan de impunidad en España”. El rapero se refiere a cómo Alemania no ha permitido la entrada al país de Isabel Peralta, española y neonazi declarada.

Una invasión, una ocupación

Tengo mis dudas sobre que sea legal requisar esos yates que resultan indignantes por ostentosos y que son sustraídos a los oligarcas rusos por ser rusos y oligarcas. No sé de qué se les puede acusar salvo de haberse enriquecido por nuestra comodidad y de gastarse cantidades indecentes en un barco de recreo. Y nada de eso me parece ilegal. Tampoco es legal ocupar las casas de las familiares directas de Vladímir Putin (su hija y su exmujer, por lo que parece) en Iparralde, pero sí parece justo en este momento que nos toca vivir, tiempos de guerra, con todas sus consecuencias, y como defensa propia vasca, básicamente.

Ojalá

Pablo Iglesias dice muchas cosas a lo largo de la semana entre su colaboración en la SER, las páginas web en las que escribe, su programa en Público y Twitter, y en algunas ocasiones está verdaderamente desacertado, como cuando puso de ejemplo pacifista a la hinchada del Estrella Roja. Pero en otras ocasiones debo sumarme a sus palabras: “Hermann Tertsch ha sido condenado por llamar asesino a mi padre. Hizo lo mismo que Cayetana Álvarez de Toledo. Ojalá se siga haciendo justicia con estos cobardes que, para hacerme daño a mí y a mi partido, atacaron a mi familia”. En la vuelta a la mesura, precisamente, todos tenemos algo que decir.

Su carta de presentación

La carta de presentación de Alberto Núñez Feijóo como líder del PP (que ya sé que no lo es oficialmente, pero, también hemos visto cómo funciona el partido) la ha resumido en un tuit Ícaro Moyano: “Feijóo venía a parar a la ultraderecha y reconstruir el centro conservador y por eso su primera decisión ha sido darle la presidencia de las Cortes, una vicepresidencia en la Junta y tres consejerías a Vox en su primer ejecutivo autonómico. Un poco más y los frena a besos”. Pero lo grave no es la posición del PP, sino que en España Vox ya está en un gobierno autonómico. Es una victoria de la extrema derecha y una derrota absoluta de la democracia.

“Fake news”

El gobierno ruso dice que el bombardeo sobre un hospital infantil y una maternidad es una noticia falsa. “Fake news”, al más puro estilo Trump que, ahora ya lo ve quien quiera, es uno de sus hijos políticos. Lo dice como si no estuvieran en Mariúpol fotógrafos como Evgeniy Maloletka, de AP, que ha sacado una de las imágenes que pueden quedar para la historia, la de una mujer al final de su embarazo siendo trasladada en una camilla por cuatro personas sobre el desastre. Todos esos bebés fallecidos, las mujeres al borde del parto y el personal sanitario estaban desarmados, como reclama una parte del arco político. Y ahora, ¿qué?

“Un problema existencial”

Nadie era capaz de prever la salvajada sobre la maternidad de Mariúpol, ni siquiera Pablo Iglesias, que siempre habla como si supiera exactamente qué hay que hacer ante cada problema que surge en el mundo (y cuando tuvo la oportunidad dejó sin resolver los de su propio ministerio por unas elecciones en la Comunidad de Madrid), y que antes del ataque invitaba a leer la entrevista de un militar que asegura que Vladímir Putin tenía “un problema existencial” que no fue resuelto y, prácticamente, por eso estamos como estamos. “Un problema existencial” es el que tienen precisamente quienes ya no existen por la invasión.

Siempre sale algún idiota

Da igual lo que pase que hay uno que nunca falla: el idiota de turno. A veces, además, salen en manada. Da igual que Rusia haya invadido un país en Europa y que, día a día, estemos viendo los horrores de sus consecuencias, que no pueden faltar los idiotas a sus citas con otros idiotas, como los que han quedado para lanzarse sillas de terraza, piedras, y soltar algún puñetazo y navajazo si pueden. Y lo peor: con la excusa del fútbol. Los aficionados del Sevilla y el West Ham que se han buscado para pegarse podrían ir mejor a Ucrania, a parar al ejército ruso, si les sobra la energía y las ganas de violencia, y dejar de hacer el tonto.

En el fondo, da igual

En el fondo, da igual todo: da igual que Vox haya entrado en un gobierno, da igual la tragedia fotografiada en Ucrania, da igual lo que tuiteé Pablo Iglesias, y da igual que hayamos abierto el cajón de los idiotas: vamos a morir casi todos. El ministro de Exteriores ruso ha dicho, tras su reunión en Turquía con la delegación ucraniana, que su país no ha atacado a Ucrania ni lo hará a ningún otro país. Visto lo visto hasta ahora podemos interpretar que, en cualquier momento, Putin va a lanzar varios misiles nucleares y provocará que todos nuestros problemas pasen a ser minucias, como ya sucede a millones de personas.

Fascismo

Al fascismo hay que pararlo en Kiev, en Madrid y en cualquier ciudad o pueblo de Euskadi en el que nos encontremos pintadas recientes que legitimen a ETA o a alguno de sus miembros. Y fascismo es lo que ejerció, con toda la intención, Iván Espinosa de los Monteros ayer en el Congreso cuando volvió a “’legitimar el franquismo” con esta frase, nada casual: “Sánchez es lo peor desde la Guerra Civil” (El Plural). Si el diputado de Vox considera que un gobierno de coalición elegido democráticamente es peor que la dictadura franquista que se impuso tras un golpe de Estado, demuestra una vez más lo que es. Y quien no lo vea es porque no quiere.

“Un demócrata”

Núñez Feijóo empieza su recorrido como líder del PP con estas afirmaciones “sobre la petición de explicaciones de Sánchez al emérito: ‘Un demócrata lo daría por zanjado’” (Nius Diario). No solo eso, el gallego considera que Juan Carlos I queda “sin tacha ni enmienda” después de que el propio fiscal haya reconocido que si no sigue adelante es porque los delitos pendientes de juicio han prescrito o los cometió siendo inviolable. Como en el caso de Espinosa de los Monteros, alguien puede no querer ver la gravedad de los hechos, pero eso no significa que dejen de ser graves ni que los demás tengamos que dejar de darnos cuenta.

Pero, ¿qué van a decir?

Me sorprende la candidez de algunos líderes políticos españoles después de la invasión de Rusia sobre Ucrania. Me sorprende aún más esa candidez en líderes que han utilizado expresiones bélicas alegremente. Y me sorprende todavía más porque algunos de ellos no solo tienen experiencia en varios parlamentos, sino que además han teorizado, escrito libros y sido profesores de Ciencias Políticas. Y aun así los generales de plató se la meten doblada: ¿qué van a decir los militares sobre enviar armas a Ucrania? ¡Pues que les dejen a ellos el monopolio de la guerra, como siempre! ¿De verdad no se han dado cuenta de lo que defienden?

La bolsa sube si suben los beneficios

No sé quién escribió que “la guerra es un negocio para militares y contrabandistas”, pero no se me ocurre mejor descripción para unir el párrafo anterior con este: los precios suben por una teórica escasez de fuentes energéticas y, al mismo tiempo, las bolsas se recuperan. Alguien está mintiendo vilmente y se merece una respuesta contundente de las instituciones: porque las bolsas solo suben cuando hay beneficios y, evidentemente, los hay. Algunos incrementos de precio no tienen justificación, se disfrazan de simple “precaución” y son, en realidad, jetadas a las que hay que hacer tanto boicot como al gas ruso.

La guerra en Tiktok

Llevo varios días esperando un tuit como los que ha colgado Niporwifi en los que se ven varios vídeos en Tiktok de jóvenes ucranianos que muestran a la juventud de todo el mundo qué está pasando. Hacen lo que han hecho hasta ahora en un país como el nuestro, pero lo hacen mostrando la devastación con la que conviven estos días. Y hacen bien, por supuesto. Las y los mayores seguimos en Twitter a los periodistas que preparan las crónicas que luego vemos o leemos. Las y los jóvenes se informan a su manera, pero también reciben el mensaje de que la guerra es un drama real (y este, además, cercano) que hay que afrontar.

No es Rusia, es Putin

Ricardo Marquina lleva años instalado en Rusia. Antes de la invasión sobre Ucrania ya le seguía en Twitter: me gustaba ver lo que contaba de aquel país y las fotos que sacaba. Ahora, sobre el terreno, es una fuente muy fiable porque sabe quién dice cada cosa. Y también porque palpa mejor que nadie lo que sucede a pie de calle, por eso su aviso me parece especialmente valioso: “El ruso es un pueblo maravilloso, de gente buena que vive con horror la guerra. En Rusia no se puede protestar o enfrentarse a las decisiones del gobierno como sí se puede en otros países. Culpar a la gente común de lo que hace su gobierno está mal”.

Ha surgido un líder

Volodímir Zelenski ya ha pasado a la historia: su defensa del suelo Ucraniano durante la invasión de Rusia en 2022 será estudiada por nuestras hijas e hijos, y por las siguientes generaciones. Se lo ha ganado a pulso. También se ha ganado a pulso que su imagen sea rectificada: ni Ucrania es un país gobernado por la extrema derecha (que sí está en la oposición) ni ha mantenido en Crimea una guerra cruel (aunque sí ha mantenido el enfrentamiento bélico). Si ambas percepciones eran comunes se lo debemos a la propaganda rusa y deben sirven como ejemplo de lo efectiva que ha sido todo este tiempo.

También surgen estas cosas

Internet no ha servido para que podamos acceder a más información para formarnos una opinión. Al contrario, hemos caído en un montón de intentos de manipulación, y el Kremlin se lleva una mención especial como emisor. Sin Internet y el “todo vale” al que nos tiene acostumbrados serían imposibles discursos como el de Daniel Portero, del PP: “El comunismo de Stalin generó más de 100 millones de muertos. Los comunistas de ETA asesinaron a mi padre. Los comunistas del régimen chino crearon el coronavirus y los comunistas de Putin…”, y hasta ahí pudo hablar por la sorprendente ovación en la Asamblea de Madrid.

Hoy Forbes sí mola

A partir de la semana pasada, Forbes mola. Bueno, igual solo moló la semana pasada, que fue cuando incluyó en una de sus listas a Pablo Iglesias por su podcast: “Siempre pensé que en las listas de Forbes se entraba por tener mucha pasta. Pues también se puede entrar porque tu podcast lo escuche mucha gente. Gracias a todos los que escucháis y veis La Base. Seguimos trabajando para mejorar con datos, rigor y compromiso”. No me sorprende el éxito de Iglesias como podcaster después del que tuvo con su televisión vía YouTube. Lo que siempre me ha asombrado es cómo veta y deja de vetar a medios y periodistas arbitrariamente.

Es incomprensible

El mucho tiempo y espacio que nos ocupa la invasión rusa sobre Ucrania hace que lleguen con algunos días de retraso reflexiones tan interesantes como esta de Julen Bollain en Twitter, después de conocer la nueva propuesta del gobierno español (el megaprogre, por si acaso a alguien se le ha olvidado) para las y los autónomos: “Es incomprensible que si el SMI está en 1.000 €, un autónomo que ingrese 660 € tenga que pagar una cuota de 202 € y vivir con 458 € al mes”. En efecto, es incomprensible salvo por un matiz que lo cambia todo: las y los autónomos no somos trabajadores al uso, vale, pues que el ministro sea coherente.

La vida de Valeriia Kozynets

El pasado 20 de febrero, Valeriia publicó en su cuenta en Lomography una foto de varios edificios de Kiev bajo un cielo azul estupendo junto a una especie de lago. La foto está sacada con una Minolta de 1998, en película, obviamente. Y es que en Ucrania hay (o había) muchas y muchos aficionados a la fotografía analógica que exhiben sus imágenes en esta red social. La vida de Valeriia, que vemos en su galería, tan parecida a la nuestra, nunca va a ser igual. La invasión rusa se ha llevado sus aficiones, sus carretes, sus cámaras, tal vez hasta a sus amigos o a ella misma. La tragedia es absoluta. Ayudarles, nuestra obligación.

Kasparov, en mi equipo

El hilo en Twitter de Garry Kasparov sobre la invasión rusa sobre Ucrania es de una valentía y una clarividencia extraordinarias: el campeón de ajedrez habla sobre la guerra que libra Putin contra el mundo desde mucho antes que este ataque, de cómo, en su opinión, no se detendrá si no le detenemos ahora. Y que para detenerle tenemos que arrinconar la fuerza de Rusia, pero no solo la militar, sino la que ejerce chantajeando con sus reservas de recursos naturales. Kasparov cree que la vía de agua es la presión de los oligarcas rusos y pide, finalmente, que no tratemos más a Putin como presidente, sino como lo que es: un dictador.

Hoy es Ucrania. Punto

Me parece una frivolidad que Pablo Iglesias que haya tirado de ironía en su artículo de Ctxt sobre un editorial que publicaron en El País tras la invasión rusa sobre Ucrania. No es el momento y, evidentemente, no es materia para los textos jacarandosos. No soy tonto: sé que el partido español que tiene vínculos con Putin, si no directos, si indirectos pero muy próximos, es Vox. Lo de Podemos, y no solo de Podemos, es otra cosa: es una mala interpretación de que la paz es el camino. Tan mala que el líder espiritual de un grupo totalmente confundido se permite deslizarse a la risión mientras señala a los periodistas que le corrigen.

Hagámoslo

Puede que Rosa María Artal peque de optimismo cuando tuitea: “La cuestión no está en decir ‘no a la guerra’ sino en ‘hacer’ no a la guerra”. Eso no es pecado. Como no lo es empatizar con la población ucraniana porque lo hacemos con quien ha vivido como nosotros hasta que Vladímir Putin ha decidido acabar con un país por el morro. Pero tenemos que ser conscientes de que la única forma de restablecer la paz es hacer frente a Putin de todas las maneras posibles. Lo que estamos viviendo es un acontecimiento excepcional cuyo único precedente es la II Guerra Mundial. No es comparable con nada más.

Dejemos un huequecito

La actualidad es dolorosa y estresante, entre la pandemia y una guerra que nos afecta e interpela directamente. Pero no podemos permitir que se nos escapen otras noticias como el corte que recibió Isabel Díaz Ayuso con su propuesta de dumping fiscal durante una cumbre en Marsella: “No creo que sea la mejor manera de colaborar entre regiones”, le respondía el alcalde de Coulianes, en Francia. Christophe Rouillon dejaba claro a la presidenta de Madrid que fuera de su ámbito de acción hace frío y que solo le ríen las gracias cuando son buenas. También dejaba claro lo que hace Madrid con los impuestos.