No era tan difícil

No me gusta Alberto Núñez Feijóo. Hay algo en él que hace que no me fíe. Tiene la pinta de vendedor de coches perfecto y seguro que le compraría uno pero no le daré mi voto. Sé que algo oculta. Sé, por supuesto, que su elefante es Vox, y eso seguramente será lo que condicione mi opinión. Pero él también lo sabe y por eso no lo menciona, para que nadie piense en ello (todavía más). Y lo hace bien: como si fuera el innombrable en Harry Potter, Vox es omitido y las fotos son esquivadas: “Feijóo evita repetir la foto de Casado en Colón y deja solos a Abascal y Arrimadas” (El Plural). Era así de fácil y resultó indescifrable para Casado.

La carta de presentación

Parece que también resulta imposible a los partidos de izquierda ponerse mínimamente de acuerdo: “Izquierda Unida y Más País echan de la Mesa del Parlamento de Andalucía a la representante de Podemos” (El Independiente). ¿El motivo? “La diputada de Podemos en Andalucía fue apartada por maniobras para controlar el grupo” (El Confidencial). Yo no sé si Yolanda Díaz conseguirá que las marcas de los partidos no aparezcan en su candidatura pero las personas van a ser las mismas, y las miserias, las discusiones por las cuotas de poder y las noticias extravagantes me temo que también lo serán.

Y en estas estamos

Mientras Yolanda Díaz está de campaña (porque es lo que está haciendo desde su vicepresidencia, igual que Sánchez desde su presidencia), los partidos que aspira a disolver en su agrupación se van moviendo para que no tenga que hacerlo ella en las elecciones municipales (porque ser vicepresidenta tiene glamour, ser concejala de un pueblo, no tanto): “Podemos arranca la carrera que definirá la confluencia de las izquierdas en Madrid para 2023” (Público). Y no puede pasar desapercibido: los partidos de izquierda españoles, siempre más preocupados por la gran política, están mirando a “Sumar”, no a los municipios.

Qué irresponsable

La izquierda española, fuertemente centralizada en Madrid, tiene que estar haciendo muy mal las cosas para que una populista e irresponsable como Díaz Ayuso haya ampliado su ventaja para gobernar y esté sacando la cabeza en la política nacional. La presidenta de la Comunidad de Madrid “pone en el mercado una nueva conspiración: la emergencia climática es un mito de la izquierda” (El Diario). “Se salta el consenso científico y sostiene en la Asamblea de Madrid que el cambio climático es ‘eterno’ y que el concepto de emergencia climática es un invento de la izquierda, todo ello en un hemiciclo que estaba a sólo 22 grados”.

Que no decaiga

El PP busca desvincularse de una extrema derecha a la que necesita, la izquierda española se disuelve en sus propios líos internos presentes y futuros, y en la RFEF, “el tío y exjefe de Gabinete de Rubiales le acusa de pagar orgías con dinero de la Federación” (The Objective). Si esta España no existiese habría que quererla. Porque a lo comentado en esta columna podemos sumar la presencia de Juan Carlos I en el funeral de Isabel II, pasándose por el real forro todo y a todos, y el modo en el que Pedro Sánchez se gusta en medio de una tormenta política y económica, interna y externa, y una situación postpandémica. Ska-P podría reescribir Ñapa Es.

Que no nos la cuelen

La gran recesión que se avecina, Putin, la pugna entre Núñez Feijóo y Sánchez en la que tan cómodo está el segundo y el lanzamiento electoral de Yolanda Díaz que pagamos entre todas y todos, están tapando un montón de noticias que son verdaderamente preocupantes, como esta de Nius: “Extender el periodo de cálculo a 35 años reduciría la pensión inicial un 8,2%, según el Banco de España”. El gobierno más progresista y chachi de la democracia española no puede colarnos esto mientras distrae la atención con cestas de la compra por 30 € (que hace años que son imposibles) y con concursos de quién insulta más a quién en el Senado.

El derecho es del alumnado

La noticia que publicó Abc sobre la profesora de música valenciana a la que han apartado de su puesto porque después de 35 años de dedicación no tiene el título de valenciano ha recibido una respuesta en Twitter sorprendente: el enfoque y el medio han sido duramente corregidos por quienes han señalado que esta mujer ha tenido 35 años para sacarse un título de cuya necesidad era consciente, y por quienes sí han hecho ese esfuerzo y reconocen que el derecho que debe prevalecer, como en todos los casos (pongamos Euskadi, pongamos Osakidetza), es el del alumnado a recibir clase en el idioma en el que mejor se desenvuelve.

El periodismo es Pablo Iglesias

Pablo Iglesias no es periodista, es contertulio, y no estudió periodismo, sino ciencias políticas, pero sabe mejor que nadie lo que es el periodismo porque el periodismo, básicamente, es él. En la columna en Público en la que anuncia el regreso tras las vacaciones de su programa, La Base, deja muy claro que sin “la podredumbre generalizada de la profesión” “no habría sido necesario hacer La Base”. Pero no todo van a ser críticas porque en su columna, he de reconocerlo, sí escribe algo sobre lo que puede opinar porque conoce muy bien: “Era muy ventajoso en lo profesional ser amigo y colaborador de Ferreras”.

Suecia y Finlandia igual se lo piensan

Ojo con el partido que fundó Iglesias después de haber aparecido en tantas tertulias de televisión porque “Podemos no apoyará en el Congreso la entrada de Suecia y Finlandia en la OTAN” (El Independiente). Igual este gesto (será una abstención) en una votación protocolaria hace que se lo piensen los países nórdicos que han respondido de este modo con contundencia a la invasión rusa sobre Ucrania. Todo es posible cuando se activa la palanca correcta, que se lo nieguen a Laporta. Y si Iglesias encarna hoy el periodismo, igual Echenique pretende personificar lo que es correcto en las relaciones internacionales de hoy.

“El rey vivo más antiguo”

¿De qué sirve ser “el rey vivo más antiguo” (Vozpópuli), que es lo que esgrimió Juan Carlos I para salir de Abu Dabi y viajar a Londres? Vale, sirve para que puedas visitar la capital inglesa en unas condiciones con las que los demás solo soñamos, y sirve para librarte de una serie de procesos judiciales que habrían culminado si la juzgada fuese cualquiera otra persona. A lo que voy es: ¿para qué es útil que exista un rey vivo antiguo? ¿Y un rey vivo recién nombrado? Insisto: las y los republicanos necesitamos que existan Juan Carlos I, Carlos III y Felipe VI, entre otros, cuya simple coronación sirva para hacernos preguntas.

Es indecente

Es indecente, y así debemos señalarlo, que un digital serio como República trate la posible entrada de la ultraderecha en el gobierno español con normalidad: “El PP lograría entre 147 y 151 diputados y podría tener una mayoría holgada con Vox”. No lo hace solo este medio y no es exclusivo de los que se leen únicamente on-line. Todo intento de blanqueo o normalización de lo peor que le ha pasado a la humanidad, la ultraderecha, debe ser denunciado y tratado como merece. No hay otra opción. Y quien crea que sí la hay se retrata como colaboracionista y, por supuesto, persona, empresa o institución que se siente cómoda con el fascismo.

Es su Diada y su Procés

Después de lo fracturado que ha llegado el bloque que fue independentista en Catalunya (ahora ERC es autonomista y en Madrid, de la mano de Bildu, muy, muy posibilista), las 150.000 personas que se juntaron para celebrar la Diada dieron una muestra clara, sobre todo, de que su realidad es particular. Y pese a que muchos, especialmente desde la izquierda abertzale, han intentado asimilar el Procés con nuestro proceso independentista, más lento y con mucho más terrorismo, este 11 de septiembre ha quedado claro que no es posible. Su camino (que iniciaron solos a petición de los propios catalanes) es solo suyo.

La derecha no tiene plan

Estoy de acuerdo con Cristina Monge en que resulta “un serio problema” (Público) que la derecha no tenga “un plan”. Los partidos conservadores en Europa y el mundo, es evidente, se han dejado comer la tostada por la extrema derecha, no han sabido combatirla. Y ahora son rehenes del argumentario ultra, se ven obligados a hacer un populismo con el que no se sienten cómodos y a abrazar un neo-neoliberalismo que parece tener como fin último el colapso de nuestra civilización. La derecha, sin duda, necesita un plan, una reflexión y un liderazgo que señale, sin dudar, a la ultraderecha como el mayor enemigo.

Rusia y su propaganda

No nací ayer: no tengo pruebas (de momento) pero tampoco dudas de que Ucrania ha contado con apoyo de la inteligencia europea y/o estadounidense para lanzar su exitoso contrataque. Pero de ahí a lo que está diciendo la propaganda rusa y exponen en Nexta (un medio que ha hecho un seguimiento de la invasión inclinado hacia el invadido pero con bastante fidelidad a hechos que después de han confirmado), hay un trecho. Según un canal de Telegram que difunde lo que conviene al Kremlin, hay militares de la OTAN, rubios y negros, combatiendo al ejército ruso. Esto es muy sencillo: cada uno decide con qué mierda quedarse.

Solo se ha muerto una reina

Viví con interés la información que iba surgiendo el día que se murió Isabel II: me resultó interesante conocer los nombres de las diferentes operaciones para asegurar la sucesión y me sorprendí con que Carlos fuera nombrado Rey. La segunda jornada de información la seguí, ya, con resignación menesiana. A partir de la tercera me cuesta entender qué interés tiene ver un coche fúnebre atravesando media Gran Bretaña (de hecho, no entiendo el paseo real del cuerpo). Solo se ha muerto una reina, no podemos olvidarlo, la que más tiempo ha encarnado ese anacronismo, es cierto, pero paso ya de avivar el interés por las coronas.

Prefacio

Mijaíl Gorbachov era “un líder querido en Occidente y odiado en Rusia”, como lo calificaron con acierto en The Conversation. No hay un personaje mejor que el último dirigente de la URSS para empezar esta pequeña historia. Una historia fría, como el lugar de donde surgió aquel espía, y tan cruel como Vladímir Putin será capaz de ser. La semana de la muerte de Gorbachov la propaganda prorrusa en todo el mundo se esforzó por empañar la imagen del histórico secretario general del PCUS. Solo este hecho dejaba claro que sin él, sin Gorbachov, la guerra fría nunca habría acabado y Putin solo habría acelerado su acceso al poder y sus hechos.

Los espías

John le Carré se limitó a describir con exactitud un mundo que se nos ha ocultado con facilidad porque no queríamos verlo: “El presidente de la mayor petrolera de Rusia muere tras caerse de una sexta planta”, titulan en El Confidencial. Y añaden: “En julio fue hallado muerto Yury Voronov, empresario ruso con grandes conexiones con la petrolera Gazprom, que fue localizado en su lujosa mansión a las puertas de San Petersburgo, con un disparo en la cabeza y flotando en el agua. En abril, fueron hallados los cuerpos sin vida de Vladislav Aváev, expresidente de Gazprombank, junto a los de su esposa e hija”.

Al otro lado del frente

“Un político ucraniano que trabajaba con el gobierno de ocupación ruso fue encontrado asesinado en su casa durante el fin de semana. Oleksiy Kovalev, ex miembro del partido político del presidente ucraniano Volodymyr Zelensky, fue encontrado muerto en su casa cerca de Kherson el domingo con una herida de bala en la cabeza”, publican en la web del periódico en español más antiguo de EE.UU., donde también aclaran que Kovalev estaba considerado como un traidor a Ucrania porque “apoyaba los esfuerzos rusos para anexar la provincia de Kherson” y había sido expulsado ya del partido de Zelensky.

Empieza la resistencia

Rusia puede ocupar zonas de Ucrania y tomar el poder por la fuerza, puede que incluso neutralice en muchos kilómetros cuadrados al ejército ucraniano, pero va a tenerlo muy difícil para doblegar la resistencia que, lógicamente, está surgiendo y haciendo el mayor daño posible al agresor: “Cinco funcionarios asesinados y un alcalde prorruso envenenado” (Público). Atentados con bombas, asesinatos a balazos, sabotajes y escaramuzas de partisanos: eso es lo que espera a Rusia y a sus colaboradores en los territorios ocupados por la fuerza, en los que obligan a la ciudadanía a hablar en ruso y pagar en rublos.

Sus balas, nuestro dinero

Gazprom “está a punto de hacer un ingreso récord al Kremlin, con un pago extraordinario de 9.962,83 millones de euros. Los beneficios no se pueden comprar con los de ningún otro año” (El Nacional). ¿Por qué? Pues porque “el Kremlin tiene el 49,3% de Gazprom”. Significativamente, “los niveles de producción son los más bajos desde 2008” pero “los precios del petróleo y el gas se han disparado durante este periodo por la preocupación sobre los suministros después de la invasión rusa en Ucrania”. Al final, la guerra va a resultar rentable a quien nada importa le pérdida de vidas y el destrozo a familias enteras.

¡Claro que no lo tiene!

Valoro positivamente las opiniones de Jordi Sevilla y, sobre todo, valoro su valentía para hacerlas públicas en Twitter. Pero en este caso, con el debido respeto, tiene poco mérito porque, igual que él, éramos muchos (todos, salvo los que facturan) quienes “señalamos hace tiempo que no tiene sentido que el gas marque el precio de toda la electricidad, incluso la generada con fuentes renovables más baratas. Ese ‘mercado’ regala beneficios extra a las empresas”. Esta era su reacción lógica a la noticia de que “Alemania se abre a excluir el gas del sistema de fijación de precios de la luz” (La Voz de Galicia).

Vox y Bildu

En Euskadi, Bildu, y en España, Vox. Es así de sencillo y sé que algunos de sus representantes se pondrán rojos de indignación al leerlo, y puede que hasta saquen pantallazo de la web y me mencionen en Twitter para que sus seguidores (empezando por los influencers de cabecera) intenten molestarme durante la jornada. Hablo de Vox y hablo de Bildu en igualdad de condiciones, porque comparten manual de acoso al periodista. Igual que comparten manual de “guerra sindical: Vox agitará las calles frente a la ‘tibieza’ de UGT y CCOO ante el Gobierno” (El Confidencial). Si esto les molesta, a unos o a otros, que no coincidan tanto.

“Sumar” no suma

Al final, “Sumar” es solo una idea bonita, como “Junts” en Catalunya, pero que no se ajusta a la realidad: “Díaz no contempla Sumar como ‘una sopa de siglas’ y dificulta la alianza con Podemos”. O lo que es lo mismo: Sumar no busca una suma, sino una neutralización de los rivales, empezando por los de la propia izquierda. Yolanda Díaz lo que busca es una aclamación, una fórmula muy romántica, que queda muy bonita en las películas, pero que en la realidad de la política actual es imposible. Y si se empeña en ser aclamada y reclamada por toda la izquierda, más que “sumar” dividirá. Ya lo hemos visto en Andalucía.

La represión de una dictadura

El mundo tiene hoy problemas mayores que los que surgen en la isla de Cuba por culpa de la dictadura a la que está sometida su población. Pero Miguel Díaz-Canel, además de anunciar medidas económicas que avanzan hacia el capitalismo con una retórica pasadísima, mantiene la peor tradición de la represión: el opositor José Daniel Ferrer lleva preso y sin contacto con el exterior casi 50 días y “activistas de la organización en el exilio Unión Patriótica de Cuba han exigido este lunes al Gobierno cubano una prueba de vida” (Nius). Ferrer ya fue detenido y encarcelado con anterioridad por el régimen por su activismo contra la dictadura.

Estábamos esperándole

Cuando el gobierno español impuso en pleno agosto medidas para ahorrar energía como el apagado de las luces de los escaparates pensé en las luces de Navidad que suelen poner en Vigo. Esta semana, por fin, su alcalde “ha anunciado que en Vigo continuarán con la tradición del encendido de 11 millones de bombillas led”, aunque con una hora menos de duración porque, según Abel Caballero, del PSOE, “prescindir del encendido de luces en Navidad por la crisis energética sería un drama económico” (Público). No me parece irresponsable por sus intenciones para este invierno, me parece irresponsable por lo que ha hecho hasta ahora.