Y a mí, ¿qué?

Me da igual con quién y cómo folle Santi Millán siempre que la persona (o personas) con la que lo haga esté de acuerdo. No soy nada morboso, no me interesó el vídeo de Olvido Hormigos ni ninguno los que se “viralizaron” después. De hecho, me incomoda ver a gente pasarlo mal o en su intimidad. Ni siquiera soy capaz de leer el “Libro de familia” de Galder Reguera porque me parece asomarme a una historia que, aunque esté publicada, no me corresponde. Así que sobre el vídeo del actor que, al parecer, rula por ahí, solo diré esto de Público: “Aquellos que lo han compartido por redes sociales pueden enfrentarse a penas de cárcel y multas elevadas”.

Hay que saber irse

La desaparición de Ciudadanos en el parlamento andaluz conlleva la desaparición de una estructura laboral completa. Entre los que perderá su empleo está Adrián Angui, jefe prensa del partido naranja en la cámara, que se ha despedido en Twitter de una manera envidiable: agradecido y asegurando que todas las decisiones que tomó fue pensando en el partido, por encima de las personas que en ese momento estuvieran al frente. Ni con esas les ha ido bien, es evidente. La política es dura, va por ciclos y al final de uno de esos ciclos alguien se queda fuera, siempre. Saberlo, como Angui, es muy recomendable.

Olona no sabe

Macarena Olona no sabe si se quedará como portavoz de su partido en el parlamento andaluz, precisamente, o volverá al Congreso, donde no se ha dado de baja como diputada. Ella misma argumenta que “soy hija de Dios y no puedo asegurar cuáles son sus designios” (República). Vamos, no solo parecía una iluminada con sus fotos: realmente cree que lo es. Pero no será Dios quien tome la decisión, sino los mismos que tomaron la de llevarle al frente andaluz, retirarle de la campaña sobre la marcha y volver a meterla para ampliar el desastre. Con todo, casi medio millón de personas ha votado a un partido facha con una candidata temeraria.

La izquierda sí celebró

La izquierda española sí tuvo motivos para la celebración el lunes: “A lo importante, al turrón, a las cosas de comer… Que hoy la izquierda tiene que celebrar la victoria de Gustavo Petro en Colombia. Así que todo OK”, tuiteaba Josu Eguren con bastante tino. Mientras en Andalucía los partidos de izquierda, divididos en dos marcas y con Podemos fuera de la principal agrupación por culpa de su propia estrategia, se deshacen entre los dedos, en España eso no iba con los principales prescriptores del espacio político, que jaleaba el giro en Colombia (donde, como en todos los sitios, cualquier opción es mejor que la extrema derecha).

El hambre como estrategia

Juanjo Prego lleva un resumen diario de la invasión rusa sobre Ucrania. El de ayer era así de explícito: “Buenos días. Hilo del día 118 de la guerra entre Rusia y Ucrania. Kiev resiste. Margarita Simonyan os da los buenos días deseándoos que en breve paséis hambre… Y así todos serán amiguitos de Rusia”. Simonyan es una de las responsables de Rusia Today y, según por lo que parece, del aparato propagandístico de Putin para justificar su invasión. En plata: es la que prepara la papilla que los prorrusos del mundo se tragan sin pestañear. Y ha hablado del hambre como medida de presión para que los países del Este apoyen a Rusia.

Correcto

Es cierto que el ministerio español de Consumo ha tenido claroscuros. Es cierto que una parte de la prensa española se ha ensañado con las iniciativas menos afortunadas. Y es cierto que Alberto Garzón ha conjugado mal su papel de líder de Izquierda Unida, figura menguante en Podemos y ministro tuitero. Pero también es cierto que la existencia de ese ministerio fue un acierto y que ha intervenido en cuestiones que, como personas consumidoras, nos afectan: limitar a 3 minutos la espera en las consultas telefónicas es una medida acertada que no perjudica a nadie, realmente, y beneficia a la mayoría. Ese es el camino.

¿Cuál es el papel de Bildu?

No discuto que Bildu tenga motivos para romper sus relaciones con el gobierno español. Lo que pido es conocer los motivos. Y no, los de ERC no me valen porque son los de ERC. Y su unidad parlamentaria se ha traducido en servir a los intereses de catalanes, PSOE y Podemos, a cambio de una foto. ¿La ciudadanía vasca? Curiosamente, Bildu ha demostrado que la ciudadanía de la CAV y Nafarroa es menos importante que lo que haga el PNV, o puedan colarle al PNV. Ayer mismo leíamos en Público que “los independentistas” pueden romper con Pedro Sánchez. Y los argumentos, una vez más, eran los de ERC.

Baldoví también vive de su trabajo

No me gusta el estilo de Pablo Iglesias ni me gusta el de Joan Baldoví. Pero el recadito que el de Podemos ha dejado al de Més Compromís me parece desacertadísimo: “Vivo de mi trabajo y digo lo que me parece. (…) Tú, en cambio, llevas más de 20 años ocupando cargos públicos ininterrumpidamente. (…) Con todo el respeto y todo el cariño. (…) Aún no ha llegado el día en el que un político profesional me haga callar” (El Independiente). Baldoví también vive de su trabajo, y al propio Iglesias no le ha preocupado juntarse a políticos profesionales ni intentar convertirse en uno de ellos hasta en tres candidaturas diferentes. Por cierto, Díaz Ayuso sí le hizo callar.

El que tiene el derecho es el niño

El hilo en Twitter de Sandra Domènech sobre cómo una médica se empeñaba en dirigirse en castellano a su hijo, de solo tres años, me sirve para recordar, una vez más (y lo haré en tantas ocasiones como pueda) que el que tiene derecho es el paciente a ser atendido en su lengua, no el médico o la médica a ejercer en el idioma que quiera. Evidentemente, un niño de esa edad que solo ha vivido en catalán se expresa mejor en esta lengua, y una médico que se dirige en castellano le hace más difícil expresar qué le duele o cómo. Y a su madre, la propia Sandra, también se lo dificulta, porque tiene todo el derecho a vivir en catalán en Catalunya.

De todo, menos el ridículo

Solo quedan un par de días para la recogida de avales necesaria para ser candidato a las elecciones del Athletic. Y aunque una de las candidaturas ya ha hecho pública cierta urgencia estoy seguro de que las tres pasarán el filtro inicial. Acierte o no en mi vaticinio, espero que ninguna dé pasos, por muy mala que parezca la situación, hacia el abismo del ridículo. En una campaña, de lo que sea, es posible hacer muchas cosas para llamar la atención, pero como me dijo un compañero (luego se convirtió en amigo), lo que no puedes hacer es el ridículo. Eso es lo que ha hecho Joan Laporta, organizando una Junta del Barça en un centro comercial.

La atrocidad de cada día

Estamos construyendo un mundo tan terrible, con desigualdades tan enormes, con cantidad de información banal que tapa lo que realmente importa, lleno de armas, violencia y odio (como el que Putin está generando contra su pueblo), que noticias atroces como esta parecen una más: Aneesa Abbas y Arooj Abbas, dos mujeres, hermanas entre ellas, fueron engañadas para viajar de Catalunya a Pakistan donde las asesinaron “por honor” porque querían divorciarse de sus parejas, sus propios primos, para casarse libremente donde hacían su vida. No podemos permitirnos que estos episodios dejen de estremecernos.

Rusia chantajea con el hambre

En Ucrania, aunque ya no ocupe las portadas ni los frontispicios, también siguen viviendo atrocidades día tras día. Y Vladímir Putin está dispuesto a hacer suyo globalmente aquello que en Euskadi conocimos también trágicamente: la socialización del dolor. El líder ruso chantajea al mundo con el grano que roba (porque se lo queda con violencia). No solo eso: también ha anunciado nuevos programas formativos prorrusos (y no llenos de valores socialistas, precisamente) a las y los niños ucranianos que residan en las zonas ocupadas por Rusia por la fuerza de sus misiles y tanques. ¿Quién puede defender aún todo esto?

Hablando de Putin

El fascismo de hoy se basa en los mismos mecanismos que el que provocó la II Guerra Mundial. No ha cambiado nada salvo Internet, que ha hecho que sus ideas corran más rápidamente: la base antisistema, el odio al diferente y, por supuesto, el populismo que intenta recoger la insatisfacción generalizada (principios que, por cierto, también comparte el fascismo vasco). “Los votantes de Vox son los más insatisfechos con su situación económica, laboral y personal”. Pero hay otro dato preocupante que destacan también en Eldiario.es: “Un 96% de los votantes de Vox y un 77% de los del PP tienen muy poca confianza en la política”.

El impacto del coronavirus

Otro estudio anterior relacionaba claramente a los votantes de partidos que justifican el fascismo con los más magufos (y esto también ha sucedido en Euskadi), con quienes creen que la pandemia no existe o las vacunas no son reales. Por desgracia, los negacionistas estaban equivocados: “La pandemia del covid ha provocado la muerte de 15 millones de personas” en España (Nius), lo que supone un 12% más de media en los años 2020 y 2021. Ese es el incremento de personas fallecidas que ha provocado el virus, lo que sitúa al Estado como el “octavo país desarrollado con mayor exceso de mortalidad por covid”.

De la libertad de informar (y opinar)

Si escribes tienes que estar dispuesto a leer. Esta es la máxima con la que tecleo cada párrafo de esta columna y no tengo, precisamente, la piel fina a estas alturas del camino, después de casi trece años de columna diaria. Pero sigo emocionándome con historias en las que el compañerismo de la profesión está por encima, en las que cuando un periodista señala a otro es para decir: “Él también puede escribir lo que quiera”. Por eso celebro que un juez haya liquidado la denuncia del PP de Murcia, con petición de prisión, incluida, a una redactora de InfoLibre, y que el medio destaque, entre todo lo sucedido, la solidaridad de la prensa.

Tenemos un problema

Aprovechando que Juan Carlos I ha pasado el fin de semana en Sanxenxo, entre sus amigos los ricos, y vuelve ya a Abu Dabi, entre sus amigos los delincuentes (no lo digo yo, lo dice hasta la Interpol), rescato este titular en Público de la semana pasada: “Los hogares soportan una presión fiscal ochenta veces más intensa que las fortunas”. ¿Por qué lo hago? Porque, realmente, el rey emérito de España podría repatriar su fortuna, ahora que sabemos que su origen no puede ser juzgado por cuestiones de forma (y porque nadie entrar en un fondo tan maloliente): apenas notaría que paga a Hacienda. No como el resto.

Bueno, dos

“La deuda pública alcanzó en marzo la cifra más elevada de su historia: 1,45 billones de euros”, leemos en El Independiente. La cifra es tan alta que es inabarcable, por lo menos, para una mente mediana como la mía. ¿Qué supone tanto dinero? ¿Qué se puede hacer con él? ¿Quién lo va a pagar? Bueno, esta sí me la sé: nosotras, nosotros y quienes nos sustituyan. Estado, comunidades autónomas y ayuntamientos se han endeudado para hacer frente a la crisis, primero, a la pandemia, después, y ahora a una nueva crisis. Y no, no sale gratis: los que volverán a salir serán los famosos hombres de negro a pasear sus libretas de contabilidad.

Tenemos tres problemas

Tenemos un grave problema con las apuestas en Euskadi y en España: “Las casas de apuestas rompen su techo pese al veto del Gobierno y facturan 11.000 millones en 2021” (2 Playbook). “Se jugaron 11.065 millones de euros en España en 2021 (…) La facturación no solo se ha disparado un 57,3% interanual y alcanza su récord histórico, sino que, además, supera por primera vez la barrera de los 10.000 millones después de tres años estancada en 7.000 millones”. Es decir: toda la labor de concienciación y las medidas contra la publicidad de las casas de apuestas no están valiendo para nada. Y eso es terrorífico.

Podemos tener otro

“Sánchez ata el gas de Qatar a cambio de inversiones en empresas regadas con fondos europeos”, leo en Vozpópuli como corolario a la edulcorada visita del Emir a España, y me pregunto: ¿qué puede salir mal? Pues todo. Pero a Sánchez le va el riesgo y por eso se ha abierto a un cambalache: “El Ejecutivo ofrece a cambio la entrada del fondo soberano de Qatar en inversiones en empresas españolas regadas con los fondos europeos Next Generation”. Intentan evitar a Argelia para seguir sin depender de Rusia y acaban en brazos del jeque Tamim bin Hamad Al Thani. Que no es un trabalenguas, pero sí otro dictador.

Y Musk, los suyos

La persona con más dinero del mundo también puede tener problemas: su paso atrás en la compra de Twitter puede suponerle algún quebradero de cabeza y una multa millonaria que, bueno, ni notará. Lo que sí deja Musk es la impresión de que ha dudado, de que no sabe lo que hace por primera vez. Marcelino Madrigal intuye muy bien lo que le puede suceder: “Elon Musk no sabe cómo funciona Twitter. Es más, no creo que conozca esta red social. Comete el error más común de cualquier usuario en una red social: Pensar que su experiencia, lo que le sucede a él, es lo que le ocurre a todo el mundo. Nada más lejos de la realidad”.

Ideas que se vacían

A veces se me olvida que lo mío es el análisis de discurso. Y suelo recordarlo sobre la marcha, cuando leo algún tuit con el que no estoy de acuerdo. Rubén Sánchez Medero tiene su teoría sobre el nombre de la asociación que ha elegido Yolanda Díaz, Sumar: “Vincular el ‘naming’ a un verbo es convertir la marca en lo ‘que se hace’”. Yo no estoy tan de acuerdo: en España, ideas como “Podemos”, “Ciudadanos”, “Más País”, “Vox” e incluso “Partido Popular” han acabado representando lo contrario a lo que dice su nombre. Yo soy más de nombres clásicos, de siglas que dicen lo que son aunque solo sea para no olvidarlo.

Lo aprendió de Iglesias y Errejón

El 25 de mayo, precisamente, de 2014, Pablo Iglesias fue elegido eurodiputado y arrancó una carrera política fulgurante marcada por una premisa básica: ser siempre el niño en el bautizo. Pero volvamos a aquel mayo de 2014, cuando Íñigo Errejón, entonces muy próximo al líder de Podemos, decidió que en la papeleta electoral apareciese la cara del televisivo Iglesias (hasta ese momento, tertuliano muy activo). Aquella maniobra fue un acierto y, precisamente por eso, en 2022, “Adelante Andalucía pondrá una foto de Teresa Rodríguez en la papeleta del 19-J”, según leemos en Público. La idea sigue siendo válida, pero esta vez contra Podemos.

Todas y todos nos equivocamos

Cada vez que sale mal alguna tarea doméstica, me quejo airadamente (una tradición muy arraigada entre los de Ezkerraldea, esta de ciscarse en algo alto por una pequeñez) y mi hija me recuerda: “Tranquilo, aita: todos nos equivocamos”, pienso que algo estamos haciendo bien. No hay que tener miedo al error ni podemos pasar por la plancha a quien lo cometa. Pero lo de Podemos en Andalucía no ha sido solo un mal cálculo, y el papel de Lilith Verstrynge como secretaria de Organización está siendo cuestionado por ello, según Vozpópuli. No menos que el de las mismísimas Ione Belarra e Irene Montero.

Elon Musk, también

Con cada noticia que leo tengo más claro que a Elon Musk le ha bastado solo con ser el más hábil para beneficiarse del sistema económico virtual que hoy nos golpea. Ya no es capitalismo, es otra cosa. Es una cacería para caníbales. Y en esta competición en la que gana el que menos escrúpulos tiene, Musk ha acabado siendo la persona más rica del mundo. Además de eso, anuncia la compra de Twitter (ahora en suspenso) y, esta misma semana, que no volverá a votar a los demócratas. Su papeleta será para los republicanos. Teniendo en cuenta el sistema estadounidense, podemos suponer que también parte de su fortuna.

En Internet sigue vigente el carné de gilipollas

Estoy bastante seguro de que no viviremos en el “metaverso” igual que no lo hicimos en Second Life. Lo más cerca que hemos estado de algo así ha ido Fortnite. Pero incluso aunque Zuckerberg acabe convenciéndonos en el futuro de que al llegar a casa tenemos que quitarnos los zapatos y ponernos unas gafas de realidad virtual, seguiremos teniendo vigente nuestro carné de gilipollas en los dos planos. En EPE tenemos la primera prueba: “Vete a fregar, estás gorda, vaya tetas… El acoso que sufren las ‘streamers’ en Twitch. ‘Gamers’, ‘streamers’ y comentaristas femeninas denuncian el machismo en el mundo de los videojuegos en directo”.