¡Más ladrillo!

Es el momento de recoger los frutos: la crisis económica no ha sido tal en el mercado inmobiliario. Más bien esa crisis se ha aprovechado para ajustarlo: se han ido al cuerno las constructoras creadas por oportunistas y los inversores con “cash” han podido hacer buenos negocios con los pisos ya construidos. Ahora que vuelve a fluir el crédito quedan en pie las grandes empresas (que incluso ya dan beneficio en bolsa) y los dueños de más pisos que no tuvieron que recurrir a hipotecas.

Todo lo que está mal en una imagen

La principal consecuencia de la burbuja inmobiliaria ajustada brutalmente durante la crisis es evidente: los que más tienen siguen vendiendo con menos competencia. Luego, hay otras consecuencias explicables solo gracias a Internet: en Barcelona una mujer ha realquilado su propio piso en AirBnb (una web de alquiler por noches) porque la persona a la que se lo alquiló (a un precio muy alto, por cierto) hace negocio turístico con él y multiplica por ocho los beneficios de la propietaria.

Irán ya es una potencia amiga

Sigo sin entender que Pablo Iglesias, con lo concienciado que está para todo lo que dicta el manual de cuñado de izquierdas, no se sienta incómodo trabajando en el canal de televisión en castellano que financia Irán. Pero, oigan, más allá del asunto moral de cada uno, esto ha dejado de ser reprochable después de que la petrolera francesa Total haya cerrado un acuerdo con el país asiático. ¿Por petróleo, sí, y por información, no? De ese burro de la contradicción yo me bajo.

Sí, son famosos y son personas

Escribo nombres propios en esta columna con pretendida ligereza, pero les aseguro que, cada día, me cuesta más: detrás de cada nombre (de político, de famoso) hay una persona, y detrás de ellas una pareja, unos hijos, hijas, padres, madres y hermanos y hermanas que sufren. No por ser personajes públicos dejan de ser personas. Y de eso va el recomendable texto en Magnet sobre el acoso que estaría sufriendo Laura Escanes por todos los que comparten audios privados atribuidos a ella.

¡Ojalá!

Laura Escanes es una estrella de Instagram, una de esas chicas a las que todo les sienta bien y que lucen estilo para miles de seguidores, aunque el látigo de Internet (de sus anónimos) asomó después de su boda con Risto Mejide. Según Photolari la actividad principal de Escanes (hasta 2.500 € por foto) empieza a estar en peligro: Instagram quiere regular la presencia de publicidad encubierta en su red, es decir, el modelo de negocio de las y los “influencers”.

Un President con Twitter, en cualquier caso

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A Montilla no le tocó la moda y Artur Mas se resistió a ella. Así, Carles Puigdemont ‏es el primer President de la Generalitat con cuenta en Twitter. Una cuenta, además, muy personal cuyo futuro observaremos. Fue justo en Twitter donde también la máxima aspirante a primera presidenta de la Generalitat tuitera, Ada Colau, avisó de que, aunque no hubiese nuevas elecciones (en las que se habría catapultado), ella contaba consigo misma en el futuro.

Un President legal y legítimo en cualquier caso

Seguimos en Twitter, donde un Risto Mejide siempre dispuesto a dar lecciones sobre lo que sea, porque nada de lo humano le es ajeno, cometió un error de primero de Democracia cuando señaló que nadie había elegido a Puigdemont. En Catalunya, como en Euskadi o en España, no hay elecciones presidencialistas, por lo que el nuevo president es elegido por el Parlament con plena legalidad y legitimidad. La misma que tendría Rajoy si el PSOE se pliega a lo que le pide Martínez-Maillo: un pacto por España como el que hicieron en Euskadi.

Irlanda del Norte también elige nueva presidenta

Se trata de la unionista Arlene Foster, que fue designada como su sucesora por su predecesor, Peter Robinson, y cuenta con el mismo avalista republicano, Martin McGuinness, según The Belfast Telegraph. Foster fue elegida por el parlamento norirlandés por la renuncia de Robisnon y sin que hayan mediado elecciones. El apoyo de McGuinness hay que encuadrarlo en esa cohabitación forzosa para el gobierno de la región. Los discursos fueron los que cabía esperar.

El fiscal que guardaba carros de Mercadona

Si algo ha hecho siempre bien El Mundo es utilizar las fotos para comunicar. El último ejemplo lo hemos visto compartido y retuiteado miles de veces (y no es una exageración) este mismo fin de semana: Pedro Horrach respondía a una entrevista de este periódico y fue inmortalizado junto a un carro del Mercadona en el que guardaba documentación sobre la imputación de Cristina de Borbón e Iñaki Urdangarín, lista para ser transportada.

Gracias por todo, David Bowie

El fallecimiento de David Bowie nos pilló a muchos por sorpresa ayer. El genial cantante había luchado 18 meses contra el cáncer y su último trabajo se ha convertido en un disco póstumo. Bowie no es solo un cantante, es un icono. Un icono de cuando los personajes se construían a sí mismos año a año, y no por otros como productos instantáneos de marketing, de cuando la música sonaba “gorda” y no plana. Su marcha certifica el fin de un pasado magnífico en lo creativo sustituido por un presente dudoso en general.

El PP te hace la campaña

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Ayer hablábamos de cuánto le convenía al PP que Podemos estuviera fuerte y rascara votos al resto de partidos que dicen situarse en la izquierda española, empezando por el PSOE. Del mismo modo, el PP sabe que necesita avivar el fuego catalán, donde, como en Euskadi, es un partido residual, pero que le sirve para pescar votos en España. Por todo esto Risto Mejide vuelve a estar equivocado, en el PP conocen perfectamente lo que desdeña el publicista: “De leyes sabrán mucho, pero una campaña suspendida multiplica su valor y llega antes a su objetivo, que era dar a conocer su mensaje”.

China, sin redes sociales

Me sorprendió el enfoque que vi ayer en ‘Mis apis por tus cookies’ sobre las revueltas en Hong Kong: “El país con el mayor mercado de ventas por Internet se queda sin redes sociales”. No creo que una sociedad que reclama una democracia se fije en el mercado on-line, ahora mismo. Pero sí lo hacen algunos de esos que proclaman que “Internet nos hará libres… para comprar más”. Pero volvamos al tema relevante: China ha bloqueado Facebook, Twitter, Google e Instagram, finalmente, para evitar que se visibilicen las manifestaciones y el efecto imitación.

Las redes sociales son un basurero

No lo digo yo, sino John Lee Anderson, uno de los últimos grandes reporteros, actualmente en el ‘New Yorker’, al diario ‘El Tiempo’ de Colombia. La entrevista está teniendo un impacto importante en Internet pese a respuestas como esta: “El problema con las redes sociales es que son impulsivas. Se decapita gente porque saben que todo es globalizado y que con serruchar la garganta de alguien en vivo, frente a una camarita, pueden tener un impacto en 3.000 millones de personas en una hora. Hoy se habla de las redes sociales como si fueran inventos de gran virtud. Hay que calificarlo. En realidad es como un gran basurero. A lo mejor puedes encontrar ahí alguna comida que sirve, pero mucho es basura”.

Y otro cierre

Orkut fue una de las pocas redes sociales que disputó el liderazgo a Facebook, sobre todo en Brasil y en la India. De hecho, Google la lanzó al mundo antes de que la red de Zuzckerberg saltara las fronteras de EE.UU., por lo que, técnicamente, es la primera red social mundial, y Google sí ha tenido éxito en este sector. Pero finalmente, Orkut cierra, y nos permite mostrar la otra realidad de Internet: los finales, que también existen y que también protagonizan los más grandes. Una paradoja que podemos leer en ‘Alt1040’.

Soberbia

Las empresas de software pecan a menudo de soberbia. Nos obligan a renovar sus productos y, en ocasiones, a que aprendamos a manejarlos de nuevo sin que ese tiempo que nos requieren redunde en un beneficio directo. Es decir: dedicamos tiempo a aprender a manejar otros botones que nos ofrecen el mismo resultado. Apple está sobrevalorado, Microsoft actúa como un dictador y el software libre solo es para tecnófilos encantados de demostrar que saben más que los demás. Ahora, Windows se renueva y nos obligan a que nos renovemos por medio de un sistema operativo preparado para dejar atrás los ordenadores (‘Xataka’)… aunque no queramos.