La factura sanitaria en Euskadi

En esta crisis sanitaria y económica derivada me he puesto a favor de todos los gobiernos que han demostrado un poco de responsabilidad. No me escondo. Lo fácil es colocarse en la pancarta y reclamar, lo jodido es tomar decisiones y priorizar. Y lo meritorio, que la pandemia te haya pillado fuete: “En comparación con el resto de España los vascos gozan de una sanidad pública con mayor capacidad de inversión por habitante”. En El Independiente, desgranan la inversión vasca en su sanidad pública, encabezada por el personal (y que irá a más con nuevas OPE) y condicionada por la pirámide poblacional y la alta esperanza de vida.

Hablemos de Educación

Después de comprobar que no se trata de una cuenta paródica he seguido dudando porque los planteamientos de Convivencia Cívica Catalana son tan extremos que rozan lo cómico. Por ejemplo, este tuit que ha llamado la atención de varios periodistas vascos durante la semana: “Si a un niño pequeño ya le cuesta aprender matemáticas, imagínate si se las explican en euskera”. Ahí queda eso porque, pese al ridículo evidente, no lo han borrado. ¿Y si en un colegio alemán expliquen las matemáticas en alemán? ¿Y si en uno inglés lo hacen en la lengua de Donald Trump? Para eso les da el razonamiento.

Corolario

El tuit de Roberto García es un resumen estupendo de un escandalazo que en cualquier país con un poco de respeto por sí mismo haría temblar el modelo de la jefatura de Estado: “Alucino con qué normalidad nos informan de que el rey viejo quiere regularizar dinero negro, oigan”. En efecto, con total normalidad nos han contado las intenciones de Juan Carlos I con el dinero de origen desconocido que le han encontrado y el uso que hacían de él sus hijas y nietos. Como si lo grave no fuera que nos engaña a la cara, intentando regularizar solo lo que han podido demostrar que ha gastado, y sin entrar en el fondo del asunto.

Dejan las obras terminadas

La presidencia de los Trump va a pasar a la historia como la peor de las bien documentadas. Sin duda. Porque si los fondos eran execrables, con su proximidad a la extrema derecha, las formas no eran mejores: no solo las declaraciones del presidente o cómo la familia tomó la Casa Blanca, también los detalles menores como el nuevo pabellón para tenis que acaban de terminar en el complejo residencial oficial. La propia Melania Trump ha tuiteado anunciando la finalización de las obras. Un exceso como tantos otros, consecuencia de lo que sucede cuando eliges a dirigentes alejados de la realidad de su ciudadanía.

Bien, pero, ¿suficiente?

Está bien que un partido se pare por un ataque racista, y más cuando viene de parte del equipo arbitral. ¿Qué justicia emana de quien señala a una persona por el color de su piel? Yo solo espero que esta determinación y esta exigencia que ha exhibido acertadamente el Istanbul Basaksehir sea extensiva a la liga y al país al que pertenecen, Turquía. Insisto: la calidad democrática de un país no condiciona la contundencia en la lucha contra el racismo. Al contrario: esa batalla hay que plantearla en todo momento y lugar. Y lo mismo va por el PSG, que acertadamente secundó el plante… Pero sabe lo que hay entre su hinchada.

Sí, necesitamos buenas noticias

Ya sé que Pfizer es un laboratorio privado que va a forrarse con la vacuna del coronavirus, ya sé que el anuncio tuvo tanto de buena noticia como de puesta a la venta, ya sé que Cuba, Rusia y China también tienen a punto su propia vacuna (y me parece de risa que alguien se lo esté tomando en serio), ya sé que esta vacuna solo es un paso más, no el último. Ya sé todo esto y alguna cosa más. Y precisamente por eso puedo mandar con alegría a la mierda a quienes se han mostrado agoreros y cenizos ante la posibilidad de que podamos “tener una vida normal a mediados del próximo año”. Así de claro.

No nacimos ayer

Hasta que el periodista Roberto García tuiteó que “poco se habla del fiasco de Radar Covid” no me di cuenta del tiempo que llevaba sin pensar en la app que, sí, tengo en el móvil pero ya no miro. Una aplicación que iba a cambiarlo todo de tal manera que perder el tiempo traduciéndola para quienes viven en euskera o catalán era casi condenar a muerte a estos hablantes y sus convecinos. Bueno, pues ya está hecho todo el esfuerzo y, ahora, ¿qué? ¿Cuántas chorradas nos han intentado colocar desde ese centralismo rancio pese a los ordenadores y las horas de programación?

¿Un líder?

El regreso de Evo Morales a Bolivia y de su partido, al gobierno, me parecen dos noticias estupendas. De esas que me reconcilian con el mundo porque algunas sociedades son capaces de superar golpes de estado ridículos y de reforzar su democracia. Escribo esto después de haber escrito tiempo atrás que no me gustan Morales ni su populismo. Un populismo que hemos podido ver esta semana y que en digitales que se tienen por progresistas, como Púbico, describen así pese a la pandemia: “Evo Morales cierra su triunfal gira de regreso a Bolivia con un espectacular baño de masas: reúne a un millón de personas”.

La política importa… Y emociona

No quiero terminar la semana sin traer el vídeo en Facebook de Kamala Harris en el que se ve a la próxima vicepresidenta de EE.UU. telefonear a Joe Biden y decirle: “Lo hicimos”. La política importa, que intervengan en ella Biden y Harris es diferente a que lo hagan Trump y Trump. Y la política también emociona, por cierto: los pocos segundos del vídeo ponen a la piel de gallina a cualquiera con la sensibilidad suficiente para distinguir a un fascista de una demócrata (aunque sea de derechas y neoliberal). Los populistas nos han arrebatado esa posibilidad de emocionarnos con lo bueno. Recuperémosla.

Twitter, no tanto

Del mismo modo que en EE.UU. van cerrando los últimos recuentos, nosotros tenemos que ir pasando página de la campaña. Ahora toca ver cómo Trump se rebela ante el relevo, pero solo es su último show. Antes de que empiece, un párrafo sobre las elecciones en las que el ganador decidió salir del barro de Twitter y ese paso importa más de lo que parece. El populismo se ha agarrado a esta red social desde Trump a Abascal pasando por la izquierda abertzale. Y tan importante es ser consciente de ello como saber que hay que plantar cara en otros espacios. Biden ha sido sabio, pero no el primero ni el último.

Una buena noticia para empezar la semana

La nota de Europa Press es de hace unos días, pero entre la moción de censura y la pandemia, se ha ido quedando en la lista de candidatas a entrar en esta columna. No se me ocurre mejor momento para rescatarla que este lunes: “El apoyo a la independencia de Escocia se dispara a niveles históricos. (…) Un 58 por ciento de los encuestados ha asegurado que respaldaría la independencia escocesa, un apoyo que, tal y como indican sondeos anteriores, se encontraba en torno al 55 por ciento. (…) El Partido Nacional de Escocia se encuentra además a la cabeza en intención de voto de cara a las elecciones previstas para mayo”.

La derrota total de Vox

La derrota de Vox después de la moción de censura que este mismo partido impulsó es absoluta: no solo por lo que pudimos ver la semana pasada a un incapaz Santiago Abascal y a un hábil Pablo Casado para hacer sangre. Esta semana seguirán las consecuencias negativas para Vox (y por extensión, positivas para los demás) de su error: el gobierno español parte en mejor situación que hace solo 7 días para negociar los PGE después de que todos los partidos hayan votado ya juntos y todo el mundo haya visto que enfrente hay una banda de chalados de extrema derecha sin dotes para el gobierno.

Se acabó lo de Inda, ¿no?

Roberto García atinaba con su tuit sobre Eduardo Inda: “A un tío con esta capacidad de análisis le llaman de las teles para (supuestamente, ya sabemos que no) analizar la realidad política y social”, después de que el director de OK Diario dejara otra muestra de esa capacidad, al relacionar sin pudor al PP con Podemos, ERC y Bildu, por no apoyar la moción de censura de Vox. Inda no puede ser tomado en serio y su voz no puede seguir estando presente en los platós o los estudios de radio como si fuera la representante de una forma legítima de pensar. La broma de esta estupidez, genuina o forzada, tiene que finalizar.

La bandera de Díaz Ayuso contra el covid-19

No la he visto porque no he mirado, porque la bandera española que Isabel Díaz Ayuso ha desplegado para hacer frente al covid-19 debe de ser enorme: 25 metros de mástil, 75 metros cuadrados y 11 kg. de peso, apuntaba Luis Ángel Sanz en Twitter. Una medida que no parece especialmente útil para parar una pandemia pero sí para salir en una foto y disputar a Vox el voto populista y nacionalista español. Eso, en el primer lunes desde que Casado le dijera a Abascal: “Hasta aquí hemos llegado”. Si iba en serio, ya saben lo que tienen que hacer todos los del PP. Si iba de farol… Veremos más banderas trumpistas.

El curioso atractivo del bitcoin

Sigo sin entender el fenómeno de los bitcoins, esas monedas virtuales que se generan (en el argot, “se minan”) tras procesos matemáticos que requieren tanta energía como “un hogar de dos personas durante tres meses”. Shine McShine ha tuiteado otros datos importantes sobre el invento: “Casi el 15% de todos los bitcoins en existencia ha sido robados en algún momento”. Y lo más grave de lo que rescata seguramente sea que el mecanismo informático que los genera, conocido como “blockchain”, “se ha usado para esconder en los bloques pornografía infantil y ‘revenge porn’”.

Las series, en la tele

Tuitea César Calderón con su habitual retranca que “hemos pasado de la democracia participativa a la democracia guionizada”, en clara alusión a “la batalla del relato” que mantienen PSOE y Podemos. Una batalla que resulta ya intragable. Miren: las series sobre política en la tele, mejor sobre política estadounidense y completamente de ficción. Esta escenificación permanente en los medios y, lo que es peor, en Twitter, de cómo va (o no va) todo es cansina, aburrida, desmovilizadora y descorazonadora. Si alguien quiere negociar, avanzar, progresar de verdad no hace lo que estamos viendo.

Lo que nos jugamos de verdad

“Hablan sobre programas de gobierno a las puertas de una nueva crisis que llegará con nuevas exigencias de Europa. ¿Qué van a hacer cuando lleguen? Ahí debería estar el debate”. Mejor no puede colocar el marco (como dicen los expertos en comunicación política) el periodista Roberto García. Esto es lo que nos jugamos de verdad en España, en Euskadi, en Catalunya y en Europa: nuestra capacidad de respuesta ante una nueva crisis con todas las medidas ya tomadas y muy poco margen de maniobra. Me da igual que el gobierno sea de coalición o no, quiero saber qué proponen para lo que ya tenemos encima.

Que lo hagan ya

Porque pueden ponerse Sánchez e Iglesias tan estupendos como quieran, pueden intentar convencernos en los medios de que su postura negociadora es más legítima que la del otro gallo, pueden ir a las elecciones a pelearse por ese puñado de votantes que se considera de la verdadera izquierda, que no van a poder hacer casi nada de lo que prometen: “El BCE avisa: España no tiene margen ni para subir gasto ni bajar impuestos”. Y en noviembre o diciembre (que ya será enero con lo que alargan las negociaciones dejándose mensajes en los medios Pedro y Pablo), el margen será menor.

Asumir lo inasumible

¿Acaso cree Sánchez (primer responsable de esta parálisis) que la paciencia de los votantes es infinita? Y no me refiero a que las cuatro elecciones generales en cuatro años (más las municipales, forales, autonómicas y europeas que hemos celebrado en este ciclo), me refiero a todas las OPE pendientes, inversiones, planes de desarrollo, incentivación y activación económica, o la legislación sobre nuevos problemas (desde la vivienda turística a criptomonedas). Sánchez (como presidente en funciones) no puede asumir esto: “Calviño admite que no habrá mejoras del rating de España hasta no tener Gobierno”.

Una competición de verdad

Son pasos demasiado pequeños y todos llegan tarde, pero vamos dándolos: en la web de Mundo Deportivo hemos leído la cara de la Liga Iberdrola de fútbol ya el Barcelona ha estrenado su nuevo vestuario exclusivo para el primer equipo femenino (a ver si cunde el ejemplo más cerca). Pero también la cruz: el Zaragoza acusa a la federación aragonesa de haber primado un Segunda B masculino a un Primera femenino al otorgar el campo al primero en vez de al segundo. Desconozco los motivos, pero sí conozco la necesidad de que todos nos creamos que ellas juegan igual y con las mismas cartas.

A las puertas… de la evidencia

A las puertas del 8-M, Aina Díaz exhibe con acierto la falta que hace que el feminismo avance para lograr la igualdad real: “Preguntan a Irene Montero si el permiso de paternidad de Pablo Iglesias lo ha debilitado como candidato y como Secretario General. Sed conscientes de que esa pregunta en una sociedad igualitaria no tendría cabida”. Esta balear, abogada en Podemos, según su propia biografía de la web del Partido, da en el clavo, sin más. Y añado: que Pablo Iglesias esté disfrutando de su permiso de paternidad como diputado, en su totalidad, solo habla a favor de Iglesias.

Ellos sí tienen conciencia de clase

Otro que resume perfectamente en un tuit una verdad como un templo (o palacio, que les va más a los referidos) es Roberto García: “Que los cachorros de la familia real sean de Vox y vayan a actos de Vox muestra que tienen una gran conciencia de clase y que se comprometen con la defensa de sus intereses y de los suyos. Ojalá todos fuéramos igual”. Sin que haya llegado a confirmarse, Froilán podría haber sido visto en la ya famosa manifestación de Colón del trifachito, y Victoria Federica, en la fiesta de Abascal con 700 jóvenes en una discoteca… propiedad de un cuñado de Felipe González, para más señas.

¿Qué es Twitter para el Procés?

Twitter fue una herramienta muy importante para la difusión de los pasos de los independentistas. Los miles de seguidores que tenían las cuentas más relevantes daban muestra de ello y en alguna ocasión lo hemos mencionado en la columna. Pero Twitter no sirve para nada efectivo. Sin embargo, Isaac Rosa hace esta reflexión: “El juez Marchena reprocha a un abogado defensor que lea trozos de entrevistas. Abogado: ‘De acuerdo, señoría, pero aquí hemos leído hasta twitter’. Juez: ‘Ya, pero el twitter es otra cosa’. Estaría bien que aclarase qué otra cosa es, vista la importancia de los tuits en el juicio”.

Obama, en su línea

También gracias a Twitter (hoy me veo obligado a hablar solo bien de esta red social que, normalmente, demuestra ser un pozo sin fondo de guano) hemos llegado a esta advertencia de Barack Obama y que ha relanzado y traducido David Redoli: “Si ganas una campaña electoral dividiendo a la gente, no serás capaz de gobernarlos más tarde. También serás incapaz de unirlos después”. Evidentemente, Obama habla de EE.UU., pero lo que dice es universal. Por desgracia, es igualmente universal la irresponsabilidad de los líderes que optan por la confrontación y división por un puñado de votos.

Una autocrítica siempre es necesaria

Termino con esta serie excepcional de tuits, y lo hago con Luis Alfonso Gámez: “Es una pena pero la desconfianza actual en los expertos la hemos alimentado en los medios durante décadas equiparando opiniones de expertos de verdad y charlatanes”. Como todos los anteriores, este periodista ha sido capaz de resumir en unos caracteres una inmensa verdad. Los medios no hemos sabido ofrecer diferencias entre un experto y un vendedor de libros (o de humo), y esa tendencia en Internet se ha lanzado irrefrenablemente. Tenemos que volver a dar valor a quien sabe, y no a quien habla.