De cortina de humo a liebre gorda

Coincido con Jorge Bustos (hacía mucho que no me pasaba) en relacionar el supuesto espionaje de Marruecos a Pedro Sánchez con el sorprendente cambio de criterio del presidente español respecto al Sáhara, y no salgo de mi asombro: Moncloa decidió crear una cortina de humo con el tema de Pegasus, y ha acabado levantando una liebre de las gordas. Si se confirma que quien contrató el servicio de espionaje es Marruecos, ¿qué había en el teléfono de Sánchez, Robles o González Laya, para que Mohammed VI haya podido presionar de tal manera que el también líder del PSOE ha virado una posición histórica de España y de su propio partido?

Una buena noticia

Que haya más y mejor empleo en España y, por extensión, también en Euskadi, solo es una buena noticia y la pienso jalear y celebrar. Creo que Alan Barroso opina algo parecido cuando tuitea: “Se ha subido el salario mínimo de 735 a 1000 euros y se ha aprobado una reforma laboral progresista. ¿El resultado? El paro cae, el 50% de los nuevos contratos son indefinidos (antes era el 10%) y hay record de empleados. Resulta que el dogma económico de la derecha era mentira”. Unas condiciones de vida mejores nos hacen más felices, es así de sencillo. Y a quien le fastidie todo esto ya se puede ir al guano que no iré a buscarlo.

Pero queda mucha pendiente

Los buenos datos del empleo en España son positivos y, como todos, mejorables, sobre todo en lo que respecta al empleo juvenil: la Unión Europea rebajaba la euforia señalando que en marzo, una vez más, la misma España es líder en Europa en desempleo juvenil con casi un 30%, muy, muy lejos de la media (13,9%) y del país que más en cuenta tiene a sus jóvenes para trabajar, Alemania (con un 5,5%). Esta también es la realidad. Y por supuesto, es la tarea y el reto pendiente: la juventud se siente fuera del mercado de trabajo, especialmente si es estable, y esa percepción se ha convertido ya en un problema estructural.

220 niñas y niños asesinados

Esto que hemos encontrado en República.com es estremecedor: “Al menos 220 niños han muerto y 407 han resultado heridos en Ucrania como consecuencia de los bombardeos rusos desde que comenzó la invasión del país el pasado 24 de febrero, según los últimos datos de la Oficina del Fiscal General de Ucrania”. Lo peor es que “estos datos no son definitivos, ya que resulta muy complicado investigar en las áreas en que se producen las hostilidades con el ejército ruso o en las zonas temporalmente ocupadas y liberadas”. ¿Qué justifica esta masacre? Por cierto, también importa quién está justificándolo.

El aborto es un derecho

La posibilidad de que en EE.UU. el aborto pueda ser ilegalizado en varios estados por culpa de una resolución judicial retrógrada nos acerca a un abismo. Un abismo ideológico para muchos, pero también a un abismo vital para muchísimas mujeres que no podrán decidir sobre sus cuerpos libremente. Vivimos tiempos terribles en los que consensos básicos se ven frustrados por corrientes de pensamiento que se han difundido con una facilidad pasmosa en Internet sin que medios y representantes democráticos de la ciudadanía hayamos sabido poner freno. Esta es la realidad, frustrante y peligrosa, a la que tenemos que asomarnos. Hagámoslo ya.

Sigo sin creerme nada

Roberto García clavaba en Twitter la secuencia sobre cómo ha ido lo del espionaje en España, Catalunya y Euskadi: “(1) No hubo escuchas. Ni sé qué es New Yorker. (2) Sí, hemos espiado, pero es lo normal cuando quieren romper España. (3) No hemos espiado, han sido los bárbaros”. En serio, ¿nos toman por tontas y tontos? Yo sigo sin creerme a ninguno, ni a Bolaños (que denuncia ahora hechos de 2021), ni a Rufián (sobreactuado en su afectación), ni a Iglesias (que no cuenta qué sabe de cuando tenía acceso al CNI como vicepresidente), ni a Díaz (que heredó ese acceso de Iglesias y no dice absolutamente nada del tema).

Es política, no es Telecinco

Es cierto que quienes nos dedicamos a la comunicación político o a observarla tenemos algo de culpa en haber convertido el ejercicio de la gestión de lo común en una especie de show entre televisivo y tuitero. Es decir, que tiene lo peor de la televisión y lo peor de Twitter. Pero las y los políticos, o por lo menos la mayoría de ellas y ellos, saben que sigue tratándose de política, esto es, de mejorar la vida de la ciudadanía por medio de acuerdos y negociaciones. Y luego está la minoría ruidosa que hoy tiene una líder en Isabel Díaz Ayuso, que “aboga por un PP ‘callejero y pandillero’ para ‘pelear’ contra Sánchez” (El Independiente).

Pero no les va mal

Las encuestas que muestran una victoria holgada de Juanma Moreno en Andalucía me sorprenden. Me sorprende que el PSOE no haya sabido rearmarse allí y me sorprende que Vox no parta con una posición similar a la de Castilla y León (que luego se materializó). Pero parece que esa doble cara de una moneda que lleva la jeta de Díaz Ayuso y la cruz de una especie de monaguillo crecidito (y lo describo así para bien porque prefiero mil veces este perfil) funciona de momento al PP de Núñez Feijóo. También sé que son solo encuestas que no recogen el efecto Olona que, entre otras cosas, rearmará a la izquierda.

Suma y sigue

Pocas veces vendrá será más apropiada la expresión “suma y sigue” que después de leer este titular en Xataka: “El diésel y la gasolina llevan un mes subvencionados. Ya estamos pagando más de 1,80 € céntimos otra vez”. La explicación me da igual, sinceramente: seguro que las gasolineras la tienen preparada pero no quiero ni saberla porque igual me cabreo aún más. Solo sé que estamos pagando dos veces esos 20 céntimos pese a que sabíamos que iba a suceder. Lo único que me impide comprarme un lanzallamas es saber que si se ponen de moda habrá un Medina o un Luceño llevándose comisiones injustificables por importarlos.

Y habrá quien le dé la razón

Entre los listos como Medina, Luceño y los dueños de las gasolineras, y los tontos que siempre están ahí para justificar lo injustificable, estamos rodeados. Igual ya ha llegado la hora de abrir una brecha en el cerco y salir, dejándoles discutiendo en Twitter, la barra del bar, la máquina del café o donde se instalen con sus opiniones de mierda. Por ejemplo, no me cabe duda de que podemos contar con quien justifique a Vyacheslav Volodin, al que que traducía Ricardo Marquina: “Dice el presidente del Parlamento ruso que los jefes de Estado que suministran armas a Ucrania han de rendir cuentas cómo ‘criminales de guerra’”.

Sí, el problema son las armas

No soy un mojigato, ni un equidistante, ni un cándido que tuitea desde una terraza o el sofá de su casa “no a la guerra” mientras no quiere mirar de frente las fotos y noticias que mandan las y los periodistas desde Ucrania. Pero eso no significa que me gusten las armas, que justifique la violencia (como muchos han hecho y hacen todavía hoy a nuestro alrededor) o que piense que un modelo que las permite es mejor que uno, como el vasco, que las censura: en EE.UU. las armas de fuego ya son la principal causa de muerte entre niños y niñas, y jóvenes. Y por lo tanto, de sufrimiento en millones de familias cada año.

Volvemos a la política

Después de la triste evidencia norteamericana, volvemos a la política española, donde la realidad también es triste porque se está llevando por delante a un partido político completamente, pero no las vidas de menores de edad: “Ni uno de los gobiernos de coalición entre PP y Ciudadanos (Madrid, Murcia, Castilla y León y ahora Andalucía) ha durado lo suficientemente como para agotar la legislatura”, tuiteaba Marta Monforte con tino. La desaparición de Ciudadanos es inevitable. Solo queda saber cómo bajará Inés Arrimadas la persiana de un partido que sirvió solo para cebar al monstruo ultra.

Que hable el PP. Pero que hable claro

Con la desaparición de Ciudadanos, evidentemente, el panorama en la derecha española se simplifica, y la carta neoliberal la recoge el PP sin disimulo (el programa económico de Vox se mueve entre la broma y el drama). El partido naranja también ha servido para cebar ese discurso, por cierto, que Núñez Feijóo, en sus primeros pasos como líder electo, ha expuesto con aplomo. Julen Bollain, al respecto, tuiteaba algo tan sencillo como certero: “No vale de nada que alguien diga que quiere bajar los impuestos si no dice: (1) qué impuesto quiere bajar. (2) A quién quiere bajárselo. (3) Cuánto dejará de recaudar. (4) De dónde recortará”.

¿Había que intentarlo?

Mordidas como las de Alberto Luceño y Luis Medina al ayuntamiento de Madrid son injustificables. Pero tampoco podemos olvidar la presión sobre quienes tenían que gobernar de sindicatos y personal sanitario para que trajera, como fuera y de dónde fuera, material médico en escasez. En los primeros meses de la pandemia el gasto preventivo estaba asumido (y fue el caladero de los más jetas), pero también hubo inversiones que desde el primer segundo parecían prescindibles: “Adiós a Radar Covid en España: la fracasada app de Indra que costó 4,2 millones de euros y registró un 1% de todos los positivos” (Genbeta).

¿Si nos vamos de Twitter?

No tengo ninguna expectativa sobre Twitter después del anuncio de que lo va a comprar a Elon Musk. Espero que siga todo igual o peor, es decir, que pierda cierto interés porque los cambios no sean los esperados, por el desgaste de la propia plataforma y porque, como le sucede a Tesla, la competencia vaya mejorando prestaciones: en Trecebits ya dan hasta nueve alternativas a Twitter. La más conocida y parecida es Mastodon. Para mi sorpresa, Plurk sigue funcionando. Y las otras soluciones son menos directas: Reddit, Tumblr, grupos en Telegram o, la más sorprendente y a la vez, más sencilla, que es volver a Facebook.

La guerra sigue

La guerra sigue en Ucrania. La muerte, el sufrimiento, continúan servidos por Rusia, que no se ha retirado del país que decidió invadir por el morro. Las fotos de las grandes agencias siguen llegando, las crónicas de las y los periodistas que se juegan el pellejo siguen difundiéndose, con menos atención por nuestra parte cada día que pasa. Ya ni nos sorprende que la visita del secretario general de Naciones Unidas a Kiev haya sido saludada por Putin con dos misilazos sobre la ciudad cuyo asedio, en teoría, ya cesó. La ciudadanía de Ucrania, masacrada y desplazada a millones, sigue malviviendo mientras nosotros seguimos con nuestras vidas.

Y lo que nos queda

Zelenski sigue siendo el presidente de un país invadido y su día a día consiste en intentar sobrevivir, en visitar zonas arrasadas, asoladas por la violencia, y en prepararse y preparar a su país para una guerra larga y una invasión sin fin: “Hay que pensar en cómo hacer más insoportable a Rusia la ocupación”. Este titular en República.com vale para estas semanas, pero también para los años de infinito drama que vendrán. La resistencia ucraniana ya ha demostrado de qué es capaz, y el Kremlin tendrá que prepararse para seguir enviando soldados a las zonas conquistadas a fuego mientras devuelve féretros a sus familias.

¿Pueden defenderse?

Ha caído la atención que le dedicamos a la invasión rusa sobre Ucrania pero quienes no han dejado de manifestarse son las y los equidistantes, quienes señalan a la OTAN como culpable de que Vladímir Putin haya ordenado ocupar militarmente un país y quienes insisten en que enviar armas a Ucrania e instar a su ciudadanía a que se defienda es un error. Pero ya no son solo lanzagranadas, chalecos antibalas y drones con explosivo lo que piden para las líneas de defensa: “Envían píldoras del ‘día después’ a Ucrania ante el aumento de denuncias de violaciones” (Nius). ¿Qué es mejor, una píldora del día después o un fusil?

Pues esto sí es muy comunista

Hablan más de la invasión de Rusia sobre Ucrania quienes creen equivocadamente que tiene algo que ver con el pasado socialista del país que quienes nos sorprendemos de que la OTAN haya reverdecido laureles en 2022 por culpa de Putin, que ha “dopado” a las y los candidatos de extrema derecha del mundo, Trump, incluido. Sin embargo, Rusia sí mantiene algunas tradiciones muy comunistas, como la homofobia (quien dude de esto hable con alguna persona homosexual en Cuba): “Tribunal de Moscú multa a TikTok con dos millones de rublos por promover la homosexualidad entre menores”, traducía Ricardo Maquina en Twitter.

Cada vez somos menos

La autocracia de Putin no es ningún accidente, que nadie se sorprenda: “Cada vez menos porcentaje de la población global vive en una democracia”. ¿Cómo es esto posible? Evidentemente, que el gobierno de India haya dejado de ser calificado como demócrata hace variar los datos, pero la respuesta que sobrevuela en Magnet tiene mucho que ver con quienes sí elegimos a nuestras y nuestros representantes: el modelo liberal y consumista ha empoderado a dictaduras proveedoras de materias primas al resto del mundo, y nos ha hecho dependientes de sus suministros para satisfacer nuestras demandas.

Una mala persona

Macarena Olona es una mala persona. Lo ha demostrado ella misma riéndose del sufrimiento de otro ser humano, cuando declamaba, con una sorna que solo le hace gracia a ella y a los suyos, la descripción de los hechos de una persona cuya casa fue registrada por la policía, con la total intención de reírse (reírse, sí) de quien denuncia abusos, excesos y torturas por parte de las fuerzas de seguridad del Estado en su lucha contra ETA. El rechazo a ETA es indiscutible (y quien lo discuta se retrata), pero el rechazo claro y expreso a Macarena Olona y su intervención en el Congreso es indispensable para cualquier democracia.

Pero es su candidata

Es evidente que la vergonzosa y reprochable intervención de Olona en el Congreso era un intento de llamar la atención sobre su persona: ella y su partido están ya en campaña porque la de Vox será candidata a la presidencia de la Junta de Andalucía. Así que la veremos en todo su inquietante esplendor, pero antes de eso ya ha mostrado lo que es. José Carlos Díez tiraba de ironía para describirla: “Vox elige candidata para las elecciones andaluzas a Olona que estaba el pasado domingo en París. Le Pen propone penalizar las exportaciones agrícolas andaluzas a Francia. Olona trabajando duro siempre por el campo andaluz”.

Pero, ¿qué quería votar Bildu?

La llegada de la izquierda abertzale a la realpolitik solo es una buena noticia. Quienes gritaban a otros nacionalistas: “Espainaren morroi” han pactado esta semana con ERC salvar un decreto del gobierno español mientras las y los de Otegi miraban con el rabillo del ojo al PNV. Pero, ¿qué piensa de verdad Bildu del decreto? Porque les hemos visto justificar el sentido de su voto (con un discurso que firmaría Podemos) y conocemos las necesidades de ERC (votar en contra por el espionaje con Pegasus y salvar la cara en Catalunya) y el PSOE (no entregarse al PP), pero no ha habido ni anuncio ni posición previa declarada por Aizpurua.

Cosas de familias ricas

Aunque la actualidad me lo haya impedido hasta hoy, no voy a dejar sin comentar que Luis Medina haya ofrecido como fianza la herencia de su abuela, “Doña Victoria Eugenia Fernández de Córdoba”. Nombre y apellidos compuestos y un “doña” por delante, esposa de un franquista reconocido que hacía purgas, y noble y rica desde la dictadura hasta su descendencia: mi imaginación solo puede dibujarla como la señora del pueblo temible. Pero la realidad, la evidencia, lo innegable, es que algo ha hecho mal España para que estas herencias lleguen a nuestros días. Y no hablo solo del dinero, hablo también del nieto pijo y comisionista.

Klopp no vendrá al Athletic (de momento)

Parece que Jurgen Klopp acaba de ampliar su contrato con el Liverpool hasta 2026, lo que, en principio, le aparta como opción al banquillo del Athletic de la mano de alguno de los candidatos. Evidentemente, estoy tirando de ironía o de sarcasmo (igual algún día logro diferenciarlos) para llamar la atención sobre el proceso que se nos avecina en Bizkaia: a estas alturas de la precampaña yo solo pido sentido común y juego limpio. Básicamente, lo mismo que pido a todos los equipos del club a principio de cada temporada. No, no va a venir Klopp, ni podemos aspirar a ninguno de los grandes. Lo nuestro, como siempre, es otra cosa.