Antes de comenzar la nueva temporada viajera he decidido hacer un alto en el camino en mi pueblo, Leioa, situado cerca de Bilbao. El año pasado, entre viajes y escapadas, he estado fuera unos 77 días, alcanzando la cifra total de 111 países visitados, habiendo repetido bastantes de ellos. En estos viajes he conocido varios de los lugares culturales y naturales más extraordinarios del mundo pero, para vivir, me quedo con mi pueblo, Leioa, por nuestra forma de vida y porque desde las ventanas de mi casa puedo ver espectaculares amaneceres, la salida de la luna y algún que otro arco iris. A dos pasos de casa tengo hayas, robles, árboles floridos y hasta girasoles y viñedos. Caminando un poquito más puedo ver rebaños de vacas, ovejas y hasta burros. Ganando un poco de altitud, cuando nieva en nuestros montes puedo ver sus cumbres cubiertas del blanco elemento, la ría y los cruceros que atracan en Getxo.
Aunque ya he hablado de Leioa en alguna otra ocasión, en esta entrega me voy a centrar en los que más me gusta, los parques, porque pese a que el municipio ha crecido mucho, el Ayuntamiento presume de tener como seña de identidad la creación y mantenimiento de las zonas verdes. Os voy ha hablar de los que más frecuento en mis paseos matutinos, comenzando por el de Pinosolo, que lo recorre un paseo y un bidegorri, teniendo a su entrada la pista de skate. Cuenta con una hermosa rosaleda, un bosque en el que los jardineros han realizado la cabeza de un ser mitológico, Basajaun, el parque de los magnolios y un caserío restaurado que debió de ser la casa del guarda de los terrenos de la familia Aznar. Adosados al parque hay caseríos con ovejas y carneros.
Seguimos caminando por Pinosolo y, nada más cruzar la carretera, llegamos a “la joya de la corona”, el parque de Artatza. Perteneciente a la Diputación de Bizkaia es el parque urbano más extenso del municipio. Cuenta con una gran variedad de árboles, habiendo sido necesario talar algunos de ellos por seguridad, aunque se han repoblado con creces. Este parque formaba parte de los terrenos del Palacio de Artatza, que fue proyectado en 1914 por el arquitecto Manuel María Smith para el industrial Víctor Chávarri y Anduiza, siendo inaugurado cuatro años después. Desde 1989 el edificio es propiedad del Gobierno Vasco. Cuenta el parque con una pérgola, un pequeño parque infantil y un bar ubicado en la antigua casa del guarda.
Junto a la puerta de acceso al parque desde La Avanzada existe un paso subterráneo que nos lleva al barrio de Artatza. Accedemos entonces al paseo Landabarri, agradable zona peatonal que nos traslada a otro de mis lugares favoritos, Zarragabarrena parkea. Es un parque de barrio, mucho más pequeño pero coqueto y tranquilo, en el que algunos de sus árboles cambian de color según la época del año. Cuenta con un parque infantil, una mesa de ping pong y, desde hace poco, un WC público con lavado de bicicletas y un punto de alquiler de bicis eléctricas.
Llegados al final del parque anterior nos dirigimos a la calle Artatza, que cruzamos para acceder a una zona de nuevas edificaciones de baja altura, entrando en la calle Joaquin Achucarro. Dejamos el asfalto y accedemos a una nueva zona verde a la que siempre he llamado por el nombre del ilustre pianista, pero veo que un cartel situado en el parque infantil le denomina Altzagaondo parkea. Un camino en zigzag nos traslada a la parte superior de este pequeño pero coqueto parque, en la que el tronco de un árbol caído ha sido artísticamente pintado.
Cambiamos de zona para dirigirnos a otro de mis lugares favoritos, Mendibile parkea, otro de los coquetos parques de barrio, presidido por la escultura “Hostoa”, de Juanjo Novella, que simula una hoja de parra que tiene mucho con que ver con el notable edificio Mendibile Jauregia, palacio rural de los siglos XVII-XVIII, que ha sido muy bien restaurado para acoger la DO Bizkaiko Txakolina y un buen restaurante, estando rodeado de vistosas pinturas murales. El parque cuenta con hermosos jardines y sendos parques infantil y deportivo.
Me dirijo ahora al otro lado del municipio, para mostraros otro de los parques de barrio, Aldapa parkea, ubicado en Udondo en el triángulo que forman las calles Independentzia, Aldapabarrena y Aldapa. Particularmente me gusta el acceso desde esta calle, el más estrecho y en cuesta, por los diferentes colores y tonalidades que toman los árboles dependiendo de la época del año. Aldapa parkea cuenta con un pequeño parque infantil, tres mesas de ping pong y un Auditorio completamente remozado.
Me dirijo a continuación a la zona más alejada del municipio, al entorno de la UPV-EHU (Universidad del País Vasco), que cuenta con un amplio parque de 16 hectáreas de extensión (6 menos que la unión de los de Artatza y Pinosolo. Lástima que, cuando lo recorrí por última vez a mediados de febrero, lo vi bastante abandonado. En el acceso al Arboretum, nombre que recibe este parque, que es una especie de jardín botánico, se encuentra la escultura Denok Batera, de Íñigo Barona. Luego vamos encontrando el Anfiteatro, el Heliosciámetro y el grupo escultórico “Bosque de la Vida”. Desde la parte inferior del paque se puede ir al embalse de Lertutxe, también accesible desde el pinar que hay junto a la carretera Santsoena-Santimami. Parece ser que a este embalse no le queda mucha vida, pues este terreno quiere ser devuelto a la naturaleza.
Cuenta Leioa con otros parques más pequeños, paseos y zonas peatonales. Un rincón que me encanta es el paseo de Lekueder, que luego se ensancha para dar lugar a Ugarteondo parkea, que cuenta con un parque infantil cubierto y el tronco pintado de un árbol caído. También me agradan los paseos abiertos en la zona de Leioandi, donde también hay un parque infantil y que enlaza con Elexalde y, por la parte superior, casi con Bordeoena parkea. Otros pequeños parques son Aramaioena, en Artatza, Consejo de la Infancia, en Udondo y el del Horóscopo Celta en la subida a la Universidad. En el momento de escribir estas líneas se encontraba en construcción el parque Arriena en Elexalde, estando en proyecto Leioagoitia parkea. Me acabo de enterar de que acaban de finalizar el paseo y bidegorri que bordea la ría.
Aunque no sean parques al uso, concluyo esta entrega hablando de las ermitas y su entorno, comenzando con la de Andramari, enclavada en el barrio de Ondiz, magnífico mirador sobre la Ría de Bilbao y el macizo de Gorbeia. Al lado existe una zona arbolada de plátanos y mesas de picnic, lo mismo que sucede en la ermita de San Bartolomé, ubicada en el barrio del mismo nombre. Al lado hay también un centro cultural y un parque infantil. Aunque comparte terreno con Leioa, la tercera ermita, la de Santimami, se encuentra en el municipio de Erandio. Desde ella pudimos ver pasar el Tour de France.
Estas son las principales zonas verdes de mi pueblo, Leioa, del que disfruté mucho más durante la pandemia, cuando el confinamiento nos impedía salir del municipio.