Soy la primera que salió ayer encantada de La Catedral. Encantada, claro, por el resultado única y exclusivamente, porque si pienso en todo lo demás me preocupo.
Ganamos 3 a 2 contra el Hertha de Berlin y no solo seguimos vivos en la Europa League sino que encima podemos, incluso, quedar primeros de grupo. Alucinante. Increíble, sobre todo visto un primer tiempo lamentable en el que los alemanes nos volvieron a dar un baño total y absoluto, en el que el único tiro a puerta de nuestro equipo fue el de Aduriz gracias al penalti. No se puede jugar menos, no se puede hacer peor,… Porque… ¿a que no queréis que os comente nada sobre el segundo gol del Hertha… 30 segundos después del milagroso empate de los nuestros?
El segundo tiempo mejoro un poco pero eso, sólo un poco, como muy bien reconoció Aritz al acabar el partido en una entrevista. Menos mal que lo ve igual que nosotros porque sino es cuando nos cabreamos más. En la txiki mejoría tuvieron que ver los cambios que introdujo Ziganda sacando al campo a Iturraspe, el cual debió jugar de inicio, y a Susaeta. Ambos, le metieron un poco de vida al equipo, ya que con San José estaba muerto. También ayudó el Hertha, que se echó hacia atrás, quizá pensando en pillar otra vez al equipo en algún contraataque. Este segundo tiempo, tampoco es que fuese como para echar cohetes pero ante el desierto inicial… De todas formas, el triunfo no nos debe cegar porque no siempre es posible ganar a base de arreones, a base de hígados, a base de empuje… Todo esto se agradece, por supuesto, pero se necesita mucho más.
Por sacar cosas positivas quiero volver a destacar a Rico; a Balenziaga, que es incansable; a Aritz y a su efectividad goleadora (en este caso con los dos penaltis); a Lekue que jugó mucho partido con un golpe enorme en el pie y a ver cómo está hoy; a Córdoba, que no deja de intentarlo; a Raúl, por lo listísimo que es y su manera de iniciar el contraataque del tercer gol con un saque de falta rapidísimo; a Balenziaga por contraatacar y hacerlo tan perfecto; y, sobre todo, a un extraordinario Iago Herrerín, que nos volvió a mantener vivos en el partido, haciendo tres paradones ya para el minuto 13, y una parada en el último minuto del descuento ( cómo es posible que se les deje rematar a los alemanes en ese último minuto, ¡qué horror, cómo estamos!).
Conclusión: contenta, pero con reservas porque los milagros no tienen lugar muchas veces en un mismo año, y ya es probable que hayamos cubierto el cupo. Hay que mejorar, hay que jugar algo al fútbol, hay que recuperar a muchos jugadores que están en el campo, pero no están… Se puede Athletic, se puede.
Y el domingo, sin tiempo para descansar, nos toca jugar otra final, contra el Deportivo de la Coruña, que tal y como estamos ahora, es un equipo de nuestra Liga. Hay que ganar sí o sí. Y como se puede y porque se puede… ¡a por ellos! y…
¡Aúpa Athletic!
P.d.: Permitidme que introduzca un comentario muy personal, que con mucha diferencia ha sido lo mejor del partido: Mi ama de 88 años me ha acompañado a San Mamés, y en el primer tiempo, que estábamos jugando horriblemente mal, ella estaba encantada de la vida, simplemente por el hecho de estar allí, estaba súper emocionada, y me lo decía. Eso es el Athletic, este sentimiento, da igual que se haga mal o bien, somos de unos colores y los queremos. Y no os voy a decir lo contenta que se ha ido a la cama con los tres puntos en el bolsillo,… porque ya lo sabéis.
¡Gracias Athletic por hacernos sentir esto!