No se libra nadie

Todos los que han sido señalados como ejemplos de la gestión de la pandemia han ido cayendo: desde Corea a Nueva Zelanda, que es el último estado que, en el rebrote, se ve con el agua al cuello. En el caso oceánico, además, las actuales restricciones a la movilidad impuestas están afectando lógica y negativamente a la economía como no había sucedido hasta ahora: entra en recesión después de once años de crecimiento consecutivos, según La Información. A veces, mirando a lo lejos entendemos mejor lo que pasa cerca: ningún estado se ha librado de la pandemia ni de la crisis. Esto es, de verdad, un problema global.

Tampoco de los problemas

Estamos todos jodidos: si no nos mata el coronavirus tendremos que luchar por salir de una crisis económica sin precedentes. Por si no fuera poco, para evitar el contagio vamos a vivir con medidas asfixiantes, literalmente, y un estrés creciente por los horarios y por saber qué pasará. A esto sumamos un egoísmo individual como nunca hemos visto. ¿No nos damos cuenta de que esto es una pandemia? Como en el párrafo anterior, apelo a la mirada lejana: en Alemania los funcionarios reclaman subidas del 5% en su salario y las administraciones responden que la pandemia les deja sin recursos.

¿Movilizaciones en Madrid?

¿El desastre de la gestión de esta crisis en Madrid merece una respuesta? Por supuesto: para eso están las elecciones, para sacar de los edificios de gobierno a quien la mayoría de la ciudadanía no quiere ahí. Pero igual de desafortunadas que las de los cayetanos resultan ahora las movilizaciones en los barrios que aseguran sufrir medidas más severas en el rebrote por ser pobres. ¿Parece que es así? La verdad es que sí. Pero la concentración de personas y la insurrección no es la respuesta. Lo único que detiene una pandemia mundial es la disciplina individual y colectiva. Y unos gestores eficaces suman, por supuesto.

A él la Legión. Al revés, no

Santiago Abascal puede hacer suyo el título de aquella película fascista: “¡A mí la Legión!”. Lo que no puede ser es al revés, porque el líder de Vox, aunque no repare en gasto de saliva o tuit para exaltar a las fuerzas militares españolas, ni ha sido legionario, ni ha sido militar… Ni siquiera hizo la mili, para lo que pidió varias prórrogas. Pero que no le falten mascarillas con escudos marciales ni proclamas pretenciosas: “¡Legionarios a luchar! ¡Legionarios a morir!”, tuiteaba. Pero ellos, claro, que él está donde ha estado siempre: pisando moqueta. El barro, para los que fueron llamados a filas y cumplieron.

Vivir de promoción

Igual que Javi Vizcaíno, tengo la impresión de que, antes de verla, cada espectador ya sabe si va a gustarle Patria o no. También tengo la impresión, sobre todo atendiendo a sus últimos detalles, de que Fernando Aramburu es un gran vendedor de historias. Y lo digo como un halago, que nadie lo dude. El autor, de hecho, vive en una promoción sin fin: “Mucha gente de pueblos pequeños ha tenido que ir a comprar mi libro a San Sebastián, y se lo han llevado a casa en el fondo de la bolsa, tapado con los puerros”, es el entrecomillado de Aramburu que destaca Juan Antonio Vázquez en Twitter de un reportaje de El País.

Sí, lo parecemos

“Parecemos todos gilipollas, viviendo para trabajar”. Ese escueto tuit de Exe me sacudió, no lo pude evitar. Venía precedido de este otro: “Mensaje del curro a estas horas (21:16). Me da exactamente lo mismo que estés en México o en Indochina. Me paso tu horario por el forro. Ni perdón ni hostias”, y era claramente un desahogo (una de los funciones que definen a Twitter desde el principio). Y no era el único: durante los días anteriores había visto otros tuits de autónomos quejándose de peticiones peregrinas a horas disparatadas. Algo estamos haciendo mal, sin duda. Y es algo que podemos y debemos parar.

Stop

Con los años he aprendido a dejar de poner cara de interés. Al principio, lo hacía aunque tuviera enfrente a algún gurú hablándome de “desaprender” y “salir de la zona de confort”. Después, ya con WhatsApp generalizado (porque yo empecé en esto cuando los portátiles costaban cuatro cifras), me desahogaba chateando durante charlas llenas de tonterías con alguien que sabía que les prestaba el mismo caso que yo. Ahora, directamente, no pierdo el tiempo porque he aprendido que se acaba. Como Rocío en Twitter, ya sé identificar a los que no tienen escrúpulos para vender ideas de mierda. Y ahí les mando.

Sobre todo, en “Social Media”

He dado charlas y clases sobre manejo de redes sociales para marcas. Y en todas, que yo recuerde, empezaba preguntando: ¿una tienda de pinturas en un pueblo tiene que tener una página en Facebook? Era un ejemplo real: hace muchos años me llamaron para crear una y rápidamente lo rechacé porque me parecía que estaba atracando a ese comercio. Sé que otro “community manager” aceptó el reto y giró la factura. Algo parecido pero con mucha más gracia cuenta en un hilo en Twitter “Los Pájaros Pican”, que también tiene experiencia en el sector y llega a conclusiones similares. P.D.: ¡a la mierda los gurús!

Iglesias todo lo puede

Yo soy muy torpe: entre la columna, el trabajo como consultor en Identidad Digita, mi hija y mi hijo, y la mitad que me corresponde del trabajo en casa, apenas saco tiempo para ir dos veces por semana al gimnasio. Y no he visto a mis amigos desde que terminó el confinamiento. Sin embargo, Pablo Iglesias es un superhombre: tiene tres hijos, lidera un partido, es vicepresidente del gobierno de un Estado azotado por la pandemia, cuida el jardín, ve todas las series que molan y le sobra tiempo para hacer entrevistas y colgarlas en YouTube. La hostia, no: la rehostia. Porque además lo tuitea y por eso nos enteramos.

En efecto

Mucho gurús aseguran que la televisión lineal, la tradicional, es cada vez es menos importante: la gente prefiere ver series cuando quiera en plataformas de suscripción, como hace Pablo Iglesias, o contenidos directamente en YouTube, como los que crea Pablo Iglesias. Sin embargo, en El Independiente alertan de un fenómeno: el del político que baja a la tertulia y el debate… Como hizo Pablo Iglesias antes de formar Podemos. Personalmente, lo considero un error. Es una tentación por parte de las productoras porque creen que contentan a jefes de prensa y abaratan costes, pero pierden la política y, a medio plazo, la tele.

El Brexit de Johnson

Solo necesito que la previsión del tiempo para el domingo no sea buena para lanzarme a hacer recomendaciones de lectura sosegada que, sí, también es posible en Internet. Por ejemplo, en El Confidencial han publicado un reportaje bastante interesante sobre cómo está la situación ahora mismo del Brexit, después del último órdago de Boris Johnson (ese que desliza Otegi que es un modelo a seguir). Pues bien, el Prime Minister ha decidido poner en riesgo todo su capital político y el del Reino Unido en su conjunto: ¿quién va a querer negociar tratados internacionales con gobiernos y estados que deciden incumplirlos?

Vamos con la actualidad

El caos en la Comunidad de Madrid no lo discute ya nadie. Algunos como Teodoro García Ejea o, como señala Pepo Jiménez, Ignacio Aguado, intentan desviar la atención o repartir las culpas, pero es evidente que las instituciones, empezando por la Comunidad de Madrid, que es la que tiene el mando, igual que en el resto de las autonomías, han puesto en riesgo a la población con decisiones desacertadas, falta de previsión y de inversiones. Hoy, la situación parece descontrolada y da la sensación de que Madrid (el modelo de PP, Ciudadanos y Vox) es un foco de contagios al que nadie desea aproximarse.

Esto es importante

Pablo Iglesias nunca me ha generado confianza. Sí lo hace a millones de españoles que deciden votar las candidaturas tan personalistas de Podemos, tanto en las cámaras de representación como en los órganos internos del partido. Y me parece bien, claro. Porque esto no va de quién me guste o no, esto va, sobre todo, de quién delinque (y hay políticos españoles que lo hacen) y de quién no. Y si la Audiencia Nacional ha decidido devolver a Iglesias la condición de perjudicado en el conocido como “caso Dina” (en contra de la opinión del juez instructor) tenemos que contarlo para marcar esa diferencia.

Y esto, también

Empezábamos la semana confirmando que la familia real española no gasta ni un euro en residencias o despachos: se lo pagamos todo nosotros. Después supimos que Juan Carlos I, mientras ere jefe de Estado, mandó comprar, a cargo del presupuesto de la institución, una contadora de billetes y tres cajas fuertes para el dinero saudí que presuntamente le regalaron y no declaró. Y el domingo podemos repasar en El Orden Mundial la enorme flota de vehículos de la Casa Real: coches, camiones, furgonetas y hasta un autobús que no son pagados con la asignación (no da la suma) y van a cargo de diferentes ministerios.

Yo sí tengo segundo equipo

Ya he encargado mi camiseta de la Società Sportiva Sabrina Salerno. Sí, la de aquella Nochevieja del 87. Se trata de un equipo amateur de fútbol en Sevilla, de treintañeros y algún cuarentón, como yo, que pelean por mantenerse en forma pese a los años, los hijos y lo ricos que están el pincho de tortilla y la cerveza; que añoran aquellos años de niñez de tele sencilla, de familias que se apretujaban y de aburrimiento infantil que no se apaciguaba con un móvil; y que buscamos símbolos (y Sabrina lo es) que nos unan y nos definan: porque no somos como nuestros padres pero tampoco como nuestros hijos.

«El Burger King»

El título de la foto no es mío (y lo lamento, porque es brillante), es del popular tuitero Sr. Jimvill. Y lo clava: en la revista Paris Match hemos visto la foto de Juan Carlos I preparando una barbacoa junto al hijo de Corinna Larsen (antes conocida como Corinna zu Sayn-Wittgenstein), con la gorra hacia atrás, unas buenas ojeras, un bañador amarillo fosoforito, la camisa abierta y unos náuticos. Lo que viene a ser un tío enrollado que intenta ganarse al hijo de la mujer a la que se camela con un buen fajo de billetes saudíes en el bolsillo. Ojo, no seré yo el que le llame viejo verde. Vamos a dejarlo en campechano, lo que ha sido siempre.

No se pagó ni la contadora de billetes

Hace solo unos días que hablábamos de que, que la familia real careciera de propiedades tenía que entenderse como que nosotros les pagamos cada residencia y despacho. Las y los de todos, hermanas y madre de Felipe VI, incluidas, por supuesto. Ahora sabemos que entre 2009 y 2015 la Casa Real compró una contadora de billetes y tres cajas fuertes. O lo que es lo mismo: se lo compramos nosotros para que Juan Carlos I, entre barbacoa y barbacoa, contabilizara y guardara el dinero saudí que ni siquiera declaró. No es un detalle: es la muestra de la desvergüenza y de cómo el Jefe de Estado trataba a España.

Gol de Sánchez

No de Hugo, sino de Pedro: el presidente español ha marcado un gol a Isabel Díaz Ayuso e Ignacio Aguado, y de paso, al PP y a Ciudadanos, ofreciéndose para mediar en la gravísima crisis sanitaria madrileña y accediendo a hacerlo en la sede del gobierno de la Comunidad de Madrid. La foto de Sánchez entrando a las dependencias de Díaz Ayuso puede ser letal para la presidenta que se ve sobrepasada y necesitada de que el socialista ponga orden en su caos. Esa va a ser la foto. Y Sánchez tiene todo el derecho del mundo a rentabilizar su ayuda igual que el PP, irresponsablemente, ha intentado rentabilizar la pandemia.

Y gol de Hugo

Esta vez es Silva, y no Sánchez, el que remata: el actor ha pegado un corte merecido y certero a Santiago Abascal en Twitter. Uno no sabe si imaginarse al propio Hugo Silva o al personaje de Paccino respondiendo: “No me consta” a un tuit del de Vox mezclando El Ministerio del Tiempo, Stalin y el coronavirus. Una chorrada como un templo, propia del cuñado que solo le OK Diario, que obtuvo una respuesta a la altura en forma de compromiso contra el fascismo… Y las tonterías. Llevo tiempo advirtiendo de que Silva no está suficientemente valorado como actor y persona. Ahora estoy más seguro de ello.

Goool… De los de siempre

He empezado la columna hablando del patrón del Bribón, he usado símiles futbolísticos y ahora la termino juntando las dos cosas: el beneficio de algunos (unos pocos) que saben aprovecharse de la inflación que existe en el mundo del fútbol. Un 25% de cada traspaso va para los representantes, según leemos en Magnet. Y el célebre Jorge Mendes es el máximo exponente pero no el único de este modelo de negocio: la oficina de representación ahora es global y ofrece asesoría también de inversión del dinero al jugador o de imagen, además de gestionar todos los contratos deportivos o publicitarios.

¿Y qué ganaron ellos?

Si “Vox anuncia que recurrirá la Ley de Memoria” porque quienes la impulsan “quieren ganar lo que perdieron en el campo de batalla” (República.com), lo lógico es que nos preguntemos qué ganaron quienes se sienten agraviados por esa ley. Empezando por Vox, que se sitúa voluntariamente en el lado de los golpistas. La propia Macarena Olona lo deja clarísimo: “Pretenden rescribir la historia que mis antepasados cerraron con heridas sangrantes con mucha dignidad y sacrificio”. Y con paredones, con propiedades robadas, con persecución, con prohibiciones y con cunetas. ¡A la mierda los fachas!

El mejor resumen de actualidad política

Ícaro Moyano es de esos periodistas que nunca dejarán de serlo, por mucho que llevan años dedicados a otras cosas. Se nota, por ejemplo, en cómo ven y son capaces de resumir la actualidad en un simple tuit. Esta vez, el cofundador de Tuenti supo retratar en unas pocas líneas la situación de la oposición política en España: “El problema más gordo que tiene Casado cuando se presenta como alternativa frente al PSOE es que su modelo de gestión es el lodazal de Díaz Ayuso que sufrimos en Madrid. En el mismo barreño de mierda se está ahogando Ciudadanos. Así que ahora mismo no tenemos alternativa”.

No estamos para discursos huecos

Nunca me han gustado y cuanto más mayor me hago los soporto peor, pero en este punto, con una crisis sanitaria y económica absolutamente excepcional, no puedo con los discursos huecos, como este de Nacho Cardero en un foro sobre turismo: “Esto es una oportunidad para reinventarse y para buscar nuevas oportunidades” (Cotizalia). Pero, ¿qué oportunidad? ¿Para quién? La mayor parte solo pretendemos resistir, y esos mensajes de: “Los momentos de crisis lo son de oportunidad”, “si haces siempre lo mismo no esperes otros resultados” o “si eres pobre, ¡reinvéntate!”, son propios de quienes no están a pie de calle.

Es la mano de obra, amigo

Las economías china y europea no son comparables. Algo más lo son la china y la estadounidense. ¿Por qué? Porque la oriental se basa en una mano de obra barata y muy organizada pero solo para trabajar, sin reivindicaciones. La estadounidense, tan liberalizada, tiene algo de eso. Y la europea, por suerte, es la que más se aleja de ese modelo productivo. Pero Europa no puede caer en la hipocresía de mantener aquí condiciones que ralentizan curvas económicas (pero mantienen altas las sociales, y así tiene que ser) y comprar después todo a China. Nos queda rehacer el tejido local. Exijámoslo.

El año que vivimos junto a Jon Rahm

2020 está siendo un año desastroso para la mayoría de vascos, pero para Jon Rahm está siendo realmente bueno. Tan bueno que 3 de sus golpes están entre los 10 mejores de la temporada para los organizadores del PGA. Por su puesto, su putt espectacular, que dio la vuelta al mundo del deporte, es el primero del ranking. Solo espero que este sea el primero de muchos años espectaculares y que nos acostumbremos a sus éxitos. Todavía queda mucha crisis sanitaria y económica, y necesitamos buenas noticias, aunque vengan de un deporte minoritario y equivocadamente percibido como elitista. Aurrera, Jon!