Vamos a plantar batalla

Celebro ver que en El Nacional lo tienen claro y van a plantar batalla ante el “laboratorio de normalización españolista de Salvador Illa”. En Euskadi también estamos asistiendo a una peligrosa españolización, en nombre de la izquierda, de la que se ha contagiado alarmantemente Bildu, que con una mano agita la Ikurrina y la bandera navarra (¿y para Iparralde no tienen ninguna?), y con la otra se agarra al tren de la izquierda española. No podemos dejarnos, vamos a plantar batalla, no vamos a subsumirnos en esa asimilación que empieza con Nico Williams en La Roja y termina con David Broncano en su televisión muy española.

Audiencia… Y España

David Broncano es el mejor vehículo de esa España de izquierdas que idealiza sus principios y aparta, con desdén, los sentimientos que no comprende, como los nacionales no españoles. Ya lo manda gritar él al público: “¡Española!”. Así es su televisión, no se esconde. Y la batalla por la audiencia que mantiene con Pablo Motos beneficia ambos pero, sobre todo, lo hace a la asimilación y a la uniformidad: puedes elegir entre la España casposa y la que va de progre, pero no puedes elegir algo alternativo a España porque, ¿para qué, con lo graciosos que son los dos y todos sus colaboradores?

Por lo menos, el Teleberri se mantiene

Mi manera de plantar batalla a la asimilación española que estamos sufriendo es recordar la realidad vasca: el Teleberri, igual que la audiencia de EITB, en términos generales, se mantiene pese a la tendencia a la baja del resto de televisiones y radios. Un ejemplo: “Los informativos de las grandes cadenas de televisión pierden casi 450.000 espectadores en 2024” (El Independiente). Este dato disgregado es muy importante porque no se trata solo de tele, va de información: los medios de comunicación y, sobre todo, los “informadores” alternativos ganan espacio y nos hacen perder a todas y todos.

Los malos lo saben bien

Van ganando los malos: algunos triunfos políticos, parciales o totales, son los síntomas más claros. Y los malos ganan porque se han adaptado mejor, como las ratas, a los cambios: en lo informativo, se aprovechan del desapego a los medios tradicionales y del crecimiento de otras fuentes alternativas y, digámoslo claro, carajo, peores: “Ofensiva de Vox en Google: gasta en publicidad en 2024 lo mismo que en los últimos cinco años” (Vozpópuli). Y ni siquiera ha sido un año electoral. Los ultras saben que la mayoría consulta Google sin atender a las fuentes, así cuelan sus mierdas, literalmente.

+1

Como hacíamos los más viejos en Twitter (antes de que se llamara X), me sumo con ese “+1” a lo que he leído en El Diario: “He decidido no mirar mi WhatsApp en vacaciones, ¿lo respetarán mis amigos y familiares?”. Reconozco que este período (que no ha sido vacacional, precisamente, y a estas líneas me remito) estoy siendo muy remolón con el WhatsApp: solo cuando escriben por trabajo leo, respondo cuando puedo, no me escondo, y para mi sorpresa me siento bien. No he felicitado el año como una metralleta, he respondido solo algunos mensajes, sin mucho criterio y, por supuesto, salvo excepciones, no he escuchado audios.

Todo por el tuit

“Vivienda y electricidad protagonizarán las principales subidas de precios en 2025” (El Economista), pero es que alguien tendrá que pagar para que las putas amas y los putos amos en Podemos, Bildu, Sumar y el PSOE puedan poner sus tuits, ¿no? La ley española de vivienda no ha bajado los precios pero, oye, qué resultados más buenos sacaron en aquella campaña para la que se aprobó. Y ahora zumban a los partidos más responsables con el tema de las eléctricas aunque la luz suba para los consumidores al mismo ritmo que los impuestos para las empresas. Oh, qué sorpresa. Esto no lo dicen en sus tuits.

Gracias, Mariano, y quienes han ido después

Lo aprobó Mariano Rajoy, sí, pero ninguno de los gobiernos de coalición de Pedro Sánchez, primero con Podemos y ahora con Sumar, lo han impedido: “La edad de jubilación sube a 66 años y ocho meses en 2025” (RTVE). O lo que es lo mismo: cada año nos queda más para jubilarnos. Qué maravilla. Pero España va bien, oiga, que lo dicen los datos “macro” y Yolanda Díaz sonríe en las ruedas de prensa, ¿cómo va a ir mal? Si las leyes que saca este gobierno son pocas y malas, y las que mantiene van en contra de la salud de las personas, pues nos aguantamos, que lo que importa aquí es ir de progres.

Otro año de ira

Me temo que 2025 será otro año de ira delante del Teleberri: no solo quienes hacen la política española (de Bildu al PSOE, pasando por Podemos y Sumar) van a reírse de nosotras y nosotros a la cara. Los que hacen la guerra en el mundo van a escogorciarse de la risa mientras mandan matar: “Israel ataca Yemen pensando en Irán” (El Diario) es una de las últimas noticias sobre el gobierno genocida (lo dice Amnistía Internacional) de Netanyahu y su banda de ultras. Y Rusia atacará también donde quiera y como quiera, esta vez, además, con el apoyo de Trump y la complicidad de quienes son incapaces de ver en Putin a un sátrapa.

Ya no hay nueva política como la de antes

Antes uno decía que era de la nueva política y hasta molaba. Ahora nadie se atreve a verbalizarlo o escribirlo: la nueva política son Pablo Iglesias ninguneando a Ione Belarra, Rivera siguiendo el rastro dinero, Abascal haciendo de Abascal, Alvise haciendo de Alvise, Yolanda Díaz fundando un partido con cuotas y personas delegadas y, por supuesto, el juicio a Íñigo Errejón. No voy a hacer leña del árbol caído, no es mi estilo, yo prefiero el hachazo al que está de pie y mira con soberbia, la verdad. Pero lo que hemos sabido de Errejón en 2024, y lo que sabremos en 2025, cuando se celebre el juicio, no podemos olvidarlo.

Una buena noticia

Confío en que este de El Independiente sea uno de esos vaticinios que se cumplen: “2025, el año en el que Puigdemont podrá volver a España”. Siempre que lo haga “de forma legal, claro”, esta, sin duda, será una buena noticia. La normalidad política siempre lo es (también podríamos debatir qué es “normalidad política”, pero me quedan pocas líneas). Para lograrlo hará falta la colaboración de la justicia, que tendrá que apartar a los llaneros solitarios, y la de la política: Sánchez tendrá que facilitarlo, cueste lo que le cueste, porque suya es la responsabilidad, y aceptar las consecuencias de hacer las cosas bien.

El año de Elon Musk

Si el mundo es suyo, ¿cómo no va a serlo el 2024? Elon Musk es, para mí, el personaje del año, y ninguno de los motivos que lo aúpan a la cima nos beneficia. A él, sí, claro: las criptomonedas se disparan con el apoyo de su gobierno, SpaceX venderá más a la NASA y el proteccionismo hará que Tesla no tenga que preocuparse de sus competidores chinos. Él gana porque el mundo (la política interna estadounidense salpica al planeta entero) pierde. Y todo esto sin hablar de X. Pero el mayor problema que genera Musk es la plaga de admiradores e imitadores que aspiran a ser eloncitos. Pobres.

El tonto del pueblo

Seguro que Alvise Pérez admira a Elon Musk. Subo mi apuesta: seguro que se ve a sí mismo como un Elon Musk español. Otro pobre. Pobre de espíritu, europarlamentario de cartera y tragabulos de primera (de lo que se come se cría): “Alvise Pérez se cree la inocentada de Electomanía e informa que Junts y PP presentarán una moción de censura” (Menéame). Alvise, dando muestras de su olfato e inteligencia, cogió la inocentada de Electomanía y la llevó a su canal de Telegram en forma de nota e incluso añadió declaraciones para dar su opinión. Y con estos métodos consiguió más de ochocientos mil votos.

El año de Bárbara Rey

En 2024 confirmamos que Juan Carlos I y Bárbara Rey fueron algo más que amigos especiales. Lo que abría la puerta a creer todos los rumores que acompañaron a la aventura: que había más, que él hacía lo que le daba la gana, que entre todas y todos compramos el silencio de ella y que, si volvemos al principio y damos por hecho que hubo más follamigas, también habría más silencios asegurados con dinerito público. Y en 2025, ¿qué? ¿Alguien iniciará una investigación de oficio para saber si todo lo que barruntamos es tan cierto como las fotos del amor? ¿Alguien calculará cuántos hospitales se quedaron sin construir por ese dinero?

La DANA de Valencia

El cambio climático mata, los recortes matan y la irresponsabilidad mata. Esas son las lecciones que debemos extraer de una tragedia tan enorme como la de la DANA de Valencia. Un fenómeno atmosférico agravado por las carencias de las unidades de emergencia y, sobre todo, por una incapacidad manifiesta de las y los gestores que tenían que tomar decisiones ante una situación que era más grave cada hora. Todas las críticas que dirijamos en 2025 a quienes niegan el calentamiento global, a quienes anuncian rebajas fiscales sin informar de qué dejarán sin presupuesto y a quienes hacen la del avestruz son necesarias.

No es imposible

Hemos despedido 2024 con una estupenda noticia en lo político: la oficialidad de la selección de Euskadi de pelota está al alcance de la mano. Ninguna de las trabas anteriores (empezando por la oposición de Bildu a la norma que lo posibilita) ni futuras (los recursos que se esperan) debería de impedir un primer paso esperanzador y emocionante: ver a la tricolor en una competición oficial. Quedan más, muchísimos más pasos, pero ahora ya sabemos que no es imposible. 2025 tiene que ser el año del “más y mejor”. Pero también el de anotar la matrícula, de una puta vez, de quienes ponen las trabas.

“Los vascos”

A las vascas y a los vascos nos gusta parecer siempre pobres (y no lo somos), y nos gusta parecer siempre progres: “Los vascos ven más a David Broncano; los murcianos prefieren a Pablo Motos” (El Independiente). Entiendo que en el titular también entran las vascas y las murcianas. No solo pasa en la CAV: Pablo Motos obtiene sus peores resultados en Cataluña (7,9%) y Nafarroa (9,8%). Otro dato significativo: “El espectador promedio del programa de David Broncano es el de un hombre de 49 años, mientras que el de Motos, el de una mujer de 57”. Con todo, El Hormiguero sólo ha perdido una décima de una temporada a otra.

Felipe de Borbón: “¡Mecachis!”

Evidentemente, me he inventado el titular. No sé si Felipe VI dijo eso cuando se enteró de la audiencia que obtuvo su mensaje: desastrosa. De hecho, no consta que sepa el dato ni que le importe. Según El Confidencial Digital, “la Casa del Rey está ‘descontenta’”. Se ve que “descontenta” es la manera que tienen de decir en palacio: “Una hostia como un piano”. Y siguen los eufemismos: “No obstante, comentan que entienden la desconfianza de los españoles y por eso quieren trabajar para ayudar en todo lo que sea posible como Institución”. “Desconfianza” también es su manera de decir que, cada vez más, nos sobran.

Su labor

“Facebook e Instagram restringen las noticias que los periodistas palestinos publican desde Gaza”. Lo dice la BBC, que ha hecho “un análisis exhaustivo de los datos”. El medio británico ha detectado que la interacción con los canales palestinos de información es mucho más baja, ante contenidos análogos, que la de otros medios fuera de Palestina. Estas cifras confirman lo que aseguran periodistas palestinos: “La interacción quedó completamente restringida y nuestras publicaciones dejaron de llegarle a la gente”. Por supuesto, Meta dice: “Cualquier insinuación de que ha suprimido deliberadamente ciertas voces es ‘inequívocamente falsa’”.

“Botín no sufre”

No es verdad que los medios solo demos malas noticias: “Ana Botín no sufre la bajada de tipos: gana 18 millones en Bolsa en su 10 aniversario al frente del Santander” (Economía Digital). Ya tenemos una cosa menos de la que preocuparnos. Un beneficio merecido porque “Santander encamina resultados récord pese a los recortes de tipos”. Esto viene a confirmar dos cosas: la habilidad de la banquera para sobreponerse a lo que venga (con ideas geniales como el “aumento del 5% en las comisiones”), y que lo de que la banca siempre gana, que decíamos cuando jugábamos al Monopoly, nunca ha dejado de ser verdad.

¿La solución no es que haya más médicos y médicas?

Faltan médicas y médicos pero “no hay que permitir la creación de más facultades”. Lo dice Miguel Hernández, vicepresidente de la Conferencia nacional de decanos y decanas de facultades de Medicina de España, y lo recogen en Vozpópuli. Hernández está seguro de que “no tiene sentido incrementar el número de facultades de Medicina”, aunque la empleabilidad en el sector sea del 100%, los gobiernos no encuentren profesionales para contratar y acaben cayendo en una guerra de sueldos y condiciones favorables para que abandonen una sanidad y vayan a otra. Como en el caso de Ana Botín, ya no sé qué pensar, la verdad.

Mal lo hacen siempre los demás

Si “Podemos cierra el año con la convicción de que la vuelta al ‘ruido’ genera votos y visibilidad” y si “quieren recuperar una estrategia belicista para reconquistar visibilidad y fuelle en las encuestas” (Luca Constantini en The Objective), allá ellas y ellos. Pero luego que no nos vengan con sus cantinelas victimistas, porque su estrategia se basa en lanzar medias verdades, bulos, insultos, señalamientos y linchamientos desde ese pozo de mierda sin fondo que es X. Pero es que hay más: esta misma semana hemos tenido que oír a Pablo Iglesias dar lecciones de ética y comunicación política en la radio. Hostia, cuánto tonto.

Mira, un partido

Al final, “Movimiento Sumar se convertirá en un partido clásico con dos personas al frente en lugar de Yolanda Díaz”, según El Diario. Es decir: todo eso de que los partidos eran estructuras viejas que no aportaban nada no se lo ha creído ni ella. Y ahora que esa estructura ligera que Díaz pretendía se le ha volatilizado, ha echado mano de un partido para hacer política. Qué avezada. Ya son varios los ejemplos: Ciudadanos, Podemos, Sumar… Las amalgamas no aglutinan (salvo el odio al PNV, que es el pegamento de Bildu). Sí lo hacen los principios, los proyectos y la ideología que se adapta bien al tiempo que toca vivir.

Qué exitazo

Pedro Sánchez lleva gobernando, primero con Podemos y, después, con Sumar, desde enero de 2020. Así que los gobiernos más progresistas de la historia de España algo tendrán que ver en noticias como esta de El Blog Salmón: “Los precios de la vivienda son una locura en España. Pero las compraventas están cerca de su récord”. Una noticia que, por supuesto, también tiene que ver con Bildu, porque la ley española de vivienda que aprobó para quedar de puta madre antes de una campaña electoral es la que provoca este tipo de rebotes en el precio. Qué exitazo, tú, el de unos y otros.

Su impunidad, nuestra vergüenza

 “Israel mata a tres personas tras bombardear objetivos civiles y militares de los hutíes en Yemen” (El Periódico) y “Rusia derribó el avión estrellado en Kazajistán, según el Gobierno de Azerbaiyán” (Vozpópuli). O lo que es lo mismo: Benjamín Netanyahu y Vladímir Putin mandan asesinar cuando quieren y donde quieren mientras las personas buenas de este mundo asisten atónitas a sus ejecuciones y las malas, las justifican. Luego están los líderes nacionales y supranacionales, que no hacen nada porque no pueden o porque no quieren, vete tú a saber qué pesa más. Solo espero que la historia nos juzgue a todas y todos. Al menos, eso.

Pero, ¿qué mierda es esta?

Que en Palco 23 difundan esta noticia me deja atónito: “TikTok se posiciona como uno de los principales canales para consumir deporte en 2024”. ¿A qué llamamos deporte? ¿A refritos de goles, momentos emotivos, piruetas o tortazos de atletas que tropiezan? Porque eso es lo que hay en TikTok, eh. Bueno, vale, algunas y algunos deportistas también tienen sus cuentas y van contando sus movidas pero, ¿eso es deporte? ¿Eso es consumo deportivo? ¿O toda esta mandanga es solo para parecer modernos? Formulo la pregunta de otra manera: ¿o toda esta mandanga es porque TikTok paga a unos para que otros hablemos de su red?